Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

miércoles, 20 de marzo de 2019

Para mayo o junio, el noveno viaje largo

                      Todas las fotos de este post son del sudeste asiático, de nuestro viaje de 2.008

          Hoy, hace justo tres meses, que regresamos del octavo viaje largo. Este invierno, hemos estado a punto de realizar un viaje por el este de Estados Unidos y Canadá. Es un deseado periplo, que tenemos pendiente desde hace tiempo y los precios de los boletos aéreos han sido muy propicios, dado que, hemos encontrado billetes, a Nueva York, desde 185 euros ida y vuelta, con Air Canadá, hasta 230, con otras tres o cuatro aerolíneas. Finalmente y aunque ya teníamos hecha la ESTA estadounidense y la ETA de su vecino del norte, nos invadió la pereza. A ver, si el próximo invierno y si las condiciones son similares, nos animamos.

          De momento, nos apetece mucho más, volver a India y a nuestro querido sudeste asiático, en lo que podría ser el noveno viaje largo, con inicio a finales de mayo o a primeros de junio para una duración de tres o cuatro meses, con un itinerario parecido al que exponemos más adelante.

          Según nos convenga en su momento y dependiendo de los precios de los vuelos, volaremos, a Bangkok, Delhi, Shanghái, Beijing o Hong Kong, lo que determinará el orden de los países visitados, que serán los siguientes:

          -India: por un periodo de un mes y medio, pretendemos recorrer los estados del noreste del gigante asiático: Sikkim, Assam, Nagaland, Mizoram, Manipur, Tripura y Meghalaya. Hemos descartado, Arunachal Pradesh, por ser necesarios permisos especiales y tener, que realizar la visita en grupo organizado. Además, queda un poco a trasmano.

           -Vietnam: hace ya unos años, que este estado del sudeste asiático, no requiere visado para estancias inferiores, a quince días. Eso nos ha animado, a volver a lugares donde no estuvimos la vez anterior, como la bahía de Halong, Sapa y algunos otros puntos de interés del norte

           -Maldivas, que nos quedó pendiente del octavo viaje largo.

            - La gran estrella del viaje: Indonesia, de oeste, a este. Cómo, ya conocemos, Java, Bali y Lombok, empezaríamos en esta última isla para continuar por Sumbabwa, Komodo, Flores, Tumor Occidental y Oriental, Alor, Sulawesi, Molucas y Nueva Guinea.

          Este proyecto parece complicadisimo, porque no resulta fácil saber, los horarios y rutas de los ferries y los vuelos entre islas menores, de Indonesia, salen bastante caros. Estamos dudando, si usar el visado gratuito de un mes o ampliarlo a dos, pagando 35 dólares en el aeropuerto de nuestra llegada.

          -Papua Nueva Guinea, entrando por tierra, desde Jayapura, donde cumplementariamos el visado del país oceánico. Tampoco parece un plan sencillo, pero pretendemos asumir el reto, a pesar de la poca información existente.

          Sí se dieran las circunstancias adecuadas, no descartamos volver, a Australia (norte u oeste)

          Ya veremos, si tomamos como centro de operaciones, Bangkok o Kuala Lumpur. En Tailandia, después de muchos viajes, ya casi no nos quedan lugares interesantes por ver. Aunque, quien sabe...

martes, 12 de marzo de 2019

El octavo viaje largo en cifras

                                                 Todas las fotos de este post son, de Bali

            -90 días de emocionante aventura -o lo que es lo mismo: doce semanas y seis días- transitando por Tailandia, Nueva Zelanda, Malasia, Indonesia, Taiwán y China. De todos estos países mencionados, solo tres son nuevos: Australia, Nueva Zelanda y Taiwán. En el resto, ya habíamos estado en una o más ocasiones.

            -En torno a 7.500 kilómetros llevados a cabo, solo por vía terrestre -no son demasiados, en comparación con otras ocasiones-, a los que hay que añadir, los más de 50.000 -a través de 14 vuelos, algunos de ellos, de muy larga duración- realizados por vía aérea. Esta última cifra, supone todo un récord, a la que ni siquiera nos hemos aproximado en los siete viajes largos anteriores. ¡Así, hemos acabado con la cabeza, como un bombo!

