Esta y las cuatro de abajo son, de Miri (Borneo, Malasia)
Dejamos con mucha pena y con una
inolvidable tormenta, nuestra querida Terengganu. Hasta nos dio rabia
comprobar, al ir a recoger el equipaje, que nuestra antigua
habitación ya estaba ocupada: ¡Nada de guardar el luto!
El viaje a Kuala Lumpur fue relajado,
debido sobre todo, a que ya nos habíamos informado de que los buses
ya no llegan a la estación de Puduraya -en Chinatown-, como antes,
sino a una que está en el culo del mundo -la TBS-, pero muy bien
comunicada por transporte público.
Tras disfrutar de nuestro particular
Little India, mucho más animado y genuino, que el original y cercano
a la estación central de ferrocarril, partimos en bus para KLIA 2,
una terminal, que no nos gusta nada. No obstante, dormimos
apaciblemente, tumbados en el suelo
Muchas veces hemos volado con Air
Asia, pero nunca desde esta terminal, que es más grande y moderna,
que la principal. Se trata de un concepto distinto a lo que estamos
acostumbrados en Europa. No es otra cosa, que un gigantesco centro
comercial de cuatro plantas, donde encuentras de todo lo imaginable
-predominando la comida, la bebida y las tiendas de 24 horas- y
después de hacer el cheking y entrar a las puertas de embarque, ya
no hay nada que te distraiga de coger tu vuelo. Se sube por incómodas
pasarelas ascendentes y se baja por otras descendentes, donde siempre
hay un empleado o segurata, que te echa una mano con el carrito del
equipaje.
Casi sin enterarnos, llegamos a Miri.
Ciudad sosa y tranquila, que alberga la casi inaccesible torre de
petroleo, Grand Old Lady; un templo chino interesante -aunque en
obras-; un mercado central agradable y otro de fresquísimo pescado,
con peces parecidos a pequeños tiburones asesinos. Un apacible y
pequeño parque, bien cuidado en el medio del caos urbano y varios
muy animados y bien decorados garitos de cerveza, le dan alicientes a
esta ciudad, que es la puerta de Brunei, adonde pretendemos llegar
mañana, de forma cara, al no haber competencia alguna en el
transporte.
Esta es de KLIA 2 y la de abajo, de Kuala Lumpur (Malasia)
En Miri, casi todo cierra a las cinco
de la tarde. Para que luego digan, que los chinos -mayoría aquí-
son tan abnegados y sufridos trabajadores. Aunque ya hace algún
tiempo, que nos estamos cansando de Malasia, ha habido dos factores,
que han dulcificado nuestro periplo por estas tierras, de Borneo: el
ambiente religioso es mucho más relajado -ni siquiera se nota, que
hoy es viernes y el muecin no te despierta de madrugada- y el alcohol
corre a raudales (también la cerveza, a precios astronómicos, que
los guiris pagan sin importarles si hay un mañana).
Eso sí y para no desencantar a nadie,
especialmente a los jóvenes soñadores: no niego que Borneo sea el
paraíso, no, pero hay que currárselo para encontrarlo. ¡Avisados
estáis!.Nosotros, seguimos en ello. Empieza la aventura, de Brunei.
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