Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.
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miércoles, 23 de marzo de 2016

¡Vaya putada: perder la vida en la carretera!

          Interrumpo la serie de posts sobre lo que hemos hecho por la cerveza, para atender a la actualidad del mundo y a mis sentimientos. Pero volveremos, en breve, con los dos artículos, que restan.
                                                                                                                Ecuador
          Como persona y como periodista, siento indignación y tristeza, ante la actuación de casi todos los medios de comunicación españoles, que han decidido dividir a los muertos de forma violenta en tres categorías: premium, normales y low cost.

          Los primeros -víctimas de atentados terroristas del primer mundo-, ocupan centenares de horas de información, reciben todo tipo de condolencias y se habla sobre su dolorosa e injusta pérdida, cuán martillo pilón. Sobre los segundos se dice: “ay, pobrecitos, que mala suerte han tenido”, para pasar a pensar en otra cosa (caso de las chicas muertas en el accidente de autobús, de Cataluña). Los terceros -refugiados sirios; victimas de atentados, de Daesh, en Irák, Turquía o Siria o de Boko Haram, en Nigeria o Camerún- no importan. Ellos, apenas ocupan 20 segundos en el telediario o diez minutos en el Intermedio, de Wyoming.
Laos
          Para mi, todas las muertes violentas son lo mismo. Esa -muchas veces- falsa solidaridad patria de postureo con los damnificados de los atentados, de Bruselas, se transforma, en mi caso, en sincero sentimiento hacia las chicas, que murieron el domingo, en el accidente de autobús. Y es, que a mi, si me hubieran quitado la vida con ventipico años, me habrían hecho una gran putada.

          Como peculiar, irreverente -tal vez- y personal homenaje hacia ellas, os voy a contar las ocho veces en nuestros viajes, que estuvimos a punto de perder la vida en la carretera.
                                                                                                               Filipinas
          1º.- Ecuador, en abril, de 2.008. Viajamos, desde Piura, en Perú, a Loja. El autobús llega con retraso y ha hecho el camino inverso, anteriormente. Les toca conducir, a los mismos conductores, que ya vienen. Partimos. Nos despertamos en mitad de la noche, parados. Nos cuentan, que ha habido un derrumbe y no se puede seguir, hasta que despejen la carretera mañana. Somos tan inconscientes, que nos enfrentamos a los chóferes, exigiendo continuar, fuera como fuera. Cuando amaneció y al ver por donde circulábamos y el cansancio de quienes nos guiaban, nos dimos cuenta, de que habíamos comprado muchas papeletas para nuestro voluntario suicidio.
Mozambique
          2º.- Laos, en julio -nuestro mes favorito para perder la vida en carretera, como veréis-, en 2.008. Trayecto, entre Luang Nan Tha y Luang Prabang. Lleva tres días lloviendo y la carretera es inhumana. Veinte segundos antes de llegar a un determinado punto, se produce un incontrolado y abrupto derrumbe, que tapona toda la calzada (por así llamarla).

          3º.- Filipinas, en septiembre, de 2.008. Viajamos de noche, desde Baguio, a Banaue, en un vehículo de antigüedad y comodidad aceptables, que esta a punto de caer por un precipicio, dejando dos medias ruedas fuera del asfalto. Yo dormía.
                                                                                                              Etiopía
          4º.- Mozambique, en enero, de 2.011. Hemos pasado de forma arriesgada la noche al raso, en Inhanbane, para tomar un autobús, a Maputo, a las cuatro de la mañana. En un cruce, nuestro conductor se encara con otro, por conservar la preferencia y hacen varios amagos de aceleración, para pasar, sí o sí, aún chocando con el otro, en plan Teoría de Juegos. Nervios insoportables, para que nuestro agresivo chófer se saliera con la suya.

