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lunes, 26 de mayo de 2025

En la noche madrileña del fin de semana, nunca te aburres (parte I)

           Se preveía un fin de semana fabuloso, trepidante, intenso y emocionante. Definitivamente, fue eso, aunque no del todo el primer concepto expuesto, que lo dejaremos solo en "fabu".

          Son las tres de la tarde del viernes 23, hora en la que recojo a mi pareja en la puerta del ayuntamiento, donde ha trabajado , durante toda la mañana. Tomamos el Media Distancia, a Madrid, donde arribamos antes de las siete de la tarde.

          Nuestro objetivo inmediato es tomar la C1, en Príncipe Pío y bajarnos en Atocha. Justo al lado, en el Reina Sofía, se está celebrando desde las siete de la mañana, el macro festival de Radio 3 por el Día Internacional de los Museos. Queremos apurar las dos últimas horas, viendo algunas bandas, fundamentalmente, del género indie. Ya estuvimos el año pasado y resultó fantástico, porque al no trabajar, pudimos acudir desde primera hora y entrar y salir varias veces a lo largo de todo el día.

          Llega la primera frustración de la tarde: hay muchísima gente dentro y una cola de más de 500 personas, que avanza muy lentamente, debido al registro minucioso de bultos en la entrada. Decidimos abandonar el plan, porque cuando pudiéramos acceder, todo habría terminado.   

          Llevamos a cabo unas compras para pasar la noche y nos encaminamos a los Jardines de Sabatini, junto al Palacio Real, donde se va a celebrar la segunda parte del evento, con varios DJ'S. Nos extraña un montón, que se haga allí, porque ese parque lleva en aparatosas obras desde hace muchos meses.

          De la frustración pasamos al descoloque y al surrealismo. Allí no hay nadie, ni nada, que no sean los típicos y abundantes guiris, que a todas horas deambulan por esta transitada zona. Volvemos a consultar el programa y efectivamente, estamos en el sitio correcto. Aún hoy, desconocemos si se canceló o se celebró en otra parte.

          Nos recomponemos. Es imposible aburrirse, si caminas los fines de semana por la noche madrileña.

          Nos dirigimos a la Plaza del 2 de Mayo, en Malasaña, que está abarrotada. Tomamos algo allí y tras cruzar el emblemático barrio, hacemos un receso en un pequeño parque, que se ubica entre las calles Barceló y Fuencarral. Enfrente, un grupo de chic@s hacen botellón mientras hablan de sus estudios en la universidad y de algunos temas de actualidad política. De repente, aparecen de la nada dos mujeres policías. A tres chicas, les da tiempo a huir. A los cuatro o cinco restantes, les piden el carnet y comienzan a redactar la denuncia en una libreta. Una de las chicas había dicho, que tenía una propina de 50€ semanales. Pues bien: ¡se puede quedar un año sin gastos!, en el peor de los casos, porque el consumo de alcohol  en la vía pública está castigado con multas de entre 150 y 600 euros, según Google.

          Antes de que algo nos pudiera salpicar, huimos del lugar, raudos y en silencio. Nosotros, también estábamos tomando alcohol, pero como somos perros viejos, lo bebiamos en una botella de kéfir, cuya etiqueta envuelve todo el envase. Por experiencia decir, que si  la policía viene andando, ya sabe, que hay alguien incumpliendo la norma, porque la han llamado los vecinos.

          Empieza a refrescar. No hemos traído demasiada ropa de abrigo. Tomamos algo en un garito cercano y nos dirigimos a Gran Vía. Desde una ventana lanzan agua y varios peatones acabamos empapados. 

          Ni corta, ni perezosa, una trabajadora del Starbucks vacía el cubo de fregar en plena acera, sin molestarse en llegar a la alcantarilla. Solo le ha faltado hacerlo a medieval grito de, ¡Agua va!.

          Ya hemos traspasado la medianoche y comienzan a circular los primeros búhos por la calle Princesa. A la entrada de la discoteca Fitz se ha formado una inmensa cola, ansiosa por entrar. A pesar de la temperatura y del frío aire, la mayoría de la fila está formada por chicas en tirantes, con minifalda o pantalón corto. Los Bolt y los Uber van a reventar, mientras, la mayoría de taxis llevan luz verde.

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