Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

miércoles, 23 de julio de 2025

Toulouse

           Estamos cansados, aunque finalmente, llegamos a la Plaza del Capitolio, el corazón de Toulouse, tras recorrer la calle que va desde el puente de San Pedro y que no es peatonal, a pesar de su empedrado y de sus tiendas y restaurantes.

          Tras el intento fraudulento de una reserva de habitación con Airbnb -primera -y última en nuestras vidas-, la deleznable, pero segura Booking viene en nuestro rescate. Por 44€ logramos una alcoba en un piso turístico compartido, que se encuentra a cinco kilómetros del centro. Llegar hasta allí resulta bastante atropellado y molesto. El lugar es regulera, pero agradecemos esa nueva moda imperante de dotar a las habitaciones con cafetera (a veces de cápsulas).

          La enladrillada Toulouse nos recuerda en cierta medida a la rojiza Bolonia, aunque no en todo. Esperábamos algo más de este lugar, que se vertebra en torno a la nada espectacular plaza del Capitolio y en las agradables riberas del río Garona. El antiguo hospicio, diferentes iglesias y sus entretenidas calles históricas y comerciales, se convierten en el mayor atractivo para el curioso visitante.

          La zona del alojamiento resulta muy residencial, pero a escasos diez minutos andando se encuentra un Aldi, rodeado de numerosos negocios típicos -kebabs, peluquerías hipster y demás -, regentados por árabes. Todo muy animado.

          Como cuando estuvimos en Burdeos hace poco más de un año, nos damos cuenta, de que los precios de muchas cosas, son más baratos, que en España (no así, el vino y la cerveza). Por ejemplo: el tabulé patrio del Lidl de 400 gramos, que cuesta 2,45€, aquí es de medio kilo y sale por 1,39.

          Afortunadamente, el sábado y tercer día de viaje amanece nublado y con cierto frescor. Rematamos la visita a la ciudad con más ánimo y a media tarde, junto a la estación de trenes y al famoso canal navegable Midi, tomamos un baratísimo bus , a Carcassonne.

          Sin Ryanair -como siempre - y sin Flixbus, este viaje -como tantos otros-, no hubiera sido posible. Coger autobuses regulares en Francia o trenes, es el atraco del siglo. Baste decir, que en Marsella, para cubrir poco más de veinte kilómetros hasta el aeropuerto te soplan 10€.

          Finalmente, el bus, que es subcontratado con otra compañía, resulta cómodo, aunque no funciona, ni el wifi, ni el baño. Tras hora y media, llegamos al destino, mientras somos testigos del diluvio universal. Debemos protegernos bajo una parada de autobús urbano, casi una hora, antes de llegar a la plaza principal -se celebra el Carcafest y a mi pareja le digo con sorna, que ya era hora, de que encontrara su festival - y de acceder a la bellísima, pero efímera -es una joya, pero la visita no dura más de dos horas, alargandola- ciudad antigua y fortificada.

          Hoy, con ligero fresco y sin haber traído jersey, toca pasar la noche al raso y sin alojamiento, cuyo precio es de los más elevados en el país galo. ¡Ya veremos, como nos pinta, aunque todo termina pasando y normalmente, con menos padecimiento del esperado!.       

No nos gusta la Alta Velocidad: camino de Toulouse

           Nos encanta surcar los cielos de todo el mundo -aunque sea con inesperadas y abruptas turbulencias- y ya llevamos 295 vuelos sobre nuestras espaldas. Pero no nos ocurre lo mismo con la Alta Velocidad ferroviaria, la cual detestamos. Asientos incómodos -se supone, que son para poco tiempo -; paisajes, que pasan demasiado deprisa -cuando los hay, que es casi nunca, porque no dejas de ver alambradas, muros, pasos elevados y poco más -; ruidos constantes y molestos -sobre todo, al cruzar los interminables túneles - y constantes mensajes por megafonía, pidiendo el mismo silencio y compostura, que ellos no respetan.

          Nuestro viaje a Madrid, debería haber durado cincuenta y cinco minutos, pero por problemas operativos -nunca los detallan-, se va a una hora y veintetres, lo que supone un retraso del 50%. Luego y con asfixiante e insoportable calor, llegamos a Chamartín, que está a tomar por el culo de todo. Para que queremos High Speed, si nos toca hacer una pausa de cuatro horas, hasta tomar el tren veloz a Valencia, que llega con cuarto de hora de retraso.

          De verdad, nosotros somos más del "chucu chucu" de toda la vida, de esos convoyes con olor a tortilla y pimientos, de los descamisados e inmigrantes -y no de los ejecutivos- y de llegar a Príncipe Pío, que está en el centro. No nos gusta , ni estar media hora antes en el andén, ni que nos controlen o fisguen el equipaje, como en los aeropuertos.

          En fin. Que vamos , a lo que vamos. Llegamos a Valencia a las once y media de la noche con una humedad, que nos revienta y aturde. El metro al aeropuerto tiene un precio abusivo, pero da igual, porque a estas horas está echando el cierre (no parece normal) 

          Pues nada: ponemos el GPS, nos aprovisionamos de cervezas y ponemos rumbo, a Manises, que se ubica a unos doce kilómetros, por un camino anodino, plagado de barrios residenciales, aunque sin demasiadas dificultades de tránsito, salvo un tramo de carretera sin aceras.

          Sobre las tres de la madrugada llegamos al aeropuerto. En una de las entradas nos controlan la tarjeta de embarque. Nos damos al vodka, para dormir mejor y así lo hacemos sobre el suelo durante tres horas, sin ser molestados, levantándonos aturdidos y desconcertados.

          El embarque es sencillo y rápido, aunque tenemos, que sacar los botes con los líquidos y enseñarlos, porque carecen de la tecnología de Barajas. Ryanair nos ha sentado casi juntos, en un vuelo repleto, pero tranquilo, que nos deposita en Toulouse, sobre las diez y media de la mañana.

          Estamos a unos diez kilómetros del centro y en teoría, existe un tranvía, que te lleva hasta allí por 1,50€. Pero, en turismo nos informan, de que no, que se encuentra en obras, aunque diríamos y tras la exploración sobre el terreno, parece abandonado. La alternativa es un autobús, que sale por 9€. Calor infernal, sol delirante y otra vez, que toca andar. Trayecto tan sencillo, como anodino, aunque con bastante sombra.

martes, 22 de julio de 2025

Un viaje con algunas novedades

           Antes de entrar en detalles y en desarrollo cronológico de este periplo de doce días por el sur de Francia y Calabria -única región de Italia, que nos quedaba por conocer-, quisiéramos destacar que este viaje y por necesidades del guión, ha traído unas cuantas novedades, que han afectado a nuestras consolidadas rutinas 

          Vamos con algunas de ellas:

          -Caducados los bonos gratuitos de Media Distancia, nos tocó rascarnos el bolsillo para ir, a Madrid, aunque no salió muy caro (7€, en AVLO). No fue novedad tomar el primer vuelo desde Valencia, porque estamos acostumbrados a partir desde la periferia debido a los altos precios desde Barajas.

          -Primera -y última- experiencia con Airbnb. Nos habíamos resistido con firmeza a usar esta plataforma y los hechos nos han dado la razón. En Toulouse, los precios eran mucho más bajos, que en Booking, así, que probamos, con unos resultados absolutamente negativos, porque el proceso de reserva es larguísimo y como si fueras a abrir una cuenta bancaria por internet, para hacer una simple reserva, te piden fotos de tus documentos, selfies y videos. ¡Increíble!

          Segundo, porque no te lo confirman en el momento, dando un plazo de 24 horas al propietario de la habitación para decidir. Mala cosa, porque nuestra petición era para dentro de 3. Finalmente y en breve, nos rechazaron sin ninguna explicación, pero no nos devolvían el dinero hasta una semana después. Afortunadamente, nuestro banco había bloqueado el pago por sospechoso. ¡Una y no más!

          -Vuelta a Bla Bla Car, después de once años. Nos despistámos y no compramos a tiempo los billetes de vuelta desde Valencia en tren y subieron, como la espuma, a precios desproporcionados. Habíamos usado esta plataforma cochera una sola vez en 2014, con resultados muy lamentables y caímos en el desánimo. Pero, a la fuerza ahorcan y no nos quedo otra, porque el trayecto Valencia - Madrid, nos salía cuatro veces más barato. Afortunadamente, está vez, la aventura ha resultado buenísima y hemos compartido un montón de experiencias de muchos quilates.

