Janakpur
Le hemos cogido bastante cariño a Katmandú, a pesar de la fresca temperatura –agravada, porque los hoteles económicos no tienen calefacción y en sus habitaciones hace más frío, que en la propia calle y de que la oferta gastronómica, sea limitada y escasamente variada. Nos mantenemos, a base de chow mein, tupka –especiada sopa de espaguetis- y varios fritos rebozados –cebolla, patata, pimiento, coliflor-, más crujientes y ricos, que los de la India.
Le hemos cogido bastante cariño a Katmandú, a pesar de la fresca temperatura –agravada, porque los hoteles económicos no tienen calefacción y en sus habitaciones hace más frío, que en la propia calle y de que la oferta gastronómica, sea limitada y escasamente variada. Nos mantenemos, a base de chow mein, tupka –especiada sopa de espaguetis- y varios fritos rebozados –cebolla, patata, pimiento, coliflor-, más crujientes y ricos, que los de la India.
Janakpur
A pesar de todo, Katmandú tiene algo especial, que no llegamos a poder describir, pero que realmente, nos engancha. No obstante y por no permanecer 10 días, en esta entretenida ciudad, tomamos la decisión de acercarnos a Jaknapur. Según los datos que teníamos, se encuentra a tan sólo 125 kilómetros. de la capital. La información la hemos conseguido, en una vieja Lonely Planet de segunda mano, a la venta en una tienda de la concurrida zona de guirilandia, que no hemos comprado, por ser cara (aunque, si la devuelves, una vez hayas acabado la visita al país, te reintegran, el 50% del dinero)
El caso es, que lo que suponíamos un viaje de 3 o 4 horas, se transforma en uno de 10 horas –finalmente serán 12-, por arte de birili birloque. .
Aún habiendo ido y vuelto, seguimos sin entender el misterio, de la ecuación kilómetros-tiempo, aunque suponemos, que será, que la carretera da un rodeo significativo.
El templo de Jaknapur es espectacular y se halla abarrotado de feligreses y peregrinos, todos nepalíes. Los puestos de ofrendas e imaginería religiosa –con pósters de dioses, para todos los gustos-, dan un cálido ambiente al lugar, mientras que los animados e intermitentes mercadillos, hacen lo propio con las caóticas calles, sin apenas aceras.
Aunque, estamos en Nepal, esta ciudad recuerda más a India: toneladas de basura por el suelo, vacas por la vía pública, aguas fétidas estancadas, sharis en la indumentaria femenina, alcohol restringido…
Janakpur
En definitiva, hablamos de una atractiva visita en el sureste de Nepal. Otra cosa es, si a nosotros realmente, nos ha compensado, en 3 días, una paliza de 24 horas –entre ida y vuelta- de autobús, por carreteras penosas. Las más de 70 fotos hechas en el lugar, dirían que sí. El frío, las incomodidades del transporte –sobre todo el de vuelta-, el pasar dos noches viajando y el dinero invertido, sin embargo, indicarían todo lo contrario.
El viaje comienza a tocar a su fin. Si todo fuera como está previsto, está será la última entrada en el blog, de este periplo de casi medio año. De lo contrario, estaríamos hablando de sorpresas, que ya a estas alturas, no esperamos ni deseamos (ni siquiera, aunque fueran buenas).