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domingo, 21 de enero de 2024

Essaouira

           El segundo problema -también previsto- porque habíamos enredado en Booking, era el precio del alojamiento, bastante más caro que en otras zonas de Marruecos. Nos costó casi una hora y muchas vueltas, dar con uno, que estuviera bien y que se adaptará a nuestro precio (14 euros).

          La medina de Essaouira no es exactamente como recordábamos de nuestra visita anterior, hace 18 años. Entonces era un lugar sucio y decadente, con necesidad de grandes reformas. Parece que en este tiempo las han hecho y además hoy en día, no hay un solo papel o plástico en el suelo.

          Estamos a mediados de enero, pero incluso en esta época, hay bastante turismo en la ciudad, fundamentalmente, francés y español, que mantiene las tiendas del zoco y los numerosos y caros restaurantes o tenderetes de comida. Lo que menos nos gusta en materia culinaria en Marruecos -también ocurre en el norte -, es que se han puesto de moda los panini, el falafel, los shawarma, los tacos...cuando la rica cocina tradicional marroquí no necesitaba de nada de esto.

          La mayoría de negocios se encuentran en tres amplias calles dentro de la medina que están a rebosar con negocios de todo tipo, entre ellos los del aceite de argán que son gestionados por cooperativas de mujeres y los que venden toda clase de remedios entre los  que se encuentra la "viagra femenina". El resto de calles -algunas son muy arqueadas y coloridas-, y como ocurre siempre, están vacías. Su muralla no es muy espectacular, aunque sí sus puertas exteriores e interiores.

          Tiene una amplísima plaza. En uno de sus extremos, se encuentran unos cuantos restaurantes seguidos con terraza donde degustar una variedad casi infinita de pescados y mariscos, a precios de vértigo (no se os ocurra meteros en ostras o bogavantes). En otro, han instalado una pantalla gigante, donde hoy, centenares de lugareños -mujeres incluidas y muchas muy jóvenes -, disfrutaban con pasión del partido  de la copa de África, entre Marruecos y Congo. En este país vimos la final del mundial, que ganamos y entre los numerosos espectadores no había ni una sola fémina, así que algo es algo.

          En el exterior de la medina, el protagonista es el mar, con el largo paseo marítimo y la playa, las vistas desde la muralla y la Scala del puerto, donde se encuentra el bastión y las famosas barcas de colores.

          Existe otra Essaouira distinta, profunda y llena de basura y escombros: es la del extrarradio. Entre ella, está el camino de la estación de autobuses, desde donde mañana, partiremos para Agadir.

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