Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.
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jueves, 15 de septiembre de 2016

14 "pequeños" destinos imprescindibles en África

Frontera entre Sahara y Maurittania
          Afortunadamente, terminó este insoportable verano, lleno de tardes soporíferas, aunque también de fiestas, conciertos, limonadas, barbacoas... Por diferentes circunstancias -que no vienen al caso- el periodo estival ha transcurrido sin un viaje, que llevarnos a la boca. El debate, a fecha de hoy, es si nos iremos 20 días a Grecia, en octubre; arrancaremos el séptimo viaje largo, en noviembre o pasaremos este año en blanco. Ya iremos viendo.
                                                                                                                                       Rosso (Mauritania)
          Mientras tanto y después de tres meses sin publicar, retomo el blog con el objetivo de haceros llegar catorce “pequeños” lugares de África, que no deberíais perderos en los periplos por este continente. No se trata de sitios famosos, pero si entrañables, encantadores o pintorescos. No se exponen ni en orden ascendente, ni descendente, sino simplemente geográfico, de este a sur y de noroeste hacia abajo. Y además, sin repetir un solo país.

          -Bahariya (Egipto): A unas cuatro horas en coche de El Cairo, este oasis no tendría nada de especial, sino fuera porque a unas decenas de kilómetros, se hallan los desiertos Blanco y Negro, muy sorprendentes, poco turísticos y maravillosos.

                                                               Fadiouth (Senegal)
          -Harar (Etiopía): Se trata de la cuarta ciudad sagrada del Islam y aunque es una gran urbe, su centro histórico se presenta bastante recogido y muy atractivo, con casi cien mezquitas de diferentes épocas, bellas casas tradicionales y calles gremiales, a casi 2.000 metros de altitud.
Vilankulos (Mozambique)
          -Lamu (Kenia): La más antigua y tradicional ciudad swahili del África oriental, ofrece encantadoras calles, que parecen haberse detenido en el tiempo, además de gentes muy amables y bonitos paisajes de mar. Quizás, no sea tan bello, como Zanzibar, pero sí, mucho menos turístico.

          -Namanga (Tanzania): Se trata de un pueblo de unos 10.000 habitantes, en la frontera con Kenia, que penetra parcialmente en este país. Es uno de los lugares donde contemplar la cultura masái en estado puro, sin la contaminación de las agencias de viajes y sus tours. Las celebraciones religiosas musulmanas están a la orden del día.
                                                                                                                                                 Djenné (Mali)
          -Chipata (Zambia): A pesar de no ser un núcleo muy pequeño, la ciudad conserva su indiscutible talante rural y agrícola, dentro del parque nacional de Luangwa del Sur. El mercado es puramente africano y sus gentes resultan entrañables, en un país, donde la hostilidad hacia los extranjeros blancos se hace incuestionable.

          -Michinji (Malawi, en la frontera con Zambia): Malawi es de las naciones más pobres del planeta, pero el turista siempre es bienvenido y -en la medida de lo posible- agasajado. Tiene todos los encantos de las pequeñas ciudades de frontera y ninguno de sus inconvenientes. Al menos, durante nuestra estancia, las actividades lúdico-festivas nos llenaron de gozo.
-Vilankulos (Mozambique): Una de las joyas de este país, algo dispersa -como es frecuente, en África-, pero encantadora, donde parece que uno ha retrocedido varios siglos atrás, cuando se observan las artes de la pesca y preciosos barcos, que parecen sacados de una película medieval. Me ha costado decidirrme entre este núcleo urbano y Cuchamano, en la frontera de Zimbabwe, uno de los lugares más entrañables del continente.

                                                                                                Michinji (Malawi)
          -Kariba (Zimbabwe): Disperso enclave de cultura y tradiciones muy rurales, donde contemplar animales salvajes está a la orden del día. Nosotros llegamos a fotografiar elefantes a dos metros de distancia, además de ver hipos, cebras y otras muchas especies. Afortunadamente, nuestras imprudencias no tuvieron castigo.
                                                                                                                                    Mamamga (Kenia)
          -Tozeur (Túnez): Que yo sepa, se trata del mayor palmeral del mundo, donde acabamos odiando y vomitando los dátiles, debido a los excesos, que como otras tantas veces, cometemos. Un lugar con mucho encanto, con pocos viajeros y con ningún pelma.

