Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

jueves, 8 de mayo de 2025

El día del gran apagón: y nosotros, como siempre, en el foco de la noticia (Parte III)

           La estación de Atocha está casi a reventar, poblada por cientos de personas, cada una con una historia diferente y a cada cual más dramática.

          Damos una primera y larga ronda de reconocimiento y constatamos varias cosas: que hay tanta gente, que es imposible encontrar asiento, si no es en las escaleras o zonas  de suelo muy incomodas; que la cola de reparto de mantas por parte de la UME -amarillas- y de Cruz Roja -coloradas- es interminable y que resulta bastante más sencillo acceder a las botellas de agua mineral.

          Hablamos posteriormente, con una atenta chica de ADIF, por si sabe, cuando se reanudará el tráfico ferroviario y nos indica, que la mayor parte lo hará, a primera hora de la mañana .Dice, que se nos enviará un SMS con instrucciones y nos quedamos más tranquilos, aunque esa comunicación nunca llegó.

          Nos sentamos en una escalera y empezamos con calma y firmeza a evaluar la situación. Para la jornada de hoy, todos los ALSA a Valladolid van completos, por lo que el autobús queda descartado. Nos vamos a la web de RENFE, que tiene un único, conciso y claro mensaje, que nos llena de alegría: " No sé venderá un solo billete más, hasta que no se hayan recolocado a todos los pasajeros afectados por el apagón".

          A la media hora decidimos levantarnos de la escalera, súbitamente, porque no aguantamos una conversación vecinal. Una peruana, que lleva 35 años en España, le explica a un compatriota, que está de vacaciones, aunque ha venido a otra cosa, que los españoles vivimos la mayoría de ayudas públicas, dejando a los inmigrantes los trabajos más penosos. ¡A eso le llamo yo, en país ajeno, el racismo inverso!

          La gente, mayormente, está calmada, cansada,resignada y en una buena proporción tumbada y tapada con mantas. Tienen más cara de inquietud los policías y miembros de la UME y Cruz Roja, que controlan el cotarro.

          Mi pareja duerme a ratos. Yo no. Hay cosas, que van evolucionando. No así, la interminable y tediosa cola de personas, que intentan cargar su teléfono móvil en los escasos  enchufes. La noche va pasando más rápido de lo esperado. Sobre las cuatro y media de la madrugada reparten unos ricos sandwiches de pollo con mayonesa y ya hay algunos list@s, que se quieren llevar más, de lo que les corresponde. ¡Bronca militar contundente y  asunto solucionado!.

          Sobre las cinco de la mañana comienzan a circular los cercanías, aunque varios tramos todavía no están operativos. A las 6, se forma una larga cola en Media Distancia, donde se pone mi pareja. Existe mucha confusión entre gente mayor, que no distingue bien entre Media Distancia, Alvia, Ave, Avlo...

          Una mujer ha perdido a su madre, diabética y en silla de ruedas y así, amenizantes y/o tétricas historias, hasta, que sobre las 7 conseguimos, que nos reubiquen en el tren de las 9:06, rumbo a San Sebastián, que llega a Valladolid a las 11:49. Nos llevamos la manta de Cruz Roja de recuerdo y nos dirigimos a Cercanías para coger un convoy, a Príncipe Pío, donde llegamos a las 7:30.

          Y en los andenes de Príncipe Pío, otra vez, a escuchar nuevas historias. Nos dividimos entre los que las cuentan y los que curiosos y resignados, las escuchamos.

          Una señora de San Sebastián muy pesada y gruñona, trata de que el resto de los viajeros les resuelva un problema de dejación de gestiones, simplemente, porque pasó de todo y se fue a un hotel. Y todos nos vamos cansando de ella, poniéndole mala cara, pero le da igual. Para colmo, desprecia a su marido en público.

          Una jovencita más amable, nos pregunta, si este tren, va a Ávila. Sabe de sobra, que sí, pero lo que pretende es romper el hielo y contarnos su inestable vida. Vive en Madrid y trabaja en Ávila, en "La casa de las carcasas". Gracias a los abonos de Media Distancia el trasporte le sale gratis (solo hasta junio). Pidió el traslado a la capital y como "premio", además de negárselo, le bajaron la jornada de 27 a 15 horas. ¡Está desorientada y nos conmueve, pero...!. Todo termina abruptamente, cuando un empleado de ADIF anuncia, que el tren ya no sale de aquí, sino de Villalba, por lo que deberemos subir a un Cercanías y hacer cambio.

          Esto y a estas alturas de esta experiencia, ya no molesta a nadie. Al fin, tras dormir casi todo el rato en ambos trenes y con casi una hora de retraso, llegamos enteros a Valladolid.


No hay comentarios: