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domingo, 17 de febrero de 2013

Dubai no responde a sus tópicos

                                     Todas las fotos de este post son de Dubai
         A diferencia de lo que muchos piensan, hacen y como ocurre en Doha -aunque no, en Abu Dhabi o Bahrein-, no es Dubai una ciudad para unas pocas horas. entre un vuelo y otro. Disfrutar de este lugar, debería conllevar una estancia mínima de tres o cuatro días. Y más, si 
se quiere acercar uno a la agradable, cercana e histórica, Sharjah (tan solo a media hora de autobús).


Hecho de esta manera. descubriremos, que la mayoría de los tópicos, que se manejan sobre Dubai, no son ciertos. En realidad, lo único que se asemeja a lo que nosotros, previamente, pensábamos, es el insoportabblee calor -muchas paradas de autobuses son herméticas y disponen de aire acondicionado, para hacer más llevadera la espera-, muy difícil de mitigar entre mediados de la priavera y del otoño.  Sólo a dos insensatos, como nosotros, se les ocurriría recalar en la ciudad, durante la segunda quincena de julio, poniendo en riesgo serio nuestra salud, con las temperaturas superiores a los 45 grados.


Anmtes de visitar los países del golfo Pérsico, manejábamos la idea, de que tenían que ser naciones carísimas, debido al supuestamente alto nivel de vida. Pero, ambas cosas son falsas (o al menos, muy matizables). Dormir en un hotel de cuatro estrellas en temporada baja -como fue nuestro caso-, te puede salir por unos 23 euros, cada noche. Se puede almorzar divinamente, por menos de un euro, si se hace en la sección de comida preparada del Carrefour o en cualquier tienda/panadería, donde te deleitan con ricas especialidades procedentes de la India, como bondas, samosas o biryanis, que están mejor, que las de la propia nación originaria. Las tarifas del transporte público son bastante moderadas, en comparación con Europa. ¡Y no digamos, el precio de la gasolina!


Y en cuanto al supuesto modus vivendi, la mayoría de la población vive bastante dignamente, aunque el nivel general, se asemeja bastante al de Europa, siendo incluso, algo inferior. ¡Menos en las autopistas, que recorren el país, que a veces son de hasta cinco y seis carriles!.  La opulencia y el lujo existen en Dubai, sin lugar a dudas, pero se manifiestan de forma muy discreta y prudente. Desde luego, si en Siciliaa, nunca os toparéis con un miembro de la Mafia, en Dubai, tampoco lo haréis con ningún jeque o emir.  


Os llamará la atención y sorprendera, que os recomiende no usar vuestra tarjeta de crédito, en Emiratos. Pero, ¿no se trata de un país muy desarrollado?. Sí, pero le cargan comisiones por todas partes: tanto por compras directas en tiendas, como por sacar efectivo con ellas de los cajeros


Otra de las preconcepciones, que resulto caerse por tierra fue, que al ser Emiratos un país poderoso, económicamente, el Islam se viviría de una forma más relajada, que por ejemplo, en estados en vías de desarrollo, como Marruecos o Egipto, por poner dos ejemplos. Nada más alejado de la realidad, porque en Dubai es más difícil ver una mujer vestida de forma occidental o tomar una cerveza, que en las otras dos naciones mencionadas. 

Los edificios más emblemáticos de Dubai -como nos recuerdan a cada paso, los souvenirs de las tiendas-, son los Burj Al Arab -junto al famoso Humeirah Beach hotel- y Khalifa. El primero, lo habréís visto decenas de veces en la tele y tiene forma de vela, mientras el segundo es un edificio, que se va estrechando, según asciende y termina, como en una fina aguja. 

Segguro, que también habéis oido hablar de Palm Jumeirah: una superficie construida con anodinos apartamentos, en forma de palmeta, que al menos desde tierra, resulta bastante decepcionante (imagino, que visto desde un helicóptero, será más espectacular). Cerca, se halla la Marina, salpicada de unos cuantos barcos de postín.