           -Mulay Idris (Marruecos): Después de siete viajes al país, resulta difícil elegir un sólo sitio. Nos quedamos con este, por ser poco conocido y maravilloso. Enclavado en una roca, se puede disfrutar de sus estrechas calles empedradas, las colinas adyacentes y las cercanas ruinas de Volubilis.            Lamu (Kenia)


          -Frontera de Sahara Occidental: Los cinco o seis kilómetros, que separan este país, de Mauritania, se constituyen en una de las experiencias más alucinantes para el viajero. Territorio salvaje, lleno de minas y coches quemados, donde sin un conductor experto, se pierde la vida, seguro. No hay más población, que los numerosos empleados y buscavidas chantajistas de los puestos fronterizos.
                                                                                    Harar (Etiopía)
          -Rosso (Mauritania): Otra localidad fantástica de frontera, sino fuera por sus lamentables y tenebrosas infraestructuras hoteleras. Existe un mercado -al menos, los domingos-, genuino, muy animado y maravilloso.

          -Fadiouth (Senegal): Conectada por un largo puente de madera con la población de Joal, esta isla artificial llena de conchas, resalta la cotidianidad y convivencia de cristianos y musulmanes -con sus respectivos cementerios- en plena Petite Coté. ¡Un momentazo!.

          -Djenné (Mali): Sus construcciones tradicionales en adobe, hacen de este lugar un destino incomparable, sobre todo, si se visita los lunes, día del animado y bullicioso mercado, donde conocer gente y comer mil cosas distintas, resulta bastante factible. ¡Recomiendo las sabrosas albóndigas de pescado!.
Entradas  a monumentos egipcios

lunes, 21 de marzo de 2016

Lo que hemos hecho por la cerveza (parte II, de IV)

          7º.- Seguimos en el mismo viaje largo, pero ahora, en México. Decidimos, visitar las ruinas de Monte Albán, cercanas a Oaxaca y antes de acudir, compramos unos botellines de cerveza, de la marca Sol (estupenda). Estábamos casi solos y cuando abrimos un par de ellos, un empleado corrió hacia nosotros, con cara de loco y enojadísimo, acusándonos, poco menos, de borrachos patológicos.
            Palenque, en México
          Nos obligó a abandonar el recinto arqueológico, espetándonos: “Cuando se os pase la mona, dentro de un par de horas, podréis volver”. Así lo hicimos y aprovechamos el tiempo para tomar el resto de las cervezas y comer. Pero, no le salió gratis. Pusimos una reclamación en el recinto y otra en la oficina de turismo de Oaxaca. Al no tener respuesta en varios meses, contactamos por correo electrónico. Nos indicaron, con asombrosa rapidez, que ese empleado ya no trabajaba allí.
Bangkok, en Tailandia
          8º.- A pesar de sus numerosos golpes de estado, Tailandia es un país bastante tolerante con la mayoría de las cosas, si se actúa con sensatez, claro. No ocurre así con las bebidas alcohólicas -incluidos vino y cerveza-, que tienen unos horarios limitados de venta, entre las once de la amñana y las dos de la tarde y las cinco y las doce de la noche. Los supermercados y las omnipresentes tiendas de 24 horas son inflexibles con esta norma, pero las tiendas pequeñas hacen la vista gorda y te venden lo que desees, en un rincón discreto del local, envolviendo la mercancía en hojas de periódico y colocándolo en opacas y sucias bolsas negras.
                                                 Surabaya, en Indonesia 
          De esta manera, salvamos muchos contratiempos en los diferentes viajes realizados a este país. También, conseguimos librarnos del Buddha's Bitrhday, que nos pilló por sorpresa, en Nakon Rattchasima, el 14 de mayo, de 2.014. En esta jornada está prohibida la venta de alcohol, pero no resulta difícil obtenerlo.

          9º.- Corría el final del mes de agosto, de 2.008, durante nuestro segundo viaje largo, cuando viajábamos por Surabaya, en Indonesia. Como otras tantas veces, tuvimos la mala suerte de pillar el Ramadan, en un país musulmán (Bali es hinduista).
Lesotho
          En el enorme Carrefour de esta ciudad, seguían vendiendo cervezas y derivados alcohólicos, pero de forma discreta, en estanterías alejadas de los productos básicos y cubiertas con cortinas o lonas. Cogimos nuestra mercancía y al llegar a la caja, la cajera nos miró con cara de pánico, como si hubiera visto a Satanás, negándose a tocar las latas y a cobrarlas. Pasaron cinco minutos, hasta que llegó la encargada, que le obligó a vendérnoslas. Lo hizo de muy mala gana y pasándolas por el escáner muy deprisa y casi sólo rozándolas, como si mordieran o fueran venenosas.
                                                                                   Kariba, en Zimbabwe

