Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

martes, 6 de junio de 2023

De cementerios, por Madrid

          Intuyendo el casi inevitable fallecimiento del Real Valladolid y su descenso a los infiernos, este 3 y 4 de junio hemos tenido un fin de semana de muerte. Y así ha sido, fundamentalmente, porque hemos visitado tres de los cementerios más importantes de Madrid.

          Hacia tres semanas, que habíamos estado disfrutando de la pradera de San Isidro, durante las fiestas patronales de la capital. Queríamos ver la zona, durante un día normal -aunque muy caluroso- y hasta allí nos acercamos. Estaba mucho más tranquila, que entonces y apenas nos cruzamos con unas pocas decenas de personas ocupando asientos y mesas en los merenderos o en la hierba, que se ha regenerado bastante, gracias a las últimas lluvias. Pudimos constatar, como los conciertos, que allí se celebraron, estaban ubicados en realidad, en medio de una carretera cortada, como ya intuíamos.

          Aunque, nuestro objetivo principal en este área, era visitar la ermita de San Isidro y el cercano cementerio de Santa María. En fiestas, para la primera, había mucha cola y el segundo estaba cerrado.

          En esta ocasión, la ermita estaba cerrada, así que no pudimos verla por dentro, pero desde fuera, si que contempla os su antiguo y abarrotado cementerio, una bonita capilla y diversos aperos de labranza, que supongo, honran al santo (aunque al parecer y como todo el mundo sabe, sus bueyes araran solos).

          Si pudimos empaparnos del interior del cementerio de Santa María, que se haya junto al enorme tanatorio de San Isidro. De trata de un sacramental, que se constituye en torno a una capilla más modesta, que la de la Almudena. Nos gustó bastante, con ese misterio, que tienen los camposantos tranquilos y casi vacíos (de vivos). Ojo, porque cierra a las cinco de la tarde.

          El resto de la tarde/noche, la rematamos en Malasaña y por la cercana corredera Alta de San Pablo. Al final, la lluvia nos acabó expulsando de las calles.

          El domingo comenzó y acabo tan mal, como el anterior. A primera hora, un descarrilamiento entre las estaciones de Atocha y Recoletos, paralizó la mitad de las lineas de cercanías de la comunidad de Madrid, durante horas, facilitando el caos. Salvamos nuestros planes, tomando autobús y metro, de pago, aunque reducido, si cuentas con tarjeta de transporte. A última hora del día, descendió el Valladolid. Pero, al menos, ni hubo elecciones catastróficas, ni una vaticinaba tormenta.

          Pero, el resto de la jornada estuvo, realmente, bien. Nos acercamos al cementerio de la Almudena y allí estuvimos, durante más de dos horas. ¡Acabamos fascinados y molestos con nosotros mismos, por no haberlo descubierto antes!

          Estuvimos un buen rato charlando con el amable cura de su inmensa capilla, que cuenta con un Cristo resucitado y no doliente y con varios ángeles del apocalipsis con sus trompetas. Este camposanto data de mediados de la década de los ochenta del siglo XIX y acoge en la actualidad a más de cinco millones de personas fallecidas, quedando ya muy poco espacio. Las tumbas son muy diversas, dependiendo de la capacidad económica de los enterrados. Entre las más famosas, la de Lola Flores y su hijo -ni resulta fácil de encontrar, ni con GPS-, la del Yiyo y la del alcalde Tierno Galván. Pero, nos faltó mucho por ver, así, que regresaremos a este lugar en breve.

          Aún, antes de tomar el tren de regreso y del desenlace futbolero, nos quedó tiempo para retornar a la Feria del Libro, ubicada en el Retiro -termina el día 11- y de pasear por la de Artesanía, estacionada en el Paseo de Recoletos y que se disuelve una semana después.

          Esperemos, que el próximo domingo, en Madrid, sea más tranquilo, porque los dos últimos...

lunes, 5 de junio de 2023

Tumba de Lola Flores y su hijo, en Madrid


 

Cementerio de La Almudena, en Madrid


Un dolor de muelas con todas las de la ley

           Después, de haber vuelto de Marruecos amistad de semana, decidimos no descansar el finde siguiente, último de mayo y retornamos, a Madrid, con un viaje previsto de un perfil muy bajo, que acabó, sin embargo, convirtiéndose, física y psicológicamente, en un auténtico dolor de muelas. Sobre todo, el domingo.

          El sábado no estuvo nada mal. Como actividad principal, visitamos, pormenorizadamente y con mucha felicidad, la abarrotada feria del libro, en el descuidado Retiro. Da gusto ver tanta gente en lugares, como estos, a pesar de los inciertos y desagradables tiempos polarizados, que nos está tocando vivir.

          No me extraña, que a muchos de los autores literarios y como unos cuantos han reconocido en público en los medios de comunicación, no les guste firmar, porque las desigualdades son tremendas y palpables, a la hora de gastar bolígrafo y estampar rúbrica y dedicatoria.

          Un día antes de la muerte de Antonio Gala, el trio ganador de escritores era, para nosotros, sorprendente y salvo Blue Jeans, incluso desconocido. Y eso, que mi pareja lee más de 100 libros al año. Junto al lavado -cosa de jovencitas - y odiado autor juvenil, las larguísimas colas eran para María Martínez y José Ramón Rallo. Al parecer, este último y con bastante asistencia juvenil, defiende teorías económicas liberales y de la desigualdad, que tanto gustan en los barrios ricos de Madrid, en Intereconomia, en la COPE o entre los trumpistas derogadores del Sanchismo. ¡Parece y para desgracia general, que vienen buenos tiempos para ellos¡

          El domingo, sencillamente, fue un día horrible, aunque es esperado en algunos aspectos. Queríamos ir, a Fuenlabrada, a una exposición de Star Wars. Pero una avería/accidente -aun, no sabemos -, en el túnel de Recoletos, colapsó gran parte de los trenes de cercanías, de Madrid y nos retrasó más de una hora. Al menos, tuvimos tiempo para ver la exposición.            , en Matadero y tomarnos una sidra y un mousse de avellana, en las dependencias de Samplia.

          Después, ocurrió lo previsible y lo imprevisible. Entre lo primero, la inoperancia del Valladolid, para permanecer en primera y los lamentables resultados electorales, que conducen a España, hacia el fascismo, a no tardar mucho. Lo segundo se plasmó con una terrible y devastadora tormenta capitalina y con un retraso de más de una hora en el tren de vuelta -sin interventor, como casi siempre -a nuestra ciudad.

          Seguiremos con nuestros viajes recurrentes a la comunidad de Madrid, porque no nos van a parar las inconveniencias, a pesar, de que somos conscientes, de que una de cada dos personas, con las que nos cruzamos en nuestras andanzas madrileñas findesemaneras, vota a la desagradable Isabel Díaz Ayuso -que es la ultraderecha de Vox- y eso, nos da tanto asco, como terror y desánimo.

viernes, 2 de junio de 2023

Diario escueto de un viaje breve, lluvioso y apacible

           Volvimos a Marruecos, después de más de una década. Destinos ya conocidos, aunque la incertidumbre en este tipo de viajes siempre entretiene y asusta a la mente y condiciona los acontecimientos, aunque con templanza y paciencia, todo fluye.

          No quisimos complicarnos más, por lo que retrasamos este viaje, previsto para finales de marzo, para no coincidir con el Ramadán. Comer a sus horas era innegociable y beber alcohol, cuando fuera preciso, mucho más. Tuvimos, que tirar de los chinos, para armarnos de suficientes botes de 100 centilitros y llenarlos de ginebra, para sobrevivir los dos primeros días. Luego, ya supimos, organizarnos, localmente.

          Parece mentira, pero encontramos más dificultades para organizar la logística etílica, fruto de los horarios inapropiados de los vuelos para comprar en los duty free, una vez, que como siempre, decidimos no facturar nada de equipaje, que para el resto de los preparativos del viaje 

          Llegar, a Chaouen, fue fácil. Son solo 120 kilómetros desde Tánger, aunque se tarda, entre unas cosas y otras, más de tres horas. Dormir en los autobuses marroquíes, tras una noche de aeropuerto no es fácil, aunque posible. La cuesta desde la estación hasta la medina es larga, ardua y empinada, aunque el objetivo merece la pena, a pesar, de que llegó la lluvia y ya no nos dejaría en paz en toda esta aventura.

          Chaouen ya no tiene, ni misterio, ni magia, ni peligros predecibles, ni pertenece a un submundo paralelo de viajeros dudosos y alternativos. La amplia y siempre activa plaza de la Kasbah, la más recogida del templete de música y las numerosas, serpenteantes, abruptas y bien acicaladas calles azules dan como cívico resultado, una convivencia pacífica entre tenderos de todo tipo y principios y las hordas de sexagenarios españoles y franceses, que ni siquiera se resisten a ser cazados.

