Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

domingo, 17 de enero de 2016

Motauros 2.016

                                                         Esta y las tres siguientes son, de Tordesillas (Valladolid)

          Nuestro segundo viaje del año, también ha sido motero. En este caso, a la tradicional concentración de Motauros, que se celebra en Tordesillas, a 30 kilómetros de Valladolid. Lo primero, que nos sorprendió al llegar a esta localidad es, que estaba invadida por zapatos rojos de mujer. En los escaparates de las tiendas, en los cables de la luz, en las ventanas de las casas, en las luces de Navidad, en los bares... Más tarde, nos enteramos de que el lema era protestar contra la violencia de genero. Se insinúa al menos curiosa, la escasa concienciación de los vecinos en cuanto a la tortura animal y la extrema sensibilidad hacia los malos tratos a las mujeres.

          La organización de Motauros lleva a cabo ímprobos esfuerzos por desligar su evento del bochornoso espectáculo del Toro de La Vega, sin conseguirlo. Varios grupos nacionales no han querido tocar aquí -entre ellos, Tequila- por este motivo. Y es, que poco ayuda el propio logotipo de la concentración, consistente en un astado conduciendo una moto.

          Sigo con malas noticias, que luego vendrán las buenas. También me parece una gran insensibilidad, que la calle principal, que cruza la plaza Mayor y se dirige al río, no sea peatonal y se permitiera circular a los moteros, entre niños y ancianos, a velocidades de hasta 90 kilómetros por hora -en algunos casos-, sin que las autoridades intervinieran. Añadamos para nuestra desgracia, que se ha permitido fumar en las carpas cerradas, lo cual esta prohibido taxativamente por la ley antitabaco.

          Uno de los mayores esfuerzos de la organización -no el único, por supuesto-, ha sido la vigilancia de la entrada de la carpa principal -donde se ofrecen los conciertos- por adiestrados sabuesos, para impedir la entrada personal de bebidas alcohólicas y obligar a consumir en las carísimas barras (un litro de cerveza, seis euros, un pequeño cubata, cuatro). Registro exhaustivo de mochilas, pero no cacheo, por lo que metimos lo que nos dio la gana en botes pequeños en los bolsillos de los abrigos.
Maqueta del castillo de Simancas, en Tordesillas
          Más palos. A diferencia de la Fiesta de la Moto, la web de Motauros es realmente lamentable. No resuelve casi ningún interrogante de los que se plantea el que va por primera vez. Tuve que leer mucho en su foro para obtener pistas. Eso sí: el servicio de contacto resultó excelente. Planteé varias cuestiones y a los diez minutos me contestaron.

                                 Carpa de Motauros, en Tordesillas
         Voy a hacer un breve resumen orientativo para novatos. El evento funciona en dos direcciones. Por un lado, inscripciones de cuatro días -jueves a domingo- y por otro, entradas para los conciertos de la jornada, sin más derechos (a diferente precio, dependiendo del cartel). Tras pagar -en distintas taquillas-, los primeros -que han rellenado un formulario, previamente- obtienen una pulsera y los segundos una entrada, que deben canjear por un sello en el brazo a la entrada de la carpa de conciertos. A mi modo de ver, sería más fácil darles otra pulsera de diferente color, como se hizo en Fiesta de la Moto. Estos mecanismos tan sencillos, nos costó un mundo averiguarlos in situ.

                                                        Cruce de Caminos, arriba y Mojados, debajo

          Llegan las buenas críticas. Organización esmerada, diversidad de exitosas actividades, acogedora y dotada zona de acampada, carpa de conciertos enorme y muy confortable, carpas auxiliares en casi idénticas condiciones, participación masiva, ambiente genial, puestos de comida de calidad: el de los bollos preñados resultó mi debilidad, habiéndolos de más de veinte ingredientes, como por ejemplo, queso, lomo y carne... Por cierto: el bocadillo estrella contenía lomo -carne, no embutido-, beicon, roquefort, pollo, pimientos rojos y alioli o mayonesa.