        10º.- En nuestro periplo por África austral y del este, tuvimos decenas de anécdotas relacionadas con la cerveza. Llegamos exhaustos, a Maseru -capital de Lesotho-, después de un día caluroso y agotador, en el que habíamos tenido que andar un trecho largo, desde la frontera, hasta tomar un autobús y habíamos lidiado con unas simpáticas adolescentes, que al final resultaron tóxicas.

          En la guía sólo venía un alojamiento, muy alejado y a las afueras, gestionado por unos religiosos, que fue el único, que encontramos. Eran las ocho y media de la tarde y había toque de queda, a las diez. El bar más cercano se hallaba a media hora, caminando. No lo pensamos e hicimos el camino corriendo, para engullirnos en minutos dos botellas de 75 centilitros, cada uno. La vuelta, más reposada, resultó ser de mucho miedo, cruzando parques eternos y solitarios.
Lusaka, en Zambia
          11º.- Kariba es algo disperso -se pueden ver animales salvajes, sin coste alguno-, pero es un lugar encantador en el norte, de Zimbabwe. Llegamos allí, a las diez de la noche, completamente desorientados, dada la deslocalización de los diferentes núcleos, que forman la ciudad. No tuvimos más remedio, que fiarnos de un buscavidas, para encontrar alojamiento.

          Tuvimos suerte, dado que no nos la jugó y nos llevó a un hotelitto, donde supongo, obtuvo su justa comisión. Le dijimos al dueño, si había algún problema, en que fuéramos al centro, a tomar un par de cervezas y nos indicó, que el cerraba a las 12. Regresamos, a menos diez y el establecimiento estaba clausurado. Gritamos y aporreamos la vieja verja metálica exterior, sin resultados. Tuvimos, que saltarla, enredándonos en ella, destrozándonos la ropa y causándonos arañazos. Entramos por una ventana abierta, observando al vigilante acurrucado, plácidamente dormido.

          12º.- Lusaka -capital, de Zambia- es uno de los lugares más inhóspitos del continente: la gente es, realmente, hostil. Cometí el error de vestirme con unos pantalones de bolsillos amplios. La cerveza tuvo la culpa de que nos robaran la cámara de fotos, dado que paseábamos distraídamente, engulléndola y con las manos ocupadas con ella y la guía. Pero, también fue la responsable de recuperarla. Corrimos tras ellos y los acorralamos en un callejón, elevando la mano con el vidrio y amenazándoles con partírselo en la cabeza.  ¡Mano de Santo y aplauso de los vendedores de la zona!. Algún día, nos pasará algo chungo, a consta de la maldita, pero imprescindible cerveza.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Cosas, que pensamos que nunca haríamos -o soportaríamos- y que nos resultan tan naturales, ahora

            Viajar por África subsahariana, te cambia la mentalidad. Debes aferrarte en cada momento, a las condiciones existentes, sin tener demasiada elección. Por eso o te adaptas o sufres más de la cuenta.



            Aquí va una relación de cosas, que ahora nos parecen de lo más normales y que antes del viaje, nos habrían resultado bastante incómodas:

                                         Ciudad del Cabo (Sudáfrica)

            -Darnos la vuelta, al llegar a dos fronteras y retornar cabreados, al país de origen (hemos constatado con otros viajeros, que no hemos sido los únicos).



            -Lavarnos la cabeza con pastillas de jabón o espuma de afeitar, por no poder conseguir champú o por el elevado precio de este producto (especialmente, en Malawi, donde no había ninguno, por menos de cuatro euros).
 Navidad, en Ciudad del Cabo



            -Llegar de noche, a una gran e insegura ciudad y tener que decidir en dos segundos, si una persona a la que acabas de conocer,  te parece de confianza, para que te gestione lo más básico (que suele ser el alojamiento). En cualquier otro continente, puedes elegir de quien te fías o simplemente, rechazar ayuda externa. En África, tarde o temprano, tendrás que acabar acudiendo a ella y tener instinto, a la hora de arrimarse a alguien, te resuelve tantos problemas, como te evita.



