Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.
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jueves, 21 de diciembre de 2017

Momentos impactantes de nuestros viajes de la era moderna

                                             Esta es de Egipto, en 2.006 y la de abajo, de Turquía, en 2.008
          Si, los momentos impactantes de nuestros viajes de la prehistoria fueron trascendentales, nada más determinante, que lo ocurrido al poco de arrancar el siglo XXI., que nos llevó a estar seis años sin arrimarnos a un sólo aeropuerto y limitando, sobremanera, nuestras posibilidades viajeras futuras.
Siria, 2.007
          -No ocurrió, de repente, por supuesto. Durante los últimos años del siglo pasado, había ido desarrollando cierto pánico irracional a los aviones. Y todo, acabó estallando en un vuelo de vuelta, desde Lanzarote y con Air Europa. Las turbulencias fueron tales, que casi desparramo la comida y la bebida por el asiento y sus inmediaciones. ¡Todavía se podía fumar en los aviones!, aunque alguien, no lo crea.

          -Un año después, tocábamos fondo. Después de haber recorrido decenas de países y de tener una situación laboral y económica envidiables, nuestras vacaciones consistieron en ir, a Cádiz y Málaga occidental, en mayo y a las procincias de Barcelona y Gerona -visitadas anteriormente-, en septiembre.
                                                                                                       Lesotho, 2.010
          -Una tarde de domingo de primavera, del ya lejano 2.005 y después de haber estado toda la jornada de cañas, caigo en un ahora decadente foro de viajes y leo las experiencias de una chica, en su periplo por Siria. Empiezo a pensar, que no no podemos perder sitios, como este y pongo todos los esfuerzos en superar la maldita aerofobia.
Egipto, 2.006
          Tras leer decenas de documentos sobre el tema, acabo decidiendo, que lo mejor es empezar por un vuelo corto. Las primeras vacaciones, de 2.006, fueron a Reino Unido e Irlanda y las segundas, a Egipto (cancelamos la idea de ir a Siria y Líbano, por el deterioro de la situación de este último país). Como curiosidad, mi pareja, que nunca había temido a los aviones, lo pasó peor, que yo, en este reencuentro con las aeronaves.

          -2.007, resultó el año más determinante y con más sabor agridulce, hasta el momento. Después de un revés laboral terrible y tras muchas dudas y deliberaciones, el 1 de noviembre, ponemos las bases para lo que iba a ser nuestro primer viaje largo, durante cinco meses, que llevaríamos a cabo desde febrero del siguiente ejercicio, hacia Sudamérica, Centroamérica y México.
                                                                                Jordania, 2.007
          -Tres años después y animado por un antiguo amigo argentino, nos embarcamos en nuestro tercer periplo largo, a través de África meridional y del este. No es, ni de largo, el itinerario en el que hayamos visto más cosas, pero sí, el que vivimos más emociones vibrantes y más situaciones difíciles (afortunadamente, todas bien resueltas, gracias a un posible intangible ángel de la guarda -supuestamente- negro).
Zimbabwe, 2.011
          -Al fin y en septiembre, de 2.011, después de haber visitado 106 países, arribamos, a India, después de un penoso, duro y largo proceso de gestión de visados, en Colombo. Desde entonces, hemos pasado casi siete meses en el país, en tres periodos distintos.

          -Al inicio de la Euro, de 2.012, celebrada en Polonia y Ucrania, se me enciende una luz y decidimos compaginar turismo y fútbol. Sacamos billetes de avión, con Ryanair, a Varsovia y además de conocer diversos países -como Moldavia y Transnistria-, asistimos a la final, en la agradable Kiev, en la que España goleó, a Italia.
                                                                                                        Ucrania, Euro, 2.012 y debajo, India, 2.011 
        -En junio, de 2.017, aterrizamos en Japón, después de tres intentos fallidos anteriores, que habían comenzado seis años antes, cuando incluso, habíamos tenido ya boletes aéreos comprados. La larga espera mereció la pena.

          Y para terminar, reseñar tres veces en esta historia moderna de viajes, en las que nos trataron de robar en nuestra habitación de hotel, siempre con la misma mecánica, en Malawi, Turquía del este y Bangladesh. Seguirnos y espiarnos, durante el día y aporrear la puerta de nuestra alcoba por la noche, para pillarnos, dormidos, desconcertados y así, abriéramos la puerta, dejando nuestras pertenencias y dinero en bandeja de los desalmados delincuentes. En ningún caso, lo consiguieron.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Cosas que nos sorprenden de Sudafrica

   Durban     Después de unos cuantos días en Sudáfrica, aun no sabemos, por qué no hay ni motos, ni perros en este país. Lo que si empezamos a tener claro es, que el organismo de un negro subsahariano, se regula de forma distinta al de un blanco. En el interior de algunos autobuses interurbanos y edificios, con mas de 30 grados y bochorno, nosotros sudando y ellos, tan panchos. Algunos, hasta con manga larga y polar. Lo que para nosotros es un horno, para ellos resulta un frigorífico.

       Pero, blancos y negros, si tenemos como punto de confluencia, el fútbol y la cerveza. Disponen de marcas excelentes -se beben en botellas de 75 cl.-, al igual que de vinos.

