Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.
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sábado, 2 de junio de 2012

Las playas del tercer mundo


            El cómodo, aunque rutinario puesto de trabajo de un ciudadano occidental y más, motivado por las sesgadas fotos de los catálogos de las agencias, hacen que determinadas playas del tercer mundo, pudieran parecer idílicas. Algunas de hecho, lo son. Pero alejarse hasta ellas, puede acarrear algunos inconvenientes, consistentes fundamentalmente, en los servicios, que se reciben a cambio del costosísimo paquete turístico.
                                            Playa de Unawatuna (Sri Lanka)
            Hoy en día, un viaje a Fuerteventura –de maravillosas playas y a solo dos horas y media de ación-, puede salirte por 10 € el vuelo, 20 el hotel –con tres piscinas- y después, dispones de una amplia gama de ocio y gastronomía. En este último caso, puedes comer desde 1 ó 2 €, en un supermercado, a 100 €, a la carta, pasando por múltiples ofertas intermedias.

En el tercer mundo –en África más-, puedes acabar pagando, por una experiencia playera, el doble o el triple, que en Europa, con infinitas menores prestaciones. Eso sí, para el posible deleite personal, es frecuente que la disfrutes tú sólo, porque no haya más viajeros. Aunque, la primera línea de playa esté llena de resorts, restaurantes o incluso night clubs o que tuvieron mejores tiempos –lo dudo- o esperan mayores expectativas, demasiado optimistas.

Demasiadas playas idílicas en el mundo –con el mismo mar y olas parecidas-, para que pretendan vivir todos los negocios del ramo, de los escasos y adinerados turistas, que deciden alejarse de Europa, para sólo darse un chapuzón o realizar actividades acuáticas o de pesca. Eso sí. Al menos, en muchos de estos lugares, se podrá disfrutar de marisco o pescado fresquísimo, a precios de risa. ¡Al final, siempre hay algo, que compensa!.  Playa del Tofo (Mozambique)

            Con el fin de contribuir a la causa, dejo una relación de playas, supuestamente, idílicas, en la que hemos estado.

1ª.- Unawatuna (Sri Lanka). Nos bañamos solos, mientras amenazaba lluvia y
rodeados de resorts y restaurantes vacíos. Dicen, que es una de las diez mejores playas del mundo, pero sobre este tema, no tengo opinión.              Playa del Tofo (Mozambique)

2ª.- Malika. Espectacular y brava playa, a 20 kilómetros al norte de Dakar, al lado de un pueblo, sin infraestructura turística.

3ª.- Playa del Tunco, en El Salvador. Aún más brava, que la anterior, con el agua de un color azul muy oscuro y muy revuelta, como es habitual en el Pacifico.

4ª.- Playas de Ipanema y Copacabana. Tan urbanas como irresistibles. Y, al menos, cubre la entrar.                                                                                        Playa de Ko Samui (Tailandia)

5ª.- Playa de Mui Ne, en Vietnam. Agradable, tranquila y con mucha oferta gastronómica.

6ª.- Shouneville, en Camboya. Buen pescado y marisco fresco, para un lugar costero, decepcionante y plagado de pelmas.

7ª.- Nilaveli, en Sri Lanka, que es nuestro país playero favorito. Agradable, interminable y vacía.

                                                                        Playa de Malika (Senegal)
8ª,. Playas de Goa, el estado más libertino de India. Son magníficas e infinitas.

9ª.- Playa del Tofo, en Mozambique. Tan salvaje, como escasamente profunda y llena de sustancias picantes –para el cuerpo, claro-. No esta mal, aunque sí, algo sobrevalorada

10ª La decepcionante playa de Ko Samui, en Tailandia. Al menos, durante la época de lluvias. Cada veraneante, toca a cuatro hoteles y ocho restaurantes.

Comparado con todas estas, seguir veraneando en Benidorm, ¿resulta rentable?. Económicamente sí y emocionalmente, también, para la mayoría de la gente. Para los más exigentes y que no se conformen con esto, hay excelentes playas patrias, a pocas horas de vuelo, en Formentera, Fuerteventura, Ibiza, la costa Brava… Y Llanes, La Coruña, Santander, la concha… Aunque en estas últimas, está el agua un poco fría. 

lunes, 16 de enero de 2012

Busco a Jacks

            Desde las televisiones, en el mal llamado primer mundo, nos bombardean con perfumes imposibles, cremas para mujeres, que hacen diez cosas a la vez y coches, que nos van a llevar hasta los confines del mundo. Es muy triste. A todos los creativos de las agencias de publicidad, les aconsejaría ir una temporada al tercer mundo. Entonces, si que verían cumplido todo lo que proponen, como una manera más de conducirnos al consumismo.



            En muchos países, no disponen de agua corriente para beber, cocinar o lavarse. Las niñas tienen que recorrer, con los bidones de plástico a la espalda, varios metros para conseguir, que sus madres puedan distribuir el líquido elemento, de la mejor manera posible.

(Imagen no propia)

Ellas, sus mamás, si hacen diez o más cosas a la vez: limpian la casa, se ocupan de sus hijos, trabajan en el campo, venden en el mercado, rezan a sus dioses, para que protejan a su familia…y todo ello, sin quejarse ni rebelarse contra la vida que les ha tocado sufrir. Claro, que tienen arrugas, aunque todavía no hayan llegado a los treinta. Esas cremas maravillosas, ¿serían capaces de devolver a sus rostros la tersura y la luminosidad?  



            En cuanto a los coches…En los países un poco más “desarrollados”, los autobuses públicos circulan a trancas, mientras los tubos de escape llenan la atmósfera de monóxido.



Los más afortunados, en lugar de sufrir en un bus lleno hasta los topes de gente y bultos y si pueden pagarlo, recorren la ciudad en motos con tres ruedas y un endeble toldo, que sólo protege a medias del frío y de la lluvia. Ya solo faltan los bici-hombres, que con su pedaleo, añaden una nota más al congestionado tráfico de las ciudades. Ellos, sí que serían capaces de llegar hasta el fin del mundo o, ¿es que acaso ya no viven en él?



            Pero, aunque parezca imposible, todos ellos, conviven más felices que nosotros, pues desde niños han aprendido a vivir con la “crisis”. Nada esperan del futuro y se conforman con asumir el presente, día a día. A lo mejor, deberíamos aprender de ellos. O, ¿tal vez, no?



            Me voy. Debo de seguir, buscando a Jacks.