          5º.- Etiopía, en julio, de 2.011. El concurrido y viejo bus, que va desde Harar, a Addis Abeba, transita por una carretera montañosa, apenas asfaltada, estrecha y con enormes precipicios al borde izquierdo. Llueve. En una curva, vemos caer, nítidamente y desde la ladera de la montaña, amenazantes rocas de tamaño considerable, que golpean el techo del vehículo, que se tambalea de lado a lado, ante el griterío del pasaje. Cuando parece, que vamos a caer -no nos habrían encontrado nunca-, la pericia del conductor consigue controlar el vehículo y salvarnos la vida.
India 
        6º.- Una forma “divertida” de morir, es hacer el montañoso y breve trayecto, entre Dharansala y Mcleod Gang -junio, de 2.014-, que llevan a cabo a diario cientos de autobuses. La carretera es estrecha y no caben dos de frente, por lo que son constantes las maniobras -muchas hacia atrás y al borde de precipicios, aunque nunca hostiles- para organizar el tráfico. A los indios les parece normal, pero a los extranjeros nos acojona bastante.
Bangladesh
          7º.- Bangladesh, en julio, de 2.011. Tomamos un rickshaw para ir desde el centro, de Chittagong, a la estación de autobuses. A los mandos del cacharro, el conductor más suicida y psicópata, que nos haya transportado jamás. Ha desayunado fuerte y nos lleva a una velocidad de vértigo, por calles llenas de profundos y deformes baches, con curvas y cuesta abajo. Vamos dando botes y apenas mantenemos la estabilidad, aferrados a una estrecha y corta barra metálica oxidada. Para colmo, las mochilas en el regazo y el infernal tráfico, de frente y al lado, Milagrosamente, nada nos ocurrió, salvo caer mareados, al bajar.
                                                                                     Corea del Sur
          8º.- De esto, hace tan sólo cuatro meses. Estábamos en Gyeongiu -Corea del Sur-, recién llegados y algo despistados, dado que es un lugar disperso. Para acceder a un monte, no había otra forma -o no la descubrimos-, que atravesar a las bravas, una autopista de cuatro carriles, sin mediana. Por apenas centésimas de segundo, no fuimos atropellados, violentamente, por un vehículo a más de cien por hora.


          Siento enormemente, CHICAS -aunque, no pueda ni imaginar el dolor de vuestras familias-, que la suerte no os sonriera, como a nosotros, habiendo sido vosotras mucho menos imprudentes y aventureras. ¡Os habéis perdido algo grande, que este mundo!.  ¡¡¡Vaya mierda!!!.

lunes, 7 de marzo de 2016

Planes para un inminente viaje, a Japón

En este orden, fotos de Tokio, Miyajima, Takayama,  Kioto y Nara, no propias (Japón)
          Aunque, aún quedan opciones para el este de Estados Unidos y Canadá o algún otro destino, es Japón, de momento, quien se lleva la palma como destino para un viaje de cerca de tres semanas de duración, en abril o mayo. Es curioso, que en tan sólo seis meses, hayamos hecho esa -casi- misma ruta aérea dos veces (como ya sabéis, en noviembre pasado estuvimos por Corea del Sur) ¡Cosas de la vida!. Nuestro sueño siempre fue conocer ambos lugares en el mismo viaje, pero no ha podido ser.

          Esperemos, que el yen no se siga revalorizando y de al traste con nuestros planes. Miedo tenemos, porque el país del sol naciente -como Cuba-, siempre ha sido gafe para nosotros. En cada ocasión, que hemos intentado ir, ha ocurrido algo negativo e imprevisto. Incluso, llegamos a tener billetes comprados, en junio de 2.011, que tuvimos, que devolver (al menos, recuperamos el dinero).

          Japón tiene fama de ser un país caro. Barato no es, pero si se pueden reducir mucho los costees, actuando con inteligencia y planificando con calma. Hemos visto vuelos de ida y vuelta por unos 480 euros -flexibilidad de fechas-, con Qatar Airways, Aeroflot o Turkish, a Tokio u Osaka.

