En realidad, este viaje ha sido una reproducción de otro del 2010, que llevamos a cabo por parte del Marruecos Atlántico, aunque en esta ocasión, transitando de norte a sur y no al revés, como entonces. Consideramos, que después de tres lustros había llegado el momento de regresar a determinados lugares.
Como únicas novedades, Azemmour y Sidi Kauki, en un itinerario, que detallamos a continuación:
Día 1. Valladolid - Madrid
Día 2. Madrid - Tetuán. Tetuán y Larache
Día 3. Rabat y Salé
Día 4. Casablanca, Azemmour y El Jadida
Día 5. Safi
Día 6. Sidi Kauki y Esaouira
Día 7. Esaouira - Madrid
Día 8. Madrid - Valladolid.
Los vuelos de ida hasta Tetuán nos salieron por 15€ cada uno y los de vuelta, desde la antigua Mogador nos han costado 17€, todos, con la compañía Ryanair y por tierra , hemos recorrido unos 850 kilómetros por territorio alauita, más los casi cuatrocientos de llegar y volver a la capital de España.
Desglosados, 750 se corresponden con los trayectos entre Tetuán y Esaouira, 60 en ir y volver a Sidi Kauki y 40 de traslado al aeropuerto sureño. Todos los recorridos los hemos hecho en autobús; salvo Rabat - Casablanca - Azemmour, en tren y de este último destino a El Jadida, en taxi compartido.
El dirham lo hemos cambiado a 10,40 por euro. Teniendo en cuenta esto, hemos invertido unos 30€ en transporte cada uno y destinado 83€ en las cinco noches de alojamiento, siendo los hoteles de Larache y Rabat los más caros -20€- y el de Safi -13€- ,el más económico. Hemos empleado unos 5€ de media diaria en manutención y nada en materia de visitas.
El tiempo consumido en los transportes es de unas quince horas a las que debemos añadir tres y media de vuelos y cinco de ALSA, entre Pucela y Madrid y viceversa.
Llegamos a Tetuán, nublado, lloviendo y con algo de frío, pero desde Larache hasta el final del periplo nos persiguió un recalcitrante, absorbente y agotador verano, con máximas de 27 grados y mínimas de 17.
Dos fueron los compañeros inseparables y constantes , a lo largo del recorrido: el pescado y los gatos.
El olor a peces fritos se extiende a lo largo y ancho de todo el litoral atlántico, haya puestos o no. Lo hemos comido emplatado y con algo de marisco, pero fundamentalmente, anchoas y sardinas en bocadillos, acompañadas de patatas fritas, rebozadas -al estilo de las vadas de Maharastra y otras zonas de India-, pimientos, berenjenas, cebolla y una salsa rosa.
A nadie se le escapa la ingente cantidad de felinos , que transitan a sus anchas por el basto territorio magrebí y algunos otros países islámicos. Preguntamos a la inteligencia artificial por este asunto y además de las dificultades para la castración, esta nos dio una explicación contundente y creíble: los gatos son casi sagrados en el Islam y resulta un pecado grave tratarlos mal. Los prefieren a los perros, porque son muchos más independientes que estos y pueden ser cuidados por la comunidad en su conjunto y no necesariamente, por una persona o familia. Así, son alimentados entre todos los vecinos, aunque siempre merodean por los puestos de pescado crudo -como las insoportables gaviotas-, intentando y logrando muchas veces, hacerse con el preciado botín .
Desde 2005 -que fue la primera vez- hemos llevado a cabo 16 viajes a Marruecos. En esos veinte años y en líneas generales, el país no ha cambiado demasiado, aunque si en un aspecto, digno de aplaudir con entusiasmo: la acumulación de basura por todas partes ha desaparecido casi por completo. Buena muestra son casi todas las medinas visitadas y las inmaculadas playas de Safi -un vertedero en 2010- y de Sidi Kauki.
No hay comentarios:
Publicar un comentario