martes, 16 de marzo de 2021
domingo, 14 de marzo de 2021
sábado, 13 de marzo de 2021
lunes, 11 de enero de 2021
Semana de Reyes, en Soria y Almazán (parte II)
Para empezar decir, que no llevéis en la cabeza la idea, de que os enfrentais a una ciudad pequeña, porque os vais a rayar, cuando veáis las distancias entre sus diferentes atractivos. Es verdad, que la urbe no cuenta con demasiada población, pero está muy extendida. Ya la ciudad en si, merece bastante la pena y más en nuestro caso, con la cuidada y bien escogida iluminación navideña. En su bonito casco histórico, abundan las bellas iglesias -la mayoría románicas-, palacios y casas señoriales algunos en ruinas. Destacan el instituto donde dio clase Machado, la aduana vieja, la plaza Mayor y su amplia Alameda. Pero, sin lugar a dudas, lo realmente espectacular, se encuentra en las afueras,ven el entorno del río Duero. Desde el mirador del Mirón y desde el cercano de los Cuatro Vientos, se disfruta de espectaculares vistas de las montañas cercanas -incluido el Monte de las Ánimas, el de la leyenda de Bécquer- y del río. Durante nuestra visita todo estaba nevado, lo que hacía todo más impresionante. Otros dos son el del Castillo y la sierra de Santa Ana. Al primero no accedimos, debido a sus malas condiciones por el temporal y el segundo sendero solo lo recorrimos a medias, por la misma circunstancia.
El Duero da aquí mucho juego. A pesar de la cautela, motivada por el hielo y la nieve, pudimos hacer los cuatro recorridos, a saber, partiendo desde el puente cercano al monasterio de San Juan de Duero -cerrado, durante nuestra visita- y teniendo en cuenta la dirección de la corriente.
-Margen derecha, hacia la izquierda: siete kilómetros y medio de sendero y pasarelas artificiales, que llevan hasta Garray y las cercanas ruinas de Numancia (los martes son gratuitas, pero durante toda nuestra instancia permanecieron cerradas). Las vistas sobre el río y sus meandros sin espectaculares. Los dos últimos kilómetros discurren por la Senda Natural del Duero, más interior y con menos interés. -Margen derecha, hacia la derecha, otra senda peatonal, la de Valhondo y Valdebecerro, que bordea el río, durante varios kilómetros, pasando por el museo del agua y el antiguo lavadero de lanas. También con bonitas vistas, aunque más comoda de llevar de llevar a cabo, porque es mucho más ancha, de mejor firme y no cuenta con pasarelas. -Margen izquierda, hacia la misma dirección: Monasterio de San Juan de Duero y senda de 1,5 kilómetros, bordeando el río, hasta el Pereginal. Si se quiere seguir, se debe cruzar el puente metálico a la otra orilla y continuar, hasta Garray.-Margen izquierda, hacia la derecha: sendero, que va bordeando el río, hasta la ermita de San Saturio, dejando atrás el monasterio, de San Polo.
Soria cuenta con extraordinarios bares para tapear, especialmente concentrados en la plaza Ramón Benito Aceña. Es famosa por sus torreznos y por la mantequilla (en sus versiones salada, dulce y natural). El Hostal Centro, donde nos alojamos, muy recomendable (22 euros/noche ) Una jornada la pasamos en la amurallada Almazán, en la que destacan su plaza principal, bonitas iglesias, las impresionantes puertas de acceso a la ciudad y el paseo acondicionado junto al río. Nos faltó, Medinaceli, pero las malas comunicaciones no permiten visitar estos dos pueblos en un mismo día en transporte público. Ya conocíamos el Burgo de Osma y San Esteban de Gormaz.domingo, 10 de enero de 2021
jueves, 7 de enero de 2021
miércoles, 6 de enero de 2021
martes, 5 de enero de 2021
miércoles, 30 de diciembre de 2020
Navidades segovianas (parte II)
Todas son de Segovia
Ahora sí, vamos con el recorrido. La primera mañana, en Cuéllar, precioso pueblo de tinte mudéjar, que no conocíamos. Destacan el castillo, sus bellas iglesias, el barrio judío y algunas casas de postín. Por la tarde, al llegar a la capital, tomamos hotel, organizamos la logística de los días venideros y paseamos por el centro histórico. El Alcázar está en obras. En la mañana del día de Navidad, llevamos a cabo un largo circuito en forma de elipse, que nos llevó al monasterio de Santa Cruz la Real y su cueva penitencial de Santo Domingo de Guzmán. Después, a la puerta de San Cebrían y su iglesia. Por ese mismo lado de la carretera, la puerta de Santiago. Más adelante, la iglesia de San Marcos y llegamos, posteriormente, a la puerta de la Fuencisla, junto al río. Cruzamos el puente y subiendo unas esforzadas escaleras, llegamos al mirador del Alcázar y los altos de la Piedad. Volvimos sobre nuestra pasos hasta el puente y contemplamos el santuariode la Virgen de la Fuencisla, el convento de las Carmelitas Descalzas y por la carretera, que va a Zamarramala, la iglesia de la Veracruz. Tras ello, el romeral de San Marcos, la casa de la Moneda y el monasterio de Santa Maria del parral. Regresamos por la Alameda del Parral, con bonitas vistas del río, visitamos el monasterio de San Vicente el Real y finalizamos la ruta en la plaza extraordinaria de San Lorenzo. El tercer día hicimos la Senda de los Molinos, empezando en la vieja fábrica de loza. Es espectacular,tiene muchísimos rápidos -alimentados por las últimas y persistentes lluvias-, algunos restos de molinos y los azud, terminando en la antigua fábrica de borra. Después, realizamos la Senda de los Suspiros, que va bordeando parte de la muralla por fuera -algunos tramos son peligrosos- y que lleva hasta la puerta de San Andrés o por otros senderos, que se entrelazan. Entre ellos está el del cementerio judío, que llevamos a cabo por la tarde. La última mañana recorrimos la Senda del Asombro, desde donde se ve toda Segovia, en perspectiva. Y como nos sobraba tiempo, seguimos, durante largo rato el camino natural del Eresma, hasta la zona de descanso de la Pilarcita.Navidades segovianas (parte I)
Tres primeras, de Cuéllar y otras tres, de Segovia
Por supuesto, ya conocíamos Segovia, desde hace mucho tiempo. Pero los anteriores viajes, en épocas más jóvenes y gastadores, estaban basados en la visita del casco histórico más cercano, como complemento de una buena tarde-noche de bares y tapas, que en esta ciudad resultan generosas y excelentes.
Gracias a la pandemia y a la necesidad de prescindir de la maldita mascarilla, este año hemos centrado nuestros proyectos en rutas bordeando el mar o por las montañas, pero también, en los alrededores de las ciudades, descubriendo apasionantes experiencias. En el caso de Segovia, no solo está rodeada de senderos naturales, sino de un excelente patrimonio arquitectónico, extramuros.Antes de comenzar a comentaros el desarrollo de este periplo, hacer referencia a algunas de las cosas, que nos extrañaron:
-En Nochebuena, en nuestro buen hotel, había bastantes habitaciones ocupadas, por lo que no todo esa noche es familiar.-¡Hasta donde pueden llegar los animales de bar! Hace tan solo diez años -no hablo de mi juventud- era absolutamente impensable, que la gente, en pleno diciembre, estuviera consumiendo en las terrazas con abrigo en ristre y gorro en la cabeza. Nos sorprendió aún más, que no solo tomaran un rápido café o una cerveza, sino que muchos y con una sensación térmica de dos grados bajo cero al mediodía, se acoplan durante más de una hora para degustar sus dos platos y el postre. No me extraña, que en muchos países, se estén poniendo de moda los bares del hielo.
-Hace no demasiado tiempo, esos locales no habrían abierto la mañana del día de Navidad y esta vez, no había casi ninguno cerrado. Debieron tener bastante intuición, porque los senderos circundantes estaban abarrotados de gente, más que en ningún otro día del puente. ¿Navidades distintas? No lo sé, porque no tengo con que compararlas.sábado, 26 de diciembre de 2020
viernes, 25 de diciembre de 2020
jueves, 24 de diciembre de 2020
jueves, 10 de diciembre de 2020
Puente de diciembre en la comarca de Miranda de Ebro
Cada vez, nos lo van poniendo más difícil, pero seguimos intentándolo y de momento, consiguiéndolo. Se avecinaba un acueducto de diciembre complicado. A la perimetracion -horrible palabro, como otros tantos, desde que empezó la pandemia- de la comunidad autónoma, ya vigente en puentes anteriores, se unía la división en fases diferentes por parte de las provincias. Al residir en Valladolid, Salamanca, Ávila, Segovia y León, quedaban fuera de nuestro alcance. Había, que añadir además, encontrar un lugar, donde el alojamiento no se disparará de precio en estas fechas. Recordamos entonces, que en noviembre del año pasado, cuando degustabamos de gañote ricos pinchos de lechazo al horno de leña, en INTUR -feria del turismo interior de Castilla y León-, nos entregaron unos folletos muy atractivos en el stand, de Miranda de Ebro. Encontramos un hotel, a 27 euros y no lo pensamos más. Miranda de Ebro está más enraizada en el País Vasco, que en Castilla. No es de extrañar, el eterno conflicto del condado de Treviño. Es una tierra extraordinariamente verde y montañosa y sus habitantes lucen un indisimulable acento vasco, al hablar y no de la sobriedad castellana. Ellos llaman "ama", a los que el resto de mesetarios denominamos, como mamá o madre. Vive por aquí mucha gente de Álava, si miras las matrículas de los coches más viejos. La ciudad en si, no cuenta con demasiado encanto. Todo gira en torno