Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.
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martes, 12 de marzo de 2019

El octavo viaje largo en cifras

                                                 Todas las fotos de este post son, de Bali

            -90 días de emocionante aventura -o lo que es lo mismo: doce semanas y seis días- transitando por Tailandia, Nueva Zelanda, Malasia, Indonesia, Taiwán y China. De todos estos países mencionados, solo tres son nuevos: Australia, Nueva Zelanda y Taiwán. En el resto, ya habíamos estado en una o más ocasiones.

            -En torno a 7.500 kilómetros llevados a cabo, solo por vía terrestre -no son demasiados, en comparación con otras ocasiones-, a los que hay que añadir, los más de 50.000 -a través de 14 vuelos, algunos de ellos, de muy larga duración- realizados por vía aérea. Esta última cifra, supone todo un récord, a la que ni siquiera nos hemos aproximado en los siete viajes largos anteriores. ¡Así, hemos acabado con la cabeza, como un bombo!

           -40 han sido los destinos visitados, que nos sirvieron para llevar a cabo unos 2.200 disparos fotográficos. En esta ocasión y para variar, afortunadamente, no tuvimos ningún problema con la cámara, como en algunos viajes largos anteriores, aunque llevábamos una de repuesto, como es costumbre.

          -Pernoctamos en 34 alojamientos: 11 en Tailandia, 6 en Australia, 4 en Nueva Zelanda, 4 en Malasia, 7 en Indonesia y 1 en Taiwán. En algunas ciudades cambiamos de hotel -como en Kuala Lumpur, Bangkok o Krabi-, por no estar contentos con la primera elección o por reducir el coste del alojamiento.

          La habitación más cara del viaje la pagamos, en Surfer Paradise (Australia), en torno a los 50 euros por una noche y la más barata y como en el séptimo viaje largo, en Phuket -fue el mismo alojamiento-, donde abonamos poco más de tres euros por jornada. Atendiendo a la relación calidad-precio, las mejores alcobas resultaron ser las de Ayuthaya, las islas Gili, Christchurch y los dos hoteles de Krabi. Las peores y como en el último periplo, en Kuala Lumpur y Phuket.

            -29 de las noventa noches transcurrieron sin alojamiento, bien en aviones, en transportes públicos o incluso, varias de ellas, en estaciones de trenes o de autobús, en la playa o en la propia calle. Si hacemos el desglose, 9 de ellas fueron en aeropuertos, cinco en aviones, autobuses y estaciones de trenes, cuatro en terminales de autobuses y una en la fantástica playa de Byron Bay (¡Es alucinante ver amanecer allí!)

          Resultan demasiadas en términos absolutos y superan a las de séptimo viaje largo -fueron 25, en 94 días-, que ya nos parecieron un montón. Significa, que una de cada tres noches, la pasamos sin alojamiento y en la mayoría de los casos, por tanto, con el bulto a cuestas, durante toda la jornada anterior y, a veces, posterior, dado que encadenamos en una ocasión, seis días seguidos sin hotel.

           -En los noventa días de este último periplo largo, gastamos 5.605, 20 euros, sumando todos los conceptos. Se trata de uno de los presupuestos más elevados para este tipo de viajes y ha sido motivado por la lejanía de los destinos visitados y el coste de la vida en países, como Australia, Nueva Zelanda y Taiwán. Ello significa un gasto medio por día, de 61,60 euros para los dos. Cómo siempre, la mayor parte del gasto lo supusieron los vuelos, 2.585,33 euros. El resto de transportes, sumaron 1.207,47 euros.

          Para el alojamiento destinamos un total de 905,14 euros y para gastos generales 846,80 euros. En esta ocasión, no tuvimos, que desembolsar un solo céntimos en visados, dado que Indonesia, que era el único país, que lo cobraba, lo elimino en 2.016.  Si tuvimos, que rellenar la ETA de Australia, pero se trata de un formulario gratuito. En visitas y en este caso, abonamos dos carísimas excursiones: una por la Great Ocean Road, de Australia y otra, al glaciar, Milford Sound (74,5 euros la primera y 72,5 euros la segunda, en ambos casos, por persona)

           Sí pagamos 60,46 euros por comisiones por uso de redes internacionales de la tarjeta de crédito.