           -40 han sido los destinos visitados, que nos sirvieron para llevar a cabo unos 2.200 disparos fotográficos. En esta ocasión y para variar, afortunadamente, no tuvimos ningún problema con la cámara, como en algunos viajes largos anteriores, aunque llevábamos una de repuesto, como es costumbre.

          -Pernoctamos en 34 alojamientos: 11 en Tailandia, 6 en Australia, 4 en Nueva Zelanda, 4 en Malasia, 7 en Indonesia y 1 en Taiwán. En algunas ciudades cambiamos de hotel -como en Kuala Lumpur, Bangkok o Krabi-, por no estar contentos con la primera elección o por reducir el coste del alojamiento.

          La habitación más cara del viaje la pagamos, en Surfer Paradise (Australia), en torno a los 50 euros por una noche y la más barata y como en el séptimo viaje largo, en Phuket -fue el mismo alojamiento-, donde abonamos poco más de tres euros por jornada. Atendiendo a la relación calidad-precio, las mejores alcobas resultaron ser las de Ayuthaya, las islas Gili, Christchurch y los dos hoteles de Krabi. Las peores y como en el último periplo, en Kuala Lumpur y Phuket.

            -29 de las noventa noches transcurrieron sin alojamiento, bien en aviones, en transportes públicos o incluso, varias de ellas, en estaciones de trenes o de autobús, en la playa o en la propia calle. Si hacemos el desglose, 9 de ellas fueron en aeropuertos, cinco en aviones, autobuses y estaciones de trenes, cuatro en terminales de autobuses y una en la fantástica playa de Byron Bay (¡Es alucinante ver amanecer allí!)

          Resultan demasiadas en términos absolutos y superan a las de séptimo viaje largo -fueron 25, en 94 días-, que ya nos parecieron un montón. Significa, que una de cada tres noches, la pasamos sin alojamiento y en la mayoría de los casos, por tanto, con el bulto a cuestas, durante toda la jornada anterior y, a veces, posterior, dado que encadenamos en una ocasión, seis días seguidos sin hotel.

           -En los noventa días de este último periplo largo, gastamos 5.605, 20 euros, sumando todos los conceptos. Se trata de uno de los presupuestos más elevados para este tipo de viajes y ha sido motivado por la lejanía de los destinos visitados y el coste de la vida en países, como Australia, Nueva Zelanda y Taiwán. Ello significa un gasto medio por día, de 61,60 euros para los dos. Cómo siempre, la mayor parte del gasto lo supusieron los vuelos, 2.585,33 euros. El resto de transportes, sumaron 1.207,47 euros.

          Para el alojamiento destinamos un total de 905,14 euros y para gastos generales 846,80 euros. En esta ocasión, no tuvimos, que desembolsar un solo céntimos en visados, dado que Indonesia, que era el único país, que lo cobraba, lo elimino en 2.016.  Si tuvimos, que rellenar la ETA de Australia, pero se trata de un formulario gratuito. En visitas y en este caso, abonamos dos carísimas excursiones: una por la Great Ocean Road, de Australia y otra, al glaciar, Milford Sound (74,5 euros la primera y 72,5 euros la segunda, en ambos casos, por persona)

           Sí pagamos 60,46 euros por comisiones por uso de redes internacionales de la tarjeta de crédito.

            -Pasamos 262 horas con doce minutos montados en diversos medios de transporte, como aviones, trenes,autobuses y ferries ( no se contabilizan las transcurridas en transporte local, como buses urbanos, tranvía, metro...) En términos generales y teniendo en cuenta la duración de este viaje, no son excesivas, ya que se quedan 25 por debajo de lo que fue el viaje anterior, que contó con cuatro días más. Pero, si resultan muy elevadas, las que hemos transitado en aviones, que suponen, prácticamente, la cuarta parte de ese tiempo (63 horas).

Mercado nocturno, en Taipei


El templo y el cumpleaños (Denpasar)


Queenstown y su lago


Brisbane, ciudad para las personas


Ñam, Ñam: Nasi Kampur!!


