Nos encontramos casi a mitad de 2025. El 18 de marzo pasado supuso un cambio en nuestras vidas y en nuestra forma de viajar, al regresar mi pareja al mercado laboral y el próximo 30 de junio otra modificación nos limitará, dado que desaparecerán los abonos recurrentes gratuitos de Media Distancia, que llevamos disfrutando casi tres años y se reconvertirá mucho nuestra vida, casi partida desde 2022, entre Valladolid y Madrid.
Desde nuestro punto de vista, nuestro querido gobierno se equivoca, volviendo a cobrar por estos trenes, que antes circulaban vacíos y que volverán a estarlo, dado que existen opciones de Alta Velocidad y autobuses, mucho más rápidas y baratas. Otra cosa es el asunto de los Cercanías, que admite mucho más debate.
En cualquier caso, nos encontramos en la larga y expectante antesala de nuestro duodécimo viaje largo. Si todo sale bien, este tendrá su inicio entre mediados de 2026 y el inicio de 2027 y se articulará a través de una excedencia de un año.
A este proyecto le hemos denominado "el gran puzzle" y será el periplo más ambicioso -esperamos, que no el último -, que hayamos llevado el cabo en nuestras ya dilatadas vidas.
Se trataría de armar un viaje, tratando de no repetir destinos ya desgastados e incorporar aquellos, que por diversas razones, se nos han ido resistiendo, a lo largo de décadas. A saber: Bielorrusia, Mongolia, Irán, Arabia Saudí, Yemen, Tíbet, Bután, Nueva Guinea Papúa, diversas islas del Pacífico, Isla de Pascua e interior de Brasil y Bolivia, Venezuela e Islandia, estando abiertos a otros destinos.
Sabemos, que esto es dificilísimo y ahí está nuestro reto, disponiendo de un presupuesto de unos cincuenta mil euros, que podría elevarse, llegado el caso, al doble.
Pero, aún estamos en 2025, año, que empezó, con un magnífico viaje a Daklha y Lanzarote, en enero. Al mes siguiente, arribamos a Lisboa y Evora. En marzo, llevamos a cabo breves escapadas por las provincias de Alicante y de Madrid. Este último destino lo repetimos en Semana Santa. Y poco después, nos fuimos ocho días al Algarve, con apagón incluido.
Y, ¿qué nos queda?
- Posible interair de unos diez días en julio, visitando varias ciudades de Francia y Alemania, países, donde todavía nos queda mucho por ver.
- Madeira, Azores o Calabria, en octubre o noviembre, durante unos siete días.
- Y por último y juntando vacaciones y festivos, en diciembre, probablemente, norte de Argentina, con las mayores posibilidades, aunque podríamos volver a Japón, desenterrar el fallido viaje al esta de Estados Unidos y Canadá debido al déspota secuestro pandemico o llevar a cabo una ruta por el norte de Brasil y Venezuela, sin pisar Caracas.
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