1º.- El “Strong 9”, de Japón. Se
trata de una bebidas enlatadas, que contienen nueve grados de alcohol
y el retos es refresco de diferentes sabores. Se toma muy frío y a
nosotros, los que nos cautivaron, enormementee, fueron el de mezcla
de naranja y limón y el de pomelo. Se compran por poco más de 60
céntimos de euro en supermercados y en algunas farmacias.
2º.- El impresionante gobi
manchurian, que degustamos varias veces en el sur, de India. Se trata
de coliflor rebozada en harina de maíz y frita, a la que se le añade
cebolla, ajo o pimiento y después, deliciosas salsas variadas
(especialmente, de soja). Sin saber lo que era, la primera vez, nos
supo más a carne, que a verdura.
3º.- La deliciosa salsa verde, que
acompañó nuestros sándwiches en la estación de autobuses, de
Dhera Dun. Resulta muy espesa y conseguimos descifrar, que tiene
pepino y guindilla, pero no el resto de los ingredientes.
4º.- La mayoría de las degustaciones
del mercado exterior, situado al lado del de pescado, en Tokio.
Especialmente, los mariscos y cefalópodos macerados en su jugo y/o
aliñados con salsas y el omnipresente, kinchi, que ya habíamos
probado, durante nuestro viaje, a Corea del Sur
5º.- La masala dosa. Por supuesto, ya
la habíamos probado en el sur, de India, durante nuestro primer
viaje al país. Pero, debimos elegir un mal sitio, en Bangalore y no
volvimos a pedirla, hasta este viaje, en la que la hemos
redescubierto para nuestro gozo y ddisfrute. Especialmente buena, la
de detrás de la estación de autobuses, de Hospet.
6º.- Ese pescado, que venden en buena
parte de Malasia, que ofrece dos versiones. Una seca y crujiente y
otra, prensado y frito.
7º,. Los ricos y pequeños
albaricoques, que venden las señoras mayores, sentadas en el suelo,
en la calle principal, del casco antiguo, de Leh.
8º.- El té tibetano, de Keyong. Lo
sirven en tazas grandes y le añaden diversas especias, entre las que
nos pareció, encontrar jengibre. Por tan sólo 10 rupias, le puedes
dar gusto al cuerpo, en una población donde además, suele hacer
fresco.
9º.- el “country liqueur”, que se
vende a bajo precio, en las tiendas de alcohol de Himachal Pradesh y
también, los licores de sabores, que se comercializan en el Borneo
malasio. En ambos casos, los mejores son los de melocotón y de piña.
Para los más desesperados -entre lo
que me encuentro-, y dado, que en Malasia el alcohol sale caro,
comercializan una especie de vino para cocinar, de unos 17 grados.
Pero repito: sólo para los más desesperados.
10º.- Unas pequeñas bolas rellenas
de sabores y colores diversos, que venden sobre todo, en las tiendas,
de Kamacura (se pueden degustar gratuitamente). Especialmente ricas,
las de sabor a queso, peo todas están bbuenas.
Como novedad de este viaje reseñar,
que en Leh, los platos de arroz o de chow mein, te los acompañan de
una taza de reconfortante caldito, que se sirve de forma gratuita.
Decir también, que esta vez, si que
me atrevía a probar el pescado de la Marina, de Chennai. Está
bastante bueno y fresco, aunque lo pasan demasiado, para mi gusto.
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