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sábado, 30 de marzo de 2024

La larga y accidentada vuelta a casa (parte VI)

          ¿Por qué decimos, que lo de Turkish ha sido una estafa?. Fundamentalmente, porque desde un principio, nos ocultaron a conciencia, que el vuelo era con Anadolu. No nos hablaron de viajar con una filial o con un código compartido como hacen las compañías honestas. En todo momento, los números de los vuelos -en el e-ticket y en las pantallas -, empezaban por las letras TK. Y en las tarjetas de embarque pone Turkish y no, Anadolu, la peor aerolínea, en la que hemos volado en nuestras vidas. Pongamos un ejemplo, para que se entienda mejor. Singapore Airlines tiene una espectacular filial de bajo coste, que se llama Scoot, con la que hemos viajado, desde Kuala Lumpur a Atenas, o desde Australia a Singapur. Cuando nosotros compramos los billetes, en todo momento supimos, que volábamos con esta aerolínea más barata y no con su matriz.

          Si así lo quieren, así lo haremos: no volveremos a volar jamás con ellos y así, evitaremos sorpresas.

          Ha sido la primera vez, que hemos volado a Estambul al aeropuerto Sabiha Gokcen y no, al Internacional. Queremos decir, que se trata de un aeródromo lamentable, en el que una escala de cuatro horas se nos hizo más larga, que las treinta y dos en Kuwait. No hay fuentes con agua fría gratuita, ni puntos accesibles de recarga de los cacharros electrónicos diversos , el acceso al wifi se debe hacer en una máquina donde registras el pasaporte y donde la cola da la vuelta al pasillo y la comida y la bebida -hasta 14 euros por una cerveza o 10 por una botella de agua- son el doble o el triple, que en Europa occidental.

          Pero, las dos razones más poderosas, por las que odiamos, visceralmente, este aeropuerto son, el absoluto caos y dislate en todas sus instalaciones y que por la megafonía estén, constantemente, recitando todos y cada uno de sus vuelos, el 90% de Pegasus.

          Eso sí: nos hace mucha gracia ver, a los numerosos calvitos de todas las nacionalidades, que vienen de recibir tratamiento y que muestran en sus cabezas puntitos rojos o los primeros indicios de pelo. Nunca nos los habíamos encontrado en el aeropuerto Internacional, donde las compañías que operan son mucho más caras.

          Se nos había olvidado comentar, que a la salida de Kuwait, había recibido mi pareja un salvaje registro, igual, que en octubre pasado, cuando desde allí, volamos a Mascate. Como no existe zona de tránsito, los controles de equipaje se hacen en las puertas de embarque y resultan humillantes (hasta seis veces pasaron por un scanner una mochila vacía, hace seis meses).

          Con el cortauñas y las cucharas tirados a la basura, al salir de India, está vez, los objetos sospechosos fueron: una cartera con las rupias sobrantes, las llaves de casa, el estuche de las lentillas, la cartera con los abonos gratuitos de media distancia y cercanías de RENFE y un protector labial.

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