          En estas dos ciudades, hemos encontrado hoteles por 32 y 18 euros, respectivamente, aunque aún no los hemos ubicado en el plano y pueden no resultar convenientes. En la comida nos adaptaremos a lo que sea más económico. El problema surge con el transporte, porque el precio del tren es prohibitivo y los cómodos pases de una o dos semanas, también.

          Existen muchas guías actualizadas sobre el país nipón -destacan la Lonely y la Azul, en español-, pero casi todas están pensadas para los que compran el Japan Rail Pass, que ronda los 230 euros, para 7 días y 365, para 14. Los que pretendemos viajar de otra forma más low cost, quedamos prácticamente olvidados (dos párrafos referidos a los autobuses, han sido nuestro único botín.

          Pero, que no cunda el pánico, porque existen opciones de hacer un viaje a nuestro destino por algo menos de mil euros por persona. Para empezar, estamos trabajando con varias compañías de buses, a destacar (las dos primeras direcciones son de portales y las segundas, de compañías locales):




          http://highway-buses.jp/

          En cuanto al itinerario, barajamos tres posibilidades, que incluyen solo la isla de Honshu, que girarán en torno al equilibrio entre dos factores: interés del lugar a visitar y coste económico de llegar o permanecer allí. Como veis, todo muy racional y calculado en la planificación, que no en el disfrute en destino.

          1º.- El más ambicioso. Hiroshima y Miyajima, en el oeste; Osaka, Nara y Kioto. en el centro-oeste -con opción de Kurama-; Nagoya y Takayama -con posibilidades para las cercanas
Shirakawa Go y Gokayama-, en el centro-este y Tokio, Kamakura y Yokohama en el oeste -con la duda, de Hakone, a estas alturas-.

          2º.- Eliminar el oeste de Honsu, dado que Hiroshima se halla a más de 300 kilómetros de Osaka, que habría que hacer -sí o sí- ida y vuelta. En estos momentos, se trata del itinerario más probable.

          3º.- Ceñirnos a los lugares de interés, en torno a Osaka o y Tokio, volando entre ambas ciudades, con la aerolínea Jet Star, por 37 euros o conectando por unos 50, a través de Takayama y prescindiendo de la más fea, Nagoya.

          Seguiremos informando.

viernes, 18 de diciembre de 2015

¿Qué tiene Corea del Sur del tercer mundo?

                                                                    Esta y la siguiente son, de Busan (Corea del Sur)
          Quizás, pueda ser más interesante, que es lo que encontramos del tercer mundo, en Corea del Sur, admitiendo que, simplemente, algunas cosas pueden tener un factor cultural, más que económico. En su gran mayoría, están relacionadas con la desigualdad y las condiciones de trabajo de las clases menos desfavorecidas (de las favorecidas no tenemos ni idea, porque no las vimos siquiera). De nuevo, vayamos enumerando.

          -Desconocemos el sistema de pensiones coreano, por lo que no podemos opinar a fondo. Pero, si somos capaces de constatar, que hay un número muy grande de personas muy mayores -mujeres, fundamentalmente-, trabajando en puestos -mayormente de pescado- o ejerciendo otras actividades laborales (hasta repartir publicidad por la calle, siendo las nueve de la noche, en pleno centro de la capital).

          -Miles y miles de puestos callejeros. Más incluso, que en el sudeste asiático. Sé que es un factor cultural, pero Corea no tiene clima tropical, como esa zona y en invierno y enero pueden alcanzar, fácilmente, los cinco grados bajo cero.

                                                       Esta y las siguientes siete son, de Gyeongju (Corea del Sur)
          -Hay demasiada gente trabajando los siete días de la semana (festivos incluidos) y de sol a sol, en esos mencionados puestos callejeros, para obtener unos sueldos, que parecen de miseria (especialmente, viendo los precios de los alimentos).