            -Pasamos 262 horas con doce minutos montados en diversos medios de transporte, como aviones, trenes,autobuses y ferries ( no se contabilizan las transcurridas en transporte local, como buses urbanos, tranvía, metro...) En términos generales y teniendo en cuenta la duración de este viaje, no son excesivas, ya que se quedan 25 por debajo de lo que fue el viaje anterior, que contó con cuatro días más. Pero, si resultan muy elevadas, las que hemos transitado en aviones, que suponen, prácticamente, la cuarta parte de ese tiempo (63 horas).

lunes, 11 de marzo de 2019

Los peores momentos del octavo viaje largo

                                               Todas las fotos de este post son, de Malasia

            1°.- Sacar los billetes de vuelta, a España, desde Taipei. Fue una pesadilla -peor, que la de la cocina-, que duró unas 24 horas y en la que estuvieron implicados, las tarjetas SIM de Simyo nuestras, la de mi padre, la aplicación de Bankia y el juguetón wifi de la estación de ferrocarril, de Taipei, además de nuestros cerebros. Todo con mucho suspense, indignación y agotamiento. A poco, nos quedamos a pasar las Navidades allí.

            2°.- Las dos denegaciones de embarque, que solo pudimos superar con mucho esfuerzo y determinación. Una, en el primer vuelo, Madrid-Kiev, con Ukrainie y la otra, con Lion Air, en el tramo, Bangkok-Taipei. A veces, hay que tratar con gente muy desagradable, a la que tienes, que dar, miles de explicaciones y que te hacen pasar muy malos ratos.

          En ese mismo sentido, una confusión en los controles de seguridad, de Madrid, como ya se ha contado al principio, estuvo a punto de dar con el viaje al traste.

          3°.- La habitación del hotel, de Phuket, la más barata del viaje, pero también, la más mala y que nos bajo mucho los ánimos, tras cuatro noches allí. Ya habíamos estado cuatro noches en este hotel, pero la alcoba era más grande y tenía ventana.

            4°.- Otra vez y por tercer viaje consecutivo, se estropeó mi teléfono móvil. Fue el 17 de octubre en un bus, camino de Sydney. Al quitarle la tarjeta SIM, para introducirla en el de mi pareja, como nos habían recomendado los de Simyo, se quedó bloqueado, pudiendo un código, que nadie conoce, incluido yo. A los pocos días, se fastidio la batería y ya perdimos toda esperanza de recuperarlo.

            5°.- Desesperados, en el control de equipajes de mano del aeropuerto, de Sydney, camino de Singapur. Un negro y un chino registrando nuestros dos bultos y desquiciandonos y con los objetos de los bolsillos -incluidas la cartera y la cámara- corriendo por la cinta, alejándose de nuestro control. Sin lugar a dudas, uno de los momentos más desagradables del viaje, que aún nos enfada, cuando lo recordamos.

            6°.- Pasar seis noches seguidas sin alojamiento. Menos mal, que la temperatura era moderada y no sudamos. Dos fueron en la estación de trenes, de Sydney; dos en un autobús, yendo y viniendo, de Melbourne y las restantes, en la terminal de buses de esta última ciudad. Y lo peor es, que terminamos hasta cogiéndole gustillo.

            7°.- Quince horas montado en un avión de Iberia, entre Shanghái y Madrid. Y para más inri, nos mataron a hambre con todo descaro. Creo, que se trata de una experiencia, que no voy a volver a repetir.

             8°.- La mañana, que en Krabi, me entró un tremendo dolor de barriga, que no había tenido jamás. Me asusté mucho. Y encima, me había tomado dos cafés seguidos y a mí no me sientan bien para los nervios.

             9°.- El día de la excursión, a Phanom Rung, desde Nakhon Rratchasima. La información en internet es muy equivoca y lo organizamos tan mal, que estuvimos a punto de perder el último autobús de vuelta. Nos salvamos, gracias a dos amables conductores, que nos cogieron para resolver dos largos tramos de carretera.

            10°.- Pasar la noche en un pequeño bungalow, de Kaikoura, en Nueva Zelanda. Después de pagar más de 35 euros, las instalaciones eran muy básicas y nos quería cobrar por la manta, aparte. Nos molesto mucho y le dijimos, que no. Luego, nos morimos de frío y más, porque teníamos parte de la ropa mojada por la lluvia de la tarde. ¡Menuda hija de puta la cabrona!
     

Los mejores momentos del octavo viaje largo

                                                Todas las fotos de este post son, de Singapur

          Ha sido un viaje de bastantes malos momentos, motivados, como ya se ha dicho, por todas las circunstancias, que nos han acaecido en los aeropuertos, pero también ha habido momentos memorables e impresionantes, que marcarán nuestras vidas para siempre. Por ejemplo, hemos visitado el último continente, que nos faltaba.

