Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

miércoles, 30 de diciembre de 2020

Navidades segovianas (parte II)

                                     Todas son de Segovia

      Ahora sí, vamos con el recorrido. La primera mañana, en Cuéllar, precioso pueblo de tinte mudéjar, que no conocíamos. Destacan el castillo, sus bellas iglesias, el barrio judío y algunas casas de postín. Por la tarde, al llegar a la capital, tomamos hotel, organizamos la logística de los días venideros y paseamos por el centro histórico. El Alcázar está en obras.

        En la mañana del día de Navidad, llevamos a cabo un largo circuito en forma de elipse, que nos llevó al monasterio de Santa Cruz la Real y su cueva penitencial de Santo Domingo de Guzmán. Después, a la puerta de San Cebrían y su iglesia. Por ese mismo lado de la carretera, la puerta de Santiago. Más adelante, la iglesia de San Marcos y llegamos, posteriormente, a la puerta de la Fuencisla, junto al río. Cruzamos el puente y subiendo unas esforzadas escaleras, llegamos al mirador del Alcázar y los altos de la Piedad.   

        Volvimos sobre nuestra pasos hasta el puente y contemplamos el santuariode la Virgen de la Fuencisla, el convento de las Carmelitas Descalzas y por la carretera, que va a Zamarramala, la iglesia de la Veracruz. Tras ello, el romeral de San Marcos, la casa de la Moneda y el monasterio de Santa Maria del parral. Regresamos por la Alameda del Parral, con bonitas vistas del río, visitamos el monasterio de San Vicente el Real y finalizamos la ruta en la plaza extraordinaria de San Lorenzo.

          El tercer día hicimos la Senda de los Molinos, empezando en la vieja fábrica de loza. Es espectacular,tiene muchísimos rápidos -alimentados por las últimas y persistentes lluvias-, algunos restos de molinos y los azud, terminando en la antigua fábrica de borra. Después, realizamos la Senda de los Suspiros, que va bordeando parte de la muralla por fuera -algunos tramos son peligrosos- y que lleva hasta la puerta de San Andrés o por otros senderos, que se entrelazan. Entre ellos está el del cementerio judío, que llevamos a cabo por la tarde.

        La última mañana recorrimos la Senda del Asombro, desde donde se ve toda Segovia, en perspectiva. Y como nos sobraba tiempo, seguimos, durante largo rato el camino natural del Eresma, hasta la zona de descanso de la Pilarcita.

Navidades segovianas (parte I)

                         Tres primeras, de Cuéllar y otras tres, de Segovia

      Era la segunda Nochebuena y Navidad en nuestras vidas, que íbamos a pasar fuera de nuestra ciudad y  de nuestro entorno. La primera vez fue en el 2010, época en la que nos encontrábamos, en Botswana, realizando un largo viaje por África del Sur y del  Este. En esta ocasión, los motivos han sido bien distintos: debido al coronavirus, mis padres dijeron, que no querían tener contacto con nadie, durante estas fechas. A ello se unió, un largo puente de cuatro días, al caer las fiestas en jueves y viernes. 

        Y, como somos, como las cucarachas o las ratas, en el sentido de que nos adaptamos a todo, si solo nos dejaban viajar por nuestra comunidad autónoma, también lo haríamos, aunque fuera a cuatro grados bajo cero. Y el día  -a este paso llegará-, que solo nos dejen movernos por una baldosa, pues seguiremos viajando, porque lo llevamos en los genes.

          Por supuesto, ya conocíamos Segovia, desde hace mucho tiempo. Pero los anteriores viajes, en épocas más jóvenes y gastadores, estaban basados en la visita del casco histórico más cercano, como complemento de una buena tarde-noche de bares y tapas, que en esta ciudad resultan generosas y excelentes.

          Gracias a la pandemia y a la necesidad de prescindir de la maldita mascarilla, este año hemos centrado nuestros proyectos en rutas bordeando el mar o por las montañas, pero también, en los alrededores de las ciudades, descubriendo apasionantes experiencias. En el caso de Segovia, no solo está rodeada de senderos naturales, sino de un excelente patrimonio arquitectónico, extramuros.

          Antes de comenzar a comentaros el desarrollo de este periplo, hacer referencia a algunas de las cosas, que nos extrañaron:

        -En Nochebuena, en nuestro buen hotel, había bastantes habitaciones ocupadas, por lo que no todo esa noche es familiar.