                                                                            Kariba (Zimbabwe)
            -Llegar casi a pegarnos con los ladrones, que nos robaron la cámara –y, que posteriormente, recuperamos- o con los cambistas más agresivos de las fronteras.



            -Montarno en el coche, furgoneta o camión, del primero que pasa y te lo ofrece.



            -Dejarnos pagar el alojamiento y la manutención, por el primero que te lo ofrece, tendiendo nosotros dinero suficiente. O irte a casa, del primero que te invita, a dormir gratis.



            -Pernoctar en la antesala de una tienda de fotografía, el día de Nochevieja o esperar en plena calle y en zonas no seguras, la partida de autobuses, con horarios intempestivos.



            -Cortarnos el pelo el uno al otro, con unas tijeras de costurero (y encima, no quedar demasiado mal).



            -Estar dispuestos a dormir en plena calle y sin pestañear, en lugares no seguros.



            -Vivir tan tranquilamente sin reloj (casualmente, se nos estropearon a los dos, entre el día 50 y 60 de viaje) y con el móvil descargado, no teniendo por tanto, conocimiento de la hora.



            -Explorar países sin planos, guías y mapas y con la única ayuda de internet, cuando era posible acceder.


Lamu (Kenia)

            -Coser mosquiteras a la luz de velas o de linternas.



            -Orinar en botellas o bolsas, por las malas condiciones del baño o la inseguridad del alojamiento en cuestión.



            -En los autobuses y para el sexo masculino, se hace bastante fácil, realizar la mencionada necesidad, en una botella de litro y medio de agua. Basta con un poco de práctica y con saber dejar salir el aire, mientras entra el líquido (puras cuestiones de física). Y es que a veces te tienen durante más de ocho o diez horas, sin parar para orinar.



            -Viajar en un tren, completamente a oscuras. Pensar, que es lo más normal, la segunda vez, que lo hicimos. Y dormir a pierna suelta, en ambas ocasiones



            -Dejar las pertenencias –no, ni mucho menos, los objetos de valor-, en una habitación, que solo tenía pestillo por dentro y que cuando te vas a la calle, queda abierta.


            -Acercarnos demasiado y sin las mínimas prevenciones, a animales salvajes, para tomar fotografías.



            -Considerar normal y no molesto, estar sin agua, sin luz, sin asearte, sin poder lavar la ropa, después de jornadas sudorosas, a más de 35 grados de temperatura y con humedad…

                                          Delta del Okavango (Botswana)

            -Afortunadamente y aunque, trasgredimos unas cuantas líneas rojas, tuvimos suerte y las muchas incidencias que padecimos, se quedaron en simples sustos y terminaron bien. Tampoco, acabamos devorados por ninguna tribu africana o en el fondo de una olla de cocina, como seriamente temían, algunos de nuestros familiares y amigos, en España. ¡Tenemos la carne demasiado dura, hasta para las perfectas y ansiosas dentaduras de los negritos!.

miércoles, 2 de febrero de 2011

En la encrucijada


                                                                                     Komatipoort (Sudáfrica)
            Nos encontramos en la encrucijada, sin no tener claro, como seguir. Estamos encerrados, como en el viaje de America. Aunque esta vez, no es por el tapon del Darien, sino por un maldito pais llamado Zambia.

            Han quedado descartadas todas las opciones de volar. Al alto precio de los vuelos hay que anadir, el de los taxis a los aeropuertos -en Africa, no hay transporte publico hacia ellos, normalmente- y el precio de los visados. Volar hasta Zambia nos costaria 124 euros por persona + 60 de taxis, mas 75 de visados. Eso solo, por poner los pies en Lusaka. Zambia ademas de desabastecido, es un pais caro. Y despues de haber visto las cataratas y la presa, apenas nos interesa el resto.
           Vilanculo (Mozambique)
            Volar a Malawi, Tanzania, Kenia o Etiopia, sale por un ojo de la cara. Es mas barato hacerlo desde aqui a Bangkok y hasta nos lo estamos pensando. Echamos de menos la queridisima Asia. No queremos volver a Espana.

            Por tierra, las perspectivas no son mejores. Por un lado, estamos taponados por  Mozambique y Zimbabwe, donde deberiamos volver a pagar visado. Por el otro esta Namibia. Pero tendriamos que hacer unos cuantos miles de kilometros, para contemplar atractivos bastante dispersos y al final toparnos, con la maldita Zambia, tras recorrer el corredor del Caprivi.
                                                                                                       
            A alguien se le ocurre alguna idea?

