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martes, 3 de enero de 2017

¡No somos profetas en nuestra tierra!


Plaza Mayor y abajo, tres del Museo Africano (Valladolid)
          Nos desanima, bloquea y contraría -más bien y dejando de irnos por las ramas, nos da una inmensa vergüenza y nos sonroja-, que después de haber transitado por ciento veinticinco países, aún nos queden cosas trascendentes, que conocer, en nuestra propia ciudad, a escasos kilómetros de nuestra casa.

          En la tarde del pasado día 30, buscando un belén africano discreto -hecho por niños-, nos topamos con la mayor sorpresa del año, a nivel local: el desconocido museo de arte africano, de la Fundación Arellano Alonso, situado en el palacio de Santa Cruz, en la plaza del mismo nombre. Es de los más importantes de Europa en su género y nosotros, sin saberlo. ¡Porca miseria!. Una vez más, no somos profetas en nuestra tierra.


          De sus tres salas -la de Rectores, del Renacimiento y de San Ambrosio-, la más impresionante es la última. Contiene fantásticas piezas originales de arte muy labrado de estilo africano, pertenecientes al reino de Oku, ubicado en el noroeste de Camerún. ¡Una auténtica pasada, gratuita y no conocida por casi nadie!.

          Las otras dos salas albergan diversas figuras elaboradas en terracota o madera. Resultan también de gran interés, aunque no llegan a la altura de la anterior. Si queréis más información, su sitio web es este: www.fundacionjimenezarellano.com/

                                      Las dos siguientes son, del belén de Capitanía (Valladolid)
          Desde que volvimos del viaje por el sureste de España, allá por el día 23 de diciembre, hemos tenido unas Navidades muy culturales, de museo en iglesia, visitando exposiciones y fundamentalmente, belenes. Esta última actividad se ha puesto muy de moda en el último par de años. Antes, éramos cuatro gatos -la mayoría, además, agnósticos o ateos-, los que buscábamos esta forma de ocio navideño, pero ahora está tan en boga, qie en algunos, se hace necesario aguardar colas de media hora.

          Es el caso del más original y genuino de todos: el belén del Señor de los Anillos, ubicado en la iglesia de las Francesas, junto a la calle Santiago, que es la principal de la ciudad y que desemboca en la plaza Mayor. Los descomunales argonath reciben al visitante en un mundo, que mezcla el relato bíblico con el universo de Tolkien y Peter Jackson. Herodes en Minas Tirith, los pastores en la Comarca y la Natividad en Rivendel. No te puedes perder esta propuesta de la Asociación Belenista Castellana, que seguro, volverá a convertirlo en la exposición más visitada de la Navidad. Visitas hasta el día seis de enero, por lo que hay que darse prisa y armarse de paciencia en la puerta.

                                          Calle Santiago y debajo, dos del belén del Señor de los Anillos (Valladolid)
          Según más de un y de dos expertos, el belén napolitano del palacio de Villena -frente al Museo Nacional de Escultura-, es de los más bonitos de España, aunque según mi modesta opinión, se encuentra algo amontonado y las figuras no guardan proporción, entre sí, ni con las construcciones.



Debajo, el belén de chocolate (Valladolid)
          Otros belenes relevantes son el de Capitanía -con el impresionante sikk de Petra y otros más pequeños de diversos países del mundo-, el de la Diputación -escenas cotidianas de Nazaret y su mercado y de Jerusalén-, el del monasterio de San Joaquín y Santa Ana, el de la iglesia de San Lorenzo -de las más abarrotadas, de tal forma, que todavía no hemos podido verlo-, el de la iglesia de las Angustias y el de la casa de Zorrilla, aunque hay muchos más de bella factura, aunque de menor rango.

                                                Plaza Mayor y debajo, dos del Belén de San Lorenzo (Valladolid)
          El más curioso de todos, nos ha resultado el de chocolate, ubicado en la Fundación Prados, en una residencia de chicas, que han elaborado está monumental golosina, de delicioso olor. Atiende una simpatiquísica chavala, que nos indica, que el próximo día ocho de enero, lo fundirán en una enorme olla y se ofrecerá al público aistente por una cantidad simbólica, que será destinada a la lucha contra el cáncer.

                                                  La de abajo es, del belén de Isabel la Católica (Valladolid)
          En cuanto al alumbrado de Navidad, lo hay para todos los gustos. A mi, la mayoría no me disgusta, pero pongo como pega, que buena parte de él no guarda ninguna relación con estas fiestas tan entrañables. Yo no soy muy de tradiciones, como ya podéis imaginar, pero si me parece coherente, que si la Semana Santa o las fiestas de Moros y Cristianos son lo que son, pues la Navidad, debe ser, lo que es.

          En la plaza Mayor, preside la escena un majestuoso árbol -aunque más bajo, que el de la Puerta del Sol, de Madrid- de luces amarillas y blancas. Se puede cruzar por debajo, como también ocurre en la capital de España y su espacio se usa, a ratos, para talleres infantiles o para representar otras Navidades del mundo.

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