Pero, ahí no terminó la cosa,
porque los extorsionadores no se rinden, nunca.
Buraini
Como ayer nos
dejaron retornar a Buraimi sin problemas, supusimos , que no tendríamos
inconveniencia en retornar a Emiratos, sin mayores dificultades, como otras
veces -Zambia y Mozambique, así lo testifican -, cuando no nos ha gustado el
precio de un visado o hemos tenido otro tipo de dificultades. Nos equivocamos.
La inflexible
y cuadriculada funcionaria de inmigración, de EAU, nos indica que ella no puede
ponernos un sello de entrada, sin el de salida de Omán y, ¡no valen dos barras
paralelas sobre el sello de salida de Emiratos - se hace frecuentemente - y,
que nos deje entrar, como si no hubieramos salido. ¿Y a ella, qué más le da?.
Pues, no. La única y
cara solución, consiste en tener que tomar un taxi, al punto fronterizo de ayer
y volver aquí, con los malditos sellos de entrada y salida. ¡Un desastre
económico, del que más de uno y de dos, sacanr tajada!.
Con muy mala
leche y sintiendo, que nos están tomando el pelo y la cartera, salimos a la
calle, a negociar con el gremio de ttaxistas, que no se muestra agresivo. Nos
piden 40€ por la ida y la vuelta, que conseguimos rebajar a 20, como "last
and special price".
Buraini
Sin embargo -
y todos coinciden -, lo que más nos choca, es que a medida que ofrecen su
tarifa, nos ponen sobre aviso, del escarnio económico del que vamos a ser
víctimas. No pondrán un sello de salida sin más, sino que deberemos pagar la
visa -40€, aproximadamente- y nos penalizarán con otros 20 –a cada uno-, por
sellar un día tarde. Por eso al poli de ayer, no le
importó demasiado, que nos fuéramos, ni tampoco nos informó de que quedabamos
en situación de ilegalidad en el país. Cuantos más días pasaran, más dinero al
morral. ¿A cuántos incautos, que hemos caído en esta sucísima trampa,
trasladaron y trasladarán los taxistas, a ser degollados en este matadero de
extranjeros ?. A muchos, según se sinceran los propios taxistas.
Las
predicciones de nuestro agradable conductor, son ciertas y nos solicitan lo
previsto, Asumimos – aunque, intentamos evitarlo-, que tendremos que pagar los
visados, pero trataremos de evitar, la injusta y elevada sanción, contra la que
no hay recurso alguno.
Buraini
Argumentamos,
que sólo hemos estado unas horas en Buraimi y que no queremos visitar el país.
Que, con un simple sello de salida, nos vamos y ya está. Negativo. El
inflexible funcionario, se interesa por saber cuántas horas llevamos aquí. En
realidad, son 36, pero mentimos y las dejamos en 20, para indicar que no
llegamos a un día natural, completo. Lo que antes le parecía bien, ahora no,
porque hoy es una fecha diferente.
Insistimos: ¿y
si uno llega a Buraimi a las 11 de la noche, nuca estará aquí antes de las 12
–por tanto, llevará un día- y mucho menos, si tiene que esperar a las 14 horas
del día siguiente para coger el autobús?. Le da igual.
Con el ánimo
contenido a duras penas, volvemos a la carga. No es normal , que una frontera,
esté a 60 km de la de su vecino y no se informe de ello en alguna parte, a la
supuesta entrada al país. Y menos, habiendo un pueblo importante, como Buraimi,
al lado del puesto de Emiratos. Visitados 104 países, sólo conocemos una
frontera en Argentina, donde se hace una hora en autobús hasta Chile, pero
están los Andes de por medio, sin haber pueblo alguno. Por tanto, este no es el
caso
Sorprendentemente,
ante lo único que reacciona, finalmente, es al escuchar un simple "Omán,
no good". "Why", indaga el impsaible hombre, con gesto
interesado. "Porque el gobierno se preocupa más del dinero de los
extranjeros, que de darles hospitalidad”. Hace una llamada, tras insistirle,
que en ninguna otra nación, a lo largo del planeta, hemos visto nada igual.
Nos perdonaron
la sanción, aunque lo de la visa es innegociable. Hasta el propio taxista, que
entra a la oficina a
buscarnos -saludando efusivamente al funcionario-, se asombra de que lo hagamos
conseguido. Huímos del país para nunca volver. ¡O tal vez, sí!
Buraini
Horas después,
al llegar al hotel de Dubai, en el ascensor, el empleado que nos sube a enseñar
la habitación, nos pregunta "Where are you coming from, now'"
"Omán", contestamos. Le entra un sonoro ataque de risa, mientras nos
mira con cara de circunstancias. No entendimos el significado, pero tampoco
quisimos preguntar. Por si acaso.