            Por lo demas, en Johanesburgo hace bastante fresquito -que es de agradecer, tras el calido periplo por Mozambique-, estamos en un buen hotel, a 20 euros la noche y lo pasamos bien, en una ciudad, que es genial. Junto a Ciudad del Cabo y Durban -y con el permiso de Beira, en Mozambique-, son las que mas nos han gustado. Ademas, aqui ganamos una Copa del Mundo, cosa que no ocurre todos los dias. Por desgracia, el estadio Soccer City, donde se consiguio la gesta, esta algo lejos, en Soweto, donde no deberiamos ir solos e ir organizado, sale caro e insulso.
                                                                                                            Nata (Botswana
            Africa es maravillosa. Y aun mucho mas, tomarse una Black Label de 75 cl, despues de los torridos dias de calor, darse una buena ducha al final de la jornada o ser recogido por una camioneta, cuando vas cargado con la mochila por una carretera y recibes al arrancar, el frescor del aire en movimiento.

            Manana nos vamos a Pretoria. Ya os seguiremos contando (a arreones, como hasta ahora).
      

lunes, 31 de enero de 2011

La burocracia zambiana, trunca nuestros planes

      En Africa, ni ninos ni adultos tienen mucho que hacer. Cualquier suceso, que se salga de lo cotidiano, por minimo que sea, se convierte en un espectaculo. Mucho mas si en el, esta involucrada "white people". En Kariba (Zimbabwe), la simple salida de autobuses, mantiene a decenas de transeuntes espectantes, viendo como las companias se disputan a los clientes, de forma muy agresiva, en trato y precios.
                        Frontera entre Zimbabwe y Zambia
      Los ninos se parten de risa, cuando se dan cuenta de nuestro desconcierto. Pero, rapidamente reaccionamos y corremos tras ellos, al grito de "white peole eats black children". Luego, tratan de adivinar nuestra nacionalidad y lo mas cerca que nos colocan es en el extremo oriente asiatico.
 
      La tarde habia sido tranquila y de nuevo, habiamos visto elefantes, hipopotamos y decenas de especies de pajaros. Y ya habiendo atardecido y por primera vez, contemplamos preciosas luciernagas saltarinas.

      La manana habia sido mucho mas dura. Madrugamos. Fue relativamente facil, trasladarnos a la frontera de salida de Zimbabwe. Hasta llegar a la de Zambia, anduvimos unos cuatro kilometros, con preciosas vistas del lago Kariba y de la presa. Pero, con tres problemas anadidos: Vamos sin agua, tres de los cuatro kilometros son de subida y el calor tropical humedo es infernal. Paramos ante un severo control y contemplamos mas adelante, como un policia pesca con una cana, que consiste en una botella de Fanta atada a un hilo, mientras en la otra mano sujeta la metralleta y en algun bolsillo de su traje esconde un movil, con musica de la zona a todo vlolumen.
                             Kariba
      En inmigracion de Zambia, tardan mas de cindo minutos en aparecer. Escribimos nuestros datos en un libro de registro. El sudor cae sobre el a borbotones. Y eso que a ratos, nos secamos con la toalla, envolviendo la cabeza.
 
      Los funcionarios permanecen indiferentes y sin hablar hasta el momento de decir: "Fifty dollars each". En la Lonely pone 25 y que se pueden pagar en euros. Pero, ni lo uno, ni lo otro. Solo tenemos 94. Pedimos poder ir a un cajero cercano. No. La unica solucion es, negociar con uno de los buscavidas que hay en este area. Naturalmente, nos quiere cambiar primero,  de euros a kwachas -moneda local- y luego a dolares, porque ni siquiera en su propia divisa, aceptan el pago del visado. Cuando le pedimos que nos agilice el proceso, de euros a dolares, nos oferta uno por uno, innegociable. Hasta para tomar una pequena cocacola, tenemos que cambiarle dos dolares a kwachas.
 
       Es nuestra unica e irremediable concesion. Decidimos volvernos a Zimbabwe y los funcionarios, todavia se asombran. Comenzamos el camino de vuelta.                                                Harare
      Todo cambia (como siempre ocurre en Africa). Un coche con ranchera se detiene y nos lleva hasta el otro puesto fronterizo. Tras desesperadas explicaciones, el amable funcionario de Zimbabwe, entiende nuestra situacion y en vez de hacernos pagar otra vez el visado -30 dolares-, tacha la fecha anterior de salida.
 
