Todas las fotos de este post son, de Srinagar (India)
Fuera y desterrado, el mito de que es
imposible encontrar una gota de alcohol, en Cachemira. La wine shop
-en realidad, son tres- se ubica en un hotel céntrico -enfrente del
lago- y de ella te informa cualquiera, que te vea dudar, al acercarte
a la puerta. Pero de eso, hablaré en la próxima entrada, dado que ahora toca referirse a cosas un poco más serias.
Nada, que ver, con lo que una pareja
de españoles nos contaron el 2.011, donde dijeron ser perseguidos
por transportistas y el propio alojamiento, por tratar de buscar y
disfrutar de unas relajadas copillas. No ponemos en duda ninguna
versión, pero la Lonely Planet, de 2-012 -y suelen estar poco y mal
actualizadas-, ya advierte de su existencia y la ubica en el plano,
inequívocamente.
Atraídos por el fenomenal hotel de
Srinagar y por la amabilidad de su propietario, decidimos quedarnos
un día más en esta ciudad, sin más preocupación, que las temidas
consecuencias del viernes a la hora de comer, con todo cerrado (la
tienda de la cerveza abre a partir de las tres, poruqe el negocio es
el negocio y más, si una minoría india trata de fastidiar, a una
mayoría musulmana).
Paseamos por el tranquilo barrio anejo
al lago y descubrimos su cotidianidad: casas en diverso estado de
conservación, aunque, mayoritariamente, con muy buena pinta, calles
estrechas. pero asfaltadas y al amparo del mediodía y de la severa
y sentida fiesta musulmana.
Nos topamos con más gallinas, patos
-lavándose divinamente,en un charco- o gatos, que con personas.
Aunque las pocas con las que nos cruzamos, sienten curiosidad por
nosotros, por nuestra nacionalidad -mira mira, Cachemira, nos
saludan- y por la opinión sobre el latente conflicto de esta zona,
aunque no hablan directamente, de querer independizarse o pertenecer
a Pakistán ( en una web currada, encontrareis información sobre el
tema, que se originó, en 1947).
La presencia militar en la ciudad es
evidente -hasta en el borde del lago-, pero discreta y relajada, sino
fuera por las frecuentes concertinas, que rodean muchos edificios
oficiales, más que por las antiguas y obsoletas metralletas, que
portan los aburridos y poco beligerantes soldados.
Tras el almuerzo, a base de samosas
con garbanzos y fritanga varia -la comida en esta zona no es su
fuerte-, devoramos un refrescante helado, bajo la sombrilla de un
puesto, donde se venden manzanas. El vendedor capta nuestro idioma y
nos aborda. ¿“spanish”? -pregunta-, cuando aquí casi nadie sabe
ni siquiera, donde se ubica nuestro país-. “Yes”, respondemos.
Y, sin más protocolo y en un inglés algo trabado, nos empieza a
explicar, casi uno a uno, los problemas, que España, está
generando, a Cataluña. Nos quedamos en shok y no sabemos, que
responderle.
Habíamos visto en la calle pintadas
tímidas tipo “Cachemira, Pakistán” o “Go India, go back”,
pero no creíamos, que hasta las entrañas del pueblo llano se
pudiera trasladar de forma, casi muda, el conflicto, que adormecido,
puede estallar en cualquier momento. En Septiembre de 2016, hubo un
atentado, contra militares indios, con varios muertos.
Afortunadamente, eso no frenó, que la carretera a Jammu, a donde
esperamos llegar mañana, se cerrara.
En Croacia, durante 1.999 y en nuestra
primera visita, ya fuimos avasallados -de mucha peor forma, que aquí,
casi violaenta-, por ciudadanos, que nos vieron con una guía
antigua, de Yugoslavia o por un conserje de hotel, que nos indicó en
perfecto español, que nosotros no hablábamos esa lengua, sino
castellano, porque se habían otros idiomas, en España.
De todas formas a cualquiera -aunque
haya viajado bastante- le costaría entender, como en este estado
conviven, casi pacíficamente, tibetanos, musulmanes e hinduistas.
Con los primeros, nadie cuenta para la solución del problema y
menos, estando China de por medio, que ocupa una pequeña parte de la
región. Por eso y por su tranquilidad, resignación y simpatía, a
nosotros son los que nos caen más mejor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario