Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.
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viernes, 8 de junio de 2012

Pupurri de Chipre


             Entre los descartes del país, Trodos y Pafos. El primero, por no parecernos atractivo y por ser bastante inaccesible. El segundo, debido exclusivamente, a las carencias del transporte público, que no ofrece servicios directos desde Lárnaca, nuestro campo base.
                                                     Frenaros
            A cambio, hicimos un atractivo circuito, caminando por la comarca de Amachostos -chipriota en casi su totalidad, menos la capital, en poder de Turquía-. Asistimos a un éxtasis de iglesias, en Paralimni, Sotira y Frenaros. Son pequeñas, recogidas y llenas de cúpulas. Me refiero a las antiguas que ya casi no operan para el culto. Al lado de ellas han edificado otras más grandes, donde los curas, imparten la misa de espaldas, mientras los fieles miran y rezan, a escenificaciones religiosas, pintadas sobre lienzos y expuestas en todas los templos.

            Agia Napa –aparte de contar con un bonito monasterio-, es la típica localidad playera, donde moran guiris de edad, rechonchos y enrojecidos por el sol. Lo mismo de siempre: calles peatonales, tiendas de recuerdos, caros restaurantes de insulsa comida internacional, olor irrespirable a fast food…Nunca lograré entender, como alguien puede pasarse un año, trabajando duro, para dilapidar su tiempo y su dinero en sitios impersonales, como este.
 Larnaca
La playa, aunque superpoblada –y eso que es mayo- resulta agradable y de transparentes aguas, con una variedad infinita de matices cromáticos. Pero nos decepcionó un poco, al no ser la misma, que la de la maravillosa foto del folleto de Turismo.

            Pero, la mayor parte de nuestra estancia en el país, ha transcurrido en Lárnaca, cuyos alrededores, dan bien a gusto para dos o tres días, si se hacen caminando. El paseo junto al lago es agradable, bien acondicionado y en otras épocas –más invernales-, se pueden contemplar cientos de flamencos (ahora no hay ni uno), que emigran de otras zonas.

Muy cerca, se hallan una impresionante mezquita y el acueducto de Kamares. Alejándose un poco, se llega a la localidad de Kiti, con una iglesia antigua, de muy bella factura. Pero, si de templos hablamos, las hay también en la propia Lárnaca –donde está enterrado el bíblico Lázaro- y en sus inmediaciones, muy interesantes.
                                     Alrededores de Lárnaca

           Con la sosería habitual, abandonamos Chipre. Ni tan siquiera, en Ryanair se molestan en comprobar, si tu bulto de mano cabe en el pertinente comprobador de equipajes. Durante el vuelo, trato de sintetizar el viaje en algunos recuerdos.

            Desde luego, Senegal y Mali han sido las perlas del viaje, pero también, lo que más nos ha hecho sufrir. Constato, que mi vestuario está formado por unas sandalias de Etiopía, unos pantalones comprados en Calcuta y una camiseta de Nepal. Todo muy desgastado y remendado. Para mí, son los vestigios o las muescas de gloriosos periplos por el mundo. Aunque, la mayoría del pasaje –y eso, que vamos limpios, como siempre-, se preguntará, de que contenedor o vertedero he salido.
 Alrededores de Lárnaca
            
El aeropuerto de Gerona es agradable para dormir, aunque la innecesaria música ambiental, sea molesta. El último día hábil del viaje, transcurre en esta magnífica ciudad, que ya visitamos hace diez años. Si nada ocurre en nuestro retorno, este es el último post del viaje. 

Chipre, país fantasmal


            Desde que llegamos a Líbano –con la excepción de la animada, Trípoli-, tenemos la sensación de estar vagando por ciudades fantasma, también en Chipre. Tras ocho días, la visita a Nicosia, fue un impás en el infinito fin de semana, que nos ha atrapado en su bucle.

Todo comenzó con la huelga del transporte público en Beirut, que generó una total inactividad, El viernes, la habitual festividad religiosa de los musulmanes, que dio paso a un sábado a medio gas –desde el mediodía paralización absoluta-, para enlazar con la jornada de descanso dominical.
 Limasol
            Esta nos pilló ya en Chipre, pero hubiera ocurrido lo mismo en el país vecino. El lunes, calma casi total, a la espera de celebrar la jornada siguiente, el Día del Trabajo. Y, ¿el miércoles?. La tradición arraigada local, es cerrar todo el comercio por la tarde, incluidas las grandes superficies, desde las tres.