Esta y la siguiente son, de Los Secretos
          Lo único, en que Motauros no superó a Festa de la Moto, fue en el nivel de los conciertos, aunque no fue malo. A continuación, os hablo de los del viernes, único día de nuestra asistencia. El programa completo lo podéis encontrar en: http://motauros.es/.

          Comenzaron los toresanos Cruce de Caminos, tocando magistralmente versiones -fundamentalmente internacionales- de temas clásicos, cercanos al heavy metal, Tras un receso, continuaron Mojados -originarios del vallisoletano pueblo del mismo nombre-, con versiones españolas de décadas pasadas, que no cantan habitualmente los grupos tributo.


          El plato fuerte fueron los Secretos, que llenaron la carpa (calculo, unas 3.000 o 4.000 personas). Resultó curioso el contraste entre cincuentonas bien conservadas y rudos moteros de chupas con calaveras o con motos cruzadas, cantando al unísono los temas más lentos y románticos del veterano grupo. Me da la sensación, que esta banda, como otras ochenteras, van a seguir teniendo su incondicional público en 2.650 (ya en forma de hologramas, porque claro está, habrán muerto). Hora y cuarto de actuación, sin un solo tema del siglo XXI.
Jimenos Band
          Conmovedores recuerdos, a Enrique Urquijo -como es habitual en sus conciertos-, durante una actuación brillante y muy currada, que dejó paso a Jimenos Band, grupo de tributo a Sabina, que fue el único, que quitó el logotipo de Motauros para poner el suyo: una gamba. Su cantante imita a la perfección la voz rota del artista madrileño. Abandonamos el recinto a las siete de la mañana, a tres grados bajo cero y las fiestas de dj's, aún seguían.


          Deciros para acabar, que Tordesillas -en la ribera del Duero- es pequeño, pero bastante bonito.

lunes, 11 de enero de 2016

Fiesta de la Moto 2.016

          Nuestro primer viaje del año ha sido bien cerquita -a tan sólo unos 12,5 kilómetros de nuestra casa-, aunque no por ello, menos emocionante o enriquecedor, que otros más lejanos. Los días 8, 9 y 10 de este mes de enero, se ha celebrado a lo largo y ancho de toda la ciudad de Valladolid, aunque especialmente, en las instalaciones de la Antigua Hípica militar -a unos 4 kilómetros del centro comercial Vallsur, por la carretera de Rueda- la primera edición de la Fiesta de la Moto (herencia de la antigua Pingüinos, por simplificar).

          Desde este blog, queremos felicitar al Ayuntamiento de Valladolid -se nota la mano y el trabajo del nuevo gobierno de izquierdas- y a los patrocinadores -asociación de hosteleros de la ciudad, Coca Cola, el Norte de Castilla y la cadena Ser, como más significativos-, por lo que ha sido un evento casi perfecto.

          La primera decisión, que nos llevó un tiempo, fue concretar, si iríamos con la tienda de campaña a la zona de acampada, a pasar las dos noches. Concluimos, que hacerlo nos traía desventajas por la cantidad de horas muertas, a entretener. Luego, estaba el tema de si adquirir la entrada para un sólo día -12 euros en anticipada, 14 en taquilla- o el pase para todo el certamen (17 y 20). Optamos por esto último, dada la calidad de los conciertos y lo barato del precio.

          Aunque todo es mejorable -faltaría más-, la zona fue perfectamente acondicionada. Un espectacular escenario central encabezó dos carpas laterales -donde avituallarse de bebida- y una tercera, destinada a la rica gastronomía local. En el resto del pinar se habilitó el terreno para los acampados -bastante numerosos-, varios baños con duchas de agua caliente y madera para hacer hogueras y calentarse.