a la enorme "M" con los colores del escudo, que aparece en su rotonda principal. Todo muestra aquí un aroma y sabor teñidos de ferroviario y de una época más próspera, cuando esto era un nudo de comunicaciones: la calle del Ferrocarril y la de la Estación conforman el eje central del núcleo urbano. El casco viejo no es muy grande y hace honor a su nombre, porque la mayoría de los edificios están, que se caen. Todo se vértebra en torno al río, que es bello y majestuoso, aunque también amenazante, cuando se desborda. Nos ha llovido -y nevado-, intensamente, durante tres de los cuatro días y el agua se ha salido de su cauce, inundando las zonas colindantes. El encanto real de la comarca de Miranda de Ebro, se encuentra en sus alrededores, pudiéndose llevar a cabo numerosas excursiones, que nos pueden entretener, durante más de una semana, si nos ponemos a fondo. Por cierto: un cero para la oficina de turismo, que aunque suministra buena información muy completa, permaneció cerrada a lo largo de los cuatro días del puente. Es como si tengo un restaurante, abro a las tres de la mañana y cierro a la hora de comer. Para empezar, caminar hacia ambos lados de las dos orillas del Ebro, ya tiene un encanto palpable, especialmente con los descarnados y limpios paisajes del invierno. Aquí expongo, las rutas, que hemos hecho nosotros y en otro post más breve, otras -algunas más lejanas o largas-, que se pueden llevar a cabo. 1°.- Ruta de los Pinos. Parte por una senda, cerca del hotel Tudanca y sigue la margen izquierda del Ebro -teniendo en cuenta la dirección de la corriente-, dejando enfrente una ermita y al lado, una central hidroeléctrica.
2°.- Ruta de Pozo Redondo. Sigue el curso del Ebro por la parte derecha y arriba en una ermita, cerca de la localidad, de Ircio.
3°.- Ruta de la Picota. También, parte desde el centro urbano a este interesante cerro de espléndidas vistas, donde se encuentra el Rollo. Se deja de lado el Castillo, que es ruinoso y gratis, aunque no lo vimos abierto ningún día.4°.- Ruta de la ermita de San Juan del Monte y de los miradores. Nosotros completamos andando los siete kilómetros hasta los merenderos, donde empieza la ascendente y exigente senda. La ermita está enclavada en una enorme roca.
5°.- Ruta GR 99 por la margen izquierda del río, desde el puente de Carlos III, que es una pequeña parte de la que abarca más de media España y que transcurre desde Reinosa hasta la desembocadura del río. Excelentes vistasmiércoles, 9 de diciembre de 2020
martes, 8 de diciembre de 2020
domingo, 18 de octubre de 2020
Autocheck-ins: moda entre los alojamientos vanguardistas
Fotos de Salamanca
La primera vez, que nos topamos con esta fórmula, fue en agosto, en Atenas, en el Urban Rooms. En el post anterior, ya he hecho referencia a sus ventajas e inconvenientes.
Pero es, que este puente del Pilar, en Salamanca, donde hemos estado practicando senderismo, hemos visto la técnica mucho más perfeccionada.En el hostal Plaza de España, al realizar la reserva con Booking, te mandan un formulario de autocheck-in, que debes cumplimentar con los datos, que allí se solicitan. Una vez enviado, te mandan los códigos de la puerta de la calle y el de acceso al establecimiento, además de otro, para que abras un cajetín, donde se encuentran las llaves físicas. Esto te garantiza -a diferencia del Urban Rooms-, que nadie más podrá acceder a tu habitación.
El hostal Albero, aún dispone de un sistema más avanzado y sofisticado: el autocheck-in in situ, a través de una tablet. Haces la reserva, igualmente, por Booking. Puedes optar por el check-in on line -a veces falla- o por hacerlo en el alojamiento de la siguiente forma: Marcas en el portero automático el timbre del hostal y la puerta de la calle se abre. Previamente, te han mandado el código de la entrada al establecimiento. Ahora, te plantas frente a la tablet e insertas el apellido del primer huésped y los cuatro últimos números de la reserva. A continuación, te sale una cámara, donde debes fotografiar tu DNI. Y así, con cada persona, que vaya a ocupar la habitación.Llega la hora de pagar con la tarjeta de crédito, confirmando con un código, que te mandan al teléfono móvil. Le das a aceptar y la puerta de tu habitación se abre, automáticamente, estando las llaves dentro.
Como veis, todo muy del siglo XXI.Os dejo aquí unas líneas de nuestros tres itinerarios por los alrededores de Salamanca, para evitar la maldita mascarilla:
-Aldeatejada, teso, camino de los peregrinos y la cruz
-Santa Marta de Tormes, isla del Soto, Aldehuela y Los Cabrerizos y vuelta por la otra orilla, bordeando el río Tormes.
-La ruta de la ermita del Viso.