 
           1°.- Aterrizaje en el aeropuerto, de Gold Coast, en Australia. Muchos habían sido los intentos, que a lo largo de los últimos años, habíamos hecho por llegar hasta Oceanía. El último, el año pasado, tuvimos que cancelarlo por la subida de los vuelos en el verano, cuando ya estábamos, en Kuala Lumpur. Por unas cosas u otras, siempre teníamos, que aplazar este plan. Aterrizar en Australia fue para nosotros, un momento muy emotivo.

             2°.- Bebiendo vino, en Australia. Muchos fueron los momentos en torno al delicioso vino australiano. Sabíamos de su fama, pero nos habían dicho, que su precio era muy elevado y nada de eso. Los hay de excelente calidad, a partir de los dos euros la botella.

             3°.- Reservando el boleto aéreo para regresar a casa, vía Shanghái, utilizando el wifi de la estación de trenes, de Taipei. Habíamos hecho tantos intentos y tenido tantos problemas con la conexión, con las tarjetas de los teléfonos y con la aplicación, de Bankia que conseguirlo, casi después de 24 horas, nos lleno de felicidad y regocijo. Definitivamente, podíamos llegar a casa antes de Navidad y disfrutar de las fiestas con la familia.

            4°.- Pasar los controles, tras más de hora y cuarto de incertidumbre, esperando en la cola, para entrar en China. Mucha tensión, porque aunque intuíamos, que no tendríamos problemas para conseguir la visa de tránsito, de hasta 144 horas, con los chinos y los rusos, nunca se sabe. De lo contrario, habríamos perdido el vuelo de vuelta a España, así que nos alegremos bastante. Sobre todo, porque duraron mucho para concedernosla, yo no sé, si por venir, de Taiwán.

             5°.- Llegando, a Mataran, en Lombok, siendo ya noche cerrada. Se habían puesto las cosas muy feas, porque el ferry arribo, una vez había oscurecido. Las oficinas estaban cerradas y no había pueblo allí: solo unos cuantos sinvergüenzas, tratando de sacarnos la pasta para llevarnos en moto, a no se sabe dónde. Desconcertados y desorientados, comenzamos a andar. No habríamos llegado muy lejos, porque era carretera sin arcén y muy transitada. Fue entonces, cuando de la nada, apareció un chico con un potente coche nuevo y nos trasporto a la capital, por un precio muy razonable.

         6°.- Ver amanecer en la playa, de Byron Bay, en Australia, en absoluta soledad y luego caminar, durante largo rato, hasta la montaña, donde se ubica el faro. Es uno de esos momentos inolvidables, que recuerdas de por vida.

             7°.- Los dos alojamientos, de Krabi: el primero con buen desayuno y potente aire acondicionado y el otro, un bundalow con extraordinaria y transparente piscina. Ambos vinieron a paliar las carencias, que habíamos padecido en la cueva, de Phuket y nos levantaron el decaído ánimo.

              8°.- Tomar una fresca cerveza de medio litro, en Christchurch, en Nueva Zelanda, después de 37 días de no haberla catado, debido al alto precio de tan vital y refrescante producto en los países anteriores.

            9°.- Primer baño del viaje, en la magnífica playa de Senggigi, en la isla, de Lombok y el que nos dimos, en la extraordinaria piscina de nuestros bungalows, en Krabi.

             10°.- Las esperas en los aeropuertos de Kuala Lumpur y Christchurch, que son siempre muy agradables para tratarse de terminales aéreas. Este último, dispone de tantas comodidades, que casi hace las funciones de habitación de hotel.

sábado, 9 de marzo de 2019

¿Que es un viaje largo? (parte II)

                                                           Todas las fotos son, de Tailandia


          -"¿Cómo lleváis el dinero: tarjetas, efectivo...?: Recuerdo, hace más de una década, cuando le dijimos a mi suegra, que pedíamos una excedencia y nos íbamos medio año de viaje por Sudamérica, Centroamérica y México. Ella pregunto, con toda naturalidad: pero, con eso de la excedencia, los de la empresa os siguen pagando el sueldo, ¿no?. Costó mucho esfuerzo, que entendiera, que dejábamos, temporalmente de trabajar -y de cobrar, claro-, para dedicarnos a recorrer el mundo.

