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viernes, 26 de septiembre de 2014

Disfrutando de Orissa


                                                         Esta y las tres siguientes son, de Bhubaneswar (India)          
          Calcuta nos perdió de vista, para recuperarnos cuatro días después. Con mucha pereza y un calor húmedo insoportable y sintiéndome algo enferma y débil, tomamos un tren nocturno, a Bhubaneswar, a unos 450kms al sur.

          La buena noticia son sus espectaculares y desconocidos templos, enmarcados en una zona caótica, que respira agradable cotidianidad. La mala -racistas de mierda- consistió en que preguntamos en unos 40 hoteles y en el 75% de ellos, nos rechazaron.

          La inesperada fue, que almorzamos, cuando menos lo esperábamos, uno de los mejores biryanis con pollo de todo el viaje. Y, la alucinante -casi ya, cuando nos íbamos a ir-, resultó contemplar, como varios hombres ataban a un árbol a un chaval y lo molían a palos, con la complacencia de todos los espectadores, incluído un vigilante jurado, que ha tomado una de las mejores localidades. Cuando lo desatan y, mientras algunas mujeres lloran, el jovencito agarra dos enormes piedras, con las que vengar su ira. Ni sabemos el final de la historia, ni las causas y por supuesto, no intercedimos -en favor de ninguna de las partes-, ni llevamos acabo más indagamos o pesquisas.

        Para llegar hasta Puri, tomamos un tren lleno de hombres -ninguna mujer- vestidos de naranja, que tardó dos horas y media, para 65 kilómetros. Luego, supimos, que eran peregrinos. acudiendo a un lugar sagrado de la localidad, a rendir culto a tres dioses hermanos. Aunque, el peregrinaje se sucede durante todo el año, hay una festividad denominada Rhaja Yatra, en la que confluyen cientos de miles de fieles o incluso, millones. Dicen, que en su no muy estético, pero enorme templo, se encuentran los hornos más grandes del mundo -750-, que en un día cualquiera, pueden servir unas doscientas mil comidas.

                                                Esta y las dos siguientes son, de Puri (India)         

          Aseguran además, que la tercera parte de los habitantes se Puri -unos 50-000-, viven directa o indirectamente de este lugar sagrado. Si cualquier día, ya es un espectáculo, ver esta trepidante plaza, no me quier ni imaginar -aunque los numerosos carteles, por todas partes, dan una idea- en los días de la festividad de los grandes momentos y emociones, que se viven, cuando sacan al triunvirato en unos carros de trece metros de alto -llenos de debotos hasta en el techo, como no podía ser de otra manera- y los trasladan, durante nueve días, a un templo más modesto a tres kilómetros, para que disfruten de sus vacaciones, tan cortas y cercanas, que ni en la España de la crisis.

        Nuestro periplo por el estado de Orissa termina en Konark, un lugar tranquilo -ya era hora-, con una agradable calle peatonal llena de puestos y baños gratis -¡noticia!-, aunque asquerosos, pelmas varios y otros tres carros sagrados menos impresionantes, de los que desconocemos su función.

          Por el templo te cobran 250 rupias -sinvergüenzas de ellos, dado que está lleno de andamios-, pero se ve perfectamente, circundándolo por fuera fuera.

          En Puri, son tan agradables, que todos los hoteles tienen el check-out -dejar la habitación- a las ocho de la mañana. Una opción, para aprovechar el madrugón, puede ser, pasar la mañana en su enorme, salvaje y poblada playa de barcos. Sería una delicia, si la insoportable basura, no la invadiera sin piedad. ¡Nada que ver, con las playas del suroeste de la India!.    Konark (India)

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