          -¡Hasta donde pueden llegar los animales de bar! Hace tan solo diez años -no hablo de mi juventud- era absolutamente impensable, que la gente, en pleno diciembre, estuviera consumiendo en las terrazas con abrigo en ristre y gorro en la cabeza. Nos sorprendió aún más, que no solo  tomaran un rápido café o una cerveza, sino que muchos y con una sensación térmica de dos grados bajo cero al mediodía, se acoplan durante más de una hora para degustar sus dos platos y el postre. No me extraña, que en muchos países, se estén poniendo de moda los bares del hielo.

        -Hace no demasiado tiempo, esos locales no habrían abierto la mañana del día de Navidad y esta vez, no había casi ninguno cerrado. Debieron tener bastante intuición, porque los senderos circundantes estaban abarrotados de gente, más que en ningún otro día del puente. ¿Navidades distintas? No lo sé, porque no tengo con que compararlas.

sábado, 26 de diciembre de 2020

viernes, 25 de diciembre de 2020

jueves, 24 de diciembre de 2020

sábado, 12 de diciembre de 2020

2020: un año insólito ¿Y 2021?

         2020 iba a ser el año de los Juegos Olímpicos, de la Eurocopa y de nuestro noveno viaje largo. Pero, finalmente, no fue ninguno de los tres.

        El panorama se presentaba prometedor, cuando a mediados de febrero, adquirimos unos billetes de avión a precio de saldo, con el fin de hacer un viaje de casi tres semanas, por el este de Estados Unidos y Canadá. Pero, el secuestro domiciliario, decretado por el gobierno el día antes de nuestra partida, llevo estos planes al traste. Aún estamos metidos en acciones legales, para que nos devuelvan el dinero. 

        No tardamos demasiado, una vez levantado el estado de alarma, en ponernos "on the road" para completar casi setenta días de viaje en el segundo semestre del año. Empezamos con dos periplos nacionales: dieciséis días por el este de Galicia y el oeste de Asturias y quince por las provincias de Vizcaya y Guipúzcoa.

        El viaje estelar fue de casi un mes -tan emocionante y trepidante, como inesperado-, por Grecia continental y la isla de Creta. Tuvimos suerte, porque ingresamos al país, tan solo dos días antes, de que exigieran una prueba PCR obligatoria pagada por ti mismo y realizada, como máximo, 72 horas antes del vuelo.

          Tres puentes pusieron el colofón a este insólito año: uno por la provincia de Salamanca, otro por la de Valladolid y el de diciembre, por la comarca de Miranda de Ebro. 

        En realidad y desde que se hizo obligatorio el uso de la maldita y alineante mascarilla, toda nuestra obsesión ha sido encontrar lugares donde no fuera impuesta -Grecia- o donde poder evitarla con facilidad: la naturaleza, fundamentalmente. Así, que ha sido en toda nuestra vida, el año más campestre, que recordamos. ¡ Y yo, que decía hace tiempo con mi talante urbanita, que el aire puro, me machacaba los pulmones!

        ¿Qué ocurrirá en 2021? Nunca estuvieron las cosas más inciertas. Nuestra actual situación laboral nos impide tener más de un mes de vacaciones, por lo que no tendría cabida el noveno viaje largo, aunque nunca se sabe, dado que esta no es muy estable.

          Si no fuera posible moverse en periodos dilatados, barajamos como alternativas (a elegir dos de entre todas):

      - Este de Estados Unidos y Canadá.

          - Cuba.

           - Azerbaiyán y algunas repúblicas próximas no reconocidas.

        - Irán.

          - Burkina Faso y algún país de su entorno.

          - Mongolia.

          - República Dominicana y Haití.

           - Venezuela (poco probable.

viernes, 11 de diciembre de 2020

Más rutas desde Miranda de Ebro


       La clave se encuentra en San Juan del Monte, lugar del que ya hemos hablado, que sirve de base desde su zona de merenderos y aseos para rutas, como la de la ermita y los miradores, la de la Cruz del Motrico, la del Yermo y las Salinas, la del Peñalrayo, la de Valverde a San Miguel, la de las Ayuelas, la de los campos de Montañana...En la ermita de San Juan -a unos siete kilómetros de Miranda- se celebra todos los veranos -menos este pasado, claro- una extraordinaria romería.

         Otras rutas:

          -Los caminos del agua: la oficina de turismo ofrece un excelente folleto-plano, en el que se recogen más de treinta sugerencias de turismo natural relacionado con el líquido elemento, en forma de ríos, cascadas, rápidos...

          -Ruinas de Arce-Miraperez Deobriga.

          -Las Merindades: 

        -Sendas de dificultad baja y largo recorrido: la de los Miradores, la de los Ladrones-la Alpargata y el entramado de sendas de Campos Verdes.

