Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

martes, 7 de octubre de 2025

¿Espionaje israelí de este blog?

 


         Este blog vio la luz en noviembre de 2010, antes de un viaje a Malta y Sicilia y a un mes vista del inicio de nuestro tercer viaje largo, que nos llevó desde Ciudad del Cabo, hasta Nairobi, recorriendo África Meridional y del Este.

          Previamente y desde el 26 de agosto de 2006, existía una web gestionada por nosotros, que llegó a contar con unos diez mil folios y ocho mil fotografías. Pero Google y sin previo aviso se la cargó a mediados de 2023. Conservamos todos los contenidos, pero no tenemos ni tiempo, ni ganas de volver a montarlos.

          Desde hace bastante tiempo y de manera estable este blog venía recibiendo unas 300 visitas diarias. Pero en las dos semanas, que se han posteado las entradas sobre Israel y Palestina, los registros se han multiplicado por diez, hasta llegar a los dos mil quinientos o tres mil cada jornada ( ver gráfico en la parte de arriba). Como carecemos casi de ego y no creemos, que el interés general de nuestras vivencias y comentarios se haya despertado de repente, estamos casi convencidos -sin pruebas-, de qué este espacio ha sido testeado, durante este tiempo, por tecnología de espionaje  del estado hebreo.

          Hemos oído hablar de casos similares, aunque por parte de Estados Unidos.


        Sin ir más lejos este blog  fue bloqueado en nuestro último viaje a Tailandia a finales de 2023, no permitiéndose el acceso en este país. Aparecía un mensaje en inglés, donde más o menos se decía, que era un peligro para la seguridad nacional. Lo curioso es, que por entonces solo habíamos publicado videos bastante inofensivos y no contenidos, que llegarían después.

          En otro orden de cosas, estamos escuchando desde ayer las "imaginativas" vejaciones israelíes llevadas a cabo hacia  los miembros de la flotilla, contadas en su regreso a España. Seguro, que seguirán siendo caldo de cultivo de la ultraderecha -PP y VOX- para sus gracietas, burlas y constantes desprecios.

          La mayoría de los israelitas y especialmente sus sucesivos gobiernos radicales odian a todo el mundo, pero hay categorías. Por orden descendente: 

          1. Palestinos y árabes, en general.

          2. Periodistas.

          3. Activistas.

          4. Turistas, que les van a fisgonear.

          5. Resto del mundo.

         Nosotros pertenecemos al 2, al 3 y al 4.

          Y entre turistas internacionales y gentes del sector hotelero y de agencias, el asco es recíproco hacia ellos y no, como nos quieren hacer creer, contra su religión. Podría poner decenas de situaciones, como ejemplo, pero por no aburrir, nos ceñiremos  a dos, ocurridas, durante nuestro primer viaje largo, en 2008, por Sudamérica, Centroamérica y México.

          En Foz de Iguazú, junto al lado argentino de las cataratas, la dueña de nuestro alojamiento nos contó indignada, como viajeros israelitas le habían destrozado varias habitaciones en un par de ocasiones. Desde entonces, ya no daba cobijo a personas de esta nacionalidad.

          Casi dos meses después y en la boliviana localidad de Potosí, coincidimos con un chico suizo, que visitaba las minas de plata del Cerro Rico, junto a nosotros, las dos Florencias -nuestras amigas argentinas - y otros tres o cuatro turistas sudamericanos. En aquella época, se llevaban a cabo dos tours simultáneos. Uno en inglés y otro en español. El suizo hablaba, perfectamente, las dos lenguas, pero eligió el segundo, porque por hechos del pasado, no estaba dispuesto a compartir tiempo, ni espacio con el otro núcleo, compuesto íntegramente por judíos.

domingo, 5 de octubre de 2025

Último trimestre viajero de 2025

           Si no hay contratiempos el viernes, que viene, nos vamos, aprovechando el finde y asuntos propios, a Marruecos por decimosexta vez. Aterrizaremos en Tetuán y volveremos desde Esaouira, bajando por la costa.