          Chaouen, va dejando atrás su leyenda negra y va escupiendo un futuro próspero para sus habitantes, que han entendido, que más vale flirtear con turistas tontos, de ciertos posibles y poco exigentes, que con los mundos oscuros de otros tiempos 

          Tetuán, apenas recibe visitantes y es algo muy inmerecido porque cuenta con una de las medinas más bonitas, limpias y genuinas de Marruecos, con sus tiendas vibrantes, sus recovecos, arcos, interminables túneles... Y en su parte más moderna y debido al protectorado español, tiene una estructura de ciudad muy europea, aunque con muchos edificios coloniales languideciendo a gritos. Entre ellos, destacan los hoteles del centro, que no pueden ser renovados y a los que no se les puede siquiera cambiar el nombre, por estricta normativa administrativa 

          Así, nosotros acabamos en la pensión Bilbao, que tuvo muy mejores tiempos en el pasado, como nos reconoció el amable y gracioso recepcionista, que además, nos instruyó sobre la procedencia del nombre de varias ciudades españolas. Guadalajara, significa río de piedras. Valladolid, procede de el Balad al -Walid, que se traduce en el país de walid. Y se quedó con nosotros, sin duda, con Alicante, que literalmente nos lleva, a que el imán de la mezquita, llamado Alí, le daba, frecuentemente, por darle al canto (religioso, claro).

          El chico nos dijo más: "En este hotel - que ahora se cae a cachos-, pernoctaron los principales equipos de la liga española de fútbol, cuando el Tetuán fue miembro durante una temporada de la máxima categoría del fútbol español".

          En cuanto, a Tánger, sigue siendo una ciudad fronteriza, con los atractivos y las molestias, que elo conlleva. El gran y el pequeño zoco, la Kasbah y las vistas marineras de la bahía le dan su esencia. Aunque, nosotros, estuvimos mucho más preocupados de la logística, que de un lugar, que ya conocíamos de varias veces anteriores, sobradamente. Encontrar alcohol, un wifi adecuado y lidiar con las complicadas tarjetas de embarque de Ryanair, nos llevaron más tiempo de la cuenta. Pero, nada comparado, con la incesante y maldita lluvia.

jueves, 1 de junio de 2023

El "tojunto"

           Como he indicado en la anterior entrada, voy a dedicar un artículo completo al asunto de la comida, en Marruecos, yendo desde conceptos generales, para acabar terminando en el "tojunto" o todojunto, que ya os anticipo, que se trata de un bocadillo muy especial, que nosotros empezamos a ver - y comer-, en nuestros viajes de 2010 y 2012 por Marruecos y que desde entonces, ha ido evolucionando.

          Decir, sin lugar a dudas, que Marruecos es uno es uno de los países donde mejor se come en el mundo,por la calidad de sus materias primas y por la variedad de géneros, que no es típica de todas las cocinas del mundo. Los mejores y más frescos pescados y mariscos, que hemos probado desde nuestra ya lejana adolescencia han sido en la costa del país alauita -fundamentalmente-, el Sáhara Occidental, Mauritania y Senegal.

          Las legumbres -incluidos los garbanzos con caracoles de Tetuán - son también muy típicas de la cocina marroquí, así como ensaladas y sopas ( tipo harira y otras). Hay tajines de pescado, de huevos, de cordero, de kofta, de tomates, de pollo...y de todo lo que os podáis imaginar, además de las especialidades típicas de cada región (la pastilla de Fez, por ejemplo).

          Y todo ello, a unos precios bastante razonables y asumibles para un turista extranjero. No así, para el ciudadano medio marroquí, que debe lidiar con el asunto de la alimentación todos los días de su vida y que encuentra:

          - Que los supermercados son bastante más caros , que en España. Un paquete de pasta cuesta un 25% más y unos yogures o helados , el doble. Por eso, en ellos, se encuentra a pocos ciudadanos marroquíes.

          -Sorprendentemente, los establecimientos de comida rápida también tienen un precio más elevado, que en nuestro país, puesto que apenas disponen de promociones. Supongo, que la competencia es mucho menor, que aquí.

          -Los restaurantes de tipo medio/económico son algo más accesibles, si no te sales de los platos más populares, pero un simple tajines puede costar entre cuarenta y cincuenta dirhams - a veces, algo menos - y eso una familia normal al completo no se lo puede permitir todos los días.