Ante estas perspectivas, no es de extrañar, que dos de los principales negocios –hasta en las localidades más pequeñas-, en territorio chipriota, sean las casas de apuestas y las tiendas 24 horas. Las primeras, para llenar tanto ocio. La segundas, obviamente, para aliviar las carencias del consumo, al estar los establecimientos del ramo, cerrados.
                                                                          Lárnaca
            En Limasol, el jueves y a pesar de ser laboral, vivimos las mismas sensaciones fantasmagóricas: locales en renta, tiendas navegando en la marejada de la crisis y tres elementos, incomprensiblemente característicos, de esta anodina ciudad: abundancia exagerada de minimarkets –vacíos y desabastecidos-, terrazas –con menos de un 5% de ocupación y precios estratosféricos, a diferencia de lo que ocurre con el transporte y el alojamiento- y parkings por todas partes –estos sí, llenos-, porque circular en automóvil, parece, a simple vista, la principal actividad del país.

            Limasol es una ciudad, ni fu ni fa. Cuenta con un casco histórico pequeño, pero cuidado y agradable, aunque sin ambiente alguno. Actualmente – y como en casi toda la ciudad-, su puerto antiguo está en obras y con los accesos tapiados. Esto tampoco ayuda mucho.

            Nicosia es hoy en día, la única ciudad dividida del mundo, bajo dos regímenes administrativos diferentes: el chipriota y el turco. Sería igual de fantasmal, que el resto del país, sino fuera por los numerosos grupos de turistas, que visitan la zona sur y el ambiente más oriental y vibrante, del área ilegalmente ocupada, por Turquía. Aquí, aunque tímidamente, es posible ver puestos callejeros, algún mercadillo, los niños tratan de sacar algo al viajero, las tiendas están más vistosamente montadas y ocupan las aceras y la gente, charla amigablemente en la vía pública.
                                                                                                                                                         Nicosia 
            Estos conceptos, son impensables, en la sosa parte chipriota. Lo que si comparten ambas zonas, es la belleza patrimonial, fundamentalmente en iglesias –unas cuantas reconvertidas en mezquitas- y algún que otro maravilloso Kan.

Para transitar de una zona a la otra, es necesario el pasaporte y rellenar un formulario. Aunque los sellos, sólo te los ponen en este último.
                                              Alrededores de Lárnaca

jueves, 7 de junio de 2012

Suave retorno a Europa


             Abandonamos Líbano, sin más incidencias, ni incidentes, lo cual fue mucha fortuna, teniendo en cuenta, que visitamos, siendo sábado, Beiteddine y Deir el Qamar –andando entre ambas localidades, por una carretera muy peligrosa-, arriesgándonos a no encontrar transporte público de vuelta, ya que se paraliza a mediodía y hasta el lunes por la mañana.
                                                                 Kiti
            El aeropuerto de Beirut, es bastante agradable para dormir y nadie te molesta. Volamos a Lárnaca. Ochenta y dos euros, para 25 minutos de vuelo y con un triste zumo de piña, junto a un esquelético pastel como desayuno, son toco un robo. También es verdad, que no éramos muchos pasajeros.

            Chipre es Europa y se nota en casi todo, aunque el 37% del territorio, esté ocupado por Turquía y estén al lado de Oriente Medio. Se nota en los precios, pero también en los servicios. Hemos visto más guiris en una mañana, que en ochenta y dos días de viaje. Los más osados, se limitan a recorrer los maravillosos alrededores de Larnaca, en el “sightseein”. Mientras, el resto deambula por la calle principal, por las garitos de comida rápida, con el desayuno inglés a cinco euros –oferta para casi todo el día-, como el precio estrella.

Lugareños y turistas beben cerveza por la calle, sin esconderla y sin el peligro de ser agredidos por ello. Nos ha costado acostumbrarnos, a esta sana costumbre mediterránea. A pesar de que la cervezas chipriotas –Keo y Leo-, no sean muy buenas, ni baratas.

            Llevamos casi cinco años, viajando ininterrumpidamente y es la primera vez, que nos sentimos de vacaciones. Por 20 € -y después de vagar más de dos horas, preguntando en muchos sitios-, contamos con un buen apartamento, con un enorme salón, calefacción-aire acondicionado, nevera, donde almacenamos cervezas, vino, champán –belga, que es de aquella manera-, productos cárnicos…Un lujo, no digno de nosotros. Duermo once horas seguidas y me invaden los remordimientos: ¿tenemos derecho a tanto asueto y lujos?        Nicosia

            De momento, hemos descartado las visitas a Pafos, macizo de Trodos y –probablemente- Kirenia. Resulta difícil llegar en transporte público –por tener, que enlazar varios- y a estas alturas de viaje, ya no estamos para minucias, que conlleven sufrimiento.