Esta y la de abajo son, de Kuala Lumpur
Nuestra segunda visita, a Kuala
Lumpur, la sobrellevamos un poco mejor. Llueve y hace mejor tiempo,
que la otra vez, pero esta ciudad no tiene alma, entre las diversas
obras y que todo está muy desperdigado. Si quieres comer
decentemente, encontrar un hotel no muy malo, informarte sobre
horarios de trenes o buses o sobre atractivos turísticos, tienes que
dispersar tus pasos, coger un taxi o echarle imaginación, que ya no
nos queda , para esta ciudad.
Al margen, el barrio de Chinatown, de
Kuala Lumpur, es de los que menos nos gustan de Asia y cada vez, lo
vemos más decadente y abandonado.
Por problemas logísticos importantes
-básicamente, por la mala climatología y por no saber los horarios
de los buses, que salen de la nueva estación, que esta muy lejos-,
decidimos cancelar con mucho dolor, nuestro periplo por las Higlands
.
Esta y la de abajo son, de Port Dickson (Malasia)
La incertidumbre nos embarga y lo
único, que nos consuela es, pasear por el autentico Little India,
junto a la estación de trenes.. Como ya he dicho muchas veces, hay
pequeñas indias mucho más acogedoras y atracticas, que la grande
Queríamos, a toda costa, haberlo
evitado, pero toca dormir, en Kuala Lumpur y después de 17 días de
gloria, lo haremos sin aire acondicionado. En la minúscula y
decadente habitación, preparamos un plan de emergencia, que tiene
más agujeros que un queso de gruyere. No por la complicación, sino
por tener que ir de bus en bus, durante tres días.
Port Dickson es un sitio raro, pero al
menos en media hora y andando, te permite encontrar un hotel decente,
un buen plato de comida y un bus, que te lleve a la playa,
atravesando la hilera de grandes resorts: no sabemos, si funcionan,
si están vacíos, abandonados o a medio construir.
La playa -tipo charco, como algunas de
esta zona, cuando baja la marea-, creó entre los lugareños más
expectativas de la cuenta y aún no estando mal del todo, hoy, en
pleno agosto y aunque hay puestos de flotadores, crema bronceadora,
bañadores y algún supermercado, se encuentra vacía, para variar.
Solo los cangrejos abarrotan la orilla, viviendo a sus anchas, sin
bañistas, que les pisen sus cuevas excavadas en la arena. Un poco
más allá, se halla el waterfront, que es muy discreto y la orilla
resulta desastrosa. Lástima, porque el parque, que se ubica al lado,
resulta bastante agradable.
Estas tres son, de Melaka (Malasia)
Por lo demás, parece una cuidad
fantasma, llena de restaurantes, Seven Eleven, centros comerciales
-algunos en eterna construcción-, todos vacíos o cerrados, como si
hubiera caído una bomba neutrónica y solo hubieran sobrevivido los
moradores del Macdonald's (entre los que nos encontramos, comiendo
helados).
Creo, que para un día merece la pena
haber venido hasta aquí, porque es el único sitio de Malasia, donde
no hemos escuchado el “Despacito” y la canción del verano, de
moda aquí, que dicho sea de paso, resulta muy pegadiza. Mañana,
aunque con dudas, partiremos hacia la cercana, Melaka,
En esta cuidad ya estuvimos en 2008,
un mes después de que fuera proclamada como Patrimonio de la
Humanidad. Aunque el verdadero Heritage de este lugar, lo tienen los
maleducados conductores, los motoristas, los fosos, la falta de
aceras...
Sin embargo, nos hemos quedado sin
palabras al redescubrirla, ya que casi no recordábamos nada y nos
hemos empezado a preocupar por nuestra falta de memoria. El calor
aprieta y los nervios más, a pocas horas de dejar este país, con el
que nos hemos redimido y arribar a nuestra queriodiada, India.
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