Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.
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lunes, 23 de marzo de 2020

Parece, que a la octava, tampoco irá la vencida (parte I)


       Pues no. Finalmente, no ha podido ser y nos hemos quedado sin viaje -y en casa, como todos-, al este de Estados Unidos y Canadá. Ha sido por los pelos, dado que el día del inicio del periplo, fue el del Decreto del Estado de Alarma. Si hubiéramos volado solo una semana antes, no hubiéramos tenido problemas para comenzar la andadura. Ahora bien y como estamos comprobando en carnes ajenas, lo complicado habría sido regresar..

          Pero, vayamos por partes, porque no es la primera vez, ni la segunda, ni la tercera..., ni la última, que huelgas, pandemias, despidos laborales, juicios, herencias y otros aconteceres extraordinarios, se interponen en nuestros planes viajeros. Nuestra vida es así de movida y debemos aceptarlo. Sólo hablaremos de incidentes con vuelos, ya que podríamos agrandar la lista con otros sucesos ferroviarios, como los constantes paros salvajes de la francesa SNCF o el crucero entre Colombia y Panamá.

          1°.- Noviembre, de 2008. Regresamos a casa desde Estambul, después de una larga excedencia viajera por el mundo, de 10 meses, vía Roma. El primer vuelo transcurre sin problemas, pero al llegar a la ciudad italiana, comenzamos a oír por megafonía la palabra "scopiero". Sabíamos su signicado, porque años atrás, habíamos vivido una huelga de vaporettos en Venecia.

          Tras horas de confusión y carreras, se cancela el vuelo, de Alitalia. Se forma una cola de centenares de metros -el paro es salvaje e imprevistos y afecta a todos los vuelos de la compañía-, que da acceso a una sola ventanilla. Si nos hubiéramos colocado al final, no habríamos llegado nunca.

          Inspeccionamos el panorama. Nos suenan las caras de unas chicas españolas, que habíamos visto antes y que se encuentran en el primer tercio de la fila. Con todo el morro, les pedimos si nos dejan colocarnos detrás de ellas, a lo que nos dicen: ¡"si los de detrás no dicen nada!...

          Al margen de pasar una buena tarde y noche -aunque con tensión-, logramos un cambio de vuelo para el mediodía siguiente, con Iberia, una notable estancia en un hotel de cuatro estrellas, una opipara cena y un excelente desayuno y todo, sin cargo alguno. La mayoría de la gente con la que hablamos, ni siquiera consiguió el trasvase a otro vuelo y tuvieron, que comprar otros boletos y dormir en el aeropuerto. Al caos se sumó, que ese mismo día hubo un accidente de Ryanair, en Ciampino, cerrándose este aeródromo.

        2°.- Marzo, de 2009. Después de haber perdido -mas bien, me lo robaron- un juicio laboral y quedar muy tocados, compramos unos billetes para un viaje, a China. A falta de dos días para volar, me llama mi abogado y me dice, que me tengo, que quedar para unas negociaciones. No hay tiempo para hacer un poder, porque es viernes al mediodía y volamos el lunes a primera hora. ¡Gran fatalidad!, porque no nos devuelven el dinero y son mil euros. Pero, recompensa final, porque logramos un buen acuerdo y una buena indemnización.

          3°.- Mayo de ese mismo año. Al fin, viajamos a China. Pero, no hacía muchas semanas, había estallado a nivel mundial, la pandemia de la gripe A. Al aterrizar, en Shanghái, decenas de hombres con trajes blancos y cascos herméticos, nos toman muestras de salud y de temperatura, durante largo rato. Finalmente y tras un gran estado de nervios, pudimos ingresar en el país.

          4°.- Abril, de 2010. Mi pareja ha sido despedida, fulminantemente y nos quedan cuatro días para ir, a Venezuela. No se puede cancelar, ni cambiar y debemos quedarnos para organizar una demanda en el juzgado de lo Social, que tiene sus plazos. Al día siguiente, modifican el horario de uno de nuestros vuelos y pudimos cancelar y recuperar todo el dinero.