      Sin siquiera hacer autoestop, entre un conductor blanco y otro negro -cayendo una inmensa tormenta-, nos devuelven a nuestra querida Kariba. La gente de este pais es maravillosa.

      De Zambia, con las Cataratas Victoria, las bonitas vistas de la presa y el trato de su administracion, ya tuvimos suficiente. Vamos rumbo a la incertidumbre o lo que es lo mismo: A Mozambique, Malawi o Sudafrica.
                                Harare
      Tras regresar a Harare e ir a la embajada de Mozambique, resulta que el visado a este pais cuesta 40 dolares y en la frontera 10. Y nos lo explican en perfecto espanol (en Moambique se habla portugues). Nuestra graduacion en Africa va a ser mas larga y sufrida de lo esperado.
 
      Aunque nos bastaria, con que se acabaran las incesantes lluvias y el asfixiante calor. Tambien los largos ratos con la mochila a cuestas. Aunque, como aqui hay tantos supermercados se va cambiando de la consigna de uno a otro, cada rato, ante la expresion sufrida del negrito, que la coge y que dice: "is very heavy".
 
      Ett'o dijo un dia: "Trabajo como un negro, para poder vivir como un blanco". Nosotros hemos trabajado durante anos, como suertudos blanquitos, para vivir ahora como negros.
                                                                                              Harare

Emociones fuertes en Kariba

            Nos sentimos entusiasmados viendo elefantes, bufalos, cebras e hipopotamos a solo 20 metros de distancia, en Kariba, en la frontera entre Zimbabwe y Zambia.
 Harare
            Hace menos de dos horas, estabamos desesperados, porque ninguno de los dos cajeros del lugar, nos daba dinero. Teniamos unicamente 35 dolares y ya solo el hotel -regateado con fuerza anoche- son 30. Asi que, nueva negociacion a la heroica, para tratar de dejarlo en 25 y guardar un billete de 10, para saciar los efectos del húmedo y
asfixiante calor.

            Asi es Africa. A ratos te sientes en la gloria, a ratos en el infierno. No hay termino medio, para el viaje mas duro y trepidante, que hicimos jamas.

            Para muestra, el dia de ayer. La estacion de buses de Harare, esta a cuatro kilometros del centro y decidimos ir andando. A cada metro, el panorama es mas desolador. Edificios de viviendas medio en ruinas, con los cristales pegados con celo o sustituidos por carton. Tenderetes sobre una lona o sabana, entre enormes y aquerosos charcos, donde ofertan faldamentos varios a un dolar, cargadores de moviles antiguos, gomas de neumaticos inservibles... Muchos vendedores y ningun comprador.

                                                                      Harare
            Nuestro bus a Kariba parte a las doce y media. Va abarrotado -con gente incluso de pie- y el techo lleno de bultos, incluidos unacama y un sofa.

            Resulta dificil dilucidar, si esta peor la carretera o los amortiguadores del vehiculo, por lo que el traqueteo es tan agitado, que casi llegas a golpearte con el techo, para luego dejar el culo caer de plano. Paradas y mas paradas. Bien, sin motivo aparente, bien por los numerosos controles policiales. Asfixia, agobio  cataratas de sudor, que se hacen insoportables, cada vez que el bus se detiene.
                                                                                Harare
            Tras nueve horas y media, en las que casi no nos dejan salir ni a orinar y en las que hay que hidratarse constantemente, gracias a los vendedores de los pueblos, llegamos al destino.

            De cien viajes como el de hoy, que hubieramos hecho, en 99 ocasiones habriamos dormido en la calle, aqui, donde hay un unico y caro hotel centrico y un lodge, ilocalizable por uno mismo y menos de noche.

            Pero, en este viaje y hasta ahora, la suerte nos acompana. Un buscavidas y al exhorbitante precio de 25 dolares, nos trata de colocar en un vehiculo, que nos lleve al alojamiento. Como no ofrecemos mas de dos y no hay negociacion posible, nos acompana el mismo andando, por calles sin iluminar, en las que hay que tirar de
linterna.