Mejores descubrimientos en cuanto a la comida y a la bebida del octavo viaje largo

          Todas las fotos de este post son del mercado de pescados y mariscos, de Sydney (Australia)

          Este epígrafe no va a ser fácil de gestionar, porque la mayoría de alimentos que se consumen en Australia y Nueva Zelanda, tienen raíces europeas, ahora también con aderezos de la cocina asiática. Además, se consume mucho fast food del tradicional. En el resto de países, salvo en Taiwán, ya habíamos estado, por lo que no hemos tenido muchas sorpresas gastronómicas en esta ocasión. Pero, vamos a intentarlo, a ver qué es lo que sale.

            1°.- Como ya se ha dicho, los vinos en Australia son excelentes, algo que ya sabíamos, pero lo que nos ha sorprendido, es su precio. Desde dos euros, se encuentran caldos excelentes, tanto blancos, como tintos. ¡Desde luego, que en este país, no hemos pasado sed!. Las tiendas de bebidas alcohólicas -generalmente, junto a los grandes supermercados, Wool Worth y Coles- abren los siete días de la semana, así, que no hay problema alguno de abastecimiento.

            2°.- El delicioso Nasi Kampur, que comíamos de vez en cuando en las islas Gili y en algún otro lugar. Arroz con muchísimas verduras, ajo, noodles -o fideos- pescado seco y un componente que se llama, tempeh (soja fermentada). Si lo deseas, te dan guindillas verdes para, que lo adereces de picante a tu gusto.

            3°.- La comida enlatada, en Australia y Nueva Zelanda, es rica y barata y nos aprovechamos de ello en numerosas ocasiones. Hay latas de sardinas, a 40 céntimos, mucho más ricas, que en España. Venden pizzas low cost, de excelente masa, que se pueden comer hasta crudas. Están tan buenas, que en Kaikoura (Nueva Zelanda), las gaviotas, de forma muy agresiva, nos disputaron una de ellas y hasta consiguieron llevarse una porción pequeña. Pero, nuestra favorita es, una lata de medio kilo con un guiso de carne de ternera, bacon, patatas y verduras con salsa de curry (nos quitaron una en el aeropuerto, de Sydney)

            4°.- En los mercados norturnos, de Taipei, no se encuentran productos tan exóticos, como en China. Hay calamares, fritanga, dulces o carnes y mucha víscera -a veces, disfrazada-, que no llegamos a probar. Sí nos zampamos varios platos en los Seven Eleven o Family Mart: te los calientan en un minuto y contienen como base, noodles o arroz, más alguna carne y verduras. Muy ricos y baratos, como las generosas bandejas del Carrefour, de Taipei, donde el pollo asado es el gran protagonista, pero también, puedes probar el pato, como hicimos nosotros (algo seco, por cierto)

            5°.- Jiufren, en Taiwán, además de ser un pueblo muy turistico y de poseer bellas vistas y templos, es el paraíso de las degustaciones. Sí recorres su calle principal, muy estrecha y techada, en todos los puestos te daran algo: pescado seco, marinado, bolas de queso -al estilo Japón-, kinchi, galletas de chocolate,...Es una buena forma de tener contacto con un amplio espectro de la cocina de extremo oriente, sin gastarse un solo euro. Y también, bebidas, como té de diversos sabores, leche, soja, zumos de frutas naturales.

            6°.- Las sopas de bote, en Indonesia, están casi tan bien logradas, como las de Tailandia o las de Filipinas. Son una buena solución, para cuando estás en sitios pequeños y no hay otra cosa. Las de gambas o de kinchi están muy ricas. La pega es, que en la mayoría de las tiendas 24 horas, cobran por el agua caliente.

            7°.- Los licores chinos, que se venden en Taiwán, en muchas ocasiones, están bastante especiados, pero a mí me gustan. Ya los tome en China, hace una década, pero casi, ni me acordaba de ellos.

            8°.- Esperábamos comer ricos kiwis, en Nueva Zelanda, pero al menos, los que probamos, tiraban a duros y ácidos, costaba pelarlos, no sabían a nada y salen bastante caros. En general, en este viaje, no hemos tenido mucha suerte con la fruta.

            9°.- Si, con los zumos de frutas y con los refrescos, sobre todo, en Australia y Nueva Zelanda. En este primer país, conseguimos tomarnos dos litros de zumo de mango y naranja, por apenas poco más de un euro. Estos países también, son el paraíso de las galletas a buen precio, ¡así que, a disfrutar!