          5°.- Ese mismo mes, también nos pilla la crisis de las cenizas volcánicas de Islandia, que afectó al norte y centro de Europa. Afortunadamente, nosotros viajábamos, a Marruecos.

          6°.- Diciembre de ese mismo año. Transcurre el viernes 3 y se inicia la brutal huelga de los controladores aéreos. A nosotros, eso nos habría dado igual, sino hubiera sido, porque el lunes 6, volabamus a Sudáfrica, vía Libia. Después de que se decreta se el ahora tan famoso  Estado de Alarma y de tres jornadas de infarto, conseguimos iniciar el que fue nuestro tercer viaje largo, a África austral y del este.

          7°.- Junio de 2018. A mediados de mes, queremos viajar, a Japón e iniciar nuestro séptimo viaje largo. Una tarde, nos decidimos a comprar unos boletos a buen precio. Aún no sé porque, tuve una corazonada y decidí aplazar la compra 24 horas. A la mañana siguiente, a mi pareja le llegó una carta citando la para una vista con abogado y procurador para una semana después por un reparto de herencia. ¡No habríamos podido viajar y habríamos perdido el dinero de los vuelos, a Tokio!

          Conseguimos un muy buen acuerdo y no siquiera llegó a haber juicio. En agosto fuimos al notario y en septiembre, nos pusimos rumbo al país del sol naciente.

          8°.- El caso actual. Es largo de contar, por lo que lo dejamos para el próximo post.

jueves, 21 de diciembre de 2017

Momentos impactantes de nuestros viajes de la era moderna

                                             Esta es de Egipto, en 2.006 y la de abajo, de Turquía, en 2.008
          Si, los momentos impactantes de nuestros viajes de la prehistoria fueron trascendentales, nada más determinante, que lo ocurrido al poco de arrancar el siglo XXI., que nos llevó a estar seis años sin arrimarnos a un sólo aeropuerto y limitando, sobremanera, nuestras posibilidades viajeras futuras.
Siria, 2.007
          -No ocurrió, de repente, por supuesto. Durante los últimos años del siglo pasado, había ido desarrollando cierto pánico irracional a los aviones. Y todo, acabó estallando en un vuelo de vuelta, desde Lanzarote y con Air Europa. Las turbulencias fueron tales, que casi desparramo la comida y la bebida por el asiento y sus inmediaciones. ¡Todavía se podía fumar en los aviones!, aunque alguien, no lo crea.

          -Un año después, tocábamos fondo. Después de haber recorrido decenas de países y de tener una situación laboral y económica envidiables, nuestras vacaciones consistieron en ir, a Cádiz y Málaga occidental, en mayo y a las procincias de Barcelona y Gerona -visitadas anteriormente-, en septiembre.
                                                                                                       Lesotho, 2.010
          -Una tarde de domingo de primavera, del ya lejano 2.005 y después de haber estado toda la jornada de cañas, caigo en un ahora decadente foro de viajes y leo las experiencias de una chica, en su periplo por Siria. Empiezo a pensar, que no no podemos perder sitios, como este y pongo todos los esfuerzos en superar la maldita aerofobia.
Egipto, 2.006
          Tras leer decenas de documentos sobre el tema, acabo decidiendo, que lo mejor es empezar por un vuelo corto. Las primeras vacaciones, de 2.006, fueron a Reino Unido e Irlanda y las segundas, a Egipto (cancelamos la idea de ir a Siria y Líbano, por el deterioro de la situación de este último país). Como curiosidad, mi pareja, que nunca había temido a los aviones, lo pasó peor, que yo, en este reencuentro con las aeronaves.

          -2.007, resultó el año más determinante y con más sabor agridulce, hasta el momento. Después de un revés laboral terrible y tras muchas dudas y deliberaciones, el 1 de noviembre, ponemos las bases para lo que iba a ser nuestro primer viaje largo, durante cinco meses, que llevaríamos a cabo desde febrero del siguiente ejercicio, hacia Sudamérica, Centroamérica y México.
                                                                                Jordania, 2.007
          -Tres años después y animado por un antiguo amigo argentino, nos embarcamos en nuestro tercer periplo largo, a través de África meridional y del este. No es, ni de largo, el itinerario en el que hayamos visto más cosas, pero sí, el que vivimos más emociones vibrantes y más situaciones difíciles (afortunadamente, todas bien resueltas, gracias a un posible intangible ángel de la guarda -supuestamente- negro).
Zimbabwe, 2.011
          -Al fin y en septiembre, de 2.011, después de haber visitado 106 países, arribamos, a India, después de un penoso, duro y largo proceso de gestión de visados, en Colombo. Desde entonces, hemos pasado casi siete meses en el país, en tres periodos distintos.

          -Al inicio de la Euro, de 2.012, celebrada en Polonia y Ucrania, se me enciende una luz y decidimos compaginar turismo y fútbol. Sacamos billetes de avión, con Ryanair, a Varsovia y además de conocer diversos países -como Moldavia y Transnistria-, asistimos a la final, en la agradable Kiev, en la que España goleó, a Italia.
                                                                                                        Ucrania, Euro, 2.012 y debajo, India, 2.011 
        -En junio, de 2.017, aterrizamos en Japón, después de tres intentos fallidos anteriores, que habían comenzado seis años antes, cuando incluso, habíamos tenido ya boletes aéreos comprados. La larga espera mereció la pena.

          Y para terminar, reseñar tres veces en esta historia moderna de viajes, en las que nos trataron de robar en nuestra habitación de hotel, siempre con la misma mecánica, en Malawi, Turquía del este y Bangladesh. Seguirnos y espiarnos, durante el día y aporrear la puerta de nuestra alcoba por la noche, para pillarnos, dormidos, desconcertados y así, abriéramos la puerta, dejando nuestras pertenencias y dinero en bandeja de los desalmados delincuentes. En ningún caso, lo consiguieron.

lunes, 30 de octubre de 2017

Los números del séptimo viaje largo

                                                     Esta es de Hyderabad y las dos siguientes, de Tokyo
          Hablar de un presupuesto orientativo, para los países visitados en este periplo –o para cualquier otro lugar del mundo-, no resulta nada fácil, dado que cada viajero tenemos unas necesidades diferentes y buscamos niveles de comodidad distintos. Y, como se ha insinuado también ya, las tasas de cambio pueden ser muy diferentes, en una época o en otra, haciendo el viaje más caro o barato.

          En este periplo, además, se añade la circunstancia de la heterogeneidad del coste de las cosas, en los diferentes países transitados. Mientras en Japón, dos personas con un presupuesto limitado, se gastan casi cincuenta euros al día, en India o Tailandia, se puede vivir holgadamente, con menos de quince. Y por unos 10 ó 12, si se prescinde totalmente de las bebidas alcohólicas y de la cerveza.
Las dos siguientes son, de Bangkok
          No obstante y a pesar de las matizaciones anteriores, dejo aquí nuestras cifras de gastos, aproximadas, por si pueden ser de utilidad para alguien:


          -Gastos finales, incluyendo boletos aéreos y visados: 3535,94€.

          -Gastos totales, incluyendo visados, pero excluyendo boletos aéreos: 1866,36€.

          -Gastos totales, excluyendo visados y vuelos: 1.776,36€.

          -Media diaria de gasto, incluyendo boletos aéreos y visados: 37,61€.

          -Media diaria de gasto, excluyendo boletos aéreos, pero con visados: 19,85€.

          -Media diaria de gasto, excluyendo visados y vuelos: 18,89€

          No se han estimado las comisiones de cajeros, que pueden rondar los 3 euros -sólo en una extracción, en India, dado que en Tailandia, siempre tiramos de efectivo-, por ser una cantidad, escasamente significativa y por no formar parte real del viaje.
Hampi
          Tanto, los gastos como la media de gasto, son para dos personas, llevando una línea moderada de desembolsos, que incluye alojamiento en habitaciones dobles, normalmente con baño -económicas-, un desayuno generalmente ligero, una comida caliente -en lugares también baratos- y una cena, a veces caliente, otras veces fría y en ocasiones, sustituida por unas cervezas y snacks para picar.