          -En sectores del comercio -especialmente, en supermercados-, hemos constatado, que la mayoría de los trabajadores hacen la jornada completa, sin levantar la vista de la caja y con una productividad alucinante, que ya la quisiera para si, el Mercadona. Me refiero a ellos, porque es lo que más conocemos. Nos dijeron además -no está contrastado-, que en este país tu jefe te puede negar las vacaciones, en determinadas circunstancias.

          -Puede parecer sorprendente, pero Corea del Sur ofrece una de las más elevadas tasas de suicidios del mundo. Seguro, que esto no es por pura casualidad. Parece ser, que algunos contratos te obligan -en la clausula correspondiente- a no suicidarte.


          -Como ya hemos dicho, demasiada gente tirada por la calle borracha, sin otra forma de poder orientar su vida. Nadie parece poner freno a esta lacra, ni a que el país, sea el que más consume alcohol en el mundo.

          -Sin llevar a ver barrios de chabolas -ni siquiera, al entrar en transporte a las ciudades-, si que caminamos por zonas muy humildes -incluso, dormimos en una-, al estilo de Jakarta o Ho Chi Minh, por ejemplo

          -La moneda -el won- ofrece tipos de cambio, típicos del tercer mundo y no del primero. Si le quitaran dos o tres ceros, todo sería más sencillo y no tendríamos, que trabajar con la actual tasa: 1 euro=1.250 wons.

          -Vendedores en el metro. No son pocos, los que en el suburbano, venden de casi todo lo imaginable -tobilleras, cinturones, maquinillas eléctricas de afeitar...-, de forma ilegal (vimos, como detenían a uno).

          -Por las calles de las ciudades, hay bastantes personas -muchas de ellas, mayores-, tirando esforzadamente de pesados carromatos, que pueden contener de todo, pero casi siempre son cosas de escaso valor


         -Las motos -a gran velocidad y generalmente, de reparto- circulan por las aceras sin restricciones y cruzan por los pasos de cebra, para ahorrarse maniobras. Lo mismo ocurre con las bicicletas. Esto es tercermundista total.

          -Los precios de la comida triplican los de España, en muchas ocasiones, cosa que ocurre en decenas de países, de África. No ocurre lo mismo en el transporte público o en los hoteles, que en ambos casos, son más económicos, que aquí.
-La contaminación resulta muy elevada, aunque eso no es sólo típico del tercer mundo. Los parques son muy escasos y el ocio se dedica más al centro comercial, que al esparcimiento. No sabemos, como se desfogan los niños y lo cierto -salvo, que no los saquen de casa- es, que tampoco vimos demasiados, para ser un país superpoblado.


          -Aunque no es la norma general, algunos mercados recuerdan bastante al tercer mundo. Más, que por cutres -que también-, por estar a todas horas vacíos y desconocer, realmente, de que y como vive esa gente, que regenta los puestos. No es infrecuente, como ocurre en el sudeste asiático, que se queden dormidos en sus negocios, a cualquier hora del día.

          -Subterráneos. Los pusimos en la parte del primer mundo y ahora, toca colocarlos aquí. Primero, porque son profundísimos y obligan, en muchas ocasiones, a ascender/descender tres largos tramos de escaleras. No siempre existe ascensor por lo que los minusválidos o ancianos -a los que, casi no se ve en la calle, salvo trabajando-, padecen grandes dificultades. Cientos de puestos y tiendas pueblan estos subterráneos, como en muchos países del tercer mundo (generalmente, sin clientes).

                                                                    Esta y la siguiente son, de Seúl (Corea del Sur)
          -El agua no es potable, ni siquiera en la capital, según nos contaron en información y turismo. Cierto es, que a lo largo de todo el país, existen fuentes de agua buena y fría para saciar la sed.

          -Las medidas de accesibilidad propuestas por las autoridades son malas y las barandillas infrecuentes, hasta en sitios emblemáticos.

          -Se ve a más padres de la cuenta, que a pesar de transitar por zonas modernas y agradables, debe cargar con los niños a cuestas, por no tener cochecitos o sillas.

          -Resulta imposible, encontrar cosas que sirvan en la basura. Tampoco, comida abandonada o sobras en las foods court -patios de comidas- o en las cadenas de comida rápida. Mirado de otra forma, esto podría ser un síntoma de civilización y sensibilidad

                                   Esta y la siguiente son, el anverso y el reverso de un folleto, de Gyeongju (Corea del Sur)
          - Los nights markets o mercados nocturnos. Cierto es, que son tradicionales de toda Asia -mayormente, la tropical-, pero también, que quien pudiera ganarse la vida de otra manera, en un país próspero, lo haría y no aguantaría temperaturas bajo cero, en invierno.


        -Como se ha dicho, la información turística es buena. Pero los planos muy malos. Y además, la mayoría de las calles no tienen nombre y los números no son correlativos, sino que van por fecha de edificación. En Seúl y Busan no es difícil orientarse, pero si en el resto del país, si no pides ayuda a las chicas de turismo.


Como en el caso de los aspectos del primer mundo, podríamos seguir, pero creo, que se han incorporado las suficientes muestras, para haceros una idea.  

jueves, 17 de diciembre de 2015

¿Qué tiene Corea del Sur del primer mundo?

                                                                                            Navidad, en Incheon (Corea del Sur) 
         Vamos ahora, con uno de los temas más peliagudos y extensos: partiendo de la idea cierta, de que Corea del Sur es una mezcla de primer y tercer mundo -pricer mundo, como dirían ahora, juntando parte de ambas palabras-, ¿a cuál de estos dos polos se acerca más?. Yo calculaba, mitad y mitad, pero la realidad es, que está mucho más próximo al primero.
Esta y las siguientes tres son, de Seúl (Corea del Sur)
          ¿Qué tiene Corea del Sur, del primer mundo?. Vayamos enumerando:

          -Las ciudades más limpias, que yo haya visto, con el mérito de que apenas hay papeleras. Es casi imposible -ni siquiera colillas- encontrarse suciedad o papeles sobre la acera. Debe de ser cierto el tópico, de que se guardan la basura en los bolsillos y la tiran en casa.
          -Los coches respetan lo semáforos, incluso más que en Europa occidental. Las aceras son anchísimas y se hallan bien pavimentadas. Los peatones no cruzan por cualquier parte, como ocurre aquí.

          -Los centros comerciales son más modernos, que los de España -mejor diseño, más lujo y pequeños detalles- y más concurridos. Sobre todo, los supermercados, donde puede llegar a haber 30 cajas abiertas y cinco o seis personas esperando para cada una, con carros llenos de productos alimenticios. Las tiendas internacionales de ropa, joyas o complementos están presentes por todas partes.

          -Las condiciones de higiene de los puestos de los mercados son impecables y la comida muy fresca. Sobre todo el pescado, que no en pocas ocasiones, se vende vivo.

          -La parte moderna de las ciudades -especialmente, la capital- está plagada de rascacielos y edificios de cristal, mayormente de construcción reciente.


        -En muchas calles, plazas o parques, está terminantemente prohibido fumar, bajo la amenaza de estrictas multas.

          -Existen cientos de baños públicos, equipados con papel, jabón y demás complementos, cuyo uso es siempre gratuito.

          -Grandes infraestructuras en transportes. Seúl se me antoja, como la ciudad del mundo, donde circulan más autobuses. También funciona bien el metro, extensísimo en la capital y los transportes interurbanos (prefiriendo el tren, al bus, donde el sistema de compra de billetes es muy eficaz).

