Todas las fotoss de este post son, de Bandar Seri Begawan
Estamos convencidos de que los tres
próximos días -escrito, el 31 de julio de 2017- van a ser
determinantes y van a marcar el futuro del viaje: a India o a casa,
al margen de planes a la desesperada, como Taiwan o Timor Oriental.
Pero, estos últimos destinos, ni siquiera los hemos preparado en
cuanto a la documentación necesaria para acceder a ellos.
Mientras nos dirigimos a la frontera
de salida de Brunei -entre el verdor de la selva, carreteras bien
asfaltadas y la tranquilidad de una tarde cualquiera-, quedamos
compungidos, al rescatar la inocente tarjeta turística de nuestro
pasaporte, donde en letras rojas y en inglés pone: “Todos los
traficantes de drogas serán ajusticiados, según la ley de Brunei”.
No debemos tener mucha pinta de serlo, porque al sellar la salida, ni
nos miran la cara.
Antes de partir, esta mañana de
Bandar, hemos visitado un moderno y coqueto mercado de frutas,
verduras, carnes y viandas elaboradas y no nos ha extrañado -porque
ya llevamos viéndolo desde hace tiempo en el primer mundo y desde
este viaje en el tercero-, que la mayoría de los puestos se
encuentren sin explotar, bien porque no se han adjudicado o porque
han cerrado. Y es, que los poderosos y para llenar sus bolsillos, han
acabado hasta con los mercados tradicionales, a base de pedir
suculentas cantidades por su explotación.
Pasado y asumido el lamentable -aunque
ya lejano-, asunto de nuestras tarjetas SIM, hoy en día, nosotros
solo estamos hartos de pequeñas cosas. La mayor es el calor, a pesar
de que llevamos once noches consecutivas con aire acondicionado, en
buses y hoteles. Son casi tres meses -entre España, Japón y el
trópico-, sin bajar de los veinticinco grados por la noche.
Otra cosa que nos desquicia bastante,
es que en ciudades de tamaño medio de los países en vías de
desarrollo, las estaciones de buses de larga distancia, se encuentran
a diez o doce kilómetros del centro y con escaso o nulo transporte
público, para el agosto de los taxistas.
En una gran ciudad, me parece hasta
recomendable, dado que no hay espacio para meterla dentro y el metro
cuadrado es caro, además, de que casi todos los autobuses tardan
menos en salir del casco urbano. Pero, no es el caso de “una ciudad
no ciudad, como yo las he llamado siempre, a estas de los países
desastre, que tienen la siguiente estructura: un downtown irregular y
como telas de araña o panales alrededor, se ubican lugares vacíos,
parques, zonas sin urbanizar, vertederos..., que unen otros núcleos
poblacionales más aislados, feos e irregulares, a veces con
rotondas, obras, barrizales, que ni google maps detecta.
Y, yo me pregunto: ¿en alguno de esos
numerosos espacios vacíos, no podrían haber puesto la puñetera
terminal de buses? Y, esta forma de proceder, en vez de mejorar o
racionalizarse, se extiende como la peste bubónica por Asia, África
y sudacentroámerica.
Igualmente, estamos cansados de tener,
que pagar por ir al baño en todas partes, incluidos centros
comerciales, aunque compres o terminales de transporte, aunque
viajes. Y, como no, de las habitaciones sin ventana exterior, que ya
llevamos unas cuantas
También nos horroriza y dejo el post
abierto, por si se nos ocurren más casos, que durante los últimos
nueve días, solo haya llovido uno y poco. No se, si el cambio
climático, Trump, o el padre de Neymar, han conseguido convertir al
terrible monzón del verano en un salpicacalcetines chirimiri de
fiesta estival de chistularis.
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