       Este es el país con más centros comerciales, supermercados, neveras de refrescos, billares y peluquerías, del mundo. ¡¡Lo juro!!. Respecto a estas ultimas, las hay desde las mas elegantes, hasta portátiles, bajo unas lonas en plena  calle. No solo te hacen las típicas trencitas, sino que ofertan hasta 48 cortes distintos para chico, expuestos en un cartel, tan alegremente. Sudáfrica es una nación tan colorida, gracias a su buen gusto: Nunca se ve a una sola mujer mal conjuntada, a pesar de la variedad cromática de sus ropas o con el turbante -o como se llame el gorro/pañuelo- desaliñado.
                                                                                                               Ciudad del Cabo
Hace un par de días, vimos la primera vuvucela. Más bien, nos la trataron de vender a cinco rands (50 céntimos). Era, promocional de Coca Cola y ni sonaba (o nos faltaron pulmones).

Aún, infinidad de gente trata de sacar partido en sus quehaceres diarios, a camisetas amarillas -de baja calidad-, que debieron regalar masivamente, durante el mundial (aunque hoy en los puestos callejeros, te las venden por cuatro euros).

          Nos llevamos grandes recuerdos de Durban, en forma de playas y crisol cultural afroasiático. Pero también, decenas de picaduras de mosquitos. La guerra la perdimos, claramente. Pues, en dos noches, solo seis o siete de ellos causaron baja (menos mal, que esta vez tomamos Lariam, profilaxis contra la malaria.

          Escribo desde Pietersmarizburg, en un decadente bar de las afueras, en un township, al lado de nuestro aún mas decrépito hotel. Las camareras -como si se tratara de la prisión de Alcatraz-, sirven detrás de rejas, por lo que resulta difícil, agarrar tu cerveza (por supuesto, después de soltar el dinero). La televisión y el espacio de maquinas tragaperras, también se hallan enjaulados. Aun así, la vida sigue como si tal cosa.
                                                                                                Pretoria  

jueves, 9 de diciembre de 2010

Primeros dias en Sudafrica

    El unico vestigio del caos aereo, provocado por los controladores hace dos dias es una pintada, en uno de los banos de chicas: “Hace dos anos, que no pintaba en un bano. Controladores, hijos de puta. Me habeis jodido las vacaciones”.
                                           Johannesburgo
                El pequeno avion, rumbo a Tripoli, sale con una hora de retraso. El aeropuerto de esta ciudad es, de los mas arcaicos que hemos visto en el mundo. En una infecta, humeda y calurosa caja de cerillas, nos amontonamos los pasajeros, mirando una pantalla, anterior al nacimiento de Bill Gates; un bar primitivo, con precios del futuro, un estanco gigante –mas que un dutty free, porque solo venden tabaco- y una tienda de recuerdos horteras, completan el triste panorama. Ademas, de las omnipresentes fotos de Gadafi, que asegura haber combinado el socialismo y el Islam, como si fuera tan facil de mezclar, como un ron Pampero, con coca cola.

                Para hacer el transito de un vuelo a otro, en apenas 200 metros, nos piden un par de veces el pasaporte y hasta seis, la tarjeta de embarque. Nos han dado plazas separadas en el avion, a pesar, de que va medio vacio.
                                                                Johannesburgo
                Sin embargo, Afriqiyah Airways es una muy buena linea aerea. Avion Nuevo –casi recien salido del horno- y tres comidas copiosas, en las ocho horas, que dura el vuelo a Johanesburgo. Ni en la guia, ni en intenet, hay informacion fiable sobre como llegar, desde el aeropuerto a la ciudad. Educadamente, todo el mundo nos trata de enganar, para arrimar el ascua a su sardina y sacarnos el dinero. Al final, el que mas honrado y barato nos parece, es un taxista ilegal. Dios mio, estamos yendo con un fuera de la ley, en la que dicen, ciudad mas insegura del mundo!!. Pero, afortunadamente, nuestro instinto no falla.

                Mala fama, no le falta a esta ciudad, pero, no es para tanto. El centro es, absolutamente seguro de dia y por la noche, basta con tomar taxis. Conviene evitar el metro y el tren, que comunica con Pretoria. Johanesburgo, merece mucho mas la pena, de lo que pone en las guias. Muy colorida. Y para comer, te compras tu propia carne en una carniceria y te la haces tu mismo, en las planchas de la calle. Aqui son carnivoros de todo.  Se adquiere la mercancia, se guisa y no preguntes, de que animal se trata.
                                           Durban
                Ayer llegamos a Durban, tras ocho horas de autobus. A las seis de la tarde, la ciudad queda vacia y se torna peligrosa. Nos han tratado de abrir la mochila tres veces, mediante maniobras de despiste. Despues y para relajarnos, hemos matado la tarde en el bar del folkclorico hotel, cerveza tras cerveza. En la Mesilla de la habitacion hay siete condones. Como nos lo vamos a pasar!!.  Fuera de risas, aqui el SIDA es un problema gordo.

                Estamos en la ciudad, donde nos gano Suiza, pero donde en las semis vencimos, a una caballerosa Alemania.