Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

martes, 26 de noviembre de 2024

Segundo día, en Tafraoute

           La primera tarde en Tafraoute, ocurrieron tres hechos relevantes: uno malo y dos bastante favorables. Por un lado, me resbalé con la arena de un pequeño terraplén. No caí al suelo, porque conseguí sujetarme sobre los nudillos de la mano, pero el esfuerzo muscular fue tal, que acabé con todo el cuerpo dolorido, más, que si hubiera golpeado el suelo. Hoy, me levanté bien, pero en los últimos viajes a Marruecos, van uno o dos incidentes por cada uno: caída en Marrakech; golpe en la cabeza, en Fez; choque en Ouarzazate en la tibia con un somier...

          Las dos alegrías llevaron por marca la eficiencia y el ahorro. Descubrimos -nos costó averiguarlo, porque casi nunca hay nadie en la parada de los taxis compartidos-, que hay un servicio directo desde aquí a Taroudant, que simplifica mucho nuestro viaje en tiempo y dinero. Después, al preguntar, por mera curiosidad, la tarifa del hotel de nuestra anterior visita en 2010, nos llevamos la sorpresa: cuesta una tercera parte, que en el que estamos. Ni lo pensamos.

          Empezó el segundo día en Tafraoute y después del cambio de alojamiento y con una temperatura similar a la de ayer, comenzamos el camino hacia las rocas de colores. Las llamaremos así, porque no solo son azules. Tomamos la carretera 107 y caminamos largo rato sobre la bien cuidada acera contemplando bonitas montañas, como la del finger, el elefante o la gorra de Napoleón. Después, se gira a la derecha, para llegar al pueblo fantasma - no hay nadie por la calle, como en casi todos aquí -, de Agherd Ouad  sin embargo, es bonito, está perfectamente asfaltado y limpísimo 

          Desde la salida del hotel, habíamos activado la bola azul de Google Maps -no hacen falta datos-, como forma más segura de llegar a nuestro destino. En el camino, solo nos cruzamos con dos guiris en moto y otro andando y en el pueblo solo existe una tienda, que si estaba abierta a la ida y a la vuelta.

          En la plaza de Agherd Ouad , se debe tomar una pista hacia la izquierda, que va zigzagueando durante unos cuatro kilómetros, pasando por montañas magníficas, que llevan hasta las rocas de colores. Varias aclaraciones, que no habíamos leído en ningún sitio: no son solo azules, sino de muchos colores, predominando,este y el rosa. No están solo en una ubicación, sino en unas cuantas. Debió haber unas originales, que se fueron replicando con el paso del tiempo en varios lugares.

         Según Google Maps y en total, son 6,7 kilómetros, pero nosotros creemos, que rondan los ocho, aunque con buen calzado -no como yo-, todo es muy sencillo.

          Íbamos con la idea, de que lo de las "rocas azules" iba a ser una turistada, pero no: hemos quedado encantados por el contraste cromático paisajístico y la gloriosa soledad.

     En 2010 no llegamos a ellas y solo hasta la zona del sombrero de Napoleón, debido a que se nos hizo de noche y a los cuarenta grados de temperatura.

¡Colosal Tafraoute!


 


Gorro de Napoleón, en Tafraoute


 

Rocas azules y rosas, en Tafraoute


 

Rocas de colores 🌈, en Tafraoute


 

Rocas del Elefante, en Tafraoute


 

Desierto 🐪🐫, de Tafraoute


 

Montaña ⛰️ coloreada, en Tafraoute


 

Nuestro hotel 🏩, en Tafraoute


 

lunes, 25 de noviembre de 2024

Primer día, en Tafraoute

           Nos despertaron los cánticos de la mezquita, pero no a las cinco de la mañana, como es costumbre, sino a las siete. Pensamos, irónicamente, que se habría quedado dormido el muecín.

          Cuando partimos para Tiznit, aún era de noche. Autobús regular, pero suficiente para seguir dormitando. Al fin y al cabo este recorrido es un clásico para nosotros.

          En diez minutos y tras llenarse rápido, partimos para Tafraoute en taxi compartido. Tres hombres, tres mujeres y el conductor. A la salida contemplamos un severo accidente: un coche destrozado, otros dañados, mujeres por el suelo, dos vehículos parados y un camión de bombonas de butano. No había llegado aún, ni la policía, ni la ambulancia, aunque nos cruzamos con esta última.

          El paisaje está lleno de curvas y de montañas. Es bonito, pero el trazado resulta incómodo y mal mantenido. Antes de llegar, dejamos al lado la carretera de los valles de Ameln y sus palmerales. A la entrada de la ciudad, hay numerosas obras en la vía, sin que nadie esté trabajando en ellas. Al menos, el conductor ha sido mucho más prudente, que el que nos trajo hasta aquí, en 2010.

          Nos alojamos por catorce euros en un hotel con piscina y buena habitación, después de regatear. Desdeñamos el de la vez anterior y por la tarde, nos arrepentimos. Cambiamos dinero a buena tasa.

          Tafraoute, sin mucho interés en el casco urbano, debe ser explorado en ambas direcciones de la carretera y hoy hemos optado -dejando las rocas azules para mañana-, por volver hacia Agadir. Tras centenares de metros de acera, empiezan a salir numerosas pistas a los lados, donde se divisan las montañas con fascinantes colores ocres y caprichosas formaciones. Nosotros elegimos recorrer un par de ellas a la vuelta.

          Seguimos la carretera caminando, en una excursión, que se puede hacer en bicicleta, aunque hay mucha gravilla. El paisaje es de aldeas sin actividad, palmeras, algunas ruinas y las espectaculares cumbres, hasta llegar al fantástico Aday Tafraoute.

          La mañana había empezado ventosa y calurosa. Al llegar a Tafraoute, teníamos trece grados menos que ayer. Y por la tarde, nos comieron las moscas, tan vorazmente, como en nuestro último viaje, a India. Anocheciendo, encontramos una pared, donde alguien había pintado: "visca el Barça". Pero otro hincha lo había tachado para escribir: "hala Madrid" ¡Esto es Marruecos!