En todos los casos anteriores, hablamos de las afueras. Para nosotros, lo más agradable e interesantte de Dubai es el centro, partido en dos por el río, que podemos cruzar en una embarcfación llamada «abra», por unos veinte céntimos polr trayecto. A un lado, el Bur Dubai, con su expléndido y tranquilo casco histórico, llamado Bastakilla. Al otro, Deira, más bullicioso y comercial, pero con algunas callejuelas algo caóticas, a las que no les falta encanto.

Dubai es una ciudad de extremos, como todo el golfo Pérsico: o eres devorado por el sol, la calima y el calor o por el poderoso aire acondicionado -a veces, imposible de quitar o programar-, que deja las temperaturas de hoteles o centros comerciales, en bastante menos de veinte grados.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Al borde de la insolación

                                                                                           Bahrein

Llegamos a Bahrein, después de varias horas de vuelo y de haber sido sometidos a la tortura de la congelación, de la zona de tránsito del aeropuerto de Addis . Como somos tan “listos”, tratamos de colársela a Gulf Air: había varias conexiones a Dubai para este día, pero elegimos la última de la noche, para poder pasar el día aquí. Naturalmente y con descaro, reclamamos hotel y comida, por estar tantas horas aquí. Incluso, la gratuidad del visado (10 euros por persona).  Pero, no hay suerte, ni con lo uno, ni con lo otro.
       
Una vez ya dentro y algo desesperados, tratamos de localizar el transporte público hasta el centro de Manama. No lo hay, sólo podemos tomar caros táxis. Además, teníamos el problema de ajuste de moneda local para un sólo día.
   Bahrein
Nos tomamos 10 vasos de agua de la fuente gratuita de la terminal de salidas del aeropuerto y constatamos en persona e in situ, que efectivamente, hasta el centro hay los 8 o 9 km de los que nos habían advertido. La temperatura, ahora a las 8 de la mañana, ya ronda los 40 grados y el sol cae de plomo, como una bola impertérrita e impasible de fuego.

Comenzamos a caminar. Al principio, hay lugares donde refugiarse, pero después, se enfila la curvilínea carretera, que discurre junto al mar - atravesando un puente - y desde donde se contemplan unos pocos y bellos rascacielos y otros cuantos más feos o en paralizada construcción. Tras más de una hora y media, llegamos exhaustos, al centro de la ciudad.
   Bahrein
El día lo dividimos, con breves o largas paradas en los lugares donde hay aire acondicionado, en beber agua para hidratarnos y en ver las torres principales que distan otros dos kilómetros, de lo que se puede llamar centro histórico. Éste, no carece de encanto, pero es poca cosa, comparado con el de Qatar o Dubai. Aún, tenemos tiempo de entrar en un ciber y reservar un Dubai-Sri Lanka- Bangkok, para dentro de casi dos semanas.
                
Aunque, el aire mitiga un poco el calor y no dejamos de hacer fotos –que nos mantiene entretenidos-, la vuelta se hace dura. Durísima. En la terminal y en unas dos horas, bebemos cada uno, más de 25 vasos de agua en un estado nervioso y de confusión.

Con algo de retraso, llegamos a Dubai, sobre la media noche, No tenemos reserva hotelera y por tanto y como ya estaba previsto, nos va a tocar dormir en uno de los peores aeropuertos del mundo, en cuanto a su  confort. Dentro, hará unos 16 grados, no te permiten tirarte al suelo y las sillas son muy incómodas. Fuera, el termómetro marca 40 grados.
                                                        Bahrein
 La noche resulta realmente desagradable y dura. Llegada la madrugada, una vez hemos abandonado el aeropuerto y tras una larga peregrinación con la mochila a cuestas, tanto por Bur Dubai, como por Deira - a más de 45º -, constatamos que la única forma de encontrar alojamiento decente aquí, es reservarlo por Internet.

Tras, no poco rato para encontrar un cíber, así lo hacemos y le damos al cuerpo dieciséis horas de reposo, tan sólo interrumpido por una vigilia de dos horas. Hemos estado al borde de la insolación y yo lo pagaré de forma bastante seria en mi salud, durante los días siguientes.