          A finales de mes y por horas extraordinarias, probablemente, nos acercaremos cinco o seis fechas a Friuli - Venecia Julia, para visitar Trieste -ya conocida-, Udine, Aquileia y Grado.

          En noviembre nos marcharemos dos fines de semana a Madrid -bono de ALSA con 70% de descuento- y uno, a Santander.

          Y en diciembre tocan 23 días de vacaciones, casi seguro, al norte de Argentina. Estamos estudiando la posibilidad de juntarlos con un período del descanso de 2026.

sábado, 4 de octubre de 2025

La promesa incumplida

           Siete años después de nuestras primera visitas, incumplimos la firme promesa de no regresar a Israel, aunque fue por necesidades del guión, más que por deseo.

          Corría agosto de 2014 y llevábamos cuatro meses de nuestro sexto viaje largo -ahora ya van once-, en los que habíamos transitado a través de Tailandia, Bangladesh e India. Nos quedaban apenas cuatro días para la caducidad del visado de este último país y debíamos actuar con urgencia.

          Era pleno verano y nos resultaba imposible encontrar un vuelo de precio asequible para volver a España. Nos pusimos a buscar a tiempo completo, estando en Udaipur y finalmente, logramos una combinación rocambolesca aunque económica: Delhi - El Cairo, con Royal Jordania y Vía Amman y Tel Aviv - Barcelona, con Vueling. Desde Egipto, hasta Israel, iríamos por tierra con calma.

          En el país de los faraones, ya habíamos estado en el otoño de 2006, visitando sus principales lugares turísticos. El reencuentro con El Cairo, -15 grados menos, que en Delhi-, resultó muy reconfortante.  Aprovechamos para conocer nuevos lugares como Port Said o la increíble Dahab -Blue Hole incluido- y todos sus alrededores, donde estuvimos durante ocho inolvidables días.

          Desdé allí y por un feo camino arribamos a, Taba, población fronteriza con el estado hebreo. Por entonces, en este punto de control no había casi nadie.

          En esta ocasión, tardamos hora y media en ingresar al país. Los polis, algo menos bordes, que en 2007, se olvidaron completamente de mi y se centraron en un interrogatorio casi sumarísimo a mi pareja, a la que volvieron loca. Les pedimos, que no nos pusieran el sello en el pasaporte y nos respondieron, que usaban otro método: entregar un papelito minúsculo con todos tus datos personales y fechas, que debías devolver a la salida. La alegría nos duró muy poco, al darnos cuenta, de que no habíamos solicitado lo mismo al salir de Egipto y nos habían puesto el sello de Taba. El más torpe de los sabuesos fronterizos de un país árabe lo detectaría sin dificultad y nos impediría la entrada (salvo Marruecos, Jordania o los países del Golfo Pérsico.

          Menos mal, que a pesar de tener solo cuatro años, nuestros pasaportes estaban llenos de sellos y deberíamos renovarlos en breve. 

          Salimos a unos ocho kilómetros de la ciudad de Eilat y como no teníamos sequels fuimos andando hasta el centro por una cómoda acera, aunque con un calor insoportable.

          Este lugar -contraste brutal con Taba- es bastante moderno, aunque no cuenta  con mucho encanto. Sí resulta agradable caminar por su paseo marítimo de corte occidental y plagado de negocios europeos. De madrugada, tomamos un cómodo autobús , a Tel Aviv. Está cosmopolita ciudad -no la disfrutamos la primera vez, debido al eterno sabath de la Pascua -, si que nos gustó bastante. Además de su estupenda corniche, tiene un bellísimo casco histórico.

          Dormimos en el dormitorio de un hostel, al igual, que el día siguiente en Jerusalén, adonde llegamos, después de visitar la bonita Jafa.

          El reencuentro con Jerusalén fue algo frío, porque ni había eventos -como la otra vez-, ni siquiera demasiados turistas. A la mañana siguiente tuvimos un problemón. Por razones desconocidas y de muy malas maneras nos impidieron entrar en la Explanada de las Mezquitas, llegando casi a la violencia.

