Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.
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viernes, 17 de agosto de 2012

"No me gustan los israelíes, porque lo rompen todo"

                                                  Cataratas de Iguazú
            Llegamos a Puerto Iguazú, agotados y carentes de reflejos. Sólo así, se puede explicar, que nos dejemos atrapar por las garras de un comisionista de alojamientos y que accedamos a quedarnos en uno, que no sale muy barato y no resulta gran cosa. La propietaria habla por los codos y cuando los ha desgastado, empieza a hacerlo hasta por las orejas. En claro, apenas sacamos, que le tiene bastante manía a los viajeros israelíes, porque lo rompen todo.
              Paraty (Brasil)
            Dos noches seguidas de autobús, han tenido la culpa de nuestro estado extremo. La primera, nos transportamos desde la magnífica ciudad colonial brasileña, de Paraty y desde sus maravillosas playas de los alrededores, hasta la capital, Sao Paolo. A pesar, de que no son muchos sus atractivos monumentales de esta ciudad, no nos decepcionó, en absoluto. Sobre todo, gracias a una zona algo decadente, con unos cuantos pintillas, cuyo nombre no recuerdo –aunque podría ser, la del metro de santa Cecilia- y que al menos de día, se nos mostró con bastante encanto.
                                                                                              Sao Paolo (Brsil)
            Durante la segunda, conectamos esta ciudad con Foz de Iguazú, ya en la frontera con Argentina. Nos pareció estar transitando por Kosovo, dado que todas las luces interiores del autobús –“colectivo”, en estas tierras-, iban apagadas, incluidas las de lectura. Nos daba la sensación, de irnos infiltrando por las líneas enemigas, a gran velocidad, para conseguir el objetivo.
                                 Cataratas de Iguazú
Al ir al baño –todos los buses de largo recorrido, lo tienen- y no ver nada, le arreé un buen mangurrino en la cabeza, a una señora, que casi quedó conmocionada. Desde entonces, aprendí la costumbre local: Para manejarte en el interior del vehículo, es necesario desplazarse, apoyando las manos en los portaequipajes de arriba y no en los asientos.
                                      Cataratas de Iguazú, arriba y Puerto Iguazú, (Argentina), debajo
            Las cataratas de Iguazú deben contemplarse, tanto del lado brasileño, como desde el argentino. Desde el primero y en nuestra opinión, resultan más espectaculares, al verse de lejos, a través de un recorrido muy bien acondicionado. Espectacular, contemplar atónitos desde abajo, la Garganta del Diablo. Desde Argentina, se observan saltos desde mucho más cerca, aunque con menor perspectiva y en ocasiones, con demasiado vapor de agua en suspensión. Se puede –y debe- navegar desde el islote de san Martín, hasta acercarse bastante a una caída de agua, impresionante.
    Cataratas de Iguazú
            Dado, que muy cerca se halla también, la frontera de Paraguay, no es desaconsejable hacer una excursión de un día, a Ciudad del Este, sobre todo, si os gustan las compras de casi todo. Pero, no hagáis el panoli, como nosotros, que fuimos un domingo y desde la una de la tarde, estaba todo cerrado.

            Lo primero, que nos sorprendió de los paraguayos –de esta zona- es, que no les entendíamos absolutamente nada. Lo segundo, la cantidad de parrilladas, que se estaban haciendo a la hora de comer. Y después, a escuchar los partidos del campeonato nacional de fútbol, con las radios de los coches a todo trapo, mientras consumían mate. Los narradores y como era de esperar, espectaculares. ¡Ni la tele en alta definición, te lo pone más colorido!
                                                                Cataratas de Iguazú
            Ya de nuevo en Puerto Iguazú –donde asistimos a una especie de Carnaval nocturno-, fueron las maravillosas empanadas, las que ganaron nuestro corazón para siempre (de queso y cebolla, bonito y tomate, queso fundido y jamón, espinacas…). No así, la cerveza Quilmes. Como bien dice un buen amigo argentino: Esta cervecera aprendió hace tiempo, en que el secreto del éxito, consiste en servirla helada”. Lo dice todo.

            Pero, con ese amarillento líquido, tuvimos varios conflictos en el cono austral –incluyendo también, Chile-. En el Calafate, una cajera se negaba a cobrarnos una botella, porque no llevábamos casco. “Mire, venimos de España –le dijimos-. ¿Qué quiere, que nos lo traigamos de casa”. “Sí –contestó” Y fueron infinito, los conflictos, porque después de ingerido el líquido y devuelto el recipiente, no nos quisieran devolver el dinero. Siempre, salimos victoriosos, aunque en Puerto Montt, nos costó rellenar media hoja de reclamaciones.

                                                          Cataratas de Iguazú
            Por cierto y retomando el tema Calafate. Por motivos ecológicos, se ha suprimido el uso de las bolsas de plástico en la ciudad. Pero sin embargo, las calles presentaban una suciedad significativa. Nos llamó la atención este curioso contraste.