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sábado, 30 de septiembre de 2017

Vamos a contar mentiras, tranlará

                                           Todas las fotos de esta post son, de Kuala Terengganu
          Siempre se ha dicho, que comer de los puestos callejeros del tercer mundo, es mucho más inseguro, que hacerlo en supermercados, comprando comida preparada. Aunque, con matices, esto es definitivamente falso. He conseguido, precisamente esta semana, en Malasia, quitarme una descomposición leve, empezando a comer donde lo hacen los lugareños.

          La razón es, que la comida tiene más rotación, que en los súper, donde a veces, la tienen, que malvender a mitad de precio por la tarde. Unos noodles en la calle, pueden llevar precocinados unas dos o tres horas, mientras un perrito, en un supermercado, mas de veinticuatro, con salsas y sin estar al frío (así lo comprobamos, por ejemplo, en Kota Bharu).

          Dicen también, que el aire acondicionado es malo para la salud. Puede, que haya algo de verdad, pero creo que lo fatal es, andar cambiando a menudo de temperatura. A mi, se me ha curado una bronquitis de dos semanas, simplemente, con dos noches de fresquito, bien tapado, Y, sobre todo, he podido dormir, con sueños muy felices -me seleccionaban para una cátedra de universidad-, en contra de las nauseabundas e inquietantes pesadillas, que había tenido los días anteriores bajo un alto ventilador de techo, claramente inoperante.


          Sirvan estas dos reflexiones, para acercarnos a las grandes mentiras, que una Lonely Planet, en inglés, de 2.011, dejada de la mano de Dios -en un triste hotel, de Bangkok-, hacen confundir al viajero. Mucha fama tiene la editorial australiana, pero cada año, sus publicaciones resultan más lamentables y caras.

          -”En Kuala Terengganu el alcohol es inaccesible, salvo excepciones”, afirma la LP. La realidad es, que se encuentran fácilmente cervezas en varios supermercados y espirituosas en distintas tiendas del barrio chino. En el súper, siempre en la zona “no halal”, al lado de los derivados del cerdo y en una esquina, franqueada por la lejía, los insecticidas y la comida para animales, a ver si así desistes de tomarlas (si no lo ha conseguido ya, el alto precio)

          -”Las vistas desde la colina de Bukit Puteri son preciosas”. Salvo cuatro despistados, ya casi nadie va por allí y encima hay un tipo, que parece fraudulento, que te quiere cobrar un ringgit, pero que te lo perdona, si te haces el duro. Las vistas bonitas, sí que lo son, pero desde el anexo y abandonado bazar Warisan, que la Lonely Planet, ni meciona.

          -“El mercado central está rodeado de puestos de comida”. Va a ser, que no. Algunos, algo alejados, hay, de salchichas, bolas de no se sabe, exactamente, que y pescado prensado. Pero más bien, se ubican de forma dispersa por la zona del antiguo muelle y resultan caros y poco apetitosos.

          -“La oficina de turismo abre de 9:00, a 17:00 horas”. Pues no. Abre, directamente, cuando le da la gana, como hemos podido comprobar, durante cuatro días. Y la señora, que atiende, necesita actualizar su información con urgencia.

          -“Los ferries a la cercana isla, de Pulau Duyung Besar, parten detrás de un restaurante en la avenida del mar”. Lo que hay allí, actualmente, son barracones, que albergan a los obreros, que están construyendo el paseo marítimo, empezado en 2012 y que según dicen, lo terminarán en 2017, cosa muy improbable, tal y como van las obras (2.020, sería una fecha más realista). En esos chabolos, moran inmigrantes de varias nacionalidades, en condiciones inhumanas, compartiendo una rupestre ducha, cuya intimidad custodia una manta extendida sobre ella.

          Y, por cierto, hace tiempo, que ya no navega un solo barco -nos costó mucho descubrirlo- a la mencionada isla, habiendo carretera y un puente para llegar hasta allí.

          -“Existe un mercado nocturno, junto al mar, a unos tres kilómetros del centro”. Pues, tampoco. El que funciona está bastante céntrico -enorme, pero desangelado- y sólo opera las noches de viernes y sábado


          Es posible, que la última revisión de este lugar, por la Lonely Planet, no se haya actualizado, desde 1975, año en que inauguraron la editorial. Menos mal, y gracias a la tecnología, que cada vez van siendo menos necesarias para los viajeros.

1 comentario:

Unknown dijo...

Todas las religiones tienen su biblias, sus santones y sus acólitos. Y, como todas no te puedes creer ni la mitad de lo que dicen. Con la Lonely, pasa lo mismo.

Besos

Malena