Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

jueves, 31 de agosto de 2023

El viaje de Gila

           Pues sí. Al final y aunque parezca imposible, nos hemos puesto al día en el blog con todos los viajes de este verano (son ya en total 75 periplos de duración diversa, tras el confinamiento). Después de muchos meses trajinando por ahí, este fin de semana descansamos, dado que comienzan las fiestas de Valladolid y no queremos perdernos los conciertos de Tanxugueiras, La La Love You y Nena Daconte. De todas formas y a partir del 1 de octubre, seremos libres, laboralmente hablando, por lo que se presenta un futuro prometedor y ambicioso, encaminado a nuevos viajes largos.

          De momento, nos quedan casi un par de semanas de vacaciones y como no se nos ha ocurrido mejor cosa hemos pensado, que haremos una Euro 2.020 -que se celebró en unas cuantas ciudades diversas y distantes- o, para los que ya tienen una edad, un Gila. Es decir, ir de urbe en urbe, como almas en pena, sin saber casi, donde estas a cada rato.

          Tenemos billetes desde Madrid, a Copenhague -donde ya estuvimos, en 2.005-, para el 9 de septiembre y por poco más de 30 euros. Por algo más de 15 y la jornada del 11, volaremos, a Kaunas, para visitar esta ciudad, Trakai y Vilnius ( en este último sitio recalamos hace 18 años).

          A partir de aquí y sin boletos aéreos adquiridos, se abren tres alternativas, que mezclarían vuelos de Ryanair -como los dos anteriores citados - y de Wizzair.

          1.- Kaunas - Goteburgo - Gdansk -ya estuvimos, en 1998- Bergen o Tronheim

          2.- Kaunas - Rodas - Santorini

          3.- Kaunas - Goteburgo -Santorini

          Aún, nos quedarían tres o cuatro días para volver, a Madrid, pero nuestro paradero para entonces, es todavía un inquietante misterio.

          En todos los casos, hemos descartado Oslo, que fue candidata en su momento, porque sus aeropuertos están muy alejados de la ciudad y el transporte es largo y muy caro.

          Dormiremos, casi a partes iguales, entre aeropuertos y hoteles.

        Entre los inconvenientes, que lleguemos a manejar hasta cinco divisas diferentes en tan escaso periodo de tiempo.

miércoles, 30 de agosto de 2023

Inspecciones a los viajeros recurrentes de media distancia

           Dentro de tan solo un día comienza septiembre y se cumplirá un año, desde que nuestro sensible gobierno de forma muy acertada y ecológica, decidiera subvencionar parte del transporte público. Ello nos ha hecho posible realizar más de 300 viajes gratis en la red de cercanías de la comunidad de Madrid, 70 trayectos entre la capital de España y Valladolid -o lo que es lo mismo: 17.500 kilómetros - y ocho entre Pucela y Santander. Si lo tuviéramos, que cuantificar en dinero diríamos, que nos hemos ahorrado 2.000 euros, cada uno. Si lo hiciéramos en emociones y experiencias, la cifra resulta incalculable.

          Pero este artículo, más que para sacar un merecido y currado músculo viajero, está pensado para informar a los usuarios de los títulos recurrentes, sobre los controles, que ejerce RENFE a los usuarios de los bonos de media distancia, dado que para cercanías no se aplica ninguna medida.

          Empecemos con las clarificadoras cifras: en setenta viajes entre Madrid y Valladolid, se nos requirió la documentación en tres ocasiones y siempre fue el mismo interventor, bastante amable,por cierto, aunque igualmente, contundente en la realización de su trabajo. Porcentualmente, supera por poco el 4% el número de viajes inspeccionados, aunque hay un dato importante: los dos últimos controles coincidieron con nuestras dos postreras travesías, el 15 y el 20 de agosto. ¿Se ha incrementado este procedimiento, por tanto, últimamente? No lo sabemos.

          En el trayecto entre Valladolid y Santander, nunca se nos requirió el abono, aunque en ese tren caótico y desfasado, ya se viven bastantes aventuras sin ni siquiera pretenderlo.

          El procedimiento siempre es el mismo. El revisor va avisando, vagón por vagón, de que tengas a mano tu abono, los billetes de ese día y cualquier documento, que te identifique (basta incluso, con mostrar una tarjeta de crédito, si no cuentas con el DNI o el carnet de conducir).

          Cabría pensar lo contrario, dado, que las fianzas para viajes ilimitados son mínimas -20 euros para media distancia y diez, para cercanías -, pero el fraude es bastante elevado,como hemos podido comprobar en las tres ocasiones señaladas.

          Dos son las infracciones más generalizadas: 

         -Viajar con el abono de un familiar o amigo. La mayoría de los pasajeros en esa situación alega, que no dispone de ningún documento identificativo, pensando, que el interventor es gilipollas. Pero, no lo es y les pone claro  varias cosas. 1.- Podía sancionar al titular del bono con su retirada y una posible multa. 2.- Podría denunciar a la policía al viajero fraudulento con las impredecibles consecuencias. 3.- Podría cobrarle el doble del importe del billete del trayecto acometido. Afortunadamente, para los fraudulentos, la cosa solo queda en amenaza.

          -Subirte al tren con un abono de cercanías, en convoyes de media distancia. Es muy frecuente, en el tramo Madrid -Ávila, dado que en la estación de Príncipe Pío, aunque los torniquetes son distintos para estos recorridos, llevan al mismo sitio de embarque. En este caso y sin más explicaciones, el interventor te cobra el importe íntegro del billete para tu destino.

          En ambos casos resulta incomprensible, como la gente puede ser tan imbécil y mentirosa, solo por ahorrarse unos pocos euros, que luego, probablemente, se gastarán en gilipolleces.

martes, 29 de agosto de 2023

¡El final del verano, llegó...!

           Nos hemos reinventado mil veces y este verano ha sido una ocasión más. Aunque, no tenemos mucho mérito, porque nuestras vidas se hallan bastante arregladas y estables y el riesgo, solo consistía en viajar lo máximo posible, estando trabajando. Porque si no, nos habríamos largado al sudeste asiático de corrido, sin más preámbulos, porque por allí, hace ya cinco años, que no vamos. Creemos, ¡qué todo llegará más pronto, que tarde!

          El verano comenzó con un trepidante viaje por Azerbaiyán y sin descanso, ocupamos todos los fines de semana y festivos con periplos no muy dilatados por Cantabria, la isla de Menorca y Madrid. Y todo ello, bajo una premisa antiinflacionista y anti los especuladores de turno: gastar el mínimo dinero posible, optimizando los transportes gratuitos del gobierno, los vuelos de bajo coste y las soluciones imaginativas para dormir.

          Transitamos por el exótico país azerí, vivimos apestosas olas de calor hasta la extenuación, disfrutamos de algunas de las mejores calas del mundo, nos zambullimos en fiestas castizas poco castizas, ganamos unas elecciones generales perdidas y un mundial de fútbol... ¡Mucho más, de lo que esperábamos!

          Con un otoño muy prometedor en materia viajera -si no se tuerce-, el fin de semana pasado asistimos al final del verano, de una forma muy contundente y gráfica y por qué no decirlo, muy agradecida por nuestros castigados cuerpos.

          Nos fuimos a Santander, el viernes 25 de agosto. Queríamos regresar el domingo, a última hora, pero acabamos volviendo el sábado por la tarde, después de más de veinticuatro horas lloviendo y haciendo soberano frío. Al menos, pudimos disfrutar del fantástico Mercado Romano y de la Feria Intercultural con puestos de artesanía y restaurantes internacionales, junto al Sardinero, a las que ya habíamos asistido el año pasado.

          Os daremos detalles extensos sobre nuestros próximos planes, a partir de septiembre. Lo más inmediato pasa, por un viaje de casi dos semanas por diversas capitales europeas, de hasta cinco países, para agotar las fechas vacacionales. El día 30 de ese mismo mes se acaba el trabajo, llega la liquidación y un año de paro y previsiblemente, nuestro noveno viaje largo por Asia y Oceanía.

          Y nos iremos muy contentos, dejando este país en manos de un gobierno progresista y lejos de las garras de Rubiales.


lunes, 28 de agosto de 2023

¡Campeonas o campeones, que más da!

           Debemos decir, que da vértigo. Han pasado tan sólo ocho días, desde la consecución del título y parece, que hubieran transcurrido meses, debido a todos los acontecimientos vividos.

          La calurosa mañana se presentó algo desconcertante. Volvimos, a Alcobendas, pero no nos gustó el panorama. La pantalla gigante se ubicaba en un pequeño salón de actos. El aforo era pequeño y si queríamos acceder, debíamos estar guardando cola más de dos horas, hasta que habilitaran el acceso.

          Volvimos a Madrid. Habían informado, de que en torno al palacio de los deportes habría una zona de fans -digámoslo en español -, donde podríamos entretener el tiempo hasta la hora del partido. ¡Nada más lejos de la realidad!

          Lo que allí encontramos fue, un despliegue policial insólito de agentes de muy mal carácter y bastante chulería. Había más furgonas, que personas y actividades futboleras cero en el exterior. A los que accedían, se les estaba requisado de malas maneras la poca o mucha comida o bebida, que portaban. No era, ni cerveza, ni vodka, ni drogas, que pudieran poner en riesgo la seguridad del evento, sino cocacolas, agua mineral y bocadillos, que le fueron sustraídos a familias con niños, sin el más mínimo miramiento y decoro, para que quien sea -no lo sabemos-, se forrara con los desorbitados precios de las barras interiores. De estos hechos tan lamentables, nadie ha hablado.

          En ese momento, ¡nos alegramos por no haber conseguido entrada, porque desde luego, nosotros no habríamos pasado por este inhumano y poco empático aro!

          Al final, vimos el vibrante partido en el móvil, a través de la aplicación de Televisión Española, en dos bancos. La primera parte, en uno de la calle Goya y la segunda, en otro de la bohemia plaza del Rey.

          Cuando las chicas ganaron y alcanzaron la gloria, nos acercamos a la plaza de Cibeles, donde suponíamos, habría celebración. Pero allí y salvo unos pocos claxon sonando, no había nadie, lo que nos decepcionó. Ni ser 20 de agosto, ni ser las tres de la tarde, ni el asfixiante calor son justificación, para no haber acudido en masa a este lugar, ante la magnífica magnitud de la gesta. Del mal organizado homenaje a las protagonistas del día siguiente en Madrid Río, daría para escribir otro artículo.

          ¡Ojalá y vamos concluyendo, esto haya servido de ejemplo y de aprendizaje y la humanidad haya adquirido los suficientes recursos y mimbres para superar todas las injusticias y desigualdades, como se ha solventado esta y no sea tan infrecuente, aunque con esfuerzo y lucha, que el ratón se coma al león!

          Callemos a los rancios, necios y desfasados, que trataron de tapar la tropelía del beso y demás actitudes cojoneras de ese desagradable sujeto diciendo, que con esto se tapaba la gloriosa victoria futbolística de la selección femenina. Lo cierto y verdad es, que ganar un campeonato mundial es un hito crucial e histórico, pero haber derribado un sistema medieval y machista en menos de una semana es, infinitamente, más importante.

          ¿Campeonas o campeones? Igual da (d). Dejemos, que se lleven la perra gorda los intolerantes seguidores de la fachosfera, que mitad, no se han enterado de nada, mitad siguen anclados en la prehistoria.

          Y mientras, seguimos asistiendo atónitos, a las maniobras del señor Rubiales, al que no le ha bastado, con utilizar a sus hijas. Ahora, usa también a su madre para sus fines y se valdría de la bomba atómica, si la tuviera

Preparando la final. ¡Vamos, chicas!

           No teníamos demasiados planes para el fin de semana del 19 y 20 de agosto, aunque sí, dos billetes de tren de ida y vuelta para Madrid, como tantos otros fines de semana. Para más hastío e indomable pereza, las predicciones meteorológicas eran muy desfavorables para esas fechas e inclinaban al termómetro a superar los cuarenta grados en las horas punta.

          Pero, a mediados de la semana anterior y sorprendentemente, las cosas cambiaron. Las chicas del fútbol, con un juego exquisito, atrevido, poco especulativo y en un partido épico, habían conseguido doblegar a Suecia en la semifinal del Mundial. La gran cita por el campeonato, contra Inglaterra, quedaba para el domingo.

          Imaginamos, que alguien pondría una pantalla gigante para disfrutar del partido, fuera en Colón -como con los chicos - o donde lo entendieran posible. No fue Madrid muy ágil -no me extraña, debido a los necios políticos, que gobiernan comunidad y ayuntamiento -, en organizar este evento y muchas ciudades españolas se le adelantaron. Finalmente, lo planearon en el palacio de los deportes de Goya (me evito el nombre comercial). No parecía mala opción hacerlo en recinto cerrado, debido a la ola de calor.

          Pero, el reparto de las supuestas 6.000 entradas fue un inexplicable desastre, digno del más puro oscurantismo de cualquier gobierno de derechas. En menos de dos horas desaparecieron todas y nuestros esfuerzos por hacernos con dos de ellas resultaron imposibles. Y eso, entrando en la web cada diez minutos.

          No caímos en el desaliento y buscamos alternativas, cerca de la capital. Encontramos una opción, en Alcobendas, donde se desplegaría otra pantalla gigante.

          Llegó el sábado, que entretuvimos, disfrutando de una magnífica exposición en la Serrería Belga, la única colección, que nos quedaba por ver en este edificio. Se trata de doce composiciones, de los malogrados Costus, que estuvieron expuestas a finales de los setenta en el garito nocturno -todavía goza de buena salud -, donde nosotros y una década después, nos convertimos en pareja: La Vía Láctea, ubicado en la calle Velarde. Faltan otras dos, de las que no se sabe su paradero y que custodiaban los baños del local: una, de Jesús, afeitándose y otra, de la Virgen María, pintándose los labios.

          A última hora de la tarde y casi desfondados por el calor, nos acercamos a Alcobendas en el cercanías, para ver, como estaba organizada la cosa para el día siguiente. Pero, el polideportivo, donde se iba a desarrollar el evento estaba cerrado. Al menos, pudimos pasear por los Jardines de la Memoria, que alberga amplias zonas verdes y una refrescante cascada.

jueves, 24 de agosto de 2023

Noja

           Según  un artículo, que publicó El País, el mismo día, que arribamos a Noja, este pueblo cántabro cuenta con 3.000 habitantes en invierno, que se transforman en 100.000, en verano. No obstante, salvo los domingos y festivos -los domingueros, especialmente las familias, causan muy molestos estragos -, resulta un lugar relativamente tranquilo en sus playas, calles, bares o restaurantes y caminatas cercanas. 

          Noja  no es lugar, ni para jóvenes -salvo, los que van con sus padres-, ni para pobres. El sábado 11 de agosto y según Booking, la habitación más barata costaba 251 euros y distaba diez kilómetros del centro o de las playas, en un lugar alejado del mar. Como podéis entender y hasta cuándo pudimos - no hay demasiada animación nocturna, aunque os pueda sorprender-, pasamos la noche tomando algo y después, dormimos sobre la arena de Trengandin ,(nos picaron insectos desconocidos en las manos y los pies).

       Noja se vértebra en torno a su enorme plaza principal -donde se ubica la oficina de turismo, de amplio horario -, aunque resulta enormemente dispersa y desigual, en cuanto a sus construcciones. Los veraneantes de más posibles y los de más edad, ocupan  los no muy numerosos hoteles y los masivos apartamentos, mientras un público más popular, abarrota los numerosos campings cercanos. Su atractivo turístico principal es el bello  palacio del Albaicin, con un cuidado jardín, plagado de creativas esculturas, mejor o peor elaboradas.

          Además de sus dos espectaculares y bravías playas, Noja tiene unos cuantos senderos o circuitos para deleite de senderistas y paseantes, ninguno de excesiva dificultad. A unos diez kilómetros, se encuentra la localidad de Bareyo, desde donde parten otras cuantas rutas a pie, a lugares diversos. Por lo que estar una o dos semanas en la zona, si se dispone de músculo financiero, claro -los bares y restaurantes tienen precios imposibles, aunque no tanto, como en Menorca y hasta los supermercados son un 20% mas caros, que en Santander -, no resulta ningún disparate quedarse en la zona, durante una o dos semanas, sin faltar actividades.

          Bajando desde la plaza principal, hacia el mar, se encuentra la impresionante y extensa playa de Trengandin. Hacia la derecha y si se va por la arena, se transita a través de las marismas y pequeñas dunas Victoria, durante largo rato, hasta que los recovecos del agua te impiden seguir. Si vas por fuera, siguiendo la carretera, se llega hasta un puente romano, después de dejar atrás  un enorme parque y unos garitos vintage -no en el precio -, que funcionan por la noche con musicas ochenteras y con estética norteamericana de los cincuenta o sesenta.

          Hacia la izquierda, se encuentra la inigualable y salvaje   playa de Ris. Se puede llegar a ella, callejeando o mejor,  por un sendero natural -treinta o cuarenta minutos de caminata, dependiendo de las paradas o del ritmo -, desde donde se contemplan escarpados y elevados acantilados agitados por las impetuosas olas y calas solitarias, a veces, cubiertas por la marea. No es un recorrido peligroso , ni esforzado, pero ojo los que vayáis con niños o perros.

          Siguiendo el curso de la playa de Ris, se llega a las dunas -mas altas, que las otras- y a las marismas de Joyel, para acabar desembocando en el municipio de Soano. Con paciencia, se pueden contemplar decenas de especies de pájaros.

          Es en esta zona, donde se ubican los tres campings principales: el Joyel -caro y pretencioso, no permite la acampada-, el más económico y modesto Suances y Los Molinos, que sin exagerar, parece una enorme y caótica ciudad abarrotada con todos los servicios imaginables, incluido karaoke.

          Debemos decir, que este viaje superó por mucho nuestras expectativas iniciales. Pero, desde el minuto uno, tres cosas nos sorprendieron y nos hicieron pensar, como era posible, que aquí recalara tanto veraneante.

          - Las playas, aunque bien adaptadas, no son lo que esperan la mayoría de los turistas de tipo medio.

          -No existe paseo marítimo al uso, donde atiborrarse a calamares o cerveza, porque lo que se define, como tal, en la playa de Ris, parece más bien, un cutre carril bici.

          -En general, la climatología no es la más adecuada para el tándem, vuelta y vuelta al sol y bañito. Llovió largo rato por intervalos y nosotros, apenas, nos quitamos el jersey. Por la noche, no  había ni una sola ventana abierta en los edificios.

miércoles, 23 de agosto de 2023

Con el jersey puesto casi todo el día, a mediados de agosto

           Tanta actividad y diversión, durante las fiestas agosteras madrileñas, que casi nos habíamos olvidado, que entre medias de San Cayetano y La Paloma, estuvimos desde la tarde del viernes 11, hasta el domingo 13, en Noja. Conocemos muy bien Cantabria, sobre todo, su parte oriental, pero este era uno de los pocos lugares, que desde muy pequeños, no habíamos visitado.

          Hablaremos de forma generosa de cómo nos fue por allí y de que hacer por esa zona, pero será a lo largo del próximo artículo. Antes, nos queremos detener, en dar unas pocas pistas sobre el clima veraniego en las costas de Cantabria, porque hay mucha más confusión y desconocimiento, del que pudiera parecer.

         Hay gente, que dice y piensa: "Yo no voy al norte de España en verano, porque hace malo y llueve". Por lluvia, creo, que entendemos todos lo mismo. En cuanto a hacer bueno o malo, la cosa ya admite muchos matices. Por otra parte, todo el norte no es igual. No es lo mismo, las rías altas, que las bajas o Santander, donde es muy raro, que se lleguen a los treinta grados, que Bilbao, donde no resulta difícil alcanzar los cuarenta. Pero, como se ha dicho y para simplificar, hoy nos vamos a centrar en las costas cántabras (el interior es diferente)

          Como dato empirico: el verano pasado fuimos seis veces a la zona y no llovió ninguna. Este ejercicio llevamos cuatro y ha caído agua en todas las ocasiones. Nos acercaremos el próximo finde y a estas alturas, también dan precipitaciones. Así, que la afirmación, "siempre llueve", no es válida.

          Así de entrada resulta difícil, que personas de Andalucía o de Castilla -regiones donde las máximas y las mínimas oscilan en más de veinte grados, durante muchos días veraniegos-, logren entender el clima de las costas cántabras. En Sevilla o Madrid es muy sencillo : asfixia por el día y fresquito ,-cuando toca- por la noche.

          Pero, en Santander, Noja o Suances, el termómetro no suele oscilar más allá de los tres o cuatro grados a lo largo de la jornada -a veces, ni eso-, por lo que en cuanto a la temperatura, es casi la misma todo el día, pudiendo llevar jersey a las cuatro de la tarde y estar en manga corta a las tres de la madrugada. Y eso, ¿por qué ocurre?

          -Por la incidencia del sol. Con idéntica temperatura, un día soleado o nublado, son dos cosas realmente distintas, que pueden llevarte a estar abrigado y perezoso o a retozar sobre la arena y saltar encima de las olas. El sol en el norte es mucho más determinante, que en otras partes.

          -La humedad. En el norte varía, entre alta y altísima. 32 grados sin humedad pueden resultar más agradables, que 22 con un alto porcentaje de ella. Eso también, lo saben bien en el Mediterráneo.

         -El viento. Fresco o algo más cálido, en la zona es muy cambiante, durante todo el día, sin depender de la claridad o la oscuridad.

          -La altitud. Parece de Perogrullo. Pero resulta, que por ejemplo en Santander y sin salir de la misma ciudad, la sensación térmica entre la playa y el barrio, al que se accede en funicular, puede  variar más de cinco grados.

          -Evidentemente y por razones obvias, la lluvia.

          Cada factor, por separado, tiene su influencia, así que imaginad, lo que ocurre, cuando actúan todos juntos. Hace bueno o hace malo en este área de España y por tanto, es una cosa muy subjetiva y en la mayoría de las veces, imprevisible en el muy corto plazo 

          El caso es, que el fin de semana del 11 al 13 de agosto y mientras en la mayoría de la península y las islas os achicharrabais, en Noja, se dormía tapado con mantita, con las ventanas cerradas y por la calle, se paseaba con la rebequita puesta ( o algo más lanoso). Hay opiniones para todo, pero para nosotros, esto es un lujo impagable.

martes, 22 de agosto de 2023

La cajera hija de puta del Carrefour 24 horas de la plaza de Lavapiés (llamemos a las cosas por su nombre y terminamos antes)

           Y a todo esto, la madrugada continuaba su curso y el hambre acuciaba. Así, que nos dirigimos al Carrefour de la Plaza de Lavapiés, a llevar a cabo unas compras alimenticias de emergencia. Por cierto, que todos los reponedores y la única   cajera del establecimiento, eran del otro lado del charco.

          Pocos clientes -algunos, llevando cosas raras a esas horas, -como una pastilla de jabón especial o un enjuague bucal-, pero normalidad absoluta, siendo las 3,55 de la madrugada del 15 de agosto. Nosotros somos más de autopago, desde hace mucho tiempo, pero en esa franja de madrugada no era posible.

          Cuando vamos a pagar, la poco empática y desagradable cajera -supuestamente, llamada María, porque no llevaba chapa identificativa- nos dice de malas maneras y con pocas palabras, que nuestra tarjeta de crédito no es buena. No nos deja, ni  introducir el PIN, ni probar con el contactless. Le entregamos otra, de una entidad bancaria diferente y nos vuelve a ocurrir lo mismo.

          Antes siquiera, de intentar pagar en efectivo, nos requisa la compra entera, sin decir nada y comprueba todos los artículos con el ticket, no nos hubiéramos llevado algo, cosa imposible, porque no nos había quitado la vista de encima. En ningún momento, nos ofreció la posibilidad de hablar con un supervisor o de darnos una solución alternativa, dejándonos sin compra, en plena madrugada.

          Afortunadamente, conocemos bien Madrid y sabemos, que a cuarto de hora y en Tirso de Molina, hay otro Carrefour 24 horas, donde a las 4;15, llevamos a cabo nuestra compra sin problemas, pagando con la primera tarjeta, que la hija de puta de la otra tienda nos había rechazado.

          Lo ocurrido, no es un fallo en la atención al cliente, sino un atentado a los consumidores y una indefensión absoluta.

          Nosotros, que conocemos más de ciento cuarenta países, entre ellos América casi entera, desde la Patagonia hasta México, no estamos realmente sorprendidos por este suceso, por que en este continente la atención hacia los compradores suele ser bastante pésima y desagradable.

          Ponemos dos ejemplos bastante ilustrativos:

          -Entramos en un supermercado de El Calafate, recién aterrizados en Argentina. Queríamos comprar una cerveza de litro, pero tanto la cajera, como la supervisora, se niegan a vendernosla, porque no traemos un envase vacío para canjearlo. Les explicamos de mil formas, que veníamos de España y que entre nuestro equipaje, no se nos había ocurrido meter un casco,, pero que estamos dispuestos a abonar su valor. No hubo forma y abandonamos el lugar sin la bebida.

          -Isla de Chiloé, en Chile, unos días después. Llevamos a cabo una compra en un supermercado, que estaba a punto de cerrar. Pagamos con un billete grande, porque no teníamos otra cosa y la vuelta, -el vuelto, que dicen por alli- que recibimos, consistió, en siete paquetes de monedas sin abrir, de los que elaboran las entidades bancarias. No solo la cajera no atendió a nuestras quejas, sino que se partía de risa.

          Ahora, nuestro siguiente paso es, poner estos hechos en conocimiento de Carrefour España,  a los que aparte de pedir explicaciones, sugeriremos, que tengan especial sensibilidad y esmero en la formación de trabajadores provenientes de los países hispanohablantes, donde no es norma general, el trato adecuado a los clientes.

          Señores del Carrefour, de poco sirve, que periódicamente, ustedes nos manden encuestas -incluso pagadas- para mejorar sus servicios o fomenten el programa "Reciclaya", para impulsar la conciencia ecológica y después, ocurran cosas, como está.