         Quiere decir todo esto, que la alimentación básica diaria de los ciudadanos se ciñe a los puestos de los mercados, de comida sin elaborar y a los tenderetes locales de comida popular preparada. Y es, en estos últimos, donde destaca, entre otros, el popular "tojunto" o todojunto.

          El nombre es de cosecha propia y no tiene ningún misterio. Probablemente, tenga su equivalente más currado en árabe, pero nosotros lo desconocemos. Se trata de un bocadillo de pan de barra o redondo -generalmente, de enormes dimensiones y peso-, que bien sirve para una comida completa. Es habitual, que lleve más de diez ingredientes y varias salsas, aunque la única carne presente se suele ceñir a mortadela de vaca.

          Todo lo demás son vegetales diversos -crudos y cocidos-, pasta aliñada, especie de ensaladilla rusa, huevo duro, queso -casi nunca-, patatas fritas de sartén y encurtidos varios. Se le puede dar un toque picante, al gusto. Su precio oscila entre los 7,5 dirhams y los 18, dependiendo del tamaño y su composición.

          Lo curioso es, que el "tojunto" ha ido evolucionando desde aquella noche, de abril de 2010, en la bahía de Alhucemas, cuando nos zampamos el primero, junto  a nuestra por entonces amiga, Carmen. En aquella ocasión, los catorce ingredientes estaban partidos en trozos muy grandes y muy visibles.

          Posteriormente, se fueron reduciendo a tamaño medio y ahora están picados de tal forma, que cuesta distinguirlos y desmezclarlos. ¿Será para camuflar la cantidad de cada cosa, algunos elementos "secretos" -dicho con toda ironía - o porque los marroquíes, ya casi desde los treinta, tienen la dentadura fatal. No sabemos, pero lo cierto es, que cuanto más picado viene el contenido del bocata, más barato sale.

miércoles, 31 de mayo de 2023

La logística del viaje al norte de Marruecos

           Saco de este epígrafe el asunto de la comida, que tendrá su artículo propio.

          Los vuelos a Tánger, los llevamos a cabo, con Ryanair. Por los cuatro trayectos, pagamos un total de 56 euros y nos permitieron disfrutar del tiempo a tope, dado que salimos la madrugada del primer día y volvimos, en la noche del último. 

          Un detalle importante es, que Ryanair, en Marruecos, no permite hacer el checkin on line con la aplicación de la compañía. Hay, que llevarlo a cabo a través de la web y resulta además, un proceso incompleto, porque aunque te asignan ya el asiento - incluido el aleatorio-, debes acudir al mostrador y obtener de forma gratuita -menos mal, porque teníamos dudas- una tarjeta de embarque física.

          Para ir o volver al aeropuerto de Tánger sigue sin haber transporte público. Los precios de los taxis son fijos y están expuestos de forma clara en la propia terminal: 100 dirhams por el día y 150 por la noche.

          Como era de esperar, el cambio en el aeropuerto de Tánger es bastante malo: cambiamos solo 20 euros, a 10 dirhams, mientras en las medinas de Chaouen y Tetuán te llega a dar hasta10,73.

          Los autobuses entre los tres destinos visitados son bastante frecuentes. Entre Tánger y Chaouen son de tres a tres horas y media. Entre este punto y Tetuán, entre una y media y dos y entre el antiguo protectorado español y Tánger, de 1 a 1:30. La nueva estación de buses, de Tánger, estå a unos ocho kilómetros de la ciudad, mucho más alejada, que la vieja. Las de Chaouen y Tetuán no están cerca tampoco, pero se puede ir andando sin problemas.

          Los tres lugares se pueden recorrer caminando, sin necesidad de más transporte 

           Muy afortunadamente y a diferencia de Europa, aún se puede transitar y sobrevivir en  Marruecos, sin la "ayuda" de Booking. Y es una suerte, porque los hoteles, que encuentras sobre la marcha cuestan la mitad, que los más baratos de la plataforma. No son para tirar cohetes, habiendo tenido tiempos mejores. El inconveniente más palpable suele ser, que la mayor parte del día - o todo, el agua de la ducha este fría. Hemos pagado 120-150 dirhams por cada habitación doble y cada noche. Según constatamos, un porcentaje bastante elevado de los alojamientos económicos del país disponen de wifi aceptable.