          Hicimos acto de presencia el viernes, a las siete de la tarde. Quisimos llegar con tiempo, porque nunca habíamos estado en Pingüinos y desconocíamos el funcionamiento de las actividades. Tras recoger la mochila de obsequios -camiseta, pin, bolígrafo...- e inspeccionar la zona minuciosamente y comprobar, que todo estaba a nuestro gusto, asistimos a la degustación de vino Cuatro Rayas, de la denominación de Rueda. Como no había límite, nos tomamos seis cada uno.

          Estaba tan bueno, que bebimos demasiado deprisa, por lo que pusimos freno temporal a la ingesta de alcohol, hasta acabado el primer concierto, El de Trogloditas: canciones de su época con Loquillo y otras propias, durante tres cuarto de hora. A partir de ahí, el resto de los grupos tocaron unos sesenta minutos cada uno, con intervalos de 20 para reponer fuerzas y huir de la maldita lluvia.

          Y es, que esta última, fue la gran protagonista de la sesión -desde las cinco de la tarde, hasta más de la una y media de la madrugada-, por mucho que Los Rebeldes se empeñarán en que, “bajo la luz de la luna, yo te amé”.

          En tercer lugar, saltó a la palestra Burning -que ya habíamos visto en las fiestas de septiembre pasado-, que se entregaron a fondo, como en ellos es costumbre. Con “Una noche sin ti”, llegó el momento más emotivo de la velada, siendo coreado el estribillo por casi todos los asistentes.

          Cerraron el programa, La Guardia y La Frontera, a quienes ya habíamos disfrutado no hace mucho, para completar seis horas y media de conciertos. La banda de Javier Andreu -para mi, el mejor directo en los 30 últimos años de la música española- estuvo menos motivada, que otras veces. Quizás, debido a las altas horas y a que han tocado en le provincia de Valladolid 3 veces, en cuatro meses.

          La mañana del sábado comenzó con un guiso motero en el centro de la ciudad, si por tal se puede entender un calduverio compuesto -mayormente- por agua, ajo abundante y rabioso, virutitas de algo desconocido y pimentón. Sin lugar a dudas, la peor sopa de ajo, que haya probado en mi vida y la única actividad no satisfactoria (nos repitió a lo largo de toda la tarde).

          Tras un insulso y pequeño vaso de caldo de pollo industrial, el protagonista de la tarde del sábado fue el viento, con rachas de hasta 60 kilómetros/hora. Fue imposible mantener caldeados los pies, durante las cuatro horas y media de conciertos de -por este orden- Los Extraños, Danza Invisible y Mago de Oz (el de mayor asistencia de público de los dos días).

          La primera banda, la componen músicos locales de muy buena formación, que interpretan versiones de rock nacional e internacional. Danza Invisible fue, como desempolvar el armario de la abuela, con canciones de hace treinta años, que por desgracia, casi no canta ningún grupo de los de tributo a aquella época. Javier Ojeda corrió más que nunca y el guitarrista tocó con bufanda. Malagueños, Valladolid y enero son difíciles de conciliar

          Aunque el folk-metal nos gusta lo justo, durante hora y media, Mago de Oz nos encandiló con un espectáculo muy cuidado y cañero. Delirio total con “Fiesta Pagana” y con la afirmación del vocalista de que “por fin, ya se ha dio el puto ginecólogo”.


        Después, dos Dj's -ya no nos quedamos- y el diluvio universal. A las tempranas actividades del domingo -desayuno y sorteos incluidos-, ya no asistimos, aunque tenemos constancia de que alguna se suspendió por el tiempo. No así, los dos exitosos desfiles de los moteros.


          Finalmente, animar a los organizadores a continuar con el evento y a todos vosotros a asistir en próximas ediciones. La web: https://www.fiestadelamoto.com/

jueves, 24 de diciembre de 2015

El gran reto de 2.016, el séptimo viaje largo

                                            Todas las fotos son, de Seúl (Corea del Sur), nuestro destino lejano, de 2.015



        Hace escasamente un mes, este blog cumplió cinco años -la web va camino de diez- y llegadas estas fechas cercanas a la Nochevieja, siempre suelo hacer un vaticinio de lo que serán los viajes del año siguiente, en este caso, 2.016. Hasta el momento, creo que sólo he acertado una vez, pero aún así, no me desanimo en seguir haciendo este ejercicio. Para empezar, una semanita en Ceredeña en enero -destino lárgamente retrasado-, no sería un mal aperitivo para dar el pistoletazo de salida.


          2.016 debería ser el año de nuestro séptimo y último viaje largo, que comenzaría en Australia y/o Nueva Zelanda, donde llegaríamos tras las escalas, que fueran necesarias, si eso nos supone un ahorro. No lo he mirado ahora, pero en su día, la fórmula más económica era, Madrid-Dubai-Kuala Lumpur-Melbourne.

          No pasaríamos más de un mes en estos dos países y después, abordaríamosmos un periplo por Brunei y Japón, sin descartar nuestro retorno a Indonesia y Filipinas, si las cosas se ponen favorables. Tampoco hacemos ascos, a dejarnos caer por algún otro país de Oceanía, pero este asunto está muy en pañales.

          Más adelante, lo ideal sería volver a China y gestionar los permisos para visitar Tibet y a través de nuestra querida Nepal, recalar en India, para hacer un último periplo muy selectivo por el noroeste y nordeste de esta nación, de unos dos meses de duración..

          Descartado Pakistán -sí o sí-, el abanico se abre para mostrar tres posibilidades: Yemen y Djibuti, Kirguistán y Uzbekistán o volvernos para casa sin más botín. No está claro el inicio de este gran y apasionante proyecto, pero nunca sería antes de abril.

          De no haber periplo largo, es seguro, que sólo acometeríamos un único viaje lejano anual, de no más de tres semanas de duración, que por este orden, presenta a los siguientes candidatos: Cuba, República Dominicana y Haití, Jamaica, Puerto Rico, Islandia, Venezuela, Kirguistán y Uzbekistán, Yemen y Japón.

          Mientras esperamos ansiosos, a que llegue el pacto de izquierdas, os deseamos feliz año, felices viajes para el 2.016 y que la nochebuena no os traiga muchas discusiones de política. Yo tengo suerte, porque en mi familia -salvo mi cuñado-, todos pensamos lo mismo.  

viernes, 18 de diciembre de 2015

¿Qué tiene Corea del Sur del tercer mundo?

                                                                    Esta y la siguiente son, de Busan (Corea del Sur)
          Quizás, pueda ser más interesante, que es lo que encontramos del tercer mundo, en Corea del Sur, admitiendo que, simplemente, algunas cosas pueden tener un factor cultural, más que económico. En su gran mayoría, están relacionadas con la desigualdad y las condiciones de trabajo de las clases menos desfavorecidas (de las favorecidas no tenemos ni idea, porque no las vimos siquiera). De nuevo, vayamos enumerando.

          -Desconocemos el sistema de pensiones coreano, por lo que no podemos opinar a fondo. Pero, si somos capaces de constatar, que hay un número muy grande de personas muy mayores -mujeres, fundamentalmente-, trabajando en puestos -mayormente de pescado- o ejerciendo otras actividades laborales (hasta repartir publicidad por la calle, siendo las nueve de la noche, en pleno centro de la capital).

          -Miles y miles de puestos callejeros. Más incluso, que en el sudeste asiático. Sé que es un factor cultural, pero Corea no tiene clima tropical, como esa zona y en invierno y enero pueden alcanzar, fácilmente, los cinco grados bajo cero.

                                                       Esta y las siguientes siete son, de Gyeongju (Corea del Sur)
          -Hay demasiada gente trabajando los siete días de la semana (festivos incluidos) y de sol a sol, en esos mencionados puestos callejeros, para obtener unos sueldos, que parecen de miseria (especialmente, viendo los precios de los alimentos).

