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miércoles, 22 de octubre de 2025

Nuredin

           Hemos partido de Safi y en esta ocasión no nos hemos encontrado con Nuredin. Ese extraño, locuaz, amable, persistente, pero a la vez, inquietante joven rayando la edad madura, que nos abordó varias veces en 2010, junto al hotel Esaouira, nuestro alojamiento de entonces, que ni siquiera hemos encontrado ayer.

          En aquellos intensos, aunque fugaces encuentros, vivimos casi todos los estados de ánimo y de precaución. Empezamos cabreados, porque nos recriminó tomar una cerveza en la calle en un país musulmán. Entonces, se compraban, fácilmente, en dos supermercados poco distantes entre si: el Acima y el Marjane. El primero ha sido absorbido por el segundo y este, decidió dejar de vender alcohol desde el final del Ramadán de 2014, aunque lo hizo paulatinamente.

          La cosa, aún fue a peor y nos invadió  la desconfianza. Y es, que no dejaba de enfocar, de forma itinerante e intermitente, nuestras narices y ojos con una especie de mechero. Acaso, ¿íbamos a ser víctimas de un episodio de burundanga?.

          Luego, las cosas se fueron relajando, tocando temas asociados con la más recalcitrante actualidad de la época, sobre todo relacionados, con la acuciante crisis económica española, que posteriormente, llevaría a Zapatero al desastre.

          La cosa se tornó en graciosa, cuando quiso -los marroquíes son maestros de la adulación- saber nuestra edad, contándonos las arrugas de la frente. Según él, una para cada diez años y nosotros, entonces con 43, casi no llegábamos a los 30.

          Se implicó a tope y nos requirió para compartir unos tajines y brochetas al día siguiente, en casa de su hermana. Declinamos la oferta, mitad, porque teníamos otros planes y lo otra, por temernos una encerrona (con mechero incluido).

          Llegó a conmovernos y emocionarnos hasta las trancas, cuando nos contó un grueso episodio de su vida. Vivía en Canarias y tras un par de años se enamoró de una chica, llamada Julia. Ella aceptó el amor, pero su padre los separó, convenciéndola, de que era un moro traficante. Al final resultó, según su versión, que quien realmente estaba enganchada al "jaco" era la joven isleña.

          Nuredin, quería complacernos, pero eso no pasaba , porque nuestro Madrid fuera mejor, que su Barça. Aunque no faltaban buenas palabras para Cristiano, Messi era lo más.

          Se interesó por nuestro estado familiar y se contrarió al constatar, que no teníamos hijos. Dijo: "¡Ah, no pasa nada!" , lamentando, que no pudiéramos procrearlos, sin ni siquiera pensar, que no queríamos ser padres.

          Y como casi cualquier conversación de cierta enjundia, que se precie en Marruecos, todo terminó con el asunto religioso. Según él, si España estaba en casi quiebra era, porque Dios así lo había querido y había, que estar contentos con ello. Quedaba próximo el Ramadán y aseguró: "yo haría el ayuno todo el año, pero no lo llevo a cabo solo, porque Dios -Alah- no quiere".

          Entonces, no eran comunes las prefiestas o las prebodas, como lo son hoy en día, así y para el crepitar de Musulmania, yo propongo, incorporar al Islam el PreRamadán. Tan sencillo, como hacer las mismas gilipolleces, pero en vez de durante un mes, empezar otros quince días antes.

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