            Aun resta un duro regateo, con el dueno del alojamiento. Se cree con la sarten por el mango, pero nosotros estamos dispujestos a pasar lo noche tomando cervezas, en un cercano y animado club nocturno. Cede y acepta nuestra oferta, dejando los 40 dolares en 30.
                                Kariba
            Estamos deshidratados y preguntamos -dado que no nos dan llave de la puerta de la calle-, si podemos salir a beber algo. "No problem". Tras la revitalizante cerveza -a ritmo de "No voman donnt cry"-, que tomamos siendo el centro de atencion de los lugarenos, como otras tantas veces, regresamos al alojamiento por senderos repletos de
fauna nocturna (fundamentalmente, insectos chillones). La alambrada que protege el lodge, esta cerrada y nadie responde a nuestros "hello" desesperados (no hay timbre).

            Tras quince minutos y como fugitivos, nos decidimos a saltarla. Resultado: caida leve del uno y rasgunos en un dedo y dos sietes en la camisa para el otro. La puerta interior del edificio esta abierta y el negrito del "no problem", durmiento placidamente en el sofa. Al menos esta noche, tenemos ruidoso ventilador y mosquitera. Todo un lujo.
                                                                             Kariba
            No hemos conseguido encontrar una sola agencia, que nos organice un circuito para Mana Pools, el parque nacional de los cuatro estanques, que tantas ganas teniamos de ver. ¡Una pena!.   
                                                                                                   Kariba

jueves, 13 de enero de 2011

"No change", "No coins"

                                                                                         Gran Zimbabwe
       Vsitando el Gran Zimbabwe -las ruinas mas importantes de Africa-, un lugareno nos conto, que el pais ha cambiado mucho y para bien, despues de una alianza de partidos, entre Mugabe -el que llevo a la nacion a la ruina- y la oposicion. Dando esto por bueno, resulta casi imposible deducir, como seria el pais antes.
                                                        Bulawayo
      La mayoria de las ciudades -incluida la capital o Mutare, la tercera mas grande del pais-, no tienen iluminacion nocturna. Hay farolas, pero imagino, que un dia se dejaron de pagar las facturas y se corto el suministro. Hay que transitar y evitar los frecuentes socavones, con la luz de los faros de los coches -que deslumbran-, los rayos de las tormentas y algunos negocios particulares.
 
      Como Mugabe, no dejaba de darle a la maquina de los billetes, la divisa se devaluaba dia a dia. Decidieron entonces, adoptar el dolar -aqui estan los mas viejos y ronosos del mundo del mundo- como unica moneda. Pero, para las cifras inferiores a la unidad no introdujeron centavos americanos o sus antiguas monedas -como ocurre en Panama o Camboya-. Escogieron el rand sudafricano, bajo la equivalencia de un dolar, igual a siete rands. Os imaginais que lio en las cajas de los supermercados y mas teniendo en cuenta, que solo circularn monedas de 2, 1 rands y 50 centimos?
 
      "No coins", "No change", son las dos expresiones mas oidas aqui. Y es que el desabastecimiento de monedas es tal, que o calculas tus compras aproximandote a la unidad o te llevas de vuelta un saco de caramelos y/o boligrafos.
 Mutare
      Por las carreteras son frecuentes los controles policiales. En un viaje de cuatro horas suelen ser seis o siete y en muchos de ellos, el personal del bus entrega dinero. Unas veces, a cambio de un recibo y otras bajo cuerda. Las extorsiones, sin embargo, no afectan a los viajeros.
 
      El paro se aproxima al 70%. Asi, es frecuente ver a decenas de jovenes ocupando todos los apoyaderos y bordillos de las calles, mirando al frente, como pasa el tiempo o bebiendo jarras de chibuku -espesa, caliente y agria cerveza de maiz-, que se sirve en tanques individuales de dos litros, a 50 centavos (si no tienes monedas, te deberias tomar cuatro litros, para redondear al dolar). El pollo, por ejemplo y para hacerse una idea, cuesta cinco dolares -unos 3,75 euros- el kilo, en una carniceria.                                                                      Gran Zimbabwe 
 
      Para ir desde las cataratas Victoria a Bulawayo, optamos por el tren nocturno. Habiamos decidido hacer un dispendio y pagar los siete dolares de la segunda clase, que es mas o menos, litera. Pero al ser pareja mixta teniamos que comprar las tres del compartimento. Asi, que finalmente, adquirimos dos boletos de "economy", a cinco dolares.
                       Bulawayo
      El convoy es, el peor en el que hemos viajado en todos nuestros periplos por el mundo. Asientos de madera, que un dia debieron estar recubiertos de esponjilla y skay, a tenor de los restos que quedan. El olor al subir es nauseabundo, procedente de los desvencijados banos, consistentes en un agujero hacia la via. No tienen luz. Por lo que hay que practicar el habil arte, de conseguir orinar, mientras con una mano te iluminas con el movil y con la otra, sujetas la puerta, porque tampoco existe pestillo. De todos los vagones, solo en dos funciona una tenue bombilla. El resto del tren va a oscuras y el revisor, porta un casco como el de un minero -con luz en lo alto-, para comprobar los billetes. En una parada sube un policia, que sonrie y nos pregunta: "Are you safe". "Yes, of course", respondemos.
 
