Este blog vio la luz en noviembre de 2010, antes de un viaje a Malta y Sicilia y a un mes vista del inicio de nuestro tercer viaje largo, que nos llevó desde Ciudad del Cabo, hasta Nairobi, recorriendo África Meridional y del Este.
Previamente y desde el 26 de agosto de 2006, existía una web gestionada por nosotros, que llegó a contar con unos diez mil folios y ocho mil fotografías. Pero Google y sin previo aviso se la cargó a mediados de 2023. Conservamos todos los contenidos, pero no tenemos ni tiempo, ni ganas de volver a montarlos.
Desde hace bastante tiempo y de manera estable este blog venía recibiendo unas 300 visitas diarias. Pero en las dos semanas, que se han posteado las entradas sobre Israel y Palestina, los registros se han multiplicado por diez, hasta llegar a los dos mil quinientos o tres mil cada jornada ( ver gráfico en la parte de arriba). Como carecemos casi de ego y no creemos, que el interés general de nuestras vivencias y comentarios se haya despertado de repente, estamos casi convencidos -sin pruebas-, de qué este espacio ha sido testeado, durante este tiempo, por tecnología de espionaje del estado hebreo.
Hemos oído hablar de casos similares, aunque por parte de Estados Unidos.
Sin ir más lejos este blog fue bloqueado en nuestro último viaje a Tailandia a finales de 2023, no permitiéndose el acceso en este país. Aparecía un mensaje en inglés, donde más o menos se decía, que era un peligro para la seguridad nacional. Lo curioso es, que por entonces solo habíamos publicado videos bastante inofensivos y no contenidos, que llegarían después.
En otro orden de cosas, estamos escuchando desde ayer las "imaginativas" vejaciones israelíes llevadas a cabo hacia los miembros de la flotilla, contadas en su regreso a España. Seguro, que seguirán siendo caldo de cultivo de la ultraderecha -PP y VOX- para sus gracietas, burlas y constantes desprecios.
La mayoría de los israelitas y especialmente sus sucesivos gobiernos radicales odian a todo el mundo, pero hay categorías. Por orden descendente:
1. Palestinos y árabes, en general.
2. Periodistas.
3. Activistas.
4. Turistas, que les van a fisgonear.
5. Resto del mundo.
Nosotros pertenecemos al 2, al 3 y al 4.
Y entre turistas internacionales y gentes del sector hotelero y de agencias, el asco es recíproco hacia ellos y no, como nos quieren hacer creer, contra su religión. Podría poner decenas de situaciones, como ejemplo, pero por no aburrir, nos ceñiremos a dos, ocurridas, durante nuestro primer viaje largo, en 2008, por Sudamérica, Centroamérica y México.
En Foz de Iguazú, junto al lado argentino de las cataratas, la dueña de nuestro alojamiento nos contó indignada, como viajeros israelitas le habían destrozado varias habitaciones en un par de ocasiones. Desde entonces, ya no daba cobijo a personas de esta nacionalidad.
Casi dos meses después y en la boliviana localidad de Potosí, coincidimos con un chico suizo, que visitaba las minas de plata del Cerro Rico, junto a nosotros, las dos Florencias -nuestras amigas argentinas - y otros tres o cuatro turistas sudamericanos. En aquella época, se llevaban a cabo dos tours simultáneos. Uno en inglés y otro en español. El suizo hablaba, perfectamente, las dos lenguas, pero eligió el segundo, porque por hechos del pasado, no estaba dispuesto a compartir tiempo, ni espacio con el otro núcleo, compuesto íntegramente por judíos.
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