            10°.- La experiencia gastronómica más desagradable -y tuvimos unas cuantas-, no fue otra, que degustar -por decir algo-, un plato de espaguetis Deluxe, en el KFC. En 2.008, tenían tomate y trozos de pollo crujiente. Ahora, don solo espaguetis recocidos y casi fríos con salsa de chile. ¡Asquerosos!

Así, que ya está. Mal, que bien, lo hemos conseguido.

lunes, 11 de marzo de 2019

Días de desánimo, buena piscina!!


Los peores momentos del octavo viaje largo

                                               Todas las fotos de este post son, de Malasia

            1°.- Sacar los billetes de vuelta, a España, desde Taipei. Fue una pesadilla -peor, que la de la cocina-, que duró unas 24 horas y en la que estuvieron implicados, las tarjetas SIM de Simyo nuestras, la de mi padre, la aplicación de Bankia y el juguetón wifi de la estación de ferrocarril, de Taipei, además de nuestros cerebros. Todo con mucho suspense, indignación y agotamiento. A poco, nos quedamos a pasar las Navidades allí.

            2°.- Las dos denegaciones de embarque, que solo pudimos superar con mucho esfuerzo y determinación. Una, en el primer vuelo, Madrid-Kiev, con Ukrainie y la otra, con Lion Air, en el tramo, Bangkok-Taipei. A veces, hay que tratar con gente muy desagradable, a la que tienes, que dar, miles de explicaciones y que te hacen pasar muy malos ratos.

          En ese mismo sentido, una confusión en los controles de seguridad, de Madrid, como ya se ha contado al principio, estuvo a punto de dar con el viaje al traste.

          3°.- La habitación del hotel, de Phuket, la más barata del viaje, pero también, la más mala y que nos bajo mucho los ánimos, tras cuatro noches allí. Ya habíamos estado cuatro noches en este hotel, pero la alcoba era más grande y tenía ventana.

            4°.- Otra vez y por tercer viaje consecutivo, se estropeó mi teléfono móvil. Fue el 17 de octubre en un bus, camino de Sydney. Al quitarle la tarjeta SIM, para introducirla en el de mi pareja, como nos habían recomendado los de Simyo, se quedó bloqueado, pudiendo un código, que nadie conoce, incluido yo. A los pocos días, se fastidio la batería y ya perdimos toda esperanza de recuperarlo.

            5°.- Desesperados, en el control de equipajes de mano del aeropuerto, de Sydney, camino de Singapur. Un negro y un chino registrando nuestros dos bultos y desquiciandonos y con los objetos de los bolsillos -incluidas la cartera y la cámara- corriendo por la cinta, alejándose de nuestro control. Sin lugar a dudas, uno de los momentos más desagradables del viaje, que aún nos enfada, cuando lo recordamos.

            6°.- Pasar seis noches seguidas sin alojamiento. Menos mal, que la temperatura era moderada y no sudamos. Dos fueron en la estación de trenes, de Sydney; dos en un autobús, yendo y viniendo, de Melbourne y las restantes, en la terminal de buses de esta última ciudad. Y lo peor es, que terminamos hasta cogiéndole gustillo.

            7°.- Quince horas montado en un avión de Iberia, entre Shanghái y Madrid. Y para más inri, nos mataron a hambre con todo descaro. Creo, que se trata de una experiencia, que no voy a volver a repetir.

             8°.- La mañana, que en Krabi, me entró un tremendo dolor de barriga, que no había tenido jamás. Me asusté mucho. Y encima, me había tomado dos cafés seguidos y a mí no me sientan bien para los nervios.

             9°.- El día de la excursión, a Phanom Rung, desde Nakhon Rratchasima. La información en internet es muy equivoca y lo organizamos tan mal, que estuvimos a punto de perder el último autobús de vuelta. Nos salvamos, gracias a dos amables conductores, que nos cogieron para resolver dos largos tramos de carretera.

