Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

jueves, 18 de enero de 2024

¿Es Vietnam un país difícil de recorrer por libre?

           ¿Es Vietnam un país difícil de recorrer por libre?. Ocurre, digamos, como en China. Resulta bastante sencillo, si te mueves por las zonas más turísticas y transitadas -como hicimos en 2008-, pero las cosas pueden llegar a complicarse demasiado, si te sales de las rutas convencionales.

          En este segundo viaje a Vietnam, las dificultades han sido, fundamentalmente, dos.

          1.- El transporte.  Hoy en día, estamos acostumbrados a buscarlo todo por internet, pero la información sobre destinos no convencionales es escasa e inexacta. Ocurre lo mismo con las guías de viaje tradicionales, que confunden más, que aclaran. Bien porque la información ha cambiado o porque están mal documentadas.

          Después de dos semanas en el país, aún seguimos sin saber las estaciones públicas de autobuses, que tiene Hanoi. A lo que debes añadir, que muchos vehículos paran en sus propias agencias, ubicadas quien sabe dónde. Acceder a la terminal adecuada es perfectamente posible, pero requiere de mucha paciencia y de tener suerte con los ciudadanos que te cruces: irá bien, si son voluntariosos, hablan  cuatro palabras de inglés y no tienen demasiada prisa.

          En taxi tampoco resulta fácil, porque muchas veces, están más pendientes de timarte, que de entender el destino, que les demandas.

          2.- El entendimiento, otro gran problema fuera de las zonas menos visitadas por extranjeros. Hemos sudado tinta china, incluso, usando los traductores del móvil. La gente es muy reacia a tratar de ayudarte. No porque sean malas personas, sino porque saben que no pueden hacer mucho por ti. No entienden siquiera, ni how much, ni room, ni price, ni que les hagas el gesto del dinero, ni food. No tienen capacidad siquiera para mostrarte el precio en la pantalla del móvil o enseñándote el importe en billetes. Es una auténtica desesperación y cuánto más les atosigas, más se cierran, como es lógico.

          En cierta ocasión y con el wifi del hotel y el Sayhai, escribimos todas las posibles preguntas, sobre un transporte determinado. Cuando fuimos a enseñárselo a los que lo operaban resultó, que no sabían ni leer, ni en su propio idioma.

          Lo pasamos mal, los primeros días, cuando nos salimos de las rutas convencionales. Por el contrario y aunque menos, también vimos ejemplos reconfortantes y de personas aventajadas. El vendedor callejero que acepta pagos con códigos QR del móvil. La avispada gerente de un puesto de empanadillas, que supo explicarnos con una aplicación, que estaban rellenas de huevo y verduras. O la farmacéutica, que sin una palabra de inglés, supo entender en diez segundos que queríamos un medicamento para el dolor de cabeza.

No hay comentarios: