El llamado problema de las tarjetas,
que tanto nos preocupó, desde el día 18º de este viaje largo, no
fue tal, como yo ya venía barruntando desde primeros de agosto.
Parecía un imposible, que dos SIM se estropearan -llevó 23 años
con teléfonos móviles y nunca me ocurrió nada igual- el mismo día
y en un plazo de doce horas, sin haber sufrido ningún accidente.
Tampoco resultaba fácil creer, desde
luego, que en ese mismo periodo, se estropearan los dos teléfonos
móviles, pero así ocurrió, como finalmente, hemos comprobado. El
pasado día 6 de octubre y al adquirir un nuevo terminal, las dos
tarjetas SIM, funcionaban, perfectamente.
La fatalidad provocó, que aquel
pasado 6 de julio, mi teléfono apareciera carbonizado por la mañana,
probablemente, por una sobrecarga de la red eléctrica. Y esa misma
tarde, el lector de tarjetas SIM del de mi pareja, dejó de estar
operativo, por razones desconocidas y siguiendo totalmente en sevicio
el resto de funciones del aparato.
Todo un contratiempo y un cúmulo de
mala suerte muy desagradable, pero hubiera sido peor, caer enfermos,
sufrir un atropello o haber tenido, que renunciar al viaje, por
cualquier otro motivo.
Con esta entrada, se pone punto y
final a este problema, que tantos quebraderos de cabeza nos trajo y
también, a la serie de 61 posts, que han tratado de resumir -con más
o menos acierto-, los 94 días de nuestro séptimo viaje largo.
¿Habrá un octavo?. Aunque, en un
principio era, que no, cada día que pasa, estoy más convencido, de
que sí, porque seguimos en plena forma y las ventajas, actualmente,
siguen superando con creces, a los inconvenientes. Pero, habrá que
hilar fino para llevar a cabo un recorrido competitivo y ya sin
contar, con India, que tantas satisfacciones nos ha dado en nuestros
dos últimos periplos de larga duración.
1 comentario:
Para los más enganchados al móvil, deciros, que tres meses sin whatsapp, se superan divinamente (no así, sin SMS, a través de los que confirmar tu compras con tarjeta de crédito).
Al margen de nuestras penurias e inseguridades, tras el suceso, lo que más pena me ha dado es, ver que al recuperar whatsapp, después de tanto tiempo, casi todos mis contactos siguen teniendo la misma foto de entonces, idéntico mensaje de estado y, muy probablemente, la misma mierda de vida,que llevaban, cuando pusimos rumbo, a Tokyo.
Eso sí: las tiendas de móviles siguen llenas de colas de gente de todas las edades, no sabemos muy bien, buscando el que.
Saludos
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