            10°.- Pasar la noche en un pequeño bungalow, de Kaikoura, en Nueva Zelanda. Después de pagar más de 35 euros, las instalaciones eran muy básicas y nos quería cobrar por la manta, aparte. Nos molesto mucho y le dijimos, que no. Luego, nos morimos de frío y más, porque teníamos parte de la ropa mojada por la lluvia de la tarde. ¡Menuda hija de puta la cabrona!
     

Los mejores momentos del octavo viaje largo

                                                Todas las fotos de este post son, de Singapur

          Ha sido un viaje de bastantes malos momentos, motivados, como ya se ha dicho, por todas las circunstancias, que nos han acaecido en los aeropuertos, pero también ha habido momentos memorables e impresionantes, que marcarán nuestras vidas para siempre. Por ejemplo, hemos visitado el último continente, que nos faltaba.

 
           1°.- Aterrizaje en el aeropuerto, de Gold Coast, en Australia. Muchos habían sido los intentos, que a lo largo de los últimos años, habíamos hecho por llegar hasta Oceanía. El último, el año pasado, tuvimos que cancelarlo por la subida de los vuelos en el verano, cuando ya estábamos, en Kuala Lumpur. Por unas cosas u otras, siempre teníamos, que aplazar este plan. Aterrizar en Australia fue para nosotros, un momento muy emotivo.

             2°.- Bebiendo vino, en Australia. Muchos fueron los momentos en torno al delicioso vino australiano. Sabíamos de su fama, pero nos habían dicho, que su precio era muy elevado y nada de eso. Los hay de excelente calidad, a partir de los dos euros la botella.

             3°.- Reservando el boleto aéreo para regresar a casa, vía Shanghái, utilizando el wifi de la estación de trenes, de Taipei. Habíamos hecho tantos intentos y tenido tantos problemas con la conexión, con las tarjetas de los teléfonos y con la aplicación, de Bankia que conseguirlo, casi después de 24 horas, nos lleno de felicidad y regocijo. Definitivamente, podíamos llegar a casa antes de Navidad y disfrutar de las fiestas con la familia.

            4°.- Pasar los controles, tras más de hora y cuarto de incertidumbre, esperando en la cola, para entrar en China. Mucha tensión, porque aunque intuíamos, que no tendríamos problemas para conseguir la visa de tránsito, de hasta 144 horas, con los chinos y los rusos, nunca se sabe. De lo contrario, habríamos perdido el vuelo de vuelta a España, así que nos alegremos bastante. Sobre todo, porque duraron mucho para concedernosla, yo no sé, si por venir, de Taiwán.

             5°.- Llegando, a Mataran, en Lombok, siendo ya noche cerrada. Se habían puesto las cosas muy feas, porque el ferry arribo, una vez había oscurecido. Las oficinas estaban cerradas y no había pueblo allí: solo unos cuantos sinvergüenzas, tratando de sacarnos la pasta para llevarnos en moto, a no se sabe dónde. Desconcertados y desorientados, comenzamos a andar. No habríamos llegado muy lejos, porque era carretera sin arcén y muy transitada. Fue entonces, cuando de la nada, apareció un chico con un potente coche nuevo y nos trasporto a la capital, por un precio muy razonable.

         6°.- Ver amanecer en la playa, de Byron Bay, en Australia, en absoluta soledad y luego caminar, durante largo rato, hasta la montaña, donde se ubica el faro. Es uno de esos momentos inolvidables, que recuerdas de por vida.

             7°.- Los dos alojamientos, de Krabi: el primero con buen desayuno y potente aire acondicionado y el otro, un bundalow con extraordinaria y transparente piscina. Ambos vinieron a paliar las carencias, que habíamos padecido en la cueva, de Phuket y nos levantaron el decaído ánimo.

              8°.- Tomar una fresca cerveza de medio litro, en Christchurch, en Nueva Zelanda, después de 37 días de no haberla catado, debido al alto precio de tan vital y refrescante producto en los países anteriores.

            9°.- Primer baño del viaje, en la magnífica playa de Senggigi, en la isla, de Lombok y el que nos dimos, en la extraordinaria piscina de nuestros bungalows, en Krabi.

             10°.- Las esperas en los aeropuertos de Kuala Lumpur y Christchurch, que son siempre muy agradables para tratarse de terminales aéreas. Este último, dispone de tantas comodidades, que casi hace las funciones de habitación de hotel.