La primera vez -y única, hasta la fecha-, que nos servimos de Bla Bla Car fue en mayo de 2014, en un recorrido entre Valladolid y Madrid, que daba inicio a nuestro sexto viaje largo.
Entonces, todo era una chapuza. Desde la forma de contratar, a través de la plataforma -en nuestro caso, no se llevaron un euro, al poder contactar fácilmente, con el conductor-,hasta la forma de concertar las citas o el desarrollo del recorrido.
Al final, tuvimos una muy mala experiencia en un coche de siete plazas, que paraba más que andaba, que se perdía en las rotondas y que nos dejó en la capital de España en tres horas y media, que es bastante más, de lo que se tarda en el tren o autobús más lento.
Caímos en desánimo y nunca más hasta hoy, volvimos a requerir los servicios de este gremio organizado de conductores.
Sí supimos -somos curiosos-, que la plataforma mejoró su forma de gestión y empezaron a cobrar una comisión a los usuarios, cambiando más adelante el modelo y cargándosela a los drivers. Al final, pagas lo mismo, pero una manera es más elegante, que la otra.
Once años después y debido a los intolerables precios del tren y del autobús no nos ha quedado otra, que acordarnos de Bla Bla Car y está vez -lo detallamos en el siguiente post-, para bien.
Hoy en día y en Bla Bla Car, la mayoría de los conductores suelen estar bien puntuados, disfrutan de buenos comentarios de los pasajeros, aunque se debe estar atento al precio, porque por el mismo itinerario, te pueden cobrar tres o cuatro veces más, sin ninguna contraprestación, a cambio.
¿Que nos gusta de Bla Bla Car? Sin lugar a dudas, la funcionalidad de la aplicación y la facilidad para comparar, elegir y pagar.
¿ Que no nos gusta de esta aplicación cochera? Fundamentalmente, que los conductores tengan el privilegio de elegir, si te aceptan o no. Tienen tres horas para decidirse, si es de día y doce si contratas de noche. A ver: cuando yo compro un billete de AVE, de ALSA o pido una pizza a domicilio no tengo, que pasar ningún filtro de idoneidad, por lo que este asunto parece muy feo y atraviesa el umbral de la discriminación.
El caso es, que tras concretar pequeños detalles, como el tamaño del equipaje o el lugar exacto de recogida, César nos acepta en menos de media hora. Quedamos a las nueve y media de la mañana del lunes y deberemos estar pendientes de un Tesla azul, con una antigüedad de siete años.
No hay comentarios:
Publicar un comentario