          -En sectores del comercio -especialmente, en supermercados-, hemos constatado, que la mayoría de los trabajadores hacen la jornada completa, sin levantar la vista de la caja y con una productividad alucinante, que ya la quisiera para si, el Mercadona. Me refiero a ellos, porque es lo que más conocemos. Nos dijeron además -no está contrastado-, que en este país tu jefe te puede negar las vacaciones, en determinadas circunstancias.

          -Puede parecer sorprendente, pero Corea del Sur ofrece una de las más elevadas tasas de suicidios del mundo. Seguro, que esto no es por pura casualidad. Parece ser, que algunos contratos te obligan -en la clausula correspondiente- a no suicidarte.


          -Como ya hemos dicho, demasiada gente tirada por la calle borracha, sin otra forma de poder orientar su vida. Nadie parece poner freno a esta lacra, ni a que el país, sea el que más consume alcohol en el mundo.

          -Sin llevar a ver barrios de chabolas -ni siquiera, al entrar en transporte a las ciudades-, si que caminamos por zonas muy humildes -incluso, dormimos en una-, al estilo de Jakarta o Ho Chi Minh, por ejemplo

          -La moneda -el won- ofrece tipos de cambio, típicos del tercer mundo y no del primero. Si le quitaran dos o tres ceros, todo sería más sencillo y no tendríamos, que trabajar con la actual tasa: 1 euro=1.250 wons.

          -Vendedores en el metro. No son pocos, los que en el suburbano, venden de casi todo lo imaginable -tobilleras, cinturones, maquinillas eléctricas de afeitar...-, de forma ilegal (vimos, como detenían a uno).

          -Por las calles de las ciudades, hay bastantes personas -muchas de ellas, mayores-, tirando esforzadamente de pesados carromatos, que pueden contener de todo, pero casi siempre son cosas de escaso valor


         -Las motos -a gran velocidad y generalmente, de reparto- circulan por las aceras sin restricciones y cruzan por los pasos de cebra, para ahorrarse maniobras. Lo mismo ocurre con las bicicletas. Esto es tercermundista total.

          -Los precios de la comida triplican los de España, en muchas ocasiones, cosa que ocurre en decenas de países, de África. No ocurre lo mismo en el transporte público o en los hoteles, que en ambos casos, son más económicos, que aquí.
-La contaminación resulta muy elevada, aunque eso no es sólo típico del tercer mundo. Los parques son muy escasos y el ocio se dedica más al centro comercial, que al esparcimiento. No sabemos, como se desfogan los niños y lo cierto -salvo, que no los saquen de casa- es, que tampoco vimos demasiados, para ser un país superpoblado.


          -Aunque no es la norma general, algunos mercados recuerdan bastante al tercer mundo. Más, que por cutres -que también-, por estar a todas horas vacíos y desconocer, realmente, de que y como vive esa gente, que regenta los puestos. No es infrecuente, como ocurre en el sudeste asiático, que se queden dormidos en sus negocios, a cualquier hora del día.

          -Subterráneos. Los pusimos en la parte del primer mundo y ahora, toca colocarlos aquí. Primero, porque son profundísimos y obligan, en muchas ocasiones, a ascender/descender tres largos tramos de escaleras. No siempre existe ascensor por lo que los minusválidos o ancianos -a los que, casi no se ve en la calle, salvo trabajando-, padecen grandes dificultades. Cientos de puestos y tiendas pueblan estos subterráneos, como en muchos países del tercer mundo (generalmente, sin clientes).

                                                                    Esta y la siguiente son, de Seúl (Corea del Sur)
          -El agua no es potable, ni siquiera en la capital, según nos contaron en información y turismo. Cierto es, que a lo largo de todo el país, existen fuentes de agua buena y fría para saciar la sed.

          -Las medidas de accesibilidad propuestas por las autoridades son malas y las barandillas infrecuentes, hasta en sitios emblemáticos.