          Para rematar por la noche y tras tomar el bus al aeropuerto de Bengurion , nos dejaron en medio de la nada y antes de entrar, se dispararon todas nuestras alarmas, debido al trato de unos enérgicos y maleducados militares. Ellos siempre ofenden o maltratan primero y después, si acaso, preguntan 

          Entre medias de ambos desagradables acontecimientos visitamos el Yad Vashem o Museo de la Historia del Holocausto -se llega en el tranvía o andando-, un sitio, donde los horrores del genocidio nazi se mezclan con la descarada propaganda.

          Punto final a esta serie de post creados en homenaje y solidaridad con el sufrido pueblo palestino.

jueves, 2 de octubre de 2025

9 de abril de 2007. ¡Y parece, que fuera hoy!

           Texto íntegro del correo electrónico enviado por mi a varios grupos de amigos desde el ordenador del Hotel Strand de Jerusalén, en la noche del lunes, 9 de abril de 2007, pocas horas antes de abandonar Jerusalén para siempre.

          "Esta es nuestra última noche en Jerusalén. Estamos en un hotel caro para las prestaciones que ofrece, pero con un rico desayuno e internet  gratuito y no muy solicitado. Al fin y al cabo no nos podemos quejar, dado que decidimos cambiar  los planes y nos presentamos en esta ciudad a las nueve de la noche del Viernes Santo sin ninguna reserva (la teníamos, pero para una semana después en otro hotel).

          Tras la visita de esta majestuosa ciudad, llevamos dos días explorando Palestina (Belén, Ramala, Nablus...) y estamos tan impresionados y encogidos, como indignados. ¡Es una barbaridad que el mundo consienta lo que aquí pasa y que a los seres humanos -uno por uno- no se nos caiga la cara  de vergüenza por lo que se está haciendo con un pueblo como el palestino!.

          Hay que cruzar torniquetes, alambradas, muros, arcos de inspección, puertas que se asemejan a cárceles de alta seguridad, registros...Hay que quitarse los zapatos o la ropa si al descerebrado le apetece. Y todo ante la desafiante mirada y malas maneras de seres insensibles -generalmente de muy corta edad y de ambos sexos- armados hasta los mismísimos dientes.

          Y lo curioso es que detrás de una de esas alambradas en Belén, algún siniestro personaje israelí ha ordenado que se escriba en inglés la frase "La paz sea con vosotros".

          Toda esta infernal estructura de odio y rencor ha sido levantada por los judíos con el consentimiento de las naciones más poderosas y con el fin de construir guetos muy similares a los que ellos tuvieron que padecer durante la dominación de la Alemania nazi.

          En Nablus hoy (hace dos meses estaban a tiros) reinaba una calma que solo nos era rota por los pensamientos de lo que de esta zona del planeta sale en los telediarios. Pero la sonrisas de los niños y niñas, de ojos muy grandes lo diluyen todo.

          Os tengo que contar que hoy un par de -aparentemente- civiles nos han apuntado directamente  con una ametralladora a la cara durante breves instantes. No hemos tenido ni siquiera tiempo para sentir miedo.

          Nunca volveremos a Israel  ni a Jerusalén (lo mejor del viaje a pesar de que aún nos quede Petra). Tampoco retornaremos a Palestina mientras este pueblo permanezca sometido por la vejatoria situación actual, pero las experiencias que hemos vivido en esos territorios son casi inigualables con ninguna  otra anterior.

          A falta de nueve días para volver a casa, reafirmó la creencia  que ya sostenía desde hace tiempo por la experiencia de viajes anteriores. Mi simpatía por el pueblo árabe. Y acreciento enormemente, mi antipatía por Israel, su arrogancia, su chulería y las muy reprochables actitudes que genera.

          No pretendo juzgar a un pueblo a través de una estancia en su país de cinco días (como ha sido la nuestra). Sería injusto a todas luces. Pero si puedo narrar con pelos y señales lo que a un viajero le puede ocurrir  en estos lugares  en ese periodo de tiempo. Y la mayoría de cosas no son precisamente agradables.

