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domingo, 24 de septiembre de 2017

Kyoto, la joya del viaje

Esta y las cinco siguientes son, de Kyoto y las demás, de Osaka (Japón)
        No sé, lo que durará este viaje. Si será largo o mediano, porque corto ya no puede ser. Pero, empiezo a tener claro -además de que encontrar hotel a precio moderado un sábado en Japón, resulta imposible-, que Kyoto, no solo será la mejor ciudad del país nipón, sino la más espectacular de esta aventura actual.


          Ni siquiera , llegar a las seis de la mañana, después de una noche de relajado autobús, desde Tokyo, nos frenó para ponernos a caminar, completamente extasiados, durante doce horas, de templo en templo y con las mochilas a cuestas, la mayor parte del tiempo. Tuvimos, además, la suerte de disfrutar de una habitación increíblemente grande -para lo que es normal, en Japón- y de aire acondicionado, a tope, por tan solo dieciséis euros. ¿Quién dijo, sin tener ni idea, que Japón es caro?.



          Las numerosas probaturas gratuitas de excelente y apetitosa cocina local y el divertido y original barrio de las geishas, animaron mucho nuestra estancia, en Kyoto. Este segundo lugar se halla muy bien ambientado. Un enorme cartel, ubicado a la entrada de la calle principal, advierte, de que no se las puede tocar, babosearlas, hacerse selfies con ellas y tampoco, comer y beber en este enrotno.

      Nos vamos de Japón, afortunadamente, sin haber pisado un solo hotel capsula -una de esas obsesiones, que me aterrorizaban desde hace años- y tan solo, un lacónico y abarrotado alojamiento de de literas, eso sí, en la maravillosa y vital zona, de Asakusa, de la capital nipona. En nuestro debe, y es triste decirlo, dos noches callejeando y de fiesta -ambas en sábado-, por no encontrar una habitación accesible.


          La segunda de ellas aconteció, en Osaka, poco antes de poner rumbo a nuestra querida Bangkok, con un boleto muy barato, que habíamos comprado dos días antes, con la compañía Scoot, filial de Singapur Airlines.


          Sintiéndolo enormemente, tuvimos que renunciar, a Nara, por problemas de fechas, pero a cambio, Osaka nos ha encantado, mucho más de lo que esperábamos. Durante calles y calles del distrito financiero -cercanas a la estación de tren-, tiene el mismo poco alma, que Tokyo. Pero, sin embargo, nos encontramos con dos zonas excepcionales, donde comprobar, que los japoneses también saben divertirse, más allá de los pachinkos, de los mangas o de los restaurantes caros de buñuelos de cangrejo, con un ejemplar gigante encima del local, moviendo mecánicamente, sin gracia alguna y sin parar, sus pinzas.

          Los alrededores del canal resultan muy agradables y animados, sobre todo, los fines de semana. El área de la famosa torre, resulta algo más canalla y desmadrada y por eso, nos gusta mucho más todavía.

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