Belgrado (Serbia)
Han pasado casi diez años de este
emocionante y agradable encuentro. Dado, que estamos en puertas de
volver a los Balcanes, rescato de nuestro archivo este documento para
el blog.
Esta y la de abajo son, de Mostar (Bosnia yHerzegovina)
“Me ha hecho mucha ilusión subirme
al autobús y escucharos hablar en castellano. Casi ningún español
viene por aquí y tampoco es muy frecuente ver a turistas de otros
países. La gente escucha hablar de Serbia y de Montenegro -se lo he
oído a bastantes españoles- y piensa: ¡¡Ah!!, si estos son los de
los Balcanes, allí donde todas esas guerras. ¡Qué mal tienen que
estar las cosas para esta pobre gente!. Desde luego, que yo por allí
no iría ni loco.
Las tres de abajo son, de Sarajevo (Bosnia y Herzegovina)
Pero en Serbia se vive con mucha
tranquilidad y existen bastantes atractivos turísticos, además de
su gente, que es muy agradable con los forasteros y muy hospitalaria.
Mi país ofrece enormes posibilidades para el turismo rural y sobre
todo, mucha animación y grandes fiestas tradicionales en verano,
donde se disfruta a lo grande: la del beicon, la de los hombres que
tocan grandes trompetas (ahora mismo, no me acuerdo como se llama)...
A Serbia, no se le ha tratado muy bien
en la mayoría de los medios de comunicación occidentales. No han
sido justos. Nuestro país -de siete millones de habitantes- ha
aparecido, como el malo de muchas películas.
¿Sabéis?. Ahora estoy aquí, en
Montenegro. Ellos se separaron de nosotros de forma pacífica, es
verdad, pero nosotros dijimos:
Esta y las dos siguientes son, de Dubrovnik (Croacia)
Ellos nunca quisieron el dinar -moneda
de Serbia- e incluso, cuando estábamos unidos, optaron por el marco
alemán y después, por el euro. ¡¡Qué pintarán los de Montenegro
con el marco o con el euro!!.
Mi madre me llevaba de muy pequeña, a
Dubrovnik, antes de la guerra. Después, no he vuelto a estar, pero
sé, que sus playas disponen de las aguas más cristalinas del mundo.
Sin embargo, los croatas son muy suyos, muy huraños, poco sociables
y demasiado serios.
De los eslovenos, ¡qué os puedo
decir!. Son como los alemanes. Tienen poco que ver con los pueblos,
que conformaron Yugoslavia.
Bosnia me da mucha pena. Hay pueblos y
pequeñas ciudades en el interior, que todavía están destruidas,
casi completamente por la guerra. Nosotros a los bosnios siempre los
hemos considerado, como un pueblo con pocas luces. En Serbia, siempre
que se hacen chistes de tontos, los protagonistas son ellos.
Esta y la siguiente son, de Kotor (Montenegro)
¿Qué pienso de Macedonia -replica,
mientras frunce el ceño-?. Bueno, esos son para dejarlos aparte:
gitanos, vagos, maleantes... En Serbia se piensa, que los andaluces
de España, también son así”.
Quien de esta forma habla es
Alexandra, una serbia de unos veinte años, que conocimos en un
autobús, que transitaba de Dubrovnik, a Kotor, allá por el verano
de 2.007 y con la que charlamos de forma muy animada sobre nuestras
inquietudes mutuas.
Alexandra es una chica morena de
impresionante belleza, de esas que llaman la atención por la calle y
de una simpatía y sociabilidad extraordinarias. Aunque, no se muerde
la lengua a la hora de decir lo que piensa. No habla abiertamente de
política, aunque entre bastidores, si que manifiesta algunas de sus
ideas. Si bien, para interpretarlas en su justa medida, tendríamos
que conocer mucho más a fondo la historia pasada y presente de los
Balcanes. Por eso, me limito a trasladar aquí lo que ella nos dijo,
sin dar opinión propia sobre ello.
La chica, por aquel entonces, había
vivido un año en Zaragoza y pretendía estudiar decoración de
interiores, en Barcelona. Hablaba un castellano perfecto -sin
artículos, eso sí, como es costumbre en la zona-, con una riqueza
lingüística admirable y con un increíble dominio del argot del
momento de nuestro país, a lo que no le dio ni la más mínima
importancia, cuando se lo hacemos saber.
Ulcing (Montenegro)
Ulcing (Montenegro)