      Y es que a pesar de todo lo anterior y a que pasan cosas, como en el resto del mundo, este es un pais totalmente seguro para el viajero y ademas -junto a Ciudad del Cabo y el Okavango, en Sudafrica y Botsuana-, es uno de los pocos lugares que dispone de infraestructura turistica -algo obsoleta-, fruto de las avalanchas turisticas de cuando a Mugabe, aun no se le habian cruzado los cables Eso si: encontrarse en un hotel de 30 dolares, sin agua o sin luz, no le deberia extranar a nadie, que lleve dos dias aqui.
                                                                                              Mutare

sábado, 8 de enero de 2011

Feliz año desde las Cataratas Victoria (con Nochevieja movida)

      Siempre habia sonado, con pasar un fin de ano en el hemisferio sur, viendo a papa Noel en manga corta y disfrutando del entusiasmo local, por el inicio de una nueva singladura temporal.

      Los deseos, nunca se cumplen, como se ha imaginado. Efectivamente, vivimos nuestra primera Nochevieja en el tropico de Capricornio y probablemente, sera la mas inolvidable de todas. Pero...
 Cataratas Victoria (desde Zimbabwe) 
      El dia no empezo nada bien. A las nueve menos cuarto de la manana, desocupamos nuestra habitacion en Nata (Botsuana), para llegar a la gasolinera, que hace funciones de estacion de autobuses. Nos habian dicho, que a las nueve, partia un bus para Kasane. Nada de nada. Seis horas esperando y lo unico que llega, es un micro con una sola plaza disponible. Mientras tanto, a ratos diluvia. Casi nos llevan a la carcel, por estar bebiendo una cerveza en la calle. Afortunadamente, conseguimos templar nuestro cuerpo, con una buena racion de pollo, arroz, vegetales y alubias.
                Cataratas Victoria (desde Zimbabwe) 
      Cuando presumimos, que el fin de ano lo pasaremos en la gasolinera, aparece el que organiza los chanchullos de la estacion y por una propinilla, nos coloca en un coche particular, junto a otra chica, al mismo precio que el autobus.
 
      Conductor suicida, aunque en coche nuevo, nos pone en tres horas en Kasane. Hay cinco hoteles. Dos estan llenos, uno derruido -aunque con el luminoso encendido y vigilante de seguridad presente- y dos, de precio inasumible. Son las siete y media de la tarde y no hay casi nadie en la calle, una vez que ha cerrado el centro comercial del pueblo. Aceptamos lo evidente: Nochevieja sin hogar y con la mochila a cuestas. Nos acercamos a un bar y tomamos unas cervezas Black Label. Nos animamos, con los efluvios del alcohol y viendo como los pocos lugarenos, disfrutan rompiendo los cascos contra el suelo. A las once cierran.
 
      Caminando, encontramos una tienda de fotos peculiar. Se trata de una especie de cabana de madera.  Dentro tiene un habitaculo cerrado, a modo de negocio y accesible, una alfombra sucia en el suelo y un fondo claro, para hacer instantaneas. Ademas, un lavabo y al otro lado, la estructura de madera diafana. Pintoresco lugar.
 
      En el centro, una especie de 3+2 de mimbre, donde nos acomodamos y celebramos la llegada del nuevo ano, a ritmo de tres fuegos artificiales y una botella de vino. Rara y entranable estampa navidena.

      Dulces e inalterados suenos, hasta que a las siete y media de la manana, llega el propietario del chiringuito, dispuesto a abrir. No parece enojado, pero nos explica, que no es lugar para "acmodation"
 
      Recorremos la calle principal. Todo esta abierto, como en un dia normal y lo del happy new year, aqui suena a chino. Tras dos horas de gestiones, visados y transporte, nos encontramos de frente y ya en Zimbabwe, ante las maravillosas Cataratas Victoria.
 Victoria Falls