          -Se ve a más padres de la cuenta, que a pesar de transitar por zonas modernas y agradables, debe cargar con los niños a cuestas, por no tener cochecitos o sillas.

          -Resulta imposible, encontrar cosas que sirvan en la basura. Tampoco, comida abandonada o sobras en las foods court -patios de comidas- o en las cadenas de comida rápida. Mirado de otra forma, esto podría ser un síntoma de civilización y sensibilidad

                                   Esta y la siguiente son, el anverso y el reverso de un folleto, de Gyeongju (Corea del Sur)
          - Los nights markets o mercados nocturnos. Cierto es, que son tradicionales de toda Asia -mayormente, la tropical-, pero también, que quien pudiera ganarse la vida de otra manera, en un país próspero, lo haría y no aguantaría temperaturas bajo cero, en invierno.


        -Como se ha dicho, la información turística es buena. Pero los planos muy malos. Y además, la mayoría de las calles no tienen nombre y los números no son correlativos, sino que van por fecha de edificación. En Seúl y Busan no es difícil orientarse, pero si en el resto del país, si no pides ayuda a las chicas de turismo.


Como en el caso de los aspectos del primer mundo, podríamos seguir, pero creo, que se han incorporado las suficientes muestras, para haceros una idea.  

jueves, 17 de diciembre de 2015

¿Qué tiene Corea del Sur del primer mundo?

                                                                                            Navidad, en Incheon (Corea del Sur) 
         Vamos ahora, con uno de los temas más peliagudos y extensos: partiendo de la idea cierta, de que Corea del Sur es una mezcla de primer y tercer mundo -pricer mundo, como dirían ahora, juntando parte de ambas palabras-, ¿a cuál de estos dos polos se acerca más?. Yo calculaba, mitad y mitad, pero la realidad es, que está mucho más próximo al primero.
Esta y las siguientes tres son, de Seúl (Corea del Sur)
          ¿Qué tiene Corea del Sur, del primer mundo?. Vayamos enumerando:

          -Las ciudades más limpias, que yo haya visto, con el mérito de que apenas hay papeleras. Es casi imposible -ni siquiera colillas- encontrarse suciedad o papeles sobre la acera. Debe de ser cierto el tópico, de que se guardan la basura en los bolsillos y la tiran en casa.
          -Los coches respetan lo semáforos, incluso más que en Europa occidental. Las aceras son anchísimas y se hallan bien pavimentadas. Los peatones no cruzan por cualquier parte, como ocurre aquí.

          -Los centros comerciales son más modernos, que los de España -mejor diseño, más lujo y pequeños detalles- y más concurridos. Sobre todo, los supermercados, donde puede llegar a haber 30 cajas abiertas y cinco o seis personas esperando para cada una, con carros llenos de productos alimenticios. Las tiendas internacionales de ropa, joyas o complementos están presentes por todas partes.

          -Las condiciones de higiene de los puestos de los mercados son impecables y la comida muy fresca. Sobre todo el pescado, que no en pocas ocasiones, se vende vivo.

          -La parte moderna de las ciudades -especialmente, la capital- está plagada de rascacielos y edificios de cristal, mayormente de construcción reciente.


        -En muchas calles, plazas o parques, está terminantemente prohibido fumar, bajo la amenaza de estrictas multas.

          -Existen cientos de baños públicos, equipados con papel, jabón y demás complementos, cuyo uso es siempre gratuito.

          -Grandes infraestructuras en transportes. Seúl se me antoja, como la ciudad del mundo, donde circulan más autobuses. También funciona bien el metro, extensísimo en la capital y los transportes interurbanos (prefiriendo el tren, al bus, donde el sistema de compra de billetes es muy eficaz).