          Aunque y tal, como está el mundo, lo mismo, está desagradable señora termina, como emperatriz de Lavapiés.

lunes, 21 de agosto de 2023

Cosas, que nos pasaron o vimos en San Cayetano y la Paloma y que no pueden pasar desapercibidas

           Para empezar y en San Cayetano, además del acoso policial, ya descrito, nos llevamos otro gran susto y fue, en la T4 de Barajas. Hoy en día, las noches de juerga, ya no son tan eternas, como las de hace treinta o cuarenta años. A las tres, cierra casi todo, aunque sean fiestas y como aún quedaba tiempo para el tren de vuelta y dado, que cercanías es gratis, solemos ir desde Príncipe Pío Pío, al aeropuerto - línea directa -, echando un sueñecito o tomando el último sorbo.

          En el baño de caballeros de la citada terminal, comenzaron a golpear mi habitáculo, durante día ocasiones, separadas por un breve intervalo. La primera vez, hice caso omiso, pero la segunda, me enfrenté, enérgicamente, a voces y la respuesta, que obtuve fue:"¡Ah, si eres español no pasa nada,. Olvídate de esto!" Reclamamos al personal de Barajas, como en un sitio supuestamente seguro, puede ocurrir esto. Nos hicieron el caso justo.

          Tanto transitar  por la noche madrileña descubrimos, que otra forma de hacer tiempo, entre las últimas copas y el primer plan o transporte del día es, apalancarse en la plaza de los Cubos, en los alrededores del Burguer King, donde siempre hay gente apurando los postreros y poco exigentes bocados de la jornada. La mayoría son sudamericanos y centroamericanos.

          Estas nacionalidades han tomado el centro de la capital de día y sobre todo, de noche. No lo decimos, como valoración alguna, sino como nera constatación. Son mayoría apabullante en las toscas sesiones de Dj's, entre los incansables repartidores de Globo, en las chabacanas y provocadoras tertulias de las plazas, en las cajas de las tiendas o supermercados de 24 horas, al volante de los Uber y Cabify... Y no siempre se caracterizan por su buena educación. Aunque, nosotros no hemos tenido especiales problemas con ellos, si hemos vivido algunos momentos de tensión, como el que se detallará con precisión en la próxima entrada.

         Hemos llevado a cabo cuatro viajes de larga duración , a India y podemos presumir -por suerte o por desgracia -, de haber transitado por los lugares más guarros del mundo. Pero nada tan asqueroso y no exagero, como pasear por la Costanilla de San Pedro y otras calles adyacentes, durante la noche del 15 de agosto. El olor a meados y a veces rea absolutamente nauseabundo e insoportable. Pensamos, que se había roto alguna canalización del subsuelo o los baños portátiles instalados en la zona para las fiestas. Como, encima, la calle va en cuesta, los diversos fluidos Iván desfilando a gran velocidad por el asfalto. ¡Paso aquí, de dar más detalles!

          Pues no. No se trataba de una avería, sino de una marabunta de guarros y guarras humanos, que por turno y con precisa sintonía, se escondían entre los contenedores de basura para llevar a cabo sus necesidades más básicas y después, dejaban paso a los siguientes (habiendo baños públicos en las cercanías). ¡Cuanto más mundo tenemos, más flipamos y me temo, que lo que nos queda!

          ¿Y la policía? Pues, haciendo la vista gorda y a otra cosa. Por ejemplo, reprendiendo y amenazando a algunos menores, por estar consumiendo alcohol -como todo hijo de vecino ese día - en las atestadas calles festivas.

          El insoportable calor -aún no se ha ido y queda-, fue el omnipresente componente molesto, durante estos lúdicos días. En San Cayetano y al fin, eran las 2:49 de la madrugada, cuando dejé de sudar por todas partes y las 3:35 horas, cuando aparecieron las primeras y aliviadoras brisas.

           En el fragor de la noche y sentados en un banco, una señora bien vestida nos confundió con mendigos y nos quiso agasajar con una bolsa de nectarinas. Os prometemos, que nos habíamos duchado ese mismo día y que tampoco teníamos tan mala pinta, pero si a esas horas todos los gatos son pardos...

          Y hablando de gente desfavorecida. Las personas sin techo son seres de costumbres. Sino, no se entendería, que en plena sesión de un DJ en la Plaza de la Paja, un mendigo dormitara junto al escenario, sin inmutarse, porque suponemos, que es su sitio de todas las noches. Y además, tapado con un edredón hasta la cabeza, con una temperatura de 33 grados.

          No queremos, finalmente, dejar de referirnos a esa discoteca llamada Medias Puri, que se ubica cerca del Teatro Apolo, en la plaza de Tirso de Molina. Pasamos por allí tres o cuatro veces, durante la noche de la Paloma y cada vez, la cola era mas grande,. Al día siguiente, fisgamos en Internet y aunque las críticas del local son muy malas, su historia y anécdotas resultan bastante entretenidas. Os recomendamos, que os las leáis

          A unos cien metros del lugar y en una fuente pública de agua potable, una cola de más de diez personas, siendo las cuatro de la madrugada. ¡Eso, desde luego, solo ocurre, en Madrid!

domingo, 20 de agosto de 2023

La Virgen de la Paloma

           Aún habiendo vivido más de dos décadas en Madrid y hasta hace un par de semanas, nosotros pensábamos, que eso de las fiestas de la Virgen de la Paloma consistían en eventos rancios y escasos para viejos y viejas, que se celebraban en las corralas de Lavapiés (no sé siquiera, si estás siguen existiendo hoy). No es por presumir de ignorancia o hacer una gracia, sino que lo que quiero decir con esto es, que a veces uno reside en un sitio mucho tiempo y no se entera de nada.

          Para empezar, su lugar de celebración se circunscribe al barrio de la Latina y desde luego, entre los asistentes no predominan precisamente los séniors, aunque también los hay.

          Planeamos las cosas de forma diferente, que en San Cayetano, porque el lunes, día previo al festivo había, que ir a trabajar hasta las trece horas. Tomamos el tren a las cuatro de la tarde y llegamos, a Madrid, a las siete menos cuarto, en un viaje exprés que duraría catorce horas, en las que lo daríamos todo, dado que volveríamos en el Media Distancia de las nueve de la mañana.

          Últimamente y dado que los viajes salen gratis, le estamos cogiendo mucho gusto a este tipo de experiencias relámpago, siempre, que haya una celebración por el medio o noche de copas. Te entregas a tope -la edad nos lo sigue permitiendo -, duermes en el tren de vuelta y directamente, das el día siguiente por tirado a la basura, pero ya en tu casa.

          Las fiestas de la Virgen de la Paloma  tienen una envergadura, que cuadriplica o quintuplica, a las de San Cayetano, aunque en su esencia, son lo mismo, con las barras, como protagonistas, dejando a casi todo lo demás, como irrelevante, salvo  al DJ de turno, que en esta ocasión, no pinchó ni siquiera, tres cuartos de hora.

          Se desarrolla principalmente, en torno a la Plaza de la Paja y la de Gabriel Miró y el parque de las Vistillas. En total, más de diez plazas -de la Cebada, el Humilladero , San Andrés...- y unas veinte calles adyacentes. La más decorada de todas era, la Cava Baja, donde se encuentra Casa Lucio -cerrado en agosto -, La Chata y otros restaurantes de mucho prestigio. Las barras, con los mismos precios o superiores, que la semana anterior.

          Entre la efervescente e incontrolable marabunta sin tope de sed, nos llamaron la atención dos bares, pelín sinvergüenzas. En uno, lucian un cartel, donde indicaban, que los baños del establecimiento estaban cerrados y que la gente se fuera a orinar a los portátiles de una cercana plaza. En otro y con un vaso de plástico de mini y una tapadera cutre con un agujero -ni siquiera, se habían molestado en comprar un recipiente en los chinos -, pedían propinas -despues de los abusivos precios - y sin sonrojo, aceptaban transferencias por Bizum.

          Otra vez, se mascó la tragedia, cuando una mujer de una sesenta años cayó inconsciente al suelo, pero una rápida intervención de los efectivos del SAMUR, que trabajan duro, para que todos podamos divertinos.

          En la plaza de la Paja tocaron Atacados, un correcto grupo de escaso caché y de cantante gaditano, que cultiva la rumba rock - o algo así-, con temas parecidos a los de Efecto Pasillo o Rosana. Tuvo mucho más éxito el DJ posterior, que colocó mucha música de los ochenta y noventa -aunque algo adulterada- y bastantes jóvenes, se sabían las canciones. ¡Gracias, Dios, porque el rock&roll no haya muerto!.

¡Supercampeonas!..., pero nadie fue a celebrarlo


¿40 Grados a la sombra?. ¿Sol inapelable?.
  ¿Agosto?... No hay excusas. ¡Enhorabuena, chicas!

viernes, 18 de agosto de 2023

San Cayetano

           El sábado 5 de agosto llegamos pronto, a Madrid, así que, además de las celebraciones vespertinas y nocturnas, tuvimos tiempo de vivir experiencias de otro tipo. Entre ellas, una muy desagradable con una policía estúpida, chula y déspota. Estábamos comiendo un bocadillo de queso sentados sobre un borde -en los bancos daba el sol- en la plaza de Arturo Barea (es algo conflictiva). Se acerca a nosotros, hace parar el coche patrulla a su compañero y nos espera, que si estábamos allí para consumir droga y que si era así, los vecinos se lo chivarían. Nos quedamos perplejos, ante tal reflexión absurda, de la que no tenía prueba alguna o indicio. Amenazó con registrarnos el bolso, a lo que le dijimos, que no íbamos a acceder, salvo que nos llevará a comisaría, en transporte público o andando. Y ahí, terminó la historia de esa pequeña dictadora, en la que su compañero no dijo, ni mu 

          La otra experiencia fue mucho más placentera y nos llevó a la Serrería Belga, donde contemplamos una exposición: Un your face: Chicano Arte after C.A.R.A.

          Las fiestas de San Cayetano son mucho más modestas, que las de la Virgen de la Paloma, aunque su mecánica es casi la misma. Se desarrollan, principalmente, en la calle del Oso y en la amplia plaza del general Vara del Rey. Las barras -cada una con una estridente música distinta, a diferencia de la pradera de San Isidro, donde es común - se esparcen por las calles colindantes.

          La primera, quedó engalanada con mantones de Manila, otros motivos decorativos, fotos antiguas de Madrid y motivos religiosos referentes al santo. A las ocho de la tarde, rica y gratuita limonada para todos y sin mucha espera, lo que resulta sorprendente en la capital. A las diez y media, un atrevido -aunque algo cutre-, espectáculo alternativo, muy relacionado con el colectivo LGTBI. El problema y con 35 grados, es que no se podía mantener uno mucho tiempo allí, porque la arteria es como un tubo estrecho y no entraba una sola gota de aire 

          En la segunda, espectáculos para niños, música castiza y diversos grupos de flamenco, unos más puristas y otros más poperos 

          La aglomeración resultó Sr tal, que desde las nueve de la noche era ya muy complicado desplazarse por la zona. Poco antes, nos topamos con una chica inconsciente y tumbada en un banco, a la que atendía una turista extranjera. No parecía víctima del alcohol. Dado, que nadie más le hacía caso, nosotros contactamos con el SAMUR.

          El plato principal, sobre la una de la madrugada -a donde hemos llegado y lo que nos quedará por ver, lamentablemente - fue un mediocre DJ, que "pinchó" malamente, durante una hora y se fue sin ni siquiera, dar las buenas noches. Teníamos curiosidad, porque nunca habíamos visto un espectáculo de este tipo. Desde luego, la triunfadora de la noche -y del verano - fue "Noche Ochentera", de Vicco, un tema algo parecido a la música disco de los ochenta, más que al género urbano, que hoy todo lo barre y lo pudre. Además de otras canciones del momento y versiones nacionales e internacionales del último cuarto del siglo XX, destrozadas por las chabacanas mezclas.

          Con presencia policial, de barrenderos, basureros y el camión de los regadíos, las casetas se fueron cerrando y la gente fue marchándose, sin una palabra más alta, que otra, aunque muchos se refugiaron en otra plaza cercana, a seguir la charla y el botellón.

          A esas horas, Uber ganaba por cinco a uno a los taxis tradicionales, que aunque sean lo mismo, los jóvenes piensan, que son para viejos (como el Facebook). Sin embargo la mayor parte de esa generación no cae en la autocrítica. No saben llegar a ningún sitio sin Google Maps, ni hacer las cosas más simples de la vida, si no hay una aplicación, que las lleve a cabo por ellos. ¡Y sabemos, d lo que hablamos, porque nos hemos movido mucho este año y visto muchas cosas!

jueves, 17 de agosto de 2023

Elementos comunes de las fiestas de San Cayetano y de la virgen de la Paloma, en Madrid, que las diferencian del resto de España.

          Decidimos , que en agosto, pasaríamos dos fines de semana en Madrid y otros tantos, en Cantabria. La elección de cada uno no fue caprichosa, sino que más bien, estuvo determinada por la disponibilidad de las plazas de tren, porque desde Valladolid, a Santander son limitadas y se agotan pronto y con mucha antelación.

          De esta manera, el primer finde disfrutaríamos de la tarde y la noche de una jornada de las fiestas de San Cayetano. El segundo, el del puente y como trabajábamos el lunes, lo dividimos en dos: viernes, sábado y domingo, en Noja y al día siguiente y después del curro, a las celebraciones de la Virgen de la Paloma. Días 19 y 20, a Madrid, entre otras cosas y si los fachas del ayuntamiento la instalan, a ver la vibrante final de las chicas del fútbol en una pantalla gigante.

          Agosto, en Madrid, no está precisamente vacío, como mucha gente pudiera pensar. En una zona muy reducida del centro más castizo -otrora, claro-, se desarrollan tres fiestas sucesivas, que incluso, llegan a solaparse. San Cayetano, San Lorenzo y la Virgen de la Paloma, siendo esta última, la más importante, bulliciosa y participativa.

          ¿Son estas últimas más importantes, que las de San Isidro? Daría para un debate y para varios post, pero de momento, no voy a profundizar en este tema, aunque mi respuesta es sí.

          De momento, nos vamos a centrar en las características comunes de las dos, en las que estuvimos y las diferencias con el resto de España.

          -El jolgorio gira en torno a las casetas de los bares, instaladas en las calles y plazas, teniendo un papel muy secundario -a veces, con grupos muy minoritarios o reivindicativos - las  actuaciones musicales y resto de actividades culturales y lúdicas. Vamos, que el ayuntamiento, ¡no se gasta un duro!

          -Desde hace ya más de dos décadas y en la mayoría de España, se puso de moda la fórmula bebida-tapa, en el mismo pack "ahorro". En Madrid, eso no se lleva -en San Isidro, tampoco - y la comida y el vino o cerveza van por separado. Sí alucinamos en Santander, viendo, que por un montadito y una birra te soplaban cuatro euros, en la capital patria, sencillamente, flipamos. Minis -formato litro-, a ocho euros y bocadillos al mismo precio. Pero, tengo la sensación, de que si ambos productos los subieran a cincuenta pavos, la gente los seguiría consumiendo. Vimos muy poco botellón, especialmente, en La Paloma.

          En muchas ciudades nacionales, la denominada feria de día abre desde las doce de la mañana hasta la una de la madrugada. Además, solo pueden servir vino y cerveza. En Madrid, el horario es mucho más extenso y pueden aguantar hasta más tres de la mañana, vendiendo combinados espirituosos: ¡minis de cubata, a 16 eurazos!

          -Sencillamente, no hay peñas o cuadrillas o al menos, no son visibles, como tales.

          -Los espectáculos más masivos son los DJ's. ¡Vamos, los pinchadiscos de toda la vida!, que se limitan a poner un tema tras otro, sin fundidos, ni más virguerías, com hace unas décadas. Es triste, que hoy en día, las prioridades de la gente sean, primero el móvil, segundo los espectáculos enlatados y a mucha distancia, la música en directo.

          En el pueblo donde vivimos, un DJ puede estar cerrando la fiesta, durante tres horas. En Madrid, no vimos ninguna sesión, que excediera de una hora. Y cuando suena la última nota del cacharro -como mucho, a las tres-, todo el mundo sabe, que se acabó, que empiezan a regar, a recoger las basuras y a cerrar las barras y no hace falta,ni que te echen de allí. Y todo, con la mirada discreta -no siempre - de la policía.

          -El atrezzo del barrio es escaso, limitándose a unas pocas calles con mantones de Manila o motivos religiosos.¡Evidentemente, lo importante es la caja!

          -Como en San Isidro y es de agradecer, porque no es muy común en otras partes, todo empieza con puntualidad británica.

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jueves, 10 de agosto de 2023

Inesperado fin de semana alucinante (parte III y última)

           Domingo 30: Nos despertamos casi a las diez y media, lo que suele ser bastante inusual en los campings -salvo, que hayas estado de borrachera hasta las siete -, porque o te agobia el calor, el ruido de los coches o fundamentalmente, las insoportables familias desayunando, momento en el que los cansinos progenitores aprovechan de forma descarada, para dar la brasa a sus hijos y de paso para molestar al resto de sus vecinos.

          Hacia casi frío, por lo que declinamos bañarnos en el mar o en la piscina, que era nuestra intención programada. Desmontamos la tienda y guardamos las cosas en la mochila en diez minutos, que es el doble, de lo que se tarda en montarla. Decidimos, como no hacía sol, bajar por el paseo peatonal de Mataleñas y no por la carretera ( se tarda lo mismo, aunque la pasarela marítima es más rompepiernas y menos arbolada)

          Al llegar al mirador de Mataleñas observamos, a decenas de personas mirando hacia la playa. ¿Habrá avistamiento de cetáceos, hoy? Pronto salimos de dudas, al ver dos coches de policía, dos UVIS móviles -una de soporte básico y otra de avanzado - y un coche de protección civil.

