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sábado, 7 de octubre de 2017

Andar por la zona de Main Bazar y coger el metro, actividades más deprimentes, de Delhi

                                                             Todas las fotos de este post son, de Delhi 
         Cuando en un atardecer tranquilo, ves como varios polis, a oscuras, cargan una moto escacharrada en un tuck tuck, sin atestado -aunque con curiosos ociosos mirando, como no podría ser de otra manera- y, no te asombras y te da igual, ha llegado la señal, de que en India, estás sobrando. El primer viaje al país resultó alucinante. El segundo, muy estresante, aunque lleno de emociones. Y este tercero, como, que ni fu ni fa, como si estuviéramos en casa y todo lo que ocurre a nuestro alrededor nos parece tan normal

          Y la verdad es, que al aeropuerto me iría de mil amores, sino fuera porque aún me pueden las ilusiones de volver y profundizar la zona del Himalaya.

          Que sepamos -por fuentes ajenas y propias-, en 2007 sacaron a las vacas de la calle de Main Bazar, de Delhi y la asfaltaron. En 2011 y en nuestra primera visita, la zona era semi-peatonal. En 2014, oh sorpresa y entre los negocios -fundamentalmente-, de ropa, que han pagado su propia acera, ya vemos circulando rickshaws, tuck tuck y las molestas motos. Y, ahora han regresado los coches y las vacas, para convertir esta zona en ingobernable y muy peligrosa para los peatones..

          Y, nosotros, calle arriba y calle abajo, jugándonos la vida y despotricando contra tanta inconsciencia, hasta que caemos en la cuenta, de que la culpa de todo e nuestra. Se trata de su selva y la organizan a su manera, como les da la gana y parece, que les funciona. ¿Quienes somos nosotros para alterarlo o querer cambiar las cosas, aunque no nos gusten?. Evide3ntemente, los que sobramos en este escenario somos nosotros y tenemos que aceptarlo y mejor, antes de que nos lleve puestos un cacharro de por medio.

          Mientras tanto, te cruzas con guiris, que pisan las mismas plastas de bovino, que tú; que deben esquivar a la maligna rueda del alocado y estúpido motorista o hacer un eslalon entre el tráfico y que a veces van, con gesto sonriente y acompañados de un guía turístico -mayoritariamente, ellas y rubias- y piensas: aquí alguien se entera de las cosas aún menos. que yo.

          Creo y es de justicia, que a esta gente, que tiene esta forma de viajar y se gasta tanto dinero, deberían ponerles unas pasarelas por encima de las calles para su exclusivo disfrute, para que no sufran lo que padecemos el resto de los mortales por esta deteriorada zona de la capital. Pero en India, poder mejorar tu calidad de vida,, reesulta tan imposible, como encontrar aire acondicionado, salvo que te metas en el metro y aguantes las interminables colas -chicos y chicas van separados- y soportes los humillantes cacheos o tratar de ingresar al vagón sin ser etrujado.

        Los hay -me sigo refiriendo a los guiris, claro-, incluso y tenemos pruebas, que pagan 30 euros por un hotel y encima, no les gusta, cuando nosotros estamos encantados con el nuestro, de cuatro. Existen los que se atreven, a pagar el boleto de ingreso con tarjeta, en la tumba Humayun, que por cierto, ha duplicado su precio este año y que en un 70%, se ve desde fuera.

          Eso es la India y bien está -o mal, yo que sé- y sino te vienes abajo, puedes tener experiencias increíbles e inolvidables. Pero, en mi caso y después de tres viajes largos, ya las tuve todas. Una vez nos vayamos, adiós a India para siempre.

          No obstante, en Delhi, si eres capaz de usar el metro y te vas a las afueras, puedes experimentar una descongestión mental y hasta disfrutar de enclaves inolvidables e inigualables, casi en soledad.

        Y otra cosa a tener en cuenta es -sea como sea, Nueva Delhi-, que los alojamientos sí han bajado sus precios y son más baratos, que hace seis años y los restaurantes siguen costando, casi lo mismo. En este tiempo, la cerveza ha subido un 25% y el alcohol, casi ha duplicado su precio.

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