          -En cuanto a la información turística, es uno de los mejores países del mundo. Eficientes rápidos y muy resolutivos. No sólo existen oficinas en los aeropuertos o estaciones, sino incluso en lugares aislados, al lado de la correspondiente atracción.
Esta y la siguiente son, de Suwon (Corea del Sur)
          -Los numerosos subterráneos, que conformar auténticas ciudades bajo tierra -sobre todo, en Busan- dan síntomas de modernidad y de músculo, pero también los incluiremos en el tercer mundo, por otras razones, explicadas en su debido momento. En general, las infraestructuras urbanas son bastante avanzadas.

          -Tecnológicamente, Corea puede dar un baño a cualquier país occidental, aunque sea en pequeños detalles -por ejemplo, luz ultravioleta para la desinfección de vasos de beber agua o manos- o en el tamaño de las pantallas. La gente, que camina, utilizando las mismas, es cuatro veces la de España-

          -El gran número de calles peatonales, sobre todo en las tres principales ciudades del país: Seúl, Busan y Daegu.
Desde aquí y hacia abajo, todas son, de Busan (Corea del Sur)
          -Eventos para concienciar. En diferentes puntos, sobre todo de la capital, se realizan talleres y charlas para concienciar a la población de determinadas cosas. Vimos uno de ellos, en la plaza del ayuntamiento, sobre bullying.
-Numerosos hoteles de tipo medio -en el tercer mundo son o muy caros o muy baratos-, con unas prestaciones y precios excelentes.

          -Bien dotadas urbanizaciones residenciales en los extrarradios, con mejor pinta, que en las que vive la clase media española, por termino medio.

          -Buen parque automovilístico, más nuevo y con coches más caros, que los que vemos en cualquier ciudad de nuestro país.

          -No saben improvisar, ni enfrentarse a la malicia de los occidentales, pero a cambio, lo tienen todo tan bien protocolarizado, que casi nunca -o nunca-, se producen fallos. Sacar dos billetes de tren en treinta segundos, sin que la trabajadora de la taquilla hable inglés, es algo que nos ocurrió y nos quedamos alucinados.


          -La seguridad de Corea del Sur es excelente. Incluso, dejan los móviles de 700 euros en mostradores, en plena calle, para que los veas y pruebes. Aparentemente, nadie los vigila. Sin embargo, es improbable, que si se te pierde algo, lo vayas a recuperar. Haciendo una caminata, en Gyeongju, se me despistó el jersey, de Adidas -pongo la marca, por si fuera significativo en los hechos-, pero a la bajada no apareció, ni tampoco fue entregado a los responsables del recinto, en la entrada.

          -El wi-fi es mucho más frecuente, que en España y casi siempre, son conexiones abiertas, que no necesitan de ningún tipo de registro. Hay redes -no sabemos, quien es su propietario-, que operan hasta por las calles. Paradójicamente, donde es más complicado conectarse y te ponen más burocracia es, en la capital.


          Podríamos seguir, casi hasta el infinito, pero creo que con todo lo expuesto, es posible hacerse una idea bastante fidedigna.

viernes, 11 de diciembre de 2015

Corea, a golpe de mercados

                                                                          Todas las fotos son, de Seúl (Corea del Sur)
          Aunque, Corea del Sur es la reina de los centros comerciales, uno de sus fuertes son los mercados, que adquieren una diversidad, casi inimaginable, desde los más tradicionales a los más modernos, desde los de comida – de día y/o de noche-, hasta los de ropa, pasando por los que ofertan cosas inservibles. Los más variados e importantes se encuentran en la capital, aunque Busan, Gyeongju o Dong Daegu, no se quedan a la zaga. Vayamos analizando, ciudad por ciudad, porque merece la pena.


Seúl

        A diez minutos caminando desde la estación de tenes y a la derecha de la puerta de Namdaemun, se halla el mercado del mismo nombre, que ofrece básicamente ropa, aunque a las cuatro de la tarde -más o menos- se combina con puestos de comida, que se ubican en el centro de la calle.