          En la arena, casi una decena de sanitarios y otras gentes diversas estaban tratando de reanimar a un hombre obeso de unos sesenta años, aunque parecía por la insistencia, que con escaso éxito. En el entorno nuestro, corrían las versiones de todo tipo, que me voy a ahorrar, porque aún hoy, cuando escribo esto, no sabemos que ocurrió. Mientras, una lancha a motor de las autoridades fisgaba por todo el espacio marítimo cercano al arenal.

          A todos los espectadores -hay, que decir, que para esperanza de la humanidad, nadie sacó ninguna foto ni grabó videos- se nos vino el mundo abajo, cuando de repente, cesaron las maniobras de reanimación y taparon al hombre con una manta térmica. ¡Aquello, parecía el final!

          Pasaron diez minutos de incertidumbre y al fin, lo subieron a una camilla y lo amarraron a ella. Fue un espectáculo emocionante de humanidad, ver a sanitarios y voluntarios, haciendo turnos hasta casi la asfixia, para subir las 156 escaleras -casualmente, las había contado el día anterior - con el herido en ristre. Iba con respiración asistida por bombonas de oxígeno, inconsciente y con una enfermera rogándole, que abriera los ojos.

          Suponemos, que todo terminó bien, porque observando la prensa local, durante las jornadas siguientes, no vimos ninguna noticia luctuosa de este tipo.

          El resto del día transcurrió con normalidad, pero aún nos aguardaba el capítulo del tren de retorno, por sino habíamos tenido bastante con el de ida.

          Eso que casi lo perdemos, porque el bus a Torrelavega salió con diez minutos de adelanto sobre la hora prevista. Después, desconcierto al buscar los asientos y nervios generalizados del pasaje. Pero, hoy tocaba el revisor mentiroso y escurridizo. Argumentó, que habían vendido más billetes de la cuenta y que no era su culpa. No era verdad, porque nadie viajó de pie, como a la ida. Simplemente, el ordenador de venta tenía una distribución de las butacas distinta, a la real de los vagones.

          No tardó en volver a mentir, pero una señora le pilló. Dijo el pica, que hoy los baños estaban cerrados por avería y que habría meada general en la parada de Reinosa. La mujer, que viaja cada semana tiene constancia, de que simplemente, no los quieren abrir.

          Si quieres disfrutar de una aventura más emocionante, que los antiguos viajes en diligencia por el oeste de USA, no lo dudes: toma el regional exprés de Valladolid, a Santander o viceversa.

miércoles, 9 de agosto de 2023

Inesperado fin de semana alucinante (parte (II)

           Sábado 29: El día amaneció asfixiantemente húmedo y con ese sol del norte, que me río yo, del de la sartén de Andalucía. Pero, poco a poco, fue languideciendo y nublándose. Se ve, que las jornadas anteriores, tampoco había hecho el calor, que desean los turistas, porque las playas estaban vacías y el camping, con menos de la mitad del aforo, que el año pasado por estas fechas. Y eso, que era el fin de semana grande de las fiestas. Estábamos a finales de julio y más bien parecía, que transitamos por el agónico y deprimente final del verano, cuando todo se vacía y sólo permanecen las olas y la arena lisa 

          Como dentro de la tienda hacia calor y no corría aire, nos apalancamos en la piscina. Nos dimos un baño y quisimos recuperar sueño tumbados en dos hamacas. Pero, ni las malditas moscas, ni dos curvilíneas caribeñas, con una lista de reguetón de Spotify a todo trapo, nos lo permitieron 

          La tarde pasó relativamente tranquila, tardando casi media hora en encontrar un cajero de CaixaBank, porque fuera del centro, Santander es muy dispersa, caprichosa y desordenada. Tuvimos, que tirar de GPS. Después, paseamos por las dos playas del Sardinero, casi vacías. Había gente con jersey.

          Nuestro plan inicial era, caminar hasta la parte vieja, disfrutar de un grupo de tributo a los ochenta de música nacional e internacional, pero nos terminó dando pereza. Sin saberlo, hicimos bien, quedándonos por las atracciones de la feria y por las casetas de los bares, donde caña y pincho cuestan la friolera de cuatro euros. Pero, como los hosteleros son muy listos, te lo desglosan de dos en dos, para que parezca menos.

          Y es, que a la misma hora del concierto y estando en el mirador elevado de la playa de Mataleñas, cayó una poderosa tromba de agua, que nos dejó chorreando, porque no hay dónde cobijarse, en más de diez minutos a la redonda, salvo que hayas ido en tu coche.

          Cuando escampó, regresamos al mismo lugar, todavía empapados, al no tener ropa para cambiarnos. Al poco tiempo, nos abordó un amenazante grupo de jóvenes latinos , que venían con toda su parafernalia en ristre y que se pusieron a mirar al horizonte, como si buscarán o trataran de evitar algo. Nos invadió la tensión, pero iban de buen rollo. Nos saludaron, nos dejaron donde estábamos y se pusieron a una docena de metros, a escuchar sus machaconas e insoportables musicas y a jugar con el móvil a una de esas ligas de fútbol on line, que tanto éxito tienen en estos tiempos convulsos y confusos.

          Nos tuvimos, que poner el jersey para dormir, cuando en Valladolid se asfixiaban.

martes, 8 de agosto de 2023

Inesperado fin de semana alucinante ( parte I)

           En nuestra andadura viajera -que se va acercando, peligrosamente, a las cuatro décadas -, nos hemos movido de casi todas las formas posibles: lento, rápido, planificado al milímetro, con un billete de ida y sin más... Pero hasta ahora, el nexo  común de estos periplos era, que cada día había, que visitar o hacer algo, sin excusas ( tuvimos suerte, porque nunca caímos enfermos). Pero, viajar todos los fines de semana -ademas de puentes y vacaciones -, termina agotando, hasta a los más activos.

          Así, que el último finde julio, nos dijimos "vámonos a Santander, pero a no hacer nada y a no morir de remordimientos". ¡Vaya! Sí sabíamos de sobra, que transcurrían las fiestas patronales y que no nos aburririamos. Pero, nada más.

          Pues bien. A lo tonto, resultó ser uno de los fines de semana más animados e imprevisibles, desde hacía mucho tiempo.

          Viernes 28: Como siempre, bajamos caminando hasta la estación de trenes, pero, ¡oh, sorpresa!, el convoy tenía un vagón menos de los previstos (dos de tres). No nos había ocurrido algo similar en nuestras vidas y eso, que nos dirigimos hacia la inevitable vejez 

           Nosotros teníamos plaza en el coche inexistente, pero como tenemos tablas, conseguimos dos asientos juntos en el segundo, prometiéndonos, que no nos moveríamos de allí, pasara, lo que pasara. El tren partió puntual, yo creo, para que no subiera más gente, porque más de treinta personas iban de pie, algunas, con más cabreo, que otras. Hay, que decir, que salvo caracteres muy explosivos, la mayoría de los viajeros optaron más por la resignación, que por el escándalo o el motín.

          Aunque había un segurata, pululando -amable, pero a la defensiva, como era lógico, todos pensamos, que ni de coña, aparecería el revisor (algo muy frecuente en estos tiempos, en los trenes baratos o gratis). Pero, si. Llegó una señora de mediana edad y con eterna paciencia y profesionalidad, nos fue atendiendo a uno por uno, con un mantra muy razonable: " Yo no tengo capacidad moral, para levantar a alguien de un asiento, aunque no sea el suyo, si es portador de un billete válido".

          Pero, en Palencia, surgió algo inesperado. Subieron seis o siete jóvenes algo gamberretes, que parecía, que la iban a liar parda por el control de sus butacas, pero los protocolos aprendidos y la experiencia de la interventora consiguieron, aplacarlos. Hasta, que llegamos a Torrelavega, donde hay, que bajar del tren y subir a un bus por las obras, poco más pasó, porque el regional exprés se fue vaciando en las siguientes paradas y todos los erguidos se acomodaron.

          Pero, luego, nos divertimos un buen rato. Los palentinos llevaban marihuana e alcohol para dinamitar esa misma noche, Santander entero. Uno de ellos, impaciente, trató de fumarse un porro en el servicio de la estación, pero como el bus se iba, se acabó quemando los morros y la mano, según sus propias quejas.

          Parecían buenos amigos, pero se pasaron todo el trayecto de autobús, discutiendo. Primero, porque ni sabían donde bajarse. Después, porque unos tenían, que dejar las mochilas en un domicilio y otros cargar con ellas sin destino cierto. Después, porque iban a tomar un coche de alquiler, que no habían contratado todavía y unos querían fumar la droga dentro y el más sensato, que iba a conducirlo, trataba de impedirlo. Los comentarios sobre las chicas eran, realmente, soeces y groseros. Y, como ocurre hoy, nunca tienen alternativas, a lo que les dice el móvil.