          -Vuelta al ALSA, después de tres años para el recorrido entre Madrid y Valladolid. Y más vale, que nos acostumbremos, porque es, lo que hay para el futuro, si el gobierno no lo remedia. Nos hemos sentido extraños, incómodos y tristes, pero seguro, que ya se nos pasará.

          De las demás novedades -ya menores- y de nuestras andanzas del día a día os hablamos en la siguiente serie de artículos.

De la invención del"interair", al viaje ✈️ roller coaster

           Hace un par de años y motivados por los altos costes de viajar por Europa, fuimos los creadores del modelo "interair", de los que hemos realizado tres, desde entonces. Se trata, en resumen, de recorrer de forma -mas o menos fugaz-, diversos países y ciudades del continente, durmiendo en aeropuertos por la noche y haciendo las visitas por el día. De vez en cuando, eso sí, un hotelito reparador.

          Ahora y tras varios experimentos previos, hemos desarrollado el patrón "viaje montaña rusa" (roller coaster, que dicho en inglés, suena más elegante). No es la panacea de la felicidad, ni algo pensado para gente cómoda, pero se ahorra muchísimo dinero y sobre todo, se tiene la sensación, de que no te están explotando turísticamente, cosa hoy en día muy difícil de evitar.

          La fórmula no tiene muchos secretos y si, bastante esfuerzo. Se trata, de ir alternando noches de hotel o apartamento con otras sin ellos. El día con alojamiento es el momento álgido y se aprovecha para llevar a cabo todas las actividades y planes. Para la noche por ahí -si no hay aeropuerto- se debe ser creativo y encontrar entretenimiento. La mañana siguiente es horrible, aunque se pueden seguir haciendo cosas a medio gas. Y, a mediodía -o algo más tarde-, llega el nuevo check in y la hora de regalar el resto del día en la calle a quien lo quiera. Y, de nuevo a empezar. Hay, que decir, que gracias a este método, hemos tenido experiencias nocturnas tan reconfortantes como divertidas.

          Y lo más importante: hemos logrado, que en Francia e Italia, la media del gasto por noche no supere los 25€ y un viaje de 12 días por estos territorios, nos haya salido por menos de 600 pavos. A nuestra manera, seguiremos luchando contra la sangrante especulación turística, que se lleva todo por delante.

          Al margen de estas consideraciones decir, que este viaje ha contado con algunas novedades importantes, aunque esas os las contamos en el próximo post. De momento, señalar, que hemos cumplido todos los objetivos trazados y que los nueve destinos previstos han sido visitados con rotunda facilidad y sin más inconvenientes, que los que presenta el día a día.

          Detallamos nuestro itinerario y los medios con los que lo hemos llevado a cabo:

        -DIA 1: Valladolid - Madrid - Valencia (AVLO)

         -DIA 2: Valencia - Toulouse, con Ryanair, visitando esta alegre y vistosa capital.

          -DIA 3: Toulouse - Carcassonne (Flixbus).

          -DIA 4: Carcassonne.

          -DIA 5: Carcassonne - Montpellier (Flixbus) con disfrute de esta vibrante ciudad.

          -DIA 6: Montpellier - Marsella (Flixbus) y a pesar del calor, locura por la antigua capital de los gánsteres.

          -DIA 7: Aix en Provence y noche en el aeropuerto.

          -DIA 8: Marsella - Reggio Calabria -con Ryanair - y visita de esta caótica ciudad. 

          -DIA 9: Reggio Calabria - Scilla - Tropea (Trenitalia). Dos magníficos pueblos costeros

          -DIA 10: Tropea - Lamezia, con Trenitalia, para conocer el destino más tercermundista de Italia.

          -DIA 11: Lamezia - Valencia, con Ryanair.

          -DIA 12: Valencia - Madrid, con César, de Bla Bla Car y finalmente, a Valladolid, con ALSA, después de mucho tiempo de divorcio con esta compañía.