El aeropuerto de Stanted también tiene sus cosas neutras. Es decir: aquellas que funcionan más o menos, como en la mayoría de aeródromos europeos. Entre ellas podemos destacar, por ejemplo,los precios de la comida, que son incluso inferiores a las zonas de tránsito en Turquía; la vigilancia o la información adecuada y actualizada para ver el estado de los vuelos.
Y para nuestra suerte y la vuestra, está terminal londinense cuenta con algunos cuantos aspectos muy positivos:
-La mucha cantidad y variedad de comida y bebida intactas y en buen estado, que la gente va dejando por todas partes, especialmente, en el acceso a los controles de seguridad y zona de embarque.
- La libertad para tumbarte en el suelo o en las sillas a cualquier hora del dia o de la noche, sin ser molestado.
-Muy al estilo ingles, la extraordinaria educación del personal del aeropuerto y de la mayoría de los pasajeros, cuando no llevan prisa o no van estresados.
-La variedad de formulas de transporte para trasladarse a Londres, aunque todas sean caras.
-La alta velocidad en los trámites de equipaje de mano, objetos personales y pasaportes, durante los estrictos controles de seguridad, cuando accedes a tu vuelo.
-La facilidad de encontrar por todas partes bolsas gratuitas para separar los líquidos.
Y ahora, os hacemos un resumen detallado de nuestra estancia en Stanted:
Llegamos a las 7:15 de la mañana a la terminal. Tuvimos un pequeño problema para entender el funcionamiento de la máquina automática de lectura de pasaportes. Pero a diferencia de Barajas, aquí no te agobian, no te gritan y te dejan desenvolverte a tu ritmo. Sin problema alguno en la aduana.
En tan solo media hora de paseo por salidas y llegadas, ya habíamos recopilado lo siguiente: unos cascos inalámbricos y una batería externa en perfecto funcionamiento, tres muslos de pollo cocidos en una fiambrera, una caja de doce quesitos, seis quesos mini babybel, seis piezas de shushi en una bandeja, dos plátanos , un cuenco de sandía, galletas cookies,un kefir, un yogur de cereales, diez latas de Cocacola, dos combinados espumosos...
Tras el opíparo desayuno, nos fui mos a dormir a las butacas de listones rayados, haciendo una torre con las dos mochilas para apoyar las cabezas. Bastante éxito.
El resto del día y hasta las diez de la noche, alternamos los paseos con las sentadas. Tan solo rompimos la rutina, para asistir a la actuación de un magnífico coro de villancicos.
El aeropuerto de Stanted, lo transitan mayoritariamente viajeros londinenses. Las conversaciones de los transeúntes nos recuerdan bastante a una enorme clase de inglés, a cuando estudiábamos con las cintas de Planeta Agostini o cuando practicábamos a través de cursos de internet ¡Que bien habla inglés está gente! Y no los australianos o los americanos. Y para que decir, de la forma de pronunciarlo en el sudeste asiático, en Sudamérica o en la propia España.
Nos fuimos a dormir a la zona de salidas, junto al árbol de navidad, pero nos levantaron a medianoche,por qué la cierran. Hacia frío. Nos trasladamos entonces, a un pasillo más protegido junto a los baños, con otra mucha gente. Los secamanos automáticos no dejaron de sonar un solo segundo, hasta que nos levantamos y nos taladraron el cerebro.
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