          Finalmente, pidieron bajarse en mitad de la nada y casi se olvidan dela cosecha de bolsas alcohólicas. No supimos más de ellos. Pudieron acabar estampados contra un muro, cometiendo una violación múltiple o simplemente, pasando la mejor noche de sus cortas vidas .

          ¡El Sabina de hace treinta años, habría sabido escribir una canción de esto!

lunes, 7 de agosto de 2023

Julio, en Madrid

           Desde la primera semana de mayo no hemos descansado y hemos disfrutado fuera, todos los findes, puentes y vacaciones disponibles. En concreto, en julio y además de los relatados cinco días en Cataluña y Menorca, estuvimos seis jornadas en Madrid -cuatro y dos- y tres en Santander. Para agosto los fines de semana se dividirán, en dos en la capital de España y otros tantos, en la de Cantabria.

          El primer sábado de julio contábamos con abordar cuatro proyectos de los que salieron , tres. La fundación Caixaforum es una mina constante, que no defrauda casi nunca y tras haber visto la exposición de los mamuts, la de Dioses, Magos y Sabios, nos centramos sobre la última, dedicada al espionaje en el mundo del cine. Resultó muy entretenida e instructiva y nos zambullimos en muchas curiosidades, que desconocíamos. Esa misma tarde y en la Serrería Belga, ubicada en la calle Alameda, 15, contemplamos una interesante colección de fotos de la movida madrileña 

          El domingo, a primera hora, vimos una de las exposiciones más increíbles, que hayamos visitado en el último año. Os la recomendamos, como cita imprescindible. Trata sobre los bulos, a lo largo de la historia y se encuentra en la Fundación Telefónica, al lado de la Gran Vía.

          Nos fuimos después, a la Casa Encendida, donde queríamos contemplar otra colección, en este caso, Los Rótulos de Paco Graco. Pero, descubrimos, que se celebra a lo largo de un periodo largo de este año, a intervalos y en ese momento, no había nada. Como en la calle el asfalto ardía, nos quedamos en la sala de proyecciones, tirados en los sofás y con buen aire acondicionado, viendo cortos muy raros. Como no podía ser de otra manera, nos terminamos durmiendo.

          Por obra y gracia del vomitivo gobierno del PP y Vox, en Castilla y León, este año nos ha tocado puente de Santiago y como los vuelos estaban caros para irse fuera, recalcamos, en Madrid, una vez más.

          Sábado 22: Como tocamos todos los palos, nos fuimos a ver un centro comercial exclusivo, el ABC Serrano, situado en esa misma calle y no salimos decepcionados. Por la tarde y con un calor asfixiante, acabamos en las fiestas de Villaverde Bajo, disfrutando de un fantástico concierto de "Perro Flaco", que mezcla temas propios con versiones de Radio Futura y Juan Perro.

          Domingo 23: La jornada empezó disfrutando de las magníficas exposiciones del Palacio de Correos, en Cibeles. Las vimos todas: una sobre fotos reivindicativas y explicativas de África, otra sobre el mar en muchas y curiosas vertientes creativas y una tercera, dedicada a lo cursi. Como hacía 38 grados en la calle, dimos la tarde por perdida - ya estaba previsto - y nos refugiamos en el aire acondicionado del hotel, entre pensamientos muy pesimistas y casi depresivos. Nuestra ilusión y esperanza renacieron, cuando conocimos los inesperados resultados electorales de la izquierda.

          Lunes 24: Mañana dedicada a la logística, dado que mi pareja debía comprarse unas gafas de cerca, que en Madrid sin más baratas. También, fuimos al Primaprix de Príncipe de Vergara, porque por internet, nos habían regalado dos botellas de vino. Por la tarde, visita gratuita al Palacio Real. Parece mentira, que teniendo tantos años y habiendo vivido más de dos décadas en Madrid, no hubiéramos ido, anteriormente, a visitar esta maravilla, de la que se excluyen las cocinas (puedes verlas pagando).

          Martes 25: ¡Otra joya de los últimos tiempos! La exposición , llamada "Crónica de los 80", que la Fundación del Canal de Isabel II ofrece, en su centro de la calle Mateo Inurria, cerca de Chamartín. Imprescindible e imborrable, para quien quiera recordar o acercarse a esa década. Quisimos contemplar otra expo de ese mismo organismo, en la calle Santa Engracia. Era sobre moda, pero resultó, que se había acabado y la estaban cambiando por otra.

          Pero, la noticia más relevante y grandiosa del puente y sin lugar a dudas fue, habernos librado, durante un tiempo, del gobierno de ultraderecha del PP y Vox. ¡Que se joda la fachosfera!          

domingo, 6 de agosto de 2023

viernes, 4 de agosto de 2023

Ciudadela y caminata hasta Sa Farola

           El día amaneció aún más caluroso e insoportable, que los anteriores, con 42 grados de máxima, a mediodía y una demoledora humedad del 90%. Lo que era, en un principio, una jornada muy llevadera y alejada de las terribles exigencias de la fecha anterior, se convirtió en un martirio, en el que a duras penas, pudimos controlar nuestra sed, el sudor y el impío sol cayendo, como un cuchillo afilado y ardiente, sobre la cabeza.

          De nada sirve negarlo. Ciudadela es otro de los típicos y casi infinitos Disney world, que se encuentran a lo largo y ncho de las orillas del mar Mediterráneo: Dubrovnik, Korkula, Corfú, Chania... Siempre son lugares muy pequeños, donde las hordas no deben caminar demasiado -no vayan a reventar - y pueden molestar sin inmutarse a lugareños y resto de viajeros y comprar mucho. Pero, al menos, en este lugar, no existe la masificación de los cruceros, que son el cáncer del turismo mundial,, porque contaminan mucho y sus ocupantes gastan poco en el destino.

          Sin embargo, Ciudadela, con un recogido y coqueto casco histórico, con sus bastiones y una zona portuaria muy agradable, no decepciona. Aunque, en el futuro, me gustaría volver a visitar esta población en unas condiciones menos extremas.

          Nos costó un montón, pero conseguimos, completar el paseo hasta Sa Farola, donde se ubica una increíble cala alargada del mismo nombre, una ermita estilo criolla y un faro. Al menos y de camino, algunos pinares nos pudieron cobijar con un poquito de sombra.

          En el fresco autobús de vuelta, a Mahón, conseguimos comprar los billetes aéreos para la mañana siguiente, hacia Madrid, sin tener que pasar por Valencia. Inesperadamente, habían bajado bastante su precio. La noche la pasos en las praderas del aeropuerto, donde habíamos dormido dos jornadas antes, pero está vez, no nos empaparon los aspersores.

          En un viaje increíble y que superó de largo nuestras expectativas, tres fueron las grandes molestias, unas más objetivas que otras y dejando al margen el archimencionado calor.

          -Las cigarras: en los interminables pinares de las rutas a las calas y con sus chillidos, llegaron a volvernos, casi locos. Nunca habíamos visto tal concentración de ellas.

          -Los domingueros -es un decir, porque los hay cualquier día de la semana - de selfie: Menorca no es un lugar muy masificado, pero estos sujetos pululan por todas partes, como las moscas. Son gentes, que son capaces de hacer muchos kilómetros en coche, aparcar mal, degradar el medio ambiente, molestar a los lugareños -que llevan allí toda la vida -, simplemente, por hacerse un foto, que poder subir a las redes asociales.

          -El turismo de ensaimadas: ¡Es para echarse a llorar y no parar, hasta que te acojan y te den consuelo en la llorería! En la cola de embarque, destino a Madrid, más o menos, el 60% de los pasajeros cargaban con este típico producto balear. Logramos entender, lo del turismo sexual -aunque, lo censuramos -, el de los hinchas de fútbol o el de las marujas funcionarias con días de asuntos propios sobrantes. ¡Pero, esto!. Es, como si en Barajas se transportaran callos con chorizo o en el Prat, butifarras.

          Pero justo es felicitar, a los reposteros de las islas, que han conseguido levantar un pingüe negocio, a base de tantos gilipollas.

          

jueves, 3 de agosto de 2023

Calas Mitjana, Mitjaneta y Macarella

          Antes de continuar con el relato del viaje dejadme, que os cuente, que en Menorca existe un circuito, que rodea la isla, a través de pinares y calas y que se llama, Cami de Cavalls. Tuvo un origen defensivo de la isla y consta de 185 kilómetros, que los aguerridos y atrevidos caminantes suelen dividir  en 20 etapas. Es una forma de llegar a un montón de playas, pero solo para población local o expertos en senderismo. 

