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domingo, 17 de febrero de 2019

Primeras horas, en Nueva Zelanda

Todas las fotos de este post son, de Christchurch (Nueva Zelanda)

          Nueva Zelanda nos recibió lloviendo a cántaros y con un viento, que congela los huesos, como no podía ser de otra manera y nosotros, casi en manga corta.

          Los trámites de entrada -aunque lentos- son fáciles y en la aduana, parece que les preocupa más que lleves comida fresca, que drogas o armas químicas.

          Aunque el aeropuerto, de Christchurch es muy confortable y pensado para que revises y descanses -no como otros, en los que se empeñan en darte con la fusta, a la mínima que se te cierra un ojo-, pero el desvelo de haber dormido, durante el vuelo entero y la emoción, hace que no pegue ni ojo.

          El primer contacto con el exterior, nos lleva a la misma conclusión, que a nuestra llegada, a Australia: las oficinas de cambio son una estafa y campan a sus anchas, sin ley. En unas pocas horas, he trazado nuestro recorrido por la isla sur, pero desde mañana, la pura realidad, lo irá matizando.


          No sé por qué, últimamente, tengo la sensación, de que cuando llego a un país nuevo, anhelo demasiado el anterior. Me pasó, hace 20 días, cuando llegamos, de Tailandia, a Australia y ahora también.

          La oficina de turismo, de Christchurch, es un buen punto de partida para aclararte y la alejada estación de trenes, también. El precio del tren panorámico, a Greymounth -lo que llaman, los Alpes de Nueva Zelanda- es un atraco a mano armada y sube y baja su precio dependiendo de los días, según les entra en gana.


          La zona, de Queenstown y las norteñas, Wanaka y Tekapo, serán nuestros ejes de este periplo kiwi, aunque aún no sabemos en qué medida.

          De momento, dejadme que os hable de Christchurch, una ciudad tranquila, sosa, agradable y que aún está muy marcada por las consecuencias del terremoto, de 2011 y por las numerosas obras, que como en toda Oceanía, pueblan todos los lugares (aquí, especialmente, los puentes del angosto río)

          Al menos, el sol ha salido por la tarde y nos ha cargado las pilas y el alojamiento es bueno y barato.

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