          -Sendas de dificultad media y corta duración: de la Cruz de Motrico, de los Tejos y la de la Ferrara.

          -Sendas de baja dificultad y corta duración: la de las Cárcavas y la Senda Botánica.      

jueves, 10 de diciembre de 2020

Puente de diciembre en la comarca de Miranda de Ebro

 

         Cada vez, nos lo van poniendo más difícil, pero seguimos intentándolo y de momento, consiguiéndolo. Se avecinaba un acueducto de diciembre complicado. A la perimetracion -horrible palabro, como otros tantos, desde que empezó la pandemia- de la comunidad autónoma, ya vigente en puentes anteriores, se unía la división en fases diferentes por parte de las provincias. Al residir en Valladolid, Salamanca, Ávila, Segovia y León, quedaban fuera de nuestro alcance. Había, que añadir además, encontrar un lugar, donde el alojamiento no se disparará de precio en estas fechas.

          Recordamos entonces, que en noviembre del año pasado, cuando degustabamos de gañote ricos pinchos de lechazo al horno de leña, en INTUR -feria del turismo interior de Castilla y León-, nos entregaron unos folletos muy atractivos en el stand, de Miranda de Ebro. Encontramos un hotel, a 27 euros y no lo pensamos más.

       Miranda de Ebro está más enraizada en el País Vasco, que en Castilla. No es de extrañar, el eterno conflicto del condado de Treviño. Es una tierra extraordinariamente verde y montañosa y sus habitantes lucen un indisimulable acento vasco, al hablar y no de la sobriedad castellana. Ellos llaman "ama", a los que el resto de mesetarios denominamos, como mamá o madre. Vive por aquí mucha gente de Álava, si miras las matrículas de los coches más viejos.

          La ciudad en si, no cuenta con demasiado encanto. Todo gira en torno a la enorme "M" con los colores del escudo, que aparece en su rotonda principal. Todo muestra aquí un aroma y sabor teñidos de ferroviario y de una época más próspera, cuando esto era un nudo de comunicaciones: la calle del Ferrocarril y la de la Estación conforman el eje central del núcleo urbano.

        El casco viejo no es muy grande y hace honor a su nombre, porque la mayoría de los edificios están, que se caen. Todo se vértebra en torno al río, que es bello y majestuoso, aunque también amenazante, cuando se desborda. Nos ha llovido -y nevado-, intensamente, durante tres de los cuatro días y el agua se ha salido de su cauce, inundando las zonas colindantes.

        El encanto real de la comarca de Miranda de Ebro, se encuentra en sus alrededores, pudiéndose llevar a cabo numerosas excursiones, que nos pueden entretener, durante más de una semana, si nos ponemos a fondo. Por cierto: un cero para la oficina de turismo, que aunque suministra buena información muy completa, permaneció cerrada a lo largo de los cuatro días del puente. Es como si tengo un restaurante, abro a las tres de la mañana y cierro a la hora de comer.

        Para empezar, caminar hacia ambos lados de las dos orillas del Ebro, ya tiene un encanto palpable, especialmente con los descarnados y limpios paisajes del invierno. Aquí expongo, las rutas, que hemos hecho nosotros y en otro post más breve, otras -algunas más lejanas o largas-, que se pueden llevar a cabo.

        1°.- Ruta de los Pinos. Parte por una senda, cerca del hotel Tudanca y sigue la margen izquierda del Ebro -teniendo en cuenta la dirección de la corriente-, dejando enfrente una ermita y al lado, una central hidroeléctrica.

          2°.- Ruta de Pozo Redondo. Sigue el curso del Ebro por la parte derecha y arriba en una ermita, cerca de la localidad, de Ircio.

        3°.- Ruta de la Picota. También, parte desde el centro urbano a este interesante cerro de espléndidas vistas, donde se encuentra el Rollo. Se deja de lado el Castillo, que es ruinoso y gratis, aunque no lo vimos abierto ningún día.

          4°.- Ruta de la ermita de San Juan del Monte y de los miradores. Nosotros completamos andando los siete kilómetros hasta los merenderos, donde empieza la ascendente y exigente senda. La ermita está enclavada en una enorme roca.

        5°.- Ruta GR 99 por la margen izquierda del río, desde el puente de Carlos III,  que es una pequeña parte de la que abarca más de media España y que transcurre desde Reinosa hasta la desembocadura del río. Excelentes vistas

miércoles, 9 de diciembre de 2020

martes, 8 de diciembre de 2020