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martes, 9 de enero de 2024

Phitsanulok: bonita ciudad cacharro de manual

           La gente en España, antes de la pandemia tenía la falsa creencia, de que todos los asiáticos -o la mayoría, llevaban mascarilla. Entonces, eran apenas cuatro jovencitas presumidas -aunque desconozco, por qué rapar sus agradables caras-, pero hoy en día las cosas han cambiado y la lleva más del 80% de la población de todas las edades.

          Habiendo dejado atrás Chang Mai, en Phisanulok volvimos a enfrentarnos a una ciudad cacharro de manual, cosa, que no ocurría, desde nuestro cuarto viaje, a India, el año pasado. Será la edad, pero en este caso la experiencia no me sirve para nada y cada vez, me pongo más nervioso, cuando regalamos en alguna de ellas. Más de tres décadas viajando por el tercer mundo y todavía no se si prefiero, que haya aceras o no. Si vas por ellas, te las encuentras estrechas y llenas de trampas: banzos imprevisibles, tuberías salientes, constantes subidas y bajadas, señales, farolas, toldos...y por supuesto, toda la cacharrería variada e inventariable de los negocios de la zona. Si vas por la carretera, el panorama está más despejado, pero debes caminar en constante zig zag, esquivando los distintos vehículos, bien en movimiento o mal aparcados (casi todos). A este panorama se le une el calor, que cada día es más asfixiante, aún estando ya, en noviembre. Si en Bangkok era grande y en Chang Mai severo, en Phisanulok, se convirtió en absolutamente insoportable y por primera vez en el viaje, nos obligó a dividir el día, pasando una buena parte central de la jornada en el luminoso y básico alojamiento.

          Después de muchos viajes a Tailandia, está es la vez, que estamos encontrando mejores alojamientos y comida, pagando incluso menos, que la primera vez, hace tres lustros. Por una parte, seguro, nos sabemos buscar mejor la vida, que entonces, pero por otra, los precios apenas se han movido, en lo que afecta al viajero(no conocemos si ha ocurrido lo mismo con los tours organizados). Por ello, no es cierto, que la inflación afecte por igual a todos los países, como nos quieren vender.

          Aunque aquí, en el país de la eterna sonrisa, los lugareños bastante tienen con administrar los quinientos euros al mes, que cada trabajador cobra de media. Nosotros en doce días, nos hemos gastado doscientos y hemos recorrido casi dos mil kilómetros.

          No dudéis, si os pillaré camino -está en la gran línea férrea del nordeste, rumbo a Chang Mai-, en hacer una parada en Phisanulok. Porque sus templos merecen mucho la pena y se respira en ellos tranquilidad, ya que son muy apacibles y están casi vacíos.

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