Si lo de las tarjetas SIM de los
teléfonos, supuso todo un inconveniente, lo de los autobuses en
India resultó toda una desesperación, que en algunos momentos, nos
llevó a la extenuación. Relatemos, uno por uno, los diversos
incidentes, que padecimos
-Estación, de Hassan: Al llegar,
preguntamos si hay autobús directo, para Hospet y nos aseguran, que
sí: a las siete y diez de la mañana, además, de a las cuatro de la
tarde. Reconfirmamos la información al día siguiente, jornada de
nuestra partida y nos incluyen uno nuevo: a las tres de la tarde.
Optamos por este, pero “is coming”, aunque nunca llega. El
siguiente, que casualidad, resulta que lo han suspendido hoy. De nada
nos sirve, cabrearnos con todo lo que se mueve. Al final, autobús a
Shimoga, a mitad de camino y la incertidumbre, de como llegaremos a
Hospet, siendo de noche. Afortunadamente, todo se resolvió bien,
dado que entre estos dos destinos, circula un vehículo cada media
hora -van semivacíos-, contra todo pronóstico. La india tiene estas
cosas: unas veces te echa un cable y otras, te jode vivo.
-Estación, de Delhi: Queremos tomar
un bus para Shimla, pero resulta, que ni ayer, ni hoy es posible,
dado que no circulan autobuses a ningún destino, de Himachal
Pradesh, desde aquí. Preguntamos, por qué y nos remiten a un
letrero escrito en hindi, de muy malas maneras. Un pasajero se apiada
de nosotros y en precario inglés nos asegura, que “the road is
blocked”. Después de analizar la situación con meticulosidad,
llegamos a la conclusión, de que nuestras opciones son: Dhera Dun o
Dhera Dun.
Semanas más tarde, ya de vuelta del
circuito por el noroeste, nos esteramos, de que la condena a varios
años de cárcel, impuesta a un gurú religioso, por haber violado a
dos chicas, había desencadenado numerosos altercados y
movilizaciones multitudinarias, en estaciones de transporte y
carreteras del estado, de Hariyana..
-Estación, de Dhera Dun: Según reza
un cartel, circulan buses, a Shimla, a las siete, las diez y las once
de la mañana, además, de a las doce de la noche (aunque, de este
último, no nos fiamos). Tratamos de subir a los tres primeros, pero
ya vienen llenos desde Haridwar y no se puede poner siquiera un pie
en la escalerilla del vehículo. Esto sucede casi siempre, porque no
existen ventanillas de venta y el billete se suele comprar al
cobrador del autobús. Finalmente y tras largas deliberaciones y
mucha desesperación, autobús a Nahan, localidad que se halla a
medio camino, de Shimla. Luego, no nos arrepentimos, porque el bazar
de esta ciudad merece mucho la pena para pasar una tarde.
-Estación, de Nahan: Son las tres de
la tarde y no hay un solo autobús hasta mañana, a Shimla, aunque
nos encontramos a poco más de cien kilómetros para nuestro destino.
Toca pasar noche aquí y pegarnos el madrugón.
-Estación, de Shimla: Esperamos,
pacientemente, nuestro turno para pedir información y comprar los
billetes, para Mandi, nuestro siguiente destino. Delante de nosotros,
a un joven, no le debe gustar lo que le están diciendo, se enfada y
con sus poderosas botas de montaña y una fuerza estratosférica,
pega una fuerte patada a la ventanilla de grueso cristal, que salta
por los aires y que no nos cae encima, de puro milagro. Lo curioso
del asunto es, que nadie se inmutó lo más mínimo por lo
acontecido.
A esto hay que añadir, como no podía
ser de otra manera, atascos constantes, adelantamientos temerarios,
carreteras deficientes, buses muy viejos... y las terribles
carreteras, de Manali, a Leh; de este lugar, a Srinagar y desde este
punto, a Jammu.
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