Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.
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lunes, 20 de agosto de 2012

La noche de Los Estelares


            Nuestro objetivo inicial no era otro, que investigar la mejor fórmula posible, para llegar desde Puerto Iguazú, hasta Montevideo. Pero, en la oficina de turismo nos desaconsejaron este plan, debido a un conflicto entre Uruguay y Argentina, por el asunto de una fábrica de celulosa
 Buenos Aires (Argentina)
            Compramos entonces, boletos de bus para Buenos Aires. El viaje es más largo, de lo que cualquiera puede desear. Tardamos casi 20 horas –dos de retraso-, en las que sufrimos algunas incidencias, como un cambio de autobús y paradas más largas de la cuenta, en las que suben vendedores, comercializando, “chipas, chipas –una especie de pan con queso, huevos y manteca-, calentitas”.
                                                                                            Buenos Aires (Argentina)
            Los “colectivos” en Argentina son algo caros, en comparación con el resto de Sudamérica (excepción, de Chile), pero resultan muy confortables. Es lógico, porque cubren distancias muy largas. En esta ocasión y con la compañía Crucero del Norte, nos estaba incluida la cena: pollo relleno y rebozado, con patatas fritas y verduras. Muy de agradecer.

            El metro de Buenos Aires es algo viejo, al menos en las líneas, que nosotros utilizamos, pero resulta extraordinariamente, barato. Gracias a él, nos bajamos en la calle Callao, donde ocupamos un alojamiento, que habíamos gestionado por teléfono, desde la propia estación de buses. En la recepción atiende una rubia muy simpática y limpia las habitaciones, una mujer muy mayor, que nos recuerda a cualquier chacha, de las películas españolas de los años sesenta.
 Buenos Aires (Argentina)
            No es lo único, que nos rememora a España. La propia pensión, donde estamos, evoca aroma de las del Madrid de los años ochenta –con esas habitaciones grandes, de techos altos y ventanas de madera- y muchas de las calles del centro –especialmente la llamada, Florida-, también se nos insinúan muy parecidas, a las de la ciudad del oso y el madroño. Casi idénticas, sino fuera porque sobre el asfalto, aquí se baila tango.

            Buenos Aires es una gran ciudad. Es por eso, que le dedicamos cuatro días. Pero, a decir verdad, nos termina decepcionando un poco. No, porque no merezca la pena, sino porque esperábamos más. Tal vez, también haya influido la frialdad con la que nos ha recibido, en estos días de febrero, en los que la mayoría de los porteños, se encontrarán de vacaciones.
                                                     Buenos Aires (Argentina) 
            Nos encanta La Boca –aunque es una zona más pequeña de lo imaginado- y resulta agradable pasear por Puerto Madero, a pesar de que no podamos tener acceso a sus caros restaurantes. También, nos sentimos muy atraídos por la zona de San Telmo o por calles, como Rivadavia, que en cierto sentido, nos recuerdan a Malasaña, en Madrid. Los parques de la zona de Palermo, resultan relajantes y la plaza de Mayo, se muestra como todo un icono de la historia. Pero, al menos en estos días, a esta ciudad le falta la magia.

            Aunque, finalmente y el día antes de irnos, la acabamos encontrando, asistiendo a un espectacular concierto de Los Estelrares –junto a Hana y Pánico Ramirez-, la última noche, en el parque de Lezama. No conocíamos a este fantástica banda, que nos ha deparado uno de los momentos más adrenalínicos y felices del viaje.
      Colonia del Sacramento (Uruguay)
            En Buenos Aires, tomamos dos importantes decisiones, en forma de compras. Los billetes de ferry, para viajar a Colonia de Sacramente y otros de avión, para volar desde Montevideo, al Calafate, en la Patagonia, surcando los cielos con Aerolíneas Argentinas.

Nuestro paso por Uruguay fue algo efímero. Quedamos encantados con la pequeña y coqueta Colonia y con la cotidianidad algo rancia de sus lugareños, un domingo por la tarde, junto al río de la plata. En plan, merendolas y mate al estilo picnic, de los años setenta hispanos. Lo peor, nuestro alojamiento, en una algo tétrica y húmeda chocita, que nos rentó una chica, que más bien, parecía un zulo.

Lo de Montevideo, ya es otra cosa. Sin lugar a dudas, la capital más fea de todo Sudamérica y Centroamérica, para nuestro gusto. Y el aeropuerto se nos presentó, como el más inflexible del mundo. A los maleducados funcionarios de inmigración, no les basto con retenernos una lata de cerveza y una botella de brasileña cachaza, sino que hasta nos despojaron de dos paquetes de galletas (lo nunca visto).    Montevideo (Uruguay)