          Ligeros barrancos, raíces elevadas, constantes piedras de distinto tamaño, ramas caídas y firme muy desigual, en general, son las mayores dificultades. Peor, si se lleva a cabo en verano, por razones obvias. Hay, que decir en positivo, que el recorrido está muy bien señalizado. 

          Antes de dormir sobre las hamacas de Cala Galdana, la tarde resulta rabiosamente calurosa, húmeda, trepidante, sufrida y hasta heroica. Decidimos, llegar hasta cala Mitjana por el Cami de Cavalls y después de tres cuartos de hora caminando, nos dimos la vuelta, porque llegas a una escalera irregular, empinada y muy peligrosa. Nuestro sentido común nos dictó, que no debíamos bajarla.

          Pero no nos vinimos abajo. Desde el pueblo, seguimos la carretera hasta la siguiente rotonda, donde se halla un parking. Desde ahí, se inicia un camino asfaltado, lleno de curvas y descendente, mucho más sensato y transitado, que en algo de más de media hora te acerca hasta la magnífica cala, abarrotada de gente.

          A diez minutos, andando, de encuentra la vacía y maravillosa cala Mitjaneta. La razón de que no haya casi nadie no es otra, que el acceso, aunque corto, es complicado y algo peligroso.

          Sin parar más, que para hacer fotos y disfrutar un poco, regresamos al pueblo. Aún nos quedaban casi tres horas y luz solar, por lo que decidimos, tirar para el otro lado de la carretera y tomar el sendero de Camí de Cavalls, hasta la increíble cala Macarella.

          En total, la cosa nos llevo una hora de ida y otra de vuelta. El camino es puñetero -desigual, de anodinos paisaje de pinares y con el insoportable sonido de las despendoladas e infinitas cigarras de fondo- y largo, pero accesible para personas en cierta forma física. Tanto, que hasta se lo vimos hacer a una embarazada, a punto de salir de cuentas. El gran premio resultó ser, encontrarnos con una de las mejores playas de nuestros últimos viajes, sin apenas gente..

           Al fin, anocheció, porque si no, seguro, habríamos seguido buscando nuevas metas. 

La correspondiente aplicación de[ móvil, marcaba más de 70.000 pasos en esta esforzada jornada, cuando decidimos parar, para tomar un gran y helado refresco y comer unos snacks y un bocadillo, única alimentación del día. Ello demuestra, claramente, que las personas sedentarias podrían vivir, con la décima parte, de lo que engullen a diario.

miércoles, 2 de agosto de 2023

Prat de Llobregat, Mahón y Cala Galdana

           Los trenes de media distancia, que circulan entre Valladolid y Santander, son mucho menos frecuentes y más viejos, que los que lo hacen, entre Pucela y la capital de España. Además, en Torrelavega, debes bajarte del convoy y tomar un autobús, porque la vía está de reparaciones hasta navidades. No obstante, llegamos a Cantabria puntuales y sin ninguna novedad.

          Tampoco hubo contrariedades en nuestro primer vuelo y a las nueve de la mañana, aterrizamos en la Ciudad Condal. No tardamos ni cinco minutos en darnos cuenta, de los que iban a ser los verdaderos quebraderos de cabeza de este viaje: el insorportable calor y la pegajosa humedad.

          El Prat de Llobregat no presenta ningún atractivo, pero si sus alrededores, contra lo que cabría pensar. Nuestros planes eran ambiciosos. Queríamos ir, a través de la desembocadura del río Llobregat, hasta la playa de Can Camins, distante unos seis kilómetros, por un camino accesible y transitado. Además, pretendíamos explorar la rica naturaleza del delta e ir al arenal no público. Pero, las malditas circunstancias meteorológicas y nuestro estado al borde de la deshidratación y de la insolación, solo nos permitieron lo primero.

          Poco antes de la medianoche, llegamos a Menorca. En el exterior del aeropuerto existen varias zonas  verdes de hierba tupida, así, que dormimos, como angelitos, hasta que los agresivos aspersores nos despertaron de forma súbita, a las seis de la mañana.

          Cielo cubierto, que fue despejando y temperatura y humedad insoportables, desde primera hora, pero no estábamos dispuestos, a arrugarnos, como ayer, en una jornada de locura. A las nueve de la mañana, ya estábamos pateando, Mahón. La ciudad tiene un casco histórico agradable, aunque poco peatonalizado. Además, la zona de la bahía y del puerto es extensa, aunque no espectacular. El paseo marítimo sería muy mejorable. No tardamos en caer en la cuenta, de que los precios de hoteles y restaurantes -también, los supermercados, incluso, en productos básicos -, juegan aquí en otra liga, en la que no cabe ni siquiera, la clase media española.

          Tras tres cuartos de hora de caro autobús interurbano, llegamos a Cala Galdana, la playa más accesible de este área, desde la propia carretera. Y es por eso, que aquí, se encuentra la mayor infraestructura turística de la zona, que acoge, sobre todo, a tranquilos y desahogados jubilados europeos. Pero, ni masificación, ni agobios.

          Para abreviar diré, que tanto está cala, como las otras cinco, que visitamos, son todos maravillosas y preciosas, aunque si me tengo, que quedar con dos, serían Macarella y Sa Farola, de las que hablaremos en el próximo artículo.

          La noche fue magnífica, disfrutando y durmiendo sobre dos hamacas en la orilla, viendo la luna y meciendonos con el relajante sonido de las rítmicas olas. Aunque a las seis de la mañana, nos levantaron con elegancia y sin reproches, porque los veinte euros, que cuesta cada una por el día, nos habría pegado una buena mordida al presupuesto.

          Previamente y durante la tarde, habíamos accedido a otras tres calas: Mitjana, Mitjaneta y Macarella, pero eso os lo contamos otro rato.

martes, 1 de agosto de 2023

Planes a toda prisa y noches sin alojamiento. ¡Superándonos!

           Así, que con la presión, que ejerce la escasez de tiempo tuvimos, que preparar un viaje de cinco días, que incluyera Santander, Barcelona, Menorca, Valencia y Madrid. ¡Un puzzle irresoluble o una absoluta locura para alguien, que no esté acostumbrado a confeccionar recorridos! No es nuestro caso. Y para rizar el rizo y viendo los precios del alojamiento, debíamos casar los vuelos de tal forma, que pudiéramos dormir en aeropuertos la mayor parte de las noches.

          Explicamos, como lo planeamos:

          Con nuestro bono recurrente a la.capital de Cantabria, adquirimos billetes gratuitos, desde Valladolid, a Santander, para la tarde del viernes 14 , de julio. Llegaríamos de noche y sin transporte público al aeropuerto, que cierra a las once. No habrá problema, porque aunque el camino es largo, sabemos ir andando y no hay peligros. Ya hemos dormido más veces en el exterior de este aeródromo Severiano Ballesteros, sin problemas.

          A primera hora del sábado, vuelo a Barcelona, con toda la jornada por delante para el disfrute. Queríamos huir de lo clásico, que es dar vueltas por los lugares turísticos mil veces visitados e investigamos, si en el Prat de Llobregat -donde está el aeropuerto -, había lugares interesantes para unas horas. Y la verdad, si los hay. A última hora de la tarde, tocaría el vuelo hasta Menorca, donde dormiríamos en el exterior de la terminal aérea (también cierra por la noche).

          El domingo, debía ser un plan de locura, aprovechando el tiempo desde bien temprano

 El bus del aeropuerto nos llevaría a Mahón -2.80 euros - y tras la visita de la capital, nos trasladaríamos a Cala Galdana. Además de esa playa y por la tarde, accederiamos  andando a otros pequeños arenales, como Mitjana, Mitjaneta y Macarella, relativamente cercanos, aunque de acceso no sencillo. La intención, dormir sobre la arena o las hamacas de la primera cala, como hicimos entre otros lugares, en Nomenvasia - Grecia-, hace tres años.

          Para el lunes, un plan más relajado: trasladarnos a Ciudadela y descubrir la bella ciudad y sus alrededores, haciendo una caminata por la carretera de Sa Farola, donde destaca el faro y la cala del mismo nombre. Por la tarde, volveríamos, a Mahón y a última hora, nos trasladaríamos al aeropuerto, para pasar la noche.

          El martes tocaría el retorno, volando a Valencia sobre las siete de la mañana. Los días anteriores, deberíamos haber resuelto el enigma, de como enlazar este destino, con Madrid, desde donde regresaríamos, a Valladolid gratis, con nuestro bono recurrente.

          ¿Y, cómo salieron los planes? Pues, os lo contamos en el siguiente artículo, pero ya os adelanto, que aunque con mucho esfuerzo, bastante bien y con un agregado no previsto: una terrible ola de calor, que nos llevó en Cataluña y Baleares por encima de los cuarenta grados y con una humedad cercana al 90%.

          No se rompió el cántaro, que tanto va a la fuente, pero alguna vez, se quebrará y entonces, ¡solo Dios sabe!