          El mejor sitio para comprar cerveza, vino y bebidas alcohólicas en Tánger es el Carrefour de Zoco Alto donde venden de todo, lo que te puedas imaginar, en su "Cueva del Alcohol"  . De halla a unos seis kilómetros de la plaza del Zoco Grande. El camino es casi todo recto y nosotros lo hicimos andando y preguntando. Birras desde 1,50 euros, litro y medio de buen vino marroquí por unos 4,5 y espirituosa desde 9. Por el contrario, el duty free de llegadas del aeropuerto es cutre y muy caro,

          Como llevábamos provisiones desde España, en Chaouen y en Tetuán no nos informamos sobre este asunto, pero me temo, que en el primero de los lugares, resulta bastante complicado conseguir alcohol (al menos, de manera legal).

Todo sigue igual

           Más de una década después de nuestra última visita a Marruecos, prácticamente, nada ha cambiado allí. Supongo, que los viajeros, que se acerquen o adentren en el Sáhara Occidental, si  notarán diferencias. Nosotros anduvimos por esa zona en 2012 y los controles a los españoles eran bastante férreos y exigentes. Intuyo, que ahora y después de la normalización de las relaciones entre ambos gobiernos, las cosas para nuestros compatriotas serán más sencillas. Pero, en el norte de Marruecos, que es a lo que vamos, todo sigue casi igual.

          Quizás, uno de los pocos matices a tener en cuenta sea, que Chaouen se ha convertido en un lugar más amable y seguro, que lo fuera en otros tiempos.  El cambio parece bastante consolidado, después de que en la ciudad azul sus habitantes se hayan dado cuenta, que sale más rentable atraer a un turismo de ciertos posibles, que al sórdido mundillo de las drogas. Aún, hay quien las ofrece por la calle, pero en bajito, a solas y con mucha menos insistencia, que en el pasado.

          Chaouen -o Chefchaouen- es hoy en día un pequeño Disney world -para lo bueno y para lo malo -, del que disfrutan apaciblemente los turistas, fundamentalmente, españoles y franceses, mayoritariamente, mayores, pero no exclusivamente. Todas las tiendas disponen de productos enfocados al supuesto interés del viajero, a diferencia de la preciosa medina de Tetuán, donde se comercializan cosas para el disfrute de los lugareños.

          Creemos, que el fenómeno de los falsos guías ,-tan solo nos asedió uno, a lo largo de nuestra estancia -, tan frecuente hace quince o veinte años, también se  ha desinchado, beneficiando sobre todo a los niños, que eran, fundamentalmente, los que ejercían estás actividades, llevándote a terrazas de tiendas y otros lugares requeridos, a cambio de unos pocos dirhams, de bolígrafos o de golosinas. Aunque debo matizar, que la mayoría de ellos estaban en las medinas de Fez y de Marrakech, ciudades, que en esta ocasión, no hemos visitado.

          Por supuesto, que sigue habiendo pesados en el norte de Marruecos, abarcando todas las edades ,(un señor mayor nos acusó de llamar animales a los marroquíes, por declinar amablemente, unas indicaciones, que nos dió). Pero son menos, que hace una década y están localizados, principalmente, en Tánger, lugar, donde siempre hay mucha gente de fuera, buscándose, la vida. Resultaban agresivos y suelen pedir dinero, pero basta con frenarlos con contundencia.

          Cuando fuimos por primera vez a esta ciudad, en 2005, la Kasbah era un lugar algo peligroso. Pero, desde que en 2011, abrieron el paseo marítimo, ya no.

          Por el contrario, en Chaouen, abunda la gente "demasiado simpática". Su amabilidad es, evidentemente, interesada, aunque no ofensiva y es llevada a cabo por la mayoría de los tenderos. El problema básico, que genera es, que después de cuatro horas de paseo acabas muy cansado de agradecer las constantes bienvenidas, de saludar a todo lo que se mueve y de reír las gracias (la mayor parte de las veces, poco graciosas).

          En este sentido, Tetuán es una delicia, porque como no viven del turismo, nadie te dice nada.

          Un dato a si tener en cuenta: en Marruecos se fuma mucho menos, que antes y que en España.

          Tan poco ha cambiado Marruecos, que aún te siguen entrando con las mismas muletillas de siempre: "hola, Radiola"; "hola, Pepsicola"; " más barato, que en Andorra o que en Carrefour"... ¡Podían renovarse un poquito!.