          -En cuanto a la información turística, es uno de los mejores países del mundo. Eficientes rápidos y muy resolutivos. No sólo existen oficinas en los aeropuertos o estaciones, sino incluso en lugares aislados, al lado de la correspondiente atracción.
Esta y la siguiente son, de Suwon (Corea del Sur)
          -Los numerosos subterráneos, que conformar auténticas ciudades bajo tierra -sobre todo, en Busan- dan síntomas de modernidad y de músculo, pero también los incluiremos en el tercer mundo, por otras razones, explicadas en su debido momento. En general, las infraestructuras urbanas son bastante avanzadas.

          -Tecnológicamente, Corea puede dar un baño a cualquier país occidental, aunque sea en pequeños detalles -por ejemplo, luz ultravioleta para la desinfección de vasos de beber agua o manos- o en el tamaño de las pantallas. La gente, que camina, utilizando las mismas, es cuatro veces la de España-

          -El gran número de calles peatonales, sobre todo en las tres principales ciudades del país: Seúl, Busan y Daegu.
Desde aquí y hacia abajo, todas son, de Busan (Corea del Sur)
          -Eventos para concienciar. En diferentes puntos, sobre todo de la capital, se realizan talleres y charlas para concienciar a la población de determinadas cosas. Vimos uno de ellos, en la plaza del ayuntamiento, sobre bullying.
-Numerosos hoteles de tipo medio -en el tercer mundo son o muy caros o muy baratos-, con unas prestaciones y precios excelentes.

          -Bien dotadas urbanizaciones residenciales en los extrarradios, con mejor pinta, que en las que vive la clase media española, por termino medio.

          -Buen parque automovilístico, más nuevo y con coches más caros, que los que vemos en cualquier ciudad de nuestro país.

          -No saben improvisar, ni enfrentarse a la malicia de los occidentales, pero a cambio, lo tienen todo tan bien protocolarizado, que casi nunca -o nunca-, se producen fallos. Sacar dos billetes de tren en treinta segundos, sin que la trabajadora de la taquilla hable inglés, es algo que nos ocurrió y nos quedamos alucinados.


          -La seguridad de Corea del Sur es excelente. Incluso, dejan los móviles de 700 euros en mostradores, en plena calle, para que los veas y pruebes. Aparentemente, nadie los vigila. Sin embargo, es improbable, que si se te pierde algo, lo vayas a recuperar. Haciendo una caminata, en Gyeongju, se me despistó el jersey, de Adidas -pongo la marca, por si fuera significativo en los hechos-, pero a la bajada no apareció, ni tampoco fue entregado a los responsables del recinto, en la entrada.

          -El wi-fi es mucho más frecuente, que en España y casi siempre, son conexiones abiertas, que no necesitan de ningún tipo de registro. Hay redes -no sabemos, quien es su propietario-, que operan hasta por las calles. Paradójicamente, donde es más complicado conectarse y te ponen más burocracia es, en la capital.


          Podríamos seguir, casi hasta el infinito, pero creo que con todo lo expuesto, es posible hacerse una idea bastante fidedigna.

viernes, 11 de diciembre de 2015

Corea, a golpe de mercados

                                                                          Todas las fotos son, de Seúl (Corea del Sur)
          Aunque, Corea del Sur es la reina de los centros comerciales, uno de sus fuertes son los mercados, que adquieren una diversidad, casi inimaginable, desde los más tradicionales a los más modernos, desde los de comida – de día y/o de noche-, hasta los de ropa, pasando por los que ofertan cosas inservibles. Los más variados e importantes se encuentran en la capital, aunque Busan, Gyeongju o Dong Daegu, no se quedan a la zaga. Vayamos analizando, ciudad por ciudad, porque merece la pena.


Seúl

        A diez minutos caminando desde la estación de tenes y a la derecha de la puerta de Namdaemun, se halla el mercado del mismo nombre, que ofrece básicamente ropa, aunque a las cuatro de la tarde -más o menos- se combina con puestos de comida, que se ubican en el centro de la calle.