          De todas formas, esta es una de las consideraciones, que más entiendo, que puedan resultar ser de la inquietud de los demás, porque hemos cambiado la fórmula decenas de veces. En la actualidad y dado los siete pueblos, que se pasan los bancos, siempre que los países a visitar sean medianamente seguros, optamos por el efectivo -contante y sonante- y por la tarjeta de crédito, aunque con restricciones. En otros tiempos más balsámicos y sosegados, cuando las entidades bancarias vivían del ladrillo y no de desplumar a todo lo que se menea, el cajero automático y la tarjeta de débito eran nuestra sencilla, pero eficaz, receta maestra. En el futuro , seguro, que todavía, tendremos que volver a recuclarnus. ¡Para eso estamos!

          -"¿Lleváis tabletas u ordenadores portátiles para resolver las gestiones necesarias en ruta?": Desde hace mucho tiempo, tratamos de llevar el mínimo equipaje posible, porque hay en algunas jornadas, que debemos llevarlo todo el día a cuestas. Por otro lado, el valor de un portátil o una tablet buena es suficientemente significativo, para no dejarlos en un alojamiento económico, que no dispone de medidas de seguridad suficientes.

          Normalmente, funcionamos con los dos teléfonos móviles y sus dos tarjetas. Las apps de las compañías aéreas, las de autobuses y trenes o las de reservas de alojamientos, son hoy en día, tan modernas y eficientes, que facilitan mucho las cosas (son mejores, que las propias páginas webs, equivalentes)

          Sin embargo, durante los tres últimos viajes largos han saltado las alarmas y hemos padecido -ya lo habéis leído en esta misma web y en el blog- diversos problemas con las tarjetas SIM, su cobertura en determinados países -con la compañía Simyo- y los propios teléfonos. ¡Tenemos gafe en esta materia! Por lo que hemos tomado la decisión y para viajes sucesivos, de llevar un tercer dispositivo de reserva y con una tarjeta de Movistar o de Vodafone, que dan cobertura en todo el mundo.

          -"¿No habéis padecido problemas sanitarios o alguna enfermedad importante en todos estos años?": Muchas veces, se contestan ellos mismos, como me ocurrió el otro día al calor de unas cervezas y unos pinchos: "ah, seguro, que además de vacunados de todo, tendréis una inmunidad añadida por haber pasado tanto tiempo en esos inciertos y agitados destinos del tercer mundo.

          No sé, si un médico o epidemiólogo, podrán corroborar esta segunda parte de la afirmación, pero nosotros estamos bastante de acuerdo con ella, a pesar de que no pueda tener base científica. Sea por lo que sea -entre otras cosas, porque tomamos muchas prevenciones y tenemos mucha suerte-, llevamos treinta años viajando -veinte de ellos pueden el tercer mundo- y nunca hemos perdido un solo día por motivos de enfermedad o indisposición. Para, que os hagáis una idea sobre este asunto, en los noventa días, que ha durado este octavo viaje largo, yo no he tomado ni una sola pastilla.

          -"¿Cómo es posible, que viajes tan a menudo y por periodos de tiempo tan largos: como lo hacéis?": Tan solo ha habido una sola persona en todos estos años, que se ha atrevido a hacernos está pregunta y en ningún caso, mencionó la palabra "dinero". Sí ha habido muchas más, quejumbrosas por naturaleza, que nos han repetido la misma perorata hasta el agotamiento: "claro, yo no podría hacerlo, porque no me lo podría permitir, porque ya tengo muchos gastos en mi vida diaria..."

          La fórmula de nuestro éxito no es secreta, como la de los "manolitos" de mantequilla o la de la Coca Cola. Se trata de aprender, que se puede viajar por muy poco dinero -hasta en los países más caros-, si te organizas bien. Baste decir, que para recorrer más de 50.000 kilómetros aéreos cada uno, hemos invertido tan solo, un poco más de 2.300 euros en total. Baste indicar, que para tres meses de viaje y este ha sido de los más caros, nos hemos gastado 1.800 euros al mes para los dos, cifra que mucha gente liquida, como si nada, sin salir de casa y entregándose a su vida cotidiana y a su hipoteca (la nuestra, afortunadamente, esta pagada hace más de una década)

          Por tanto, menos llorar y alegar excusas y más, ponerse en marcha con optimismo. Sí, que es verdad y no lo niego, que la primera vez, que uno se mete en una aventura de estas características, cuesta decidirse y surgen en cascada las dudas y los miedos. Pero, nadie dijo, que las cosas fueran fáciles y no costarán esfuerzo.

