Durban Después de unos cuantos días en Sudáfrica, aun no
sabemos, por qué no hay ni motos, ni perros en este país. Lo que si empezamos a
tener claro es, que el organismo de un negro subsahariano, se regula de forma
distinta al de un blanco. En el interior de algunos autobuses interurbanos y
edificios, con mas de 30 grados y bochorno, nosotros sudando y ellos, tan
panchos. Algunos, hasta con manga larga y polar. Lo que para nosotros es un
horno, para ellos resulta un frigorífico.
Ciudad del Cabo
Pero, blancos y negros, si tenemos como punto de
confluencia, el fútbol y la cerveza. Disponen de marcas excelentes -se beben en
botellas de 75 cl.-, al igual que de vinos.
Este es el país con más centros comerciales,
supermercados, neveras de refrescos, billares y peluquerías, del mundo. ¡¡Lo
juro!!. Respecto a estas ultimas, las hay desde las mas elegantes, hasta portátiles,
bajo unas lonas en plena calle. No solo
te hacen las típicas trencitas, sino que ofertan hasta 48 cortes distintos para
chico, expuestos en un cartel, tan alegremente. Sudáfrica es una nación tan
colorida, gracias a su buen gusto: Nunca se ve a una sola mujer mal conjuntada,
a pesar de la variedad cromática de sus ropas o con el turbante -o como
se llame el gorro/pañuelo- desaliñado.
Hace un par de días, vimos la primera vuvucela. Más
bien, nos la trataron de vender a cinco rands (50 céntimos). Era, promocional
de Coca Cola y ni sonaba (o nos faltaron pulmones).
Aún,
infinidad de gente trata de sacar partido en sus quehaceres diarios, a
camisetas amarillas -de baja calidad-, que debieron regalar masivamente,
durante el mundial (aunque hoy en los puestos callejeros, te las venden por
cuatro euros).
Nos llevamos
grandes recuerdos de Durban, en forma de playas y crisol cultural afroasiático.
Pero también, decenas de picaduras de mosquitos. La guerra la perdimos,
claramente. Pues, en dos noches, solo seis o siete de ellos causaron baja
(menos mal, que esta vez tomamos Lariam, profilaxis contra la malaria.
Escribo desde
Pietersmarizburg, en un decadente bar de las afueras, en un township, al lado
de nuestro aún mas decrépito hotel. Las camareras -como si se tratara de la
prisión de Alcatraz-, sirven detrás de rejas, por lo que resulta difícil,
agarrar tu cerveza (por supuesto, después de soltar el dinero). La televisión y
el espacio de maquinas tragaperras, también se hallan enjaulados. Aun así, la
vida sigue como si tal cosa.
Pretoria
1 comentario:
Vamos muy retrasados con la ;publicacion de posts, que si tenemos ya escrittos a mano. Manana parrtimos para Ciudad del Cabo, desde Blounfontein.
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