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sábado, 23 de septiembre de 2017

¡¡Tokyeando!!

                                                                     Todas las fotos de este post son, de Tokyo 
         Los alojamientos en Tokyo y en el resto de Japón, parece, que cotizaran en bolsa, con diferencia en su precio de hasta un 300%, dependiendo del día y de la hora, siendo los sábados el día más difícil para encontrar uno.

          Si eres de aquellos, que cogen la línea Yamamoto o el metro para ir a todas partes, te pude servir un único alojamiento para toda tu estancia en la ciudad. Sin embargo, si te gusta caminar, tal vez prefieras reservar varios hoteles en diferentes zonas de la ciudad. Nosotros lo hemos hecho así: resulta ventajoso, pero requiere esfuerzo, capacidad de adaptación y sufrir un poco de estrés

          Desde mi punto de vista y a toda leche, Tokyo se puede visitar en tres días, aunque recomiendo un mínimo de cinco. En nuestro caso, tomamos el metro muy pocas veces y siempre sin trasbordo (nuestra favorita, la Mita line)

          El día primero, recién aterrizados, sin jet lag alguno y sin soltar nuestros pequeños bultos -el hotel estaba a las afueras-, visitamos la desangelada zona de la estación central y el cercano distrito, de Guinza.

          La trepidante y calurosa jornada siguiente, nos aventuramos con mucho ahínco y sol demoledor, para descubrir la zona de Ueno y los maravillosos templos del lago, terminando en la cosmopolita e inigualable, Asakusa, donde se hallan los milenarios templos de Sensoji. ¡Terminamos con la boca abierta!.


        Al tercer día, no resucitamos, porque el calor húmedo, era insoportable y habíamos dormido en un hostel infecto, pero pudimos descubrir las fantásticas zonas de Sinjuku y Sibuya, con el famoso y curioso cruce de decenas de pasos de cebra, que se dice, es el mas transitado y alocado del mundo entero.

          Como nos tocó dormir por ahí -o sea, en la calle, por ser sábado-, en una noche de picos pardos, durante la cuarta etapa consolidamos posiciones y nos cascamos una buena siesta, retornados al alojamiento del primer día.

          El lunes, disfrutamos del magnífico y popular mercado de pescado y del otro más general -conocidos, como Tsukiji-, situado en los alrededores, probando generosas degustaciones de todo tipo, fundamentalmente de kinchi, algas, caldos y peces crudos macerados en ricas salsas. No asistimos a la -supuestamente y según nuestras fuentes- subasta del atún, que se celebra de madrugada.

          Aún tuvimos tiempo, para acercarnos a un esplendoroso templo antiguo y a la reproducción de la torre Eiffel, ubicada en la zona de Shiodome.


          ¿Nos ha gustado Tokyo?. Rotundamente, sí, aunque algo menos, que Seúl. Ha cumplido nuestras expectativas, pero con mucho cansancio y sin enamorarnos de la ciudad, sin encontrarle el alma y el aliento. Tendréis, que seguir leyendo, para daros cuenta, de que la urbe, que nos pone en Japón y de largo, es Kyoto

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