          También, se integran los desplazamientos necesarios; los accesos a todas las visitas, que son de pago, que ha sido ninguna, gracias a nuestra habilidad para colarnos en unos cuantos sitios y a que en la India, afortunadamente, hay bastantes cosas, que son gratis y los escasos caprichos, que nos damos, porque no somos muy caprichosos, aunque si muy cerveceros -aunque debido a los elevados precios, en Tailandia, Malasia, India y Japón, hayamos tenido que racionar bastante, nuestro fundamental y líquido elemento).
K                                                    Kuala Terengganu
          Siguiendo este estilo de vida podríamos, establecer unos gastos totales diarios para dos personas y por país, dejando al margen el capítulo de los vuelos, que puede ser variable, dependiendo del destino, pero si incluyendo, los desplazamientos terrestres, en la horquilla siguiente. También esbozamos, los gastos totales en cada nación visitada

          Japón: 40-50 euros, de media al día y 427,86 euros de gastos totales.

          Tailandia: 10-15 euros de media diaria y 256,58 euros de gastos totales.   Bangalore

          Malasia: 12-18 euros de gastos medios, diariamente y un total de 415,87.

          Brunei: Unos 25 euros de media de gasto diaria y un total empleado de 74 euros, en esta breve aventura en el sultanato.

          India: 13 euros de gasto diario y un total de 518,72 euros.

          Nota: No se incluyen en este desglose, los gastos en visados, en los países que hay que pagarlos.
Leh
          Como se observa fácilmente, echando un vistazo a los datos expuestos arriba, los vuelos supusieron, en torno al 50% del total de los gastos, en esta ocasión. El alojamiento se llevó el segundo lugar, con aproximadamente, una sexta parte del gasto total (591,44 euros). El transporte público terrestre ocupó la tercera posición, a muy corta distancia del anterior capítulo, con un desembolso total, de 559,67 euros. Sin duda, más que en ocasiones anteriores

          Sacamos fuera del ranking, los gastos generales, por ser diversos, aunque mayormente, predomina la comida, la cerveza y las bebidas alcohólicas, que supusieron -con 625, 25 euros-, en torno al 15% del total invertido.
Yokohama
          Las visitas de pago supusieron un sorprendente y exitoso dato: 0 euros gastados. Visitamos, sin embargo, casi todo lo que había, que ver. Unas veces, porque se contempla, perfectamente, desde fuera y para qué pagar (habitual en India). Otras, a través de diversas tretas, entre ellas, colarnos. ¡Sí, ya sé, que está mal hecho!, pero tampoco está nada bien, que te cobren 50 veces más por ver algo, que a los indígenas. Y la mayoría -sobre todo en India-, porque no son siquiera de pago.


          Solamente abonamos los visados, de India, que supusieron unos noventa euros.

martes, 24 de octubre de 2017

Los peores momentos del séptimo viaje largo

                                                             Esta y la de abajo son, de Bangkok
          1º.- Sin lugar a dudas, el peor momento del viaje, por desconcertante y dilatado, más que por dañino o definitivo, fue cuando, en Bangkok, nos quedamos sin la posibilidad de utilizar nuestras tarjetas SIM del teléfono, lo que nos impedía poder confirmar las compras por internet con tarjeta de crédito, a través de los códigos, que se envían por SMS. Como ya sabéis, al final, el problema no era de las tarjetas, sino de lo teléfonos, pero eso no lo supimos hasta la vuelta.
Las dos siguientes son, de Kuala Terengganu
          2º.- Transitar por la carretera, de Manali, a Leh, donde realmente y a muchos metros de altitud, te juegas la vida, por su extraordinaria falta de mantenimiento y circulación de tráfico pesado. Afortunadamente, los conductores de los autobuses públicos tienen gran pericia y experiencia. El peor tramo se halla en el descenso del puerto principal, entre Manali y Keilong (absolutamente infernal).

          3º.- Llegar a Madras y después de caminar entre el denso e insoportable tráfico y el asfixiante calor, ser rechazados en un hotel -por ser extranjeros-, previamente reservado, en Booking, en un barrio desastroso, que engañosamente, se denomina, como zona Beach Para mas bemoles, iras y risas, se llama Vimal Mansion, cuando en realidad, se trata de una pensión siniestra einfecta),. Y todo, con el equipaje a cuestas y después de haber pasado una fatídica noche en el aeropuerto, de KLIA 2, en Kuala Lumpur y de haber tenido algunos problemas con la visa de la India.