          Hay mucho que contar, pero será a la vuelta (aquí acabas volviéndote paranoico por lo controlado que estás y piensas que incluso en cualquier momento te pueden detener por considerarte un elemento amenazante para la seguridad nacional). Si está gente nos trata así de mal a los turistas  occidentales, ¡que no harán con los pobres palestinos!

          Ayer nos despedimos de Ana y Longi, que vuelven a España. Hemos viajado una semana con ellos y ha sido estupendo. Por nuestra parte queda abierta la posibilidad de volver a recorrer alguna otra parte del mundo de forma conjunta.

          Desde las murallas de Jerusalén, muy cerquita de la puerta de Herodes y de la de Damasco, besos y buenas noches. Mañana tiramos para Jordania".       

miércoles, 1 de octubre de 2025

Ana, Santi, Nablus y Ramala (parte II)

           Al venir a Nablus, el taxi compartido nos había dejado casi en el centro. Para regresar a Ramala, debíamos llegar hasta las afueras y pasar primero un control de seguridad antes de acceder a un transporte interurbano.

          Debimos tomar un taxi local, pero resultó, más que una estupidez -que también-, un exceso de confianza, debido a la seguridad y a la alta complacencia, que habíamos vivido en esta fantástica visita.

          En las deprimentes afueras de Nablus, sin motivo aparente, aunque, tal vez, por puro divertimento, una pandilla de niños nos lanzó piedras, aunque no llegaran a ser una amenaza real, porque sus brazos no tenían demasiada fuerza.

           Pero el susto gordo llegó una media hora después, cuando desde un coche de gama media-alta, bajó una persona y ante nuestra incredulidad, nos apuntó con una ametralladora. Y nos gritó, aunque sin aparente vehemencia: "¿Do you speak english?". Hasta nuestra respuesta debieron pasar dos segundos y no más, pero se hizo eterno, aunque la tremenda sorpresa nos evitó el miedo, pero no la incertidumbre.

          No nos dió tiempo a mirarnos, ni a buscar complicidad, pero a la vez y casi por mimetismo, respondimos: "No". En mi caso y fugazmente, había valorado dos hechos: que nos quisieran interrogar o que nos considerarán invasores y enemigos estadounidenses. El tipo sonrió, levantó el cañón en forma de ok y gritó: "Good" y continuó su camino,, sin destruir el nuestro.

          Nunca hemos sido, ni seremos conscientes, de lo que nos pudo pasar aquel día.

          Muertos de miedo, ahora sí, llegamos al control israelita, donde había larga cola. Una soldado nos dijo, que nosotros podíamos pasar sin espera, pero decidimos guardar nuestro turno. Delante de nosotros se encontraba un médico palestino, que había estudiado su carrera en Cuba y que hablaba perfecto español, evidentemente. Sus palabras, implorando la resistencia civil nos llegaron al alma.

          Lo que allí vimos, en materia de humillaciones es casi indescriptible, aunque una minucia, comparado con lo que está ocurriendo ahora.

          Después, atravesamos otros tres controles, ya subidos en el taxi y no fueron cuatro, porque el conductor esquivó uno, al llevarnos por una pedregosa, curvilínea y desastrosa carretera de montaña, llena de profundos precipicios.

          Llegamos a Ramala y tratamos de relajarnos dando una vuelta. Pocas emociones pasamos alli, lo que fue muy de agradecer.

          De regreso a Jerusalén, más alambradas y muros y otro nuevo control, en el que debía bajar todo el mundo, menos nosotros, aunque si nos pidieron el pasaporte. A la guapísima y joven militar se le salieron los ojos de las cuencas al ver el sello de Siria. Nos dimos cuenta, sin saber ya, que más pensar, que este sello había lastrado nuestro viaje israelita desde el principio.

          Llegaba la última noche en Jerusalén y la promesa decidida -que no se cumplió- de no volver a este país nunca.