          Cerca de la catedral, en la calle Myeong-dong, se ubica una zona muy pija de boutiques, que operan de día y que durante la noche dan paso a un selecto mercado nocturno de comidas, muy limpio, coqueto y caro, que acoge a chicas con bolsos de marca y chicos con corbata y maletín. Calamares, espirales o torpedos de patatas fritas, kebabs, albóndigas, pulpo, tortas vegetales, huevos fritos... Y todo en un ambiente muy relajado.


          El distrito del Arroyo de Cheonggyecheon es muy concurrido al atardecer, por niños y mayores. Se trata de un canal natural de unos seis kilómetros, que ha sido acondicionado y adornado con estatuas luminosas de cartón piedra o metacrilato. En la parte de arriba se instala otro mercado nocturno de comidas con numerosos puestos, algo menos erudito, que el que nos hemos referido, anteriormente.


          Al final de este recorrido y cerca de la puerta de Dongdaemun, se ubica el mercado cubierto de comidas del mismo nombre, absolutamente abarrotado por la noche. Es uno de los lugares de Seúl más recomendables para merendar o cenar. Nuestro plato favorito: torta -a modo de pizza, pero con la masa más irregular y gruesa- con calamares, pulpo, verduritas y guindilla. ¡Para chuparse los dedos!.


          En la calle Insa-dong -la de los antiguos libreros y anticuarios-, se instalan unos cuantos puestos de comida, al anochecer. Existe además, un recinto donde se hacen eventos gastronómicos diurnos, al igual que en la no demasiado lejana plaza del ayuntamiento.




          Al otro lado del río, se halla el agradable mercado de pescados y mariscos, donde se puede comprar género vivo, recién muerto, en salazón, marinado o disecado. Los precios son bastante interesantes, para tratarse de Corea.


          No es un mercado, propiamente, pero no quiero dejarme de referir a la zona, de Itaewon, que es donde se concentran la mayoría de las tiendas internacionales y restaurantes de casi todo el mundo, incluido el Spanish Club, donde se puede comer jamón de Jabugo -a precios imposibles- o crema catalana. Por aquí se dejan caer la mayoría de los extranjeros, que visitan o residen en la capital.



Busan

          A destacar en esta ciudad, el mejor y más grande mercado de pescados y mariscos de toda Corea del Sur, el de Jagalchi. Ofrece unas partes cubiertas y otras descubiertas y es posible encontrar casi cualquier género. Para los que no podáis esperar a llegar a casa o les pueda el ansia, hay también puestos de pescado recién frito (a 7.000 wons la pieza). La entrada se halla presidida por una enorme escultura metálica en forma de pez. La colindante bahía con numerosas embarcaciones, muestra unas vistas sosegadas y extraordinarias.

          En algunas pequeñas callejuelas, perpendiculares a la calle semipeatonal comercial y en la pequeeña Biff square, se colocan en el medio por la tarde unos cuantos puestos de comida preparada, que muestran bastante éxito entre el animoso y multitudinario público. Lo más demandado, unos bollos rellenos, aunque no sabemos de que. La zona se llama Gukje Market y se halla entre el mercado de pescados y mariscos y la Torre de Busan.


Gyeongju

          Cuenta con dos magníficos mercados, que tienen el inconveniente de no ser muy concurridos a ninguna hora del día. Ambos arrancan de la calle principal -uno a la derecha y otro a la izquierda y no se hallan demasiado distantes entre sí. La comida es la principal protagonista de los dos. La cruda en el más céntrico y la cocinada en el más alejado (pescados secos, mariscos marinados o en salazón, tortas vegetales, kinchi, dulces...).


Dong Daegu

          La tercera ciudad del país en población, cuenta con mercados tradicionales muy interesantes, cerca de la estación de trenes menos céntrica. Comida cruda y frritanga barata (pimientos, huevos o salchichas rebozados, empanadillas vegetales...).


Incheon

          En el medio día, que estuvimos en esta moderna ciudad, llena de centros comerciales, no nos encontramos con ningún mercado, lo que no significa, que no los haya. Pero en el centro, es seguro que no.