          No nos extraño, sin embargo, que la gente de bien, no nos preguntará por las cosas un poco más complicadas de los viajes largos -tambien de los cortos-, tipo: ¿Cómo hacéis los visados y dónde?, ¿Cuánto equipaje lleváis y como?, ¡Que hacéis las horas muertas, esperando en aeropuertos, estaciones de trenes o autobuses o a la espera de poder tomar un alojamiento?, ¿Cómo gestionáis el asunto de las vacunas, los seguros médicos y demás asuntos relacionados con la salud?... Entiendo, que si no habían resuelto sus inquietudes más básicas, no nos interrogaran por estos aspectos.

          Al fin y a la postre, lo que yo más agradezco de estos ya más de treinta dilatados años viajeros es, haberlos podido compartir con mi pareja, desde el principio, sin ni siquiera haberle tenido, que explicarle nada de esto.

martes, 5 de marzo de 2019

¿Qué es un viaje largo? (parte I y la segunda para más adelante)

                                      Todas las fotos de este post son, de Krabi (Tailandia)

          Es la primera vez, que me hago esta pregunta -en un principio algo estúpida- y que incluyó este epígrafe en un relato de estas características. Y lo he hecho, porque a lo largo de estas pasadas fiestas navideñas, muchas gente, me ha hecho unas preguntas -tan básicas de responder para nosotros-, que hemos quedado sorprendidos. Como, si fuera un FAQ -tutorial de preguntas frecuentes-, vamos a tratar de resolver alguna de ellas.

           -"¿Que es un viaje largo?: Poner este límite es algo muy personal. Depende mucho, de lo que haya viajado casa uno y de las circunstancias. Nosotros ponemos la frontera mínima en los dos meses. Por eso, llevamos solo ocho realizados y no diez, al no incluir los dos interrailes de 1990 y 1991, que rondaron los 45 días cada uno.

           -"¿Lleváis todos los vuelos comprados?": Modestia aparte, estamos bastante bien preparados, gozamos de buenas capacidades y somos, lo suficientemente previsores, pero es imposible, en un viaje largo, llevar preparado algo más -como mucho-, que el primer país. Por tanto, nunca compramos más, que los vuelos para el primer destino. La ventaja de un viaje largo es, que ofrece mucha flexibilidad y no hay que llevar las fechas cerradas, como en unas vacaciones al estilo tradicional.

           -"¿Como os entendéis por ahí fuera?": La gente normal y por lo visto en estos días, desconoce, que para viajar por cualquier parte del mundo, tampoco es necesario tener un buen nivel de inglés, entre otras cosas, porque en muchos países, la mayor parte de la gente no habla este idioma. Un buen nivel de la lengua, de Shakespeare, resulta un buen e indispensable recurso, pero si no quieres limitarte y llegar a pasarlo mal, debes desarrollar otros, como aprender algunas palabras de la lengua local, usar gestos muy expresivos, dibujos... Todo lo que no agobie y facilite las cosas, a quien te tiene, que ayudar.

         -"¿ Y una vez allí, lo hacéis todo organizado?: No tendría mucho sentido, volar por libre para luego, tener que caer en las garras de las agencias. El 99% de los recorridos los hacemos nosotros solos -a veces, compartimos tramos de viaje con otras personas- y solo en casos muy excepcionales, recurrimos a tours organizados. Normalmente, lugares, cuyo acceso en transporte público es complicado o requiere de varias conexiones, son muy lentos o demasiado espaciados en el tiempo.

          -"¿Y, como reservais el alojamiento?": Esta es una de las preguntas, que más nos ha sorprendido, porque nos la han hecho varias personas, cuando nosotros dábamos su respuesta por obvia. Una de las personas, incluso, me llegó a interrogar, sobre si alquilabamos un piso en casa país, que visitábamos. Veamos:
           En el tercer mundo -generalmente, hay muchos alojamientos económicos, que suelen estar agrupados, en el caso de zonas turísticas-, nunca solemos reservar nada, porque entre otras cosas, casi nunca se puede, es difícil hacerlo o no lo aceptan, siquiera. Además, así ves la habitación antes de comprometerte, a contratarla.

            En los casos de los países caros, si solemos reservar, previamente, aunque no siempre. Booking -mejor la app, que la página web-, resulta la mejor opción para esta labor. La mayor parte de las veces, resulta la mejor opción, para esta labor. La mayor parte de las veces, resulta mejor opción, que ir al propio hotel y eso, que el portal, casi monopolístico, de alojamientos, cobra una comisión innegociable, de un quince por ciento. ¡Hay cosas, que de verdad, no se entienden, se pongan, como se pongan!