          Cerca de la catedral, en la calle Myeong-dong, se ubica una zona muy pija de boutiques, que operan de día y que durante la noche dan paso a un selecto mercado nocturno de comidas, muy limpio, coqueto y caro, que acoge a chicas con bolsos de marca y chicos con corbata y maletín. Calamares, espirales o torpedos de patatas fritas, kebabs, albóndigas, pulpo, tortas vegetales, huevos fritos... Y todo en un ambiente muy relajado.


          El distrito del Arroyo de Cheonggyecheon es muy concurrido al atardecer, por niños y mayores. Se trata de un canal natural de unos seis kilómetros, que ha sido acondicionado y adornado con estatuas luminosas de cartón piedra o metacrilato. En la parte de arriba se instala otro mercado nocturno de comidas con numerosos puestos, algo menos erudito, que el que nos hemos referido, anteriormente.


          Al final de este recorrido y cerca de la puerta de Dongdaemun, se ubica el mercado cubierto de comidas del mismo nombre, absolutamente abarrotado por la noche. Es uno de los lugares de Seúl más recomendables para merendar o cenar. Nuestro plato favorito: torta -a modo de pizza, pero con la masa más irregular y gruesa- con calamares, pulpo, verduritas y guindilla. ¡Para chuparse los dedos!.


          En la calle Insa-dong -la de los antiguos libreros y anticuarios-, se instalan unos cuantos puestos de comida, al anochecer. Existe además, un recinto donde se hacen eventos gastronómicos diurnos, al igual que en la no demasiado lejana plaza del ayuntamiento.




          Al otro lado del río, se halla el agradable mercado de pescados y mariscos, donde se puede comprar género vivo, recién muerto, en salazón, marinado o disecado. Los precios son bastante interesantes, para tratarse de Corea.


          No es un mercado, propiamente, pero no quiero dejarme de referir a la zona, de Itaewon, que es donde se concentran la mayoría de las tiendas internacionales y restaurantes de casi todo el mundo, incluido el Spanish Club, donde se puede comer jamón de Jabugo -a precios imposibles- o crema catalana. Por aquí se dejan caer la mayoría de los extranjeros, que visitan o residen en la capital.



Busan

          A destacar en esta ciudad, el mejor y más grande mercado de pescados y mariscos de toda Corea del Sur, el de Jagalchi. Ofrece unas partes cubiertas y otras descubiertas y es posible encontrar casi cualquier género. Para los que no podáis esperar a llegar a casa o les pueda el ansia, hay también puestos de pescado recién frito (a 7.000 wons la pieza). La entrada se halla presidida por una enorme escultura metálica en forma de pez. La colindante bahía con numerosas embarcaciones, muestra unas vistas sosegadas y extraordinarias.

          En algunas pequeñas callejuelas, perpendiculares a la calle semipeatonal comercial y en la pequeeña Biff square, se colocan en el medio por la tarde unos cuantos puestos de comida preparada, que muestran bastante éxito entre el animoso y multitudinario público. Lo más demandado, unos bollos rellenos, aunque no sabemos de que. La zona se llama Gukje Market y se halla entre el mercado de pescados y mariscos y la Torre de Busan.


Gyeongju

          Cuenta con dos magníficos mercados, que tienen el inconveniente de no ser muy concurridos a ninguna hora del día. Ambos arrancan de la calle principal -uno a la derecha y otro a la izquierda y no se hallan demasiado distantes entre sí. La comida es la principal protagonista de los dos. La cruda en el más céntrico y la cocinada en el más alejado (pescados secos, mariscos marinados o en salazón, tortas vegetales, kinchi, dulces...).


Dong Daegu

          La tercera ciudad del país en población, cuenta con mercados tradicionales muy interesantes, cerca de la estación de trenes menos céntrica. Comida cruda y frritanga barata (pimientos, huevos o salchichas rebozados, empanadillas vegetales...).


Incheon

          En el medio día, que estuvimos en esta moderna ciudad, llena de centros comerciales, no nos encontramos con ningún mercado, lo que no significa, que no los haya. Pero en el centro, es seguro que no.