Esta y las cuatro siguientes son, de Akhaltsikhe (Georgia)
Como ya barruntábamos, al final, nos hemos quedado con las
ganas de ir a Vardzia. Los taxistas carroñeros de Akhalkalaki, hambrientos de
presas fáciles, nos han cerrado la puerta. Y ha sido una pena, porque después
de cinco días de lluvias, la jornada, con el sol radiante en lo alto, resultaba
ideal.
Abandonamos esta localidad,
gracias a unas elevadas dosis de paciencia. Dos horas, hasta que se llena la
marshrutka, de nuestro alocado conductor –que luce dientes de oro, al igual que
su mujer, a la que vamos a ver, antes de partir-. Durante el viaje, el paisaje
es muy entretenido, siempre, siguiendo el cauce de un río, a la izquierda de la
carretera.
Akhaltsikhe,
resulta una agradable sorpresa. Un bonito barrio, tipo colonial y una cuidada y
espectacular fortaleza, visitada por georgianos de todas las edades, son el
plato fuerte de la visita.
Habíamos leído, que de Vale, a
Posof, hay transporte público pero de eso nada de nada. Al menos, los sábados.
Y, me temo que ningún otro día, dado que por la carretera en cuestión, en una
hora, sólo nos cruzamos con catorce coches, en ambas direcciones. ¡No he visto
frontera más poco frecuentada!
El resultado final es, que nos
toca caminar con los bultos, durante 9 kms, hasta la línea divisoria entre Georgia
y Turquía, subiendo y bajando rotundas cuestas. En idénticas condiciones,
avanzamos otros 5, hasta que unos chicos se apiadan de nosotros y nos auxilian
en los últimos 9000 metros, hasta Posof, evitando, así, que lleguemos de noche
y exhaustos.
Montañas entre Posof y Kars (Turquía)
Hemos retornado a Turquía, con
sus cosas positivas y negativas: facilidad para encontrar hoteles y a mejor
precio –aunque, son malos-, gentes más simpáticas y nada cuadriculadas y
precios de transporte desmesurados. En la pequeña Posof, hay más
establecimientos de comida, que en toda Armenia entero. Esta y las cuatro siguientes son de Kars (Turquía)
Llegar a Kars parece caro. ¡Casi
11€, por 136 kms!. Pero, en realidad sale barato, dado que la furgoneta, para
trece pasajeros, hace casi de servicio de taxi, llevándonos sólo a tres
personas. Es octubre y la nieve se ve en los picos de algunas montañas.
Kars es una ciudad tan fácil, en
cuanto a la orientación, como ordenada, cuadriculada y limpia. De anchas aceras
y edificaciones bajas y extendidas. Es domingo y la oficina de turismo está
cerrada.
Con muchas más facilidades, que
en Georgia, conseguimos resolver nuestros problemillas del día a día. Encontrar
hotel es fácil y se ajusta a nuestro presupuesto. Localizar los atractivos de
la ciudad, sin plano, no comporta mayor esfuerzo, que preguntar, a una gente
más intuitiva, que los georgianos. Comemos de cine, a base de ensaladilla,
durum zig kofte –carne rabiosamente picante, con pepinillos, tomates y
pimiento, envueltos en pan de pita-, ayran –yogur suave y líquido- y dulces.
Los de aquí tienen mucha miel. Es uno de los productos locales, expuesto en
panales, en las tiendas, junto con los enormes quesos de rico y fuerte olor, de
fabricación local (Kasar –amarillo y fuerte-, gruyere y Cecil –en tiras-)..
La frustración nos invade. Ani no
será posible. No hay transporte público y los taxistas –casi inflexibles-, nos
piden 90 liras por 84 kms de recorrido –ida y vuelta- y dos horas de espera,
para iglesia y media y unas cuantas ruinas, según exponen las propias agencias
de aquí. No hay ni siquiera demanda, para que una agencia local, pueda hacer
tours, como a Sumela, en Trabzon, por unos pocos euros.
Mañana nos marcharemos en el tren
a Sivas, que cuesta la mitad que el autobús. En nuestra anterior pasada rápida
por Turquía, encontramos las contrariedades referidas en un post anterior. Hoy,
hallamos otras y que permanecen inmutables, como es el emperramiento por
mantener sus baños a la turca o las duchas inexistentes o bajo llave, en los
hoteles económicos.
Algunas cosas han mejorado y más,
que descubriremos en los próximos días. De momento, os hablo del aumento de los
supermercados, de la variedad de productos, de los precios, de los horarios y
sobre todo de que en no todos los hoteles, han sido tan sinvergüenzas, como el
que os referimos hace unas cuantas entradas, en Trabzon.
Ani (Turquía)