          4º.- También, relacionado con el asunto de las tarjetas. Los cuatro minutos y medio, que trascendían, entre que solicitábamos una compra con tarjeta de crédito, avisábamos a mi padre y este, nos mandaba el código SMS, para confirmarla. Así sucedió y siempre, transcurriendo el mismo tiempo, para confirmar el pago de las visas, de India y obtener los billetes electrónicos para varios vuelos.
                                                                                                        Las dos siguientes son, de Leh
          5º.- Los quebraderos de cabeza con los autobuses en general, en India, que fueron los protagonistas negativos de este viaje. Autobuses, que no existían y que nos complicaron la vida, sobremanera; otros, que iban llenos hasta la bandera, uno tras otro; algunos, que permanecieron dos días cancelados, como los que iban, a Himachal Pradesh, desde Delhi, el 24 y el 25 de agosto; accidentes de vehículos pesados, que obstruyeron el tráfico y provocaron eternos atascos, a la espera de la llegada de las tardonas gruas...

          6º.- Las cancelaciones de trenes masivas, en todas las direcciones, pero especialmente, hacia el noreste, que nos impidieron terminar el viaje de la forma deseada, visitando Darjeeling y el estado, de Sikkim. Toda una pena y algo, que nos quedará pendiente para siempre, dado que lo más normal es, que no volvamos, a India.

          7º.- El ataque sufrido por mi pareja, ascendiendo al templo de los monos, de Shimla, por esos despiadados primates. Ni más ni menos, que cinco y no muy amistosos. Gracias a los lugareños y sus gruesas varas de madera, conseguimos disuadirlos. La cosa es, que la culpa fue suya. Vino uno, a pedirme a mi comida, de buen rollo y no se le ocurre otra cosa, que tirarle una manzana, que llevaba en el bolso. Salieron varios monos de la nada, pensando y no sin razón, que tenía más y reclamando su parte. Y ahora, con bastante peores mneras.                          Nahan

          8º.- Pasar casi 28 horas en un tren, entre Hyderabad y Delhi y además, con compañeros de viaje no demasiado recomendables. Para colmo y sin aviso, cerraron el grifo de la comida a la una y media de la tarde y nos quedamos sin almorzar, hasta las cuatro y media.

          9º.- Los diferentes cruces de tráfico imposible, muchas veces, ligados a las obras del metro y otras veces y por necesidad, siendo de noche. En dos de ellos y sin exagerar -Hyderabad y Delhi-, nos jugamos la vida, con altas posibilidades de sufrir un percance.
Hampi
          10º.- Vernos obligados, a pasar la noche en la estación de autobuses, de Shimla, tirados en el suelo -eso no es problema, porque estamos acostumbrados- y con escasa ropa de abrigo. Pasamos un frío inolvidable.

          Dejamos fuera, lo que fue el peor momento del viaje, con diferencia, por ser tan malo, que no se puede asemejar a los anteriores. Cogimos un tren, de Bangalore, a Hassan, vía Mysore. No teníamos reserva y nos tocó ir, en un principio, en el vagón de los enfermos, impedidos y discapacitados. Luego, nos echaron y subimos al de segunda general, mientras caía el diluvio universal.
                                                                                                         Manali
          De repente y en una estación no muy grande, suben dos policías. Uno de ellos, se sienta frente a mi. Empieza a mirar, a llamar por teléfono -insiste mucho, por lo que logro entender, que le expliquen el número de vagón donde deben intervenir- y a revisar decenas de formularios, en whatsapp. No nos dice nada, pero yo ya se hace rato, que se trata de mi.

          Como ya soy perro viejo y me ha pasado varias veces, en India del sur, saco la cámara y me pongo a mirar las fotos a corta distancia, observo la hora de la misma forma y el móvil. Entonces, el poli, decide iluminarme con su linterna -es su única herramienta, además de una enorme y arcaica pistola-, pasándomela por los ojos de un lado a otro. Me hago el tonto y el ciego.
Kuching
          Entonces y no sin antes volver a telefonear, para pedir instrucciones, se da cuenta, al fin, de que tengo un defecto visual congénito y no, de que voy borracho, como ha denunciado una señora hija de puta, que viaja en nuestro vagón.

          Al fin, abre la boca: “Where are you going?”. “Hassan”, respondo de forma tímida. “Arrive, one trhirty a.m.”, prosigue y se baja. Una gran templanza y aplomo para el, sin duda, momento más difícil del viaje. Porque en India, tiene casi más pena beber alcohol en público o ir borracho, que atropellar a alguien o poner en riesgo, la vida de otros conductores o peatones, con maniobras temerarias.
Mandi
          No incluimos en esta relación, ni las 14 horas de tránsito en el aeropuerto, de Moscú, ni las dos noches, que pasamos al raso, en Japón.


lunes, 23 de octubre de 2017

Los mejores momentos del séptimo viaje largo

                                                     Esta es, de Phuket y la de abajo, de Bangkok
        No fue un viaje de extraordinarios momentos, aunque si los hubo bastante buenos. Tampoco, afortunadamente, los hubo demasiado malos. De momento, os hablamos sobre los primeros.

          1º.- Tras varios días de desorientación y gestiones infructuosas, daar con la clave para resolver el problema de las tarjetas. Hablamos con el banco de más confianza, que no se amparará bajo la ley de protección de datos, como los otros, para cambiar nuestros teléfonos por el de mi padre. De esta forma, el nos mandaría los códigos de las compras al correo electrónico, dado, que también y al reiniciar el único teléfono, que funcionaba, habíamos perdido el whatsapp. Tiene mérito, porque mi progenitor tiene 77 años y no sabía nada de estas cosas.
Kuching
          2º.- Ver amanecer en diversos lugares, especialmente, contemplar a esa hora los templos de Kyoto o el lago, de Srinagar. Por el contrario y para nuestra desgracia, no recordamos ningún atardecer memorable.

          3º.- Encontrar, en la ciudad, de Hat Yai y sin esperarlo y después de padecer el problema de las tarjetas SIM, una agencia física, de Air Asia, que nos permitía reservar vuelos con el PIN de la tarjeta normal y no teniendo, que recurrir, a códigos por SMS. De esta forma, compramos boletos de ida y vuelta, a Borneo, desde diferentes puntos y ganamos dos semanas de margen, a la hora de tomar decisiones. No volvimos a ver otra agencia -y andamos mucho-, hasta llegar, a Kuala Lumpur, 10 días después.
                                                                                                              Kyoto
          4º.- Agradables paseos por los cascos peatonales de las ciudades del noroeste, de India: Manali, Shimla, Nahan, Kullu, Leh... Parece, que estás en otro país.

          5º.- Pasar el peor momento del viaje, estando en el aeropuerto, de KLIA 2, cuando al sacar los pasaportes para facturar, hacia Chennai, perdí de vissta 750 euros, que llevaba junto a ellos en el bolsillo interior. Fueron un par de minutos horribles, hasta que dimos con ellos. Habían caído sobre uno de nuestros bolsos, del mismo color, que la funda que los albergaba.
Todas las demás son, de Tokyo
          6º.- Conseguir en el primer hotel, de Kyoto y en menos de una hora de búsqueda, un vuelo desde Osaka, hasta Bangkok, por menos de 75 euros, con la compañía Scoot y además, para el día, que queríamos. Esto propiciaba, no pasar más días de la cuenta, en Japón, con mayores gastos, que en la capital de Tailandia.

          7º.- Los paseos por los mercados nocturnos peatonales, de Bandar Seri Begawan. También, la celebración de la fiesta china de Pesta Kebudayaan, en Kuala Terengganu

          8º.- Pasear sin rumbo, ni prisa, por el mercado de pescados, de Tokyo y por el del exterior, donde puedes almorzar a base de diversas degustaciones gratuitas. La cosa da para una mañana completa.

          9º.- Por error -o mentiras- en la información sobre autobuses, salimos de Hasan, hacia Shimoga, a media tarde, pensando, que allí nos tocaría pasar la noche a la intemperie y esperar a la mañana siguiente, para partir hacia Hampi. Pero, como ya he contado mil veces, la India siempre te sorprende: sale un vehículo cada media hora.


          10º.- El descubrimiento, en los supermercados, de Tokio, de esos refrescos -llamados, Strong 9-, que cuentan con nueve grados de alcohol y cuyo zumo resulta delicioso (especialmente y para nuestro gusto, el de naranja y limón mezclados y el de pomelo). Deben consumisre muy fríos. No menos memorable resultó, la salsa de pepino y guindillas -desconozco el resto de ingredientes, pero es verde y espesa-, que acompañó nuestros sándwiches vegetales, en la estación de autobuses, de Dhera Dun.

sábado, 21 de octubre de 2017

Mejores descubrimientos gastronómicos y bebidas, en este séptimo viaje largo


         1º.- El “Strong 9”, de Japón. Se trata de una bebidas enlatadas, que contienen nueve grados de alcohol y el retos es refresco de diferentes sabores. Se toma muy frío y a nosotros, los que nos cautivaron, enormementee, fueron el de mezcla de naranja y limón y el de pomelo. Se compran por poco más de 60 céntimos de euro en supermercados y en algunas farmacias.

          2º.- El impresionante gobi manchurian, que degustamos varias veces en el sur, de India. Se trata de coliflor rebozada en harina de maíz y frita, a la que se le añade cebolla, ajo o pimiento y después, deliciosas salsas variadas (especialmente, de soja). Sin saber lo que era, la primera vez, nos supo más a carne, que a verdura.

          3º.- La deliciosa salsa verde, que acompañó nuestros sándwiches en la estación de autobuses, de Dhera Dun. Resulta muy espesa y conseguimos descifrar, que tiene pepino y guindilla, pero no el resto de los ingredientes.

          4º.- La mayoría de las degustaciones del mercado exterior, situado al lado del de pescado, en Tokio. Especialmente, los mariscos y cefalópodos macerados en su jugo y/o aliñados con salsas y el omnipresente, kinchi, que ya habíamos probado, durante nuestro viaje, a Corea del Sur

          5º.- La masala dosa. Por supuesto, ya la habíamos probado en el sur, de India, durante nuestro primer viaje al país. Pero, debimos elegir un mal sitio, en Bangalore y no volvimos a pedirla, hasta este viaje, en la que la hemos redescubierto para nuestro gozo y ddisfrute. Especialmente buena, la de detrás de la estación de autobuses, de Hospet.

          6º.- Ese pescado, que venden en buena parte de Malasia, que ofrece dos versiones. Una seca y crujiente y otra, prensado y frito.

          7º,. Los ricos y pequeños albaricoques, que venden las señoras mayores, sentadas en el suelo, en la calle principal, del casco antiguo, de Leh.

          8º.- El té tibetano, de Keyong. Lo sirven en tazas grandes y le añaden diversas especias, entre las que nos pareció, encontrar jengibre. Por tan sólo 10 rupias, le puedes dar gusto al cuerpo, en una población donde además, suele hacer fresco.

          9º.- el “country liqueur”, que se vende a bajo precio, en las tiendas de alcohol de Himachal Pradesh y también, los licores de sabores, que se comercializan en el Borneo malasio. En ambos casos, los mejores son los de melocotón y de piña.

          Para los más desesperados -entre lo que me encuentro-, y dado, que en Malasia el alcohol sale caro, comercializan una especie de vino para cocinar, de unos 17 grados. Pero repito: sólo para los más desesperados.

          10º.- Unas pequeñas bolas rellenas de sabores y colores diversos, que venden sobre todo, en las tiendas, de Kamacura (se pueden degustar gratuitamente). Especialmente ricas, las de sabor a queso, peo todas están bbuenas.

          Como novedad de este viaje reseñar, que en Leh, los platos de arroz o de chow mein, te los acompañan de una taza de reconfortante caldito, que se sirve de forma gratuita.

          Decir también, que esta vez, si que me atrevía a probar el pescado de la Marina, de Chennai. Está bastante bueno